Capítulo XXIII: Curioso… muy curioso…

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Eleazar me sonreía al verme llegar, una sonrisa curiosa. Se acercó a mí y pasó su brazo por mis hombros, guiándome hacia lo frondoso del bosque. Llegamos a un sendero oculto, nunca lo había visto, quizá pasara deprisa y no me fijase nunca, pero era curioso cómo la naturaleza creaba lugares tan bellos. Había una roca que formaba una de las curvas de aquel sendero. Nos sentamos allí.

-Sabes… -me miró, habíamos estado en silencio por unos minutos-. He hablado con tu padre, me ha contado cómo se siente cuando le bloqueas, al igual que anoche Jazz y Alice me contaron su versión. Tu padre me ha comentado también tus dudas sobre mí… -me miró divertido-. Pero ahora quiero conocer tu versión. Me gustaría saber si recuerdas las situaciones en las que tus poderes incrementaban, la primera vez que te diste cuenta de cómo bloqueabas a tu padre, a Alice…

No le dejé terminar, comencé a mostrarle una película acelerada de todos aquellos acontecimientos que le inquietaban. También le mostré mi conversación con papá, en la cual expresaba aquella duda. Hizo una mueca, como si meditara algo muy profundo.

-La verdad es que… no sé muy bien cómo funciona ese nuevo poder. Es la primera vez que me pasa, para ser sincero, creo que es él mismo el que no me deja…

-Pero cómo es posible… quiero decir… yo no he leído ninguna mente mientras bloqueo a papá, ni siquiera veo el futuro o controlo las emociones del resto cuando bloqueo a mis tíos…

-¿No has notado nada raro con ningún otro?

-Bueno… -recordé la descarga leve de Kate, se la mostré-. Pero dudo que tenga importancia…

-La tiene… Kate nunca descontrola su poder. Dudo que ella misma fuera consciente de dicha descarga… Creo que tus situaciones emocionales afectan en grado sumo a tu nuevo don… debemos empezar por ahí el entrenamiento. Necesitaremos a Jasper.

-Pero… si no sabes cómo funciona…

-Creo que va a ser la primera vez que me enfrente a un reto así, sé cómo funcionan la totalidad de los poderes que detecto, excepto el tuyo… -me sonrió-. Eres más especial de lo que creímos en un principio…

-Yo siempre he sabido que era más especial que nadie… -su voz ronca me hizo quedarme helada, inspiré levemente y su olor revolucionó mi cuerpo, pero no de la manera que lo hizo en mi última visita a Forks… me giré, su rostro parecía preocupado, cauto-. Lo siento, no quería interrumpir…

-No, no has interrumpido nada… -Eleazar me sonrió-. Al menos por hoy, no necesito robarle más tiempo… Creo que volveré a la casa para hablar con Kate… quizá entre todos lleguemos a alguna conclusión…

-¿Me necesitáis?

-No, al menos no de momento. Te buscaré si descubrimos algo… -asentí-. Adiós.

Me pareció que Eleazar guiñaba un ojo a Jacob… me desconcertó ligeramente, el clan de Denali no era muy simpatizante de la manada… deseché ese pensamiento y miré de nuevo al frente, analizando aquel raro sendero. Jake dio un salto y se sentó a mi lado. Parecía serio.

-¿Estás bien? –asentí-. ¿Quieres que me vaya? –negué-. Siento haberme presentado así… pero tu tía me contó lo que pasaba y…

-Lo sé, Jake, no pasa nada. Siento la escena de esta mañana, no sé qué me ha pasado… no quería que me vieras así… quizá ha sido la impresión…

-Perdóname, yo…

-Está bien –me giré y le sonreí-. Todo está bien. No tengo nada que perdonarte, más bien debería disculparme por aquel berrinche… yo… estaba dolida…

-Lo entiendo… ojala hubiera podido hacer cualquier otra cosa…

-Está bien, no quiero hablar del tema…

-De acuerdo… -hubo un momento de silencio, nunca me había sentido incómoda con él, era como si hubiéramos dejado algo pendiente demasiado tiempo-. ¿Cómo va el instituto?

-Bien… -no pude evitar sonreír, más que bien… Me miró curioso, juraría que ansiaba que le contara más-. Bueno, la verdad es que… yo… -bajé la cabeza y le miré de reojo, estaba atento, parecía sediento de información-. Creo que, bueno, estoy enamorada –su rostro se iluminó en una gran sonrisa, por lo que me sentí mal… después de todo lo sucedido yo siempre había creído que me enamoraría de él, quizá él creyera lo mismo-.

-¿Cuál es el problema? Por tu gesto, parece que es grave…

-Lo es… dudo que mi familia lo entienda… papá se está intentando hacer a la idea, tía Alice me ha dicho que todos intentarán comprenderlo, pero sé que Emmett… bueno… ya sabes cómo es… -él sonreía-. Sé que lo intentarán, que quieren que sea feliz, pero dudo que realmente…

-Bueno… -me interrumpió-. Debes entender que siempre vas a ser su niña… es difícil ver a la gente crecer, más aún a tu ritmo…

-Ya, pero el problema no es que quiera estar con alguien… si no quién es ese alguien…

-Bueno… -se sonrojó-. Creo que sólo debe importarles si esa persona te quiere, si te hace feliz… ¿Tú qué crees? ¿Puede hacerte feliz?

-La verdad… -le miré fijamente, sabía que con estas palabras desterraría cualquier imagen de que fuera él de quien estaba enamorada. No quería hacerle daño, debía parar si sufría-. Estos últimos meses ha sido un gran apoyo para mí… ha sido la única persona que me ha hecho reír, que me ha hecho ver las cosas desde otra perspectiva… -su sonrojo se pasó, dando lugar a un gesto frío, serio, pero comprensivo-. Es muy complicado…

-Bueno, no creo que lo sea. Estas cosas son muy simples… -le miré divertida y expectante, tentándole a arrojar luz a mi camino-. Si es la persona más importante para ti, y tú eres lo más importante para él… si te quiere y te respeta, no debe haber mayor problema… Estás en esa edad de salir con chicos y divertirte… -ahora se sonrojó-. Pero sin pasarte… -ahora parecía una advertencia, como las de mi padre-. Los chicos a tu edad… piensan en cosas… distintas… -se forzaba a decir las palabras y yo me reí, me miró algo sorprendido-.

-Me estás recordando a mi padre… -le dio un escalofrío y me reí más. Después de reírnos me puse seria-. Lo cierto es que el problema tiene que ver con algo de lo que has dicho… -me miró raro-. Bueno… el sexo es un problema –se quedó rígido, temblando, muy enfadado. Creo que malinterpretó mi frase-. No me refiero a… bueno, a eso… -me sonrojé y él me miró confuso-. No es… -ahora era yo la que se parecía a mi padre, no encontré las palabras, por lo que le mostré la imagen de la persona que me volvía loca. Tragó saliva y se quedó más quieto que una estatua, ni siquiera temblaba. Creo que palideció-. A eso me refería cuando decía que no van a entenderlo… pero…

-Te gusta… -parpadeó rápidamente, asimilando aquella información… demasiada información…-. ¿La macarra? –Ahora parecía divertido-. Quiero decir, puedo entender que te enamores de un chico, incluso podría entender, y digo podría, que te enamorases de una chica… pero… ¿eso? Creo que esa chica tiene más testosterona que toda la manada junta…

-¡Jake! –ahora me estaba enfadando-.

-Vale, vale… es sólo que… bueno… -ahora se puso serio-. Ella… se enfadó mucho cuando llegué al instituto, se puso como una fiera sin yo decirle nada…

-Bueno… ella creía que tú… que yo estaba enamorada de ti… -ambos nos miramos, una mirada intensa, como si buscásemos algo el uno en el otro, pero él enseguida la apartó y sonrió-.

-Vaya tontería… -acabó diciendo-.

-Sí, lo sé… -los minutos pasaron, no nos miramos hasta que me atreví a buscar de nuevo su mirada. Parecía pensativo-. Entonces… ¿te parece bien?

-¿Te hace feliz? –Lo pensé, pensé en sus ironías, en cómo hacía que los problemas fueran más fáciles, en cómo me había engañado para robarme besos… Sonreí y asentí. Me pareció ver dolor en su mirada, pero en seguida apartó la vista y miró al suelo-. Entonces me parece bien.

-¿De verdad? –le miraba, quería saber si lo decía de verdad. Él tardó en devolverme la mirada, pero lo hizo y asintió, parecía sincero-. Gracias… -le abracé y me devolvió el abrazo-. Gracias Jake, es importante para mí…

-Lo sé, pequeña, lo sé…

Permanecimos abrazados durante un periodo corto de tiempo. Después nos pusimos al día, me contó los cambios en la manada y en la familia Black.

-¿Has decidido ya nombre?

-No sé… es difícil encontrar un nombre hermoso para mi sobrina…

-¡Vamos! –Me levanté y le cogí de la mano-. No puedo ayudarte a escogerlo, pero sí puedo ayudarte a encontrarlo…

Me miró sorprendido y sonrió, se aferró a mi mano para levantarse y encaminarse conmigo, sin saber dónde le llevaba. Fuimos a casa de los abuelos y mi padre sonreía cuando llegamos, había estado mostrándole mi plan por el camino. Mi padre le entregó las llaves del nuevo volvo a Jacob.

-Sólo le he dado un par de vueltas, así que… cuídamelo…

-¡Vaya! –Jake se emocionó y fue dando saltos hasta el coche-. ¡Qué pasada!

-Lo sé…

Le indiqué por dónde ir, mientras emocionado por conducir el nuevo juguete de mi padre no se fijaba a dónde nos encaminábamos. Llegamos al aparcamiento del centro comercial y por fin preguntó…

-¿Un centro comercial? –rodó los ojos y yo me reí-. ¿No te habrás vuelto una loca compradora compulsiva como tu tía?

-¡Calla! Anda, sígueme…

Entramos al centro comercial y fui directa a la librería. Me miró muy raro cuando entré en el pasillo de libros sobre maternidad. Cogí un libro de nombres, con significados y demás… fui a pagarlo y él se puso a mi lado.

-No es mala idea buscarlo ahí… -le sonreí asintiendo-.

Llegamos al aparcamiento y entonces pensé en la razón de su visita.

-Jake… -dije mientras encendía el coche. El me miró distraído-. ¿Qué sabéis sobre Adam? Papá me ha mandado con Eleazar… eso me frustra. Quiero saber qué es lo que ocurre…

-Bueno, al parecer aún está asimilándolo, pero… cuando acuda a Odamae no sabemos lo que puede pasar. Al parecer Alice piensa que dependiendo de cómo lo asimile, buscará venganza o simplemente se volverá al Amazonas, pudiendo incluso evitar un encuentro con su hermana. Pero todo es en base a lo que él decida en estos días… no se sabe, la amenaza está presente…

-Entonces… ¿no hay peligro de momento?

-No, para nada… No debes preocuparte… además, si algo pasara, siempre podéis regresar a Forks, allí tenemos ventaja…

Lo pensé, hace un par de años lo único que quería era volver, pero ahora me había hecho una vida aquí, una vida medio normal que me gustaba y que quería… Entristecí…

Jacob pensó que estaba preocupada y me abrazó, intentando consolarme… Me sentía bien entre sus brazos, protegida. Casi como siempre, pero ligeramente menos atada a él. Me separé levemente y asentí, intentando demostrar que estaba bien. Nos pusimos en marcha y volvimos a casa.

Cuando llegamos Eleazar me esperaba, me hizo una prueba con Jasper, pero no necesitaba calmarme, por lo cual su efecto fue el opuesto, sabiendo que a él no le hacía gracia, ni a papá, ni a mamá. Todos estaban incómodos sabiendo que Jasper me estaba dando miedo, pero una vez que la sensación me invadió, no supe controlarme. Mi padre le pidió que parara, había sido suficiente por hoy. Nos fuimos a casa y Jacob nos acompañó, despidiéndose en la puerta, sin ni siquiera entrar. Al parecer había preparado una reunión con la manada.

Tenía intención de ir directa a mi cuarto, pero mamá captó mi atención.

-Cariño… -me paré en el tercer escalón, girándome-. Creo que debemos hablar…

-Mamá… yo… -no me apetecía enfrentarme a ella ahora…-. ¿Puedes darme un poco de tiempo?

-Renesmee… -dudó y miró a papá-. Ve a cambiarte y antes de acostarte baja, no puedo darte más tiempo, quiero saberlo…

-Mamá…

-Renesmee… -mi padre alzó una ceja-. Preferiría no tener que contarle yo la situación, es mejor que lo hagas tú, te concedemos el tiempo que necesites para pensar cómo decirlo, pero que sea esta noche…

¡Genial! Subí medio enfadada las escaleras, cogí mi pijama y bajé al baño. Me dí una ducha de agua caliente, necesitaba relajarme si iba a contarle todo esto a mamá. Quizá sería mejor empezar por el principio, por el viaje… por aquella noche… Estaba decidido. Salí de la ducha y me vestí, bajé corriendo y mis padres me esperaban en el sofá. Me quedé quieta en la entrada, no me atrevía a acercarme más. Miré a mi madre que parecía preocupada. Entonces le abrí mi mente, mostrando aquel recuerdo.

***Habíamos hecho una barbacoa para cenar, en la parte trasera de la casa, la que daba a la playa. Estuvimos hablando de tonterías durante casi una hora, hasta que Mary y Darlene se fueron en busca de algo. Bajaron un Twister, por lo cual empezamos a jugar, poniendo música para animar algo más el ambiente. Acabamos haciendo el tonto, bailando mientras saltábamos en los círculos… en definitiva, nos aburríamos mucho y estábamos de vacaciones. Llegó el momento en el que Meg y Ryan se fueron a su habitación. A los padres les habíamos dicho que los chicos dormirían en una habitación en el tercer piso y las chicas repartidas en dos de la segunda planta. Pero el reparto de habitaciones cambió bastante una vez llegamos. Meg y Ryan se fueron a una habitación de matrimonio, Sullivan y Kevin a una doble. Mary y Darlene compartían otra y yo decidí que para evitar la sed que me provocaría estar toda la semana con ellos, sería mejor que durmiera sola, al igual que Allison que dormía en la antigua habitación de su madre. Por alguna extraña razón ninguno queríamos estar en la casa, excepto la pareja. Nos salimos a la arena, para seguir bailando descalzos. Decidieron que era una buena idea darse un chapuzón nocturno, pero yo me quedé sentada en la orilla, no me apetecía bañarme. La verdad es que nunca había entrado más de dos metros en el agua, cuando el agua tocaba mis rodillas algo me decía que sería mejor volver. No entendía porqué, pero me pasaba desde pequeña. Aún siendo de noche podía ver cómo se salpicaban y se subían los unos en los otros para hacer saltos… era entretenido verles. Una figura salía del agua, su bikini negro contrastaba con su piel y su pelo. Le tendí una toalla y se sentó a mi lado.

-¿Tienes miedo al agua, o es que temes mojarte el pelo?

-No, más bien os temo a vosotros… -sonreí pero mi gesto cambió en seguida-.

-En serio Carlie, debes dejar de darle vueltas… nadie tiene la culpa de esas cosas…

-Lo sé… -dije resignada. Pero yo me culpaba por su muerte, por el peligro que supuse…-. Pero no puedo evitarlo, le echo de menos…

-Lo sé… pero no creo que estar aquí amuermándote sirva como gran recordatorio… ¿te gustaría que tus amigos estuvieran así cuando te fueras? A mi no… yo preferiría que hicieran una fiesta, que llevaran una parte de mí a cada lugar que yo no he podido estar… a un lugar feliz, no a un lugar donde todo el mundo se atasca en su vida por la pérdida de alguien… -la miré raro, a veces realmente creía que estaba loca-. Carlie… en serio. Mira… -se quitó el pendiente del ombligo, el de la luna-. Representa a mi madre. Nunca tuve algo suyo, pero las noches que pasábamos en esta playa sentadas… la luna siempre brillaba, el cielo siempre estaba despejado y nos dejaba admirarla… -sonrió, algo nostálgica quizá-. Y esto… -dijo señalando el tatuaje del sol-. Ella me contó cuando era niña porqué la luna brillaba, todo satélite debe tener una fuente de luz, la luna tiene al sol… -sonrió-. Ella decía que todas las personas deben tener un sol, una luz que les ilumine…

-Entonces… -la miré irónica-. ¿Nadie brilla con luz propia?

-Eso es… -dijo riendo-. Todos reflejamos una luz que nos han cedido, ya sea alguien del pasado, o alguien que se sienta a tu lado en una playa por la noche… -me miraba feliz-. Me hice el tatuaje cuando me di cuenta de que nadie me había iluminado de la manera en la que ella lo explicó… necesitaba que algo me iluminara… me sentía perdida… -me miró-. Pero luego os encontré, la luz vino a mí cuando una extraña irradió su felicidad en mí…

-¿Una extraña? –Levanté una ceja-.

-Sí, estaba perdida, me sentía sola… sin brillo… Pero cuando te conocí… tus ojos me mostraban algo que no había visto jamás, algo que tienes aún, aunque ahora está oculto por la pena… pero tú tienes esa luz. Has sido feliz, se refleja en ti… proyectas esa felicidad…

-No digas tonterías… -miré al horizonte, viendo cómo seguían enredando en el agua-. He sido feliz, no lo voy a negar… pero…

-Pero ¿qué? –me cogió de la barbilla y me forzó a mirarla-. Mira, sé que seguramente pensaste que estaba loca cuando me conociste, que soy una macarra o no sé… pero… tú has hecho que algo en mí brille, algo que sé que nunca va a desaparecer, aunque no quisieras volverme a hablar nunca más…

-Eso no pasará… eres mi amiga…

-Nunca se sabe, la vida da muchas vueltas… -me soltó y miró al mismo punto donde miraba yo instantes antes-. Todo puede cambiar, por cualquier motivo, una palabra, un viaje, un sentimiento, un acto… -la miré ahora parecía preocupada-. Pero bueno, el caso es que debes quitarte ese nubarrón, ese que no deja que veamos la luz…

-No sé cómo…

-Yo tenía un nubarrón parecido, y comencé a brillar cuando, después de estar un buen rato llorando, hubo alguien que me iluminara… -me sonrió-.

El grupo volvió y entramos en casa, recogimos todo lo que habíamos ensuciado en la cena, después nos fuimos a dormir. Cuando estaba en mi cama, comencé a pensar en sus palabras, la primera vez que la encontré en el baño, la primera vez que pude ver su sonrisa… Recordé a Nahuel, a Jake, el dolor que estaba sintiendo a cada momento y que no dejaba que fluyera. Sentí una punzada en el pecho, algo lo oprimía. Comencé a llorar.

Estuve llorando durante al menos una hora, no podía dormir, me sentía desconsolada y no había nadie cerca para reconfortarme. Un impulso me hizo salir de mi cuarto y entrar en el suyo. Allison estaba tumbada en la cama con un mp3, el cual dejó en la cama mientras se levantaba y venía directa a mí para abrazarme. Lloré durante un largo rato, mientras ella me abrazaba y me sonreía. Esa noche dormí con ella.

A la mañana siguiente la cama estaba vacía, bajé y Allison había preparado el desayuno para todos, algo que nos sorprendió, no era muy amiga de los detalles como ése. Me sonreía constantemente, lo que acabó creando una pequeña sonrisa en mi rostro. Fuimos de excursión, pasamos un día estupendo. La noche llegó y esa sensación extraña en el pecho vino a mí. Me senté en los escalones, tocando la arena con mis dedos. Eso se sentía bien. Me levanté y comencé a andar, sentándome en la orilla de nuevo, con un pie en la arena seca y el otro en la mojada, un contraste que me hacía olvidar aquella sensación. Cerré los ojos para concentrarme en cómo la arena mojada cedía a la presión de mi pie, y cómo la arena seca se deslizaba en el otro. Unos brazos rodearon mi cuello, abrí los ojos y su mejilla estaba apoyada en la mía.

-No quiero que estés sola aquí, no es un lugar para estar sola.

No dijo nada más, sólo estuvo conmigo hasta que la sensación de la arena desapareció, dejando sólo aquella molesta presión en el pecho, llevando después a un río de lágrimas. Ella seguía sonriente, cuando me cansé de estar allí me levanté y ella tomó mi mano, llevándome a casa, a su habitación de nuevo. Me dormí de nuevo llorando.

Notaba cómo unos dedos suaves acariciaban mi rostro, rozando mis párpados, el contorno de mis ojos. Los abrí y ella me miraba, sonriente de nuevo. Sonreí y la abracé, ahora la sensación del pecho ya no estaba, sólo quería sonreír.

-La luz ha vuelto a iluminarme… -dijo más sonriente si cabe-. Me alegro de que estés mejor…

-Y yo… no sé… no sé cómo agradecértelo…

-No quiero que me lo agradezcas, sólo quiero que tu luz no deje de iluminarme, me siento sola sin ella… -dijo acariciando el contorno de mis ojos de nuevo-. Si pudieras entender cómo la siento, cómo siento tu alegría, el efecto que crea en mí… -suspiró, ahora estaba seria-.

-Explícamelo, por favor…

-Es… -negó dulcemente con la cabeza-. No puedo, lo único a lo que puedo asemejarlo es una locura… una estupidez que haría que te enfadaras conmigo…

-Quiero saberlo…

-No sé… -esperé, ella dudaba y yo esperaba, queriendo saber-. He leído mucho sobre el amor, nunca he sentido nada por ningún hombre, ni chico, ni nada… pero cuando tu luz me llega, cuando me miras… se siente mejor que cualquier otra cosa… -me quedé helada, no supe qué decir-. Así que es una estupidez, aunque en el fondo siento que es eso, siento que te quiero, que quiero tenerte cerca de cualquier manera posible… -ahora estaba triste, con una sonrisa forzada-. Una locura… una estupidez… -ahora me miraba preocupada-. En serio, olvídalo, son tonterías que me vienen… ya sabes… mi pasado con las drogas… -reía pero era una risa falsa-.

Me sentí mal, no sabía que hacer y volví a actuar por impulso, la abracen fuerte, no quería hacer otra cosa. Ella me devolvió el abrazo, pero estaba rara, cómo si sintiera que era por pena, por no marcharme de allí corriendo. Me desperté temprano y preparé el desayuno, ella bajó seria, pero yo le sonreí durante todo el día, hasta que por fin acabó sonriendo.

Esa noche era la última, decidimos volver a hacer una barbacoa, despidiendo las vacaciones. Jugamos a mil cosas inventadas, reímos, comimos y bailamos. Pero ella no bailó, algo que era raro, sabía que era lo que más le gustaba en el mundo. Así que decidí un cambio ligero de música, Hey mama, de Black Eyed Peas. Sabía que ella no podría soportar sin bailar esa canción, por lo que la animé y en seguida bailó. Nos fuimos a dormir tarde, pero no tenía sueño, no podía parar de dar vueltas en la cama. Podía oír cómo ella también estaba en la misma situación, la pude oír cambiar de postura unas quince veces en menos de diez minutos. Otro impulso más, me levanté y entré sin llamar, ella estaba de espaldas y se giró rápido, confundida. No dijimos ni una sola palabra, ella me hizo un sitio y yo la abracé, la miré intensamente sin decir una sola palabra, volví a abrazarla, quedándonos dormidas en poco tiempo. Amanecimos del mismo modo, abrazadas, ella ahora sonreía igual que yo.

-No sé si esto… -comenzó. Se quedó callada y apartó un mechón de mi pelo. Suspiró-. ¿Qué ocurriría si te dijera que estoy enamorada de ti?

-No lo sé… -contesté con sinceridad-.

-Si te dijera que quiero besarte, ahora…

-No sé… -Cerró los ojos y suspiró, abriéndolos de nuevo. Su mirada hizo que mi corazón se sobresaltara. Un impulso que ya había sentido, aquella noche en el cuarto de Jacob, el día que le besé-. No me desagrada la idea, pero… -suspiré, tenía un lío tremendo en la cabeza-. La verdad es que estoy a gusto contigo, es lo único que sé. No sé si eso es amor, no sé… pero aunque lo fuera, no puedo… no estoy preparada, no puedo…

-Está bien… -ahora sonreía-. Sólo quería saber cómo te sentías…

-Así me siento.

-¿No es por pena? ¿No es por… no sé…?

-No, no te lo digo por pena. Ni me he venido esta noche por pena. Ni ayer te abracé y me quedé a dormir por pena. Nada de lo que haya hecho ha sido por pena. Lo hice porque me gusta estar contigo, me gusta estar cerca de ti, nada más… tú dices que has leído sobre el amor, yo lo veo todos los días… no sé si es lo que siento… pero no me siento así con Darlene, por ejemplo… -no, para nada, no era como la amistad que tenía con Darlene, era algo más… pero… ¿amor? Me estaba haciendo un lío-.

-Bueno, quizá, debamos pensar qué es lo que está pasando…

Asentí y nos abrazamos, oímos cómo los chicos se levantaban y movían las maletas. Me levanté y me fui a preparar las maletas, no hacía falta hablar nada más, al menos de momento. Conforme iba haciendo la maleta aquella sensación en el pecho volvía, se acentuaba… llegó un momento en el que sentí que iba a comenzar a llorar, así que salí y fui directa a su cuarto. Darlene me intentó parar por el camino pero la ignoré por completo. Abrí la puerta, sin cerrarla a mi paso y la abracé. Ella estaba sorprendida, pero enseguida me rodeó con sus brazos y besó mi pelo, mi frente, mis mejillas. Después de llorar unos minutos, ella me miraba sonriente y limpiaba mis lágrimas, besando mis mejillas cada pocos segundos.

-¿Estás bien? –Darlene estaba parada en la puerta, mirándonos extrañada-.

-Sí, un berrinche tonto… -dije quitándole importancia y cogiendo la mano que acariciaba mi cara-. No tiene importancia…

-¿Seguro? –Darlene ahora parecía molesta. Le hice un gesto para que se acercara y la abracé-.

-Seguro, gracias… Os quiero chicas, en serio… -Apreté la mano de Allison-. Más de lo que creéis…

Bajamos a desayunar cuando acabamos de hacer las maletas, después los chicos pensaron en darse un último chapuzón. Fuimos a la playa, aunque ni me molesté en ponerme el bañador. El resto lo hicieron, se secaría antes de que tuviéramos que irnos. Los veía jugar, estaban lejos y entretenidos. Darlene salió del agua, en seguida se rodeó con una toalla, parecía avergonzada.

-Voy a tomar algo, ¿vienes? –Asentí y entramos a la casa, sacamos un par de zumos y nos encaminamos a la playa de nuevo-. ¿Quieres contarme algo? –la miré dubitativa-. Bueno, no es cosa mía… pero no sé, parece que estás triste, sin embargo sonríes… me recuerdas a Meg cuando estaba embobada con Ryan…

-No sé…

-¿Estás enamorada?

-No lo sé, Dar… no lo sé…

-Llevas meses triste, creo que este viaje te está sentando bien, te veo más feliz… -las dos sabíamos que no era precisamente el viaje… pero lo dejamos estar-. Me gusta verte así…

Me limité a asentir. Darlene me tocó en el hombro, como despedida, mientras salía corriendo hacia el agua. Allison estaba en la orilla, con las manos apoyadas en la cadera mirando el horizonte. Me acerqué y me quedé a un metro de ella, no se daba cuenta de mi presencia. Me acerqué aún más y pude ver una sonrisa pícara en su cara, lo que me hizo decidirme. Rodeé su cintura con mis manos, cruzando mis dedos en su estómago y apoyando mi barbilla en su hombro.

-Preciosas vistas… -no era ninguna mentira. Ella se reía ante el doble sentido de mis palabras, como yo. Después nos quedamos en silencio-.

-Me he estado planteando ciertas situaciones… -dijo tras unos minutos-. Me daría igual todo, me daría igual lo que dijera mi hermana, mis padres, nuestros amigos… -me miró intensamente-. Me daría igual absolutamente todo si tu permanecieras conmigo… -me sonreía-. ¿Sabes? Cuando has entrado llorando a mi cuarto, cuando te has aferrado así a mí… me daba igual que Darlene me mirara raro mientras te consolaba, mientras te acariciaba o te besaba. Sólo quería que tú me sonrieras… Carlie, realmente creo que eres tú la que no se imagina cuánto te quiero…

-¡Nessie! ¡Allison! –los chicos volvían a casa, se habían cansado de jugar y nos llamaban, seguro habían planeado algo ya-.

Fuimos a desayunar a un restaurante que hay a la entrada de Jenner, después dimos una vuelta por el pueblo y acabamos llegando de nuevo a casa, debíamos coger todo para ir al aeropuerto y volver a Seattle. La espera en el aeropuerto fue extraña, la verdad es que todos estábamos tristes de que se acabaran las vacaciones, malhumorados por tener que volver…

Jugamos a las cartas, escuchábamos música, nos entreteníamos como podíamos, pero el mejor entretenimiento, el que más me gusto, fue el de Allison. Comenzó a jugar con mi pelo, al igual que Darlene con el de Kevin. De vez en cuando, su dedo iba a mi nuca y dibujaba un corazón, lo que me hacía temblar. Cuando íbamos a embarcar, tomé su mano, todos nos miraron raro pero nos daba igual se sentó a mi lado y se durmió, dejando que mi imaginación volara…***

Miré a mi madre que parecía sorprendida, pero no ofendida. Hizo un gesto raro, que no entendí muy bien. Puso sus manos en la cara, ocultándose el rostro y suspirando.

-Ve a dormir, hablaremos mañana.

Me tumbé en mi cama y miré mi móvil, 22:45, ¡perfecto! Ahora me iba a la cama más pronto que cuando era pequeña… Miré resignada el cielo, pensé en todas aquellas cosas que hacía años que no hacía, o que ya no hacía tan frecuentemente, o que hacía ahora y antes no.

Por ejemplo, ahora iba al instituto, pensaba en el amor… antes pensaba casi constantemente en mi familia, ahora lo hago menos a menudo, ya no estoy tan ligada a ellos, mi abuela Esme dice que es como cuando los pajaritos por fin pueden volar, ahora tengo mi libertad, tomo decisiones… Forks… siempre había vivido allí, siempre había querido volver… ahora ya no, ahora soy feliz aquí… Mi madre, nunca la había visto tan disgustada conmigo, ni siquiera aquella vez cuando era pequeña y me escapé. La vez que tía Alice quería ponerme un vestido y yo no quería, lo rompí y tía Alice se disgustó. Mamá me riñó por ello, yo me enfadé y me escapé a mi casita árbol… aquel lugar…

-Se le pasará… -papá apareció de la nada-. Simplemente entiende que es algo difícil para nosotros… -pensó en algo pero se lo calló, lo conocía… algo se guardaba. Él me sonrió-. ¿Se lo dirás mañana al resto?

Me limité a asentir y algo raro se movió por dentro. Me dio un escalofrío de pensar en la situación… mi padre me abrazó de inmediato y me sentí ligeramente mejor… al menos tenía su apoyo… ¿cierto?

-Cierto… -dijo besándome la frente. Me aferré a él, me daba miedo que se fuera… hacía mucho tiempo que no pasaba una noche con mis padres… pero no sabía si…-. Me quedaré todo el tiempo que necesites, cariño…

Mi padre me acarició el pelo y suspiró. Pude ver una estrella caer, como hacía tiempo que no veía. Me acordé de casi todos mis deseos, siempre habían ido en la misma dirección… parecían haberse cumplido. Pedí al cielo que mi familia pudiera entenderme… noté cómo mi padre se reía, pero lo ignoré. Me quedé dormida enseguida.

Me desperté y estaba sola. Recogí la ropa que me iba aponer ese día, unas mallas negras, mi falda vaquera y una camiseta negra de tirantes. El cielo estaba nublado, por lo que me puse un jersey gris con el cuello abierto y los hombros al aire. Me lo había comprado con Allison una tarde que fuimos de compras, le gustó mucho y creo que por su insistencia lo compré. Mis tías me miraron mal al ver la prenda… pero a ella le gustaba. Eso me hizo sonreír. Bajé y me duché rápidamente, me hice una coleta alta, dejando mi cuello y hombros descubiertos. Me puse un poco de rimel y una raya negra en el ojo, con un poco de brillo en los labios. Bajé a desayunar y mi madre me miró, pero no dijo nada. Me puso el desayuno en la mesa, me besó la frente y se marchó. Nunca me había dejado desayunar sola. Me sentí mal, ella no asimilaba todo lo que pude decirle ayer, quizá debería haberle contado algo antes, no demasiada información en una noche… Suspiré. No tenía mucha hambre, así que dejé mi desayuno a mitad. Cogí mi mochila de la entrada y miré a mamá trabajando en el ordenador.

-Mamá me voy a clase, dile a tía Alice que he ido andando, no me apetece esperarla hoy… nos vemos luego, en casa del abuelo, ¿vale?

-Está bien… -miró mi camiseta sonriendo-. Estás muy guapa… -Suspiró. Yo forcé una sonrisa y cogí el pomo de la puerta-. ¡Espera! –mi madre hizo ruido al levantarse, algo que me extrañó. Me asomé y estaba congelada. Cerró los ojos y se sentó en el sofá-. Ven… creo que debemos hablar…

-Mamá, llegaré tarde…

-Tu tía te llevará, estaréis en cinco minutos allí… por favor…

-Está bien… -tiré mis cosas en la puerta y me senté a su lado, en el otro extremo del sofá-. Mamá, entiendo que sea difícil, quizá debería haberte…

-Escucha… -me cortó-. Siempre he sabido que erais muy amigas, pero no me esperaba algo así… -se aovilló y se pasó la mano por la frente, retirándose el pelo-. Sé que estás ilusionada, pero no sé si es algo que realmente quieres… quizá sea, no sé, un capricho… ¿lo has pensado bien?

-Mamá… -puse mi mano en su mejilla y le conté todo lo que había pensado sobre el tema, ella sonrió-.

-Bueno, si es así… te apoyaré, me haré a la idea… -hizo una mueca-. Me sorprende que tu padre lo lleve tan bien… Creí que él era el anticuado…

-Él podía ver mis pensamientos… lo vio antes que tú… así que ha tenido más tiempo para asimilarlo… -le mostré la primera reacción y todas las conversaciones con él-. Ya ves…

-Sí… -ella sonreía-. Bueno, espero que perdones mi reacción ayer…

-No hay nada que perdonar mamá… -le sonreí y ella me abrazó, se separó y me miró, buscando algo en mis ojos, volvió a sonreír-. Ahora… ¿puedo irme? No me apetece ir hoy en coche, prefiero ir andando… imagino que Alice ya lo sabrá…

-Sí, cuando se vea sola se dará cuenta… -dijo riendo-. Te quiero mi pequeña…

-Y yo mamá, y yo…

Salí de casa y me dirigí andando al instituto. Cuando llegué las gemelas estaban en la puerta, con los siempre unidos Meg y Ryan y con Sullivan. Me reí al verles, Mary y Sullivan hablando y Allison con cara de aburrimiento. Ella se giró y me miró sonriente, examinó mi camiseta con diversión.

-Buenos días chicos…

-¡Buenísimos días! –Mary irradiaba felicidad-. ¿Sabes? Ya hemos planeado la fiesta… ¡La señora Cullen es genial!

-¿La señora Cullen? –miré hacia la puerta, mi tía me saludó con una sonrisa maquiavélica. Suspiré… algo tramaba-.

-¡Es una sorpresa! –Meg había vuelto del reino de los besos… se levantó y me agarró del brazo-. No debes preocuparte por nada, en serio… Bueno, ahora que vas a cumplir los dieciséis… habrá algún capricho que quieras, ¿no?

-Meg… no quiero regalos…

-¿Qué tontería es esa? –Darlene me cogió de la cintura-. ¿Tengo que llamar a tu hermana para pedirle consejo en tu regalo? –ahora reía-. Aunque creo que sé qué vamos a regalarte… -Miró a la “Señora Cullen”-. Ha sido una idea genial…

-Bueno, vale… haced lo que queráis…

Me metí para adentro sacándole la lengua a mi tía, que me hizo el mismo gesto. Debíamos parecer niñas pequeñas… aunque yo lo era… Vale, de acuerdo, aparentaba quince o dieciséis… pero no podía evitar hacer cosas de niñas… sólo tenía cinco…

Las clases pasaron rápido, ya sabía la mitad de las cosas que estaban explicando, así que la mitad del tiempo me giraba para ver a Allison, que me sonreía y me hacía gestos para que atendiera… Sonó el timbre, era la hora de comer.

-Señorita Swann… creo que debería prestar más atención a las clases… -Allison me miraba divertida-. Su comportamiento me está dejando estupefacta…

-Ya, claro, cómo si tú te hubieras enterado mucho más que yo de las clases…

-Con ese cuello a la vista… -dijo alzando una ceja y sonriendo-. ¿Qué tal ayer? –Ahora estaba seria-. Pensé que me mandarías un mensaje por la noche, para contarme qué había pasado con el chico rarito…

-Bueno… estaba en casa cuando llegamos, además ya te dije que teníamos visita de unos amigos del Doctor Cullen… así que estuve muy ocupada y cuando llegué a casa estaba muy cansada… -me ceñí lo más posible a la verdad-. No hubo nada de gran interés…

-¿Seguro? –me miró raro-.

-Sí, nada que resaltar…

-Bueno, creí que habrías ido de compras con el señor musculoso…

-¿Qué? –Entonces me di cuenta de que, de alguna forma, alguien le habría dicho que habíamos estado en el centro comercial, sería mejor decírselo-. Bueno, fuimos a por un libro que quería su hermana, fue un favor para Rachel…

-Claro… -hizo un gesto raro pero cambió de tema-. Entonces, ¿no has cambiado de opinión?

-¿Crees que si hubiera cambiado de opinión habría obviado las valiosas lecciones de los profesores? –Alcé una ceja y me adelante con el resto del grupo, dejándola atrás sonriendo-.

Me senté al lado de Darlene y de Mary a la hora de comer. Allison se sentó al lado de su hermana, seguida por Sullivan y Kevin. Entre Kevin y Darlene estaba la parejita feliz. Suspiré al ver cómo se comían a besos, me daban cierta envidia… me mordí el labio y en mi visión periférica pude ver a una Allison mordiéndose el labio mirando los míos.

-Bueno, entonces… este fin de semana no hay planes, ¿no?

-No hermana… -Allison parecía divertida-. Vamos a tener que estar en casa solas… ¿o quizá con tu nuevo amor?

-¿Nuevo amor? –Dar y Meg atendieron a la vez, quedándose Ryan besando al aire. Eso me hizo reír, pero me miró mal y miré a otra parte-. ¡Cuenta!

-No es nada de nuevo amor… parece mentira que no conozcáis a Allison…

-Ese rubor… -intervine-, ese rubor te delata… ¡mientes!

-¿Por qué no habláis… -miró a su hermana- de vuestras cosas?

-Nuestras cosas no son tan interesantes como otras… -ahora reía a carcajadas mientras su hermana le pegaba-. ¡La cara de papá fue genial! –Ahora Mary le pegaba más fuerte y Sullivan enrojeció mucho, lo que me hizo sospechar-. En serio… para grabarlo…

-¿Qué ha pasado? –Dar parecía enfadada-. Por favor… ¡contarlo!

En ese preciso momento Sullivan se levantó, parecía furioso, miró fatal a Allison, después a Mary que tenía una mueca indescriptible. Sullivan sonrió y se acercó a Mary, mientras ella le seguía con la mirada. Se agachó y la besó dulcemente varias veces, dejando a todos boquiabiertos.

-¿Y eso? –Dijo Kevin-. ¿Qué pasa? ¿Ahora vamos a jugar a las parejas? –Se quedó pensativo y sonrió-. ¿Cuál de las tres viene con papá Kevin?

-¿Papá Kevin? ¿Así quieres conquistarnos? –Allison comenzó a reír, como todos-. En serio, no vas a llegar muy lejos así…

-Esperad… -Meg seguía boquiabierta-. ¿Tu padre los vio besándose?

-Sí, bueno… -Allison comenzó a reírse-. Es una manera de decirlo… -ahora Sullivan estaba rojo de rabia y Mary dio una fuerte colleja a su hermana-. Hermanita, no te enfades… es algo natural…

-¿Qué? –Meg parecía ahora en shock-. No es posible…

-No penséis mal… -Mary estaba colorada-. No es lo que pensáis, pero estábamos en mi cuarto cuando nos besamos por primera vez… estábamos tumbados y bueno… mi padre…

-Le echó de casa casi a patadas… -dijo Allison riendo-. En serio, no me lo había pasado tan bien en años… Espera cuñado… te cedo el sitio…

Allison se levantó y le dejó el sitio, quedando casi frente a mí. Me sonreía cuando se sentó y seguimos hablando de las clases, una comida más normal. Mi móvil sonó.

‘Me estoy volviendo loco con tanto nombrecito… es muy útil, tiene los significados y todo… pero no sé cual de todos elegir… es complicadísimo… ¿Me ayudarías? ‘

Sonreí imaginándome a Jake estresado con tanto nombre. Todos me miraron especulativos, como si creyeran que era un amante secreto o algo así.

-Es Jacob… le tiene que poner nombre a su sobrina, Rachel se lo ha pedido y se está volviendo loco con los nombres…

-¿Ya sois amigos de nuevo? –Dar me sonreía-.

-Bueno… ayer no hablamos mucho, pero le acompañé a por el libro… -miré a Allison, parecía como si no le interesara… me ignoraba y eso me irritó-. La verdad es que lo poco que hablamos fue bueno. Creo que nunca dejaremos de ser amigos, aunque estemos meses sin hablarnos o medio enfadados, cuando nos necesitamos… siempre estamos ahí…

-Me alegro mucho… -Dijo Darlene muy sincera-.

-Sí… celebrémoslo… -Allison se levantó, parecía irritada-. ¿Queréis salir parejita nueva?

Los tres se marcharon y yo me quedé ahí, irritada por la reacción de Allison. La fulminé con la mirada mientras salía, esperando que se girara para ver mi mirada, pero no lo hizo, lo que me irritó aún más.

‘Este fin de semana no tengo planes, si quieres puedes venir y te ayudo… porque dudo que me dejen ir a ningún lado ahora… ¿te parece bien? Sabes que con mi memoria y la de mis padres… podremos memorizar todos los nombres de la lista y elegir…’

‘¿Este fin de semana? ¡Perfecto! Además, te quería pedir otro favor… la verdad es que aún no les he comprado nada, no sé qué se compra en estas situaciones… ¿Me harías ese favor? Sabes lo desastre que soy para los regalos…’

‘¿Desastre?… dejémoslo… No sé tampoco qué se regala, pero podemos investigar… de todos modos, en serio, no digas que eres un desastre para los regalos… siempre has acertado conmigo…’

‘Eso es distinto… Seth está muy pesado, quiere verte y hablar contigo… ‘

Me levanté y dejé mis cosas en la silla, marcando la tecla de llamada.

-¡Nessie! –Seth me contestó, sin dejar que oyera la voz ronca que tenía pensado oír-. ¿Qué tal estás? En serio, quiero ir a verte, ¡te echo de menos!

-Seth, te prometo que iré pronto… en serio…

-Tienes que venir pronto, todos estamos ansiosos por verte… -se quedó mudo por un momento y su tono de voz cambió-. Claire no hace más que preguntar por ti a Quil, Leah se está volviendo loca sin saber de ti… -me imaginé a Leah… parecía molesta la última vez, Jake la miraba mal-. Se siente muy culpable…

-¿Podrías hacerme un favor?

-¡Claro!

-Diles a todas que las echo de menos, ¿vale? Diles a las chicas que pronto iré y podremos hacer una fiesta… -Allison apareció en ese mismo instante-. Yo también te echo de menos, y mucho… -Allison me miró muy raro, pero seguí-. Yo también tengo ganas de verte, iré a Forks en cuanto pueda, ¿vale?

-Eso espero pequeña… ¿sobrina?

-Sí, tío… -me empecé a reír-. O lo que sea que ahora seas… -oí cómo forcejeaban-.

-¿Nessie? –esa voz ronca me hizo sonreír-.

-¿Cuándo vienes, entonces?

-El viernes iré, ¿te parece bien?

-¡Perfecto!

-Estaré en tu casa antes de que anochezca…

-Está bien Jake… -el grupo se acercaba, era hora de ir a clase pero no colgué, seguí hablando mientras íbamos a clase-. De todos modos, espero que no estemos todo el fin de semana buscando nombres y regalos… me gustaría hacer una de nuestras salidas… -recordé la última-. Si es que quieres…

-No hay problema… a mi también me gustaría…

-Nos vemos el viernes, Jake, debo dejarte, debo ir a clase.

-Está bien… cuídate…

-Siempre lo hago.

Colgué y Allison me miró dolida. Me sentí mal por hacerla sufrir. Dejé mis cosas y les dije a mis compañeros que iba al baño. Entré y esperé, pero no aparecía… ¿sería tan tozuda? Suspiré y me resigné. Tocó el timbre, debería ir a clase… miré el espejo y mi cara era un cuadro… demasiada confusión. Entonces ella entró.

-¿Te vas a picar la clase?

-No era ésa mi intención…

Hubo un silencio muy tenso… ella estaba ofendida, pero no sabía porqué, yo estaba ofendida por su actitud… me decidí a preguntar.

-¿Qué demonios te pasa? ¿Por qué te has ido de esa forma?

-¿Y a ti? Ayer estábamos bien, y llegas por la tarde y te vas con él…

-¿Qué?

-Mira, sé que él está lejos, que le quieres… pero por eso no tienes que engañarme, ¿sabes? No quiero ser tu segundo plato, sólo para cuando él no está. Ni siquiera me mandaste un mensaje, ¿qué fue lo de ayer? ¿Un ataque de furia contra él?

-Eres… -me dolió, todas esas palabras me dolieron-. Eres increíble… -estaba enfadada-. ¿En serio piensas eso de mí?

-No sé… ¿tú qué pensarías?

-¡Pensaría que estás sufriendo, que echas de menos a tu amigo, al único que puedes recuperar porque el otro se ha muerto! ¡Pensaría que quizá no tuviste tiempo de mandarme un maldito mensaje porque su madre estaba decepcionada porque le acababa de contar lo nuestro!

-¿Se lo has dicho a tu madre? –Mierda, mi madre…-.

-Sí, al igual que mi hermana. Mi cuñado era el único que sabía algo de todo esto, así que ayer me dijo que se lo contara a ellas… no sabes lo que me ha costado sincerarme con ellas e intentarlas convencer de que lo que realmente quería era estar contigo. Y ahora mismo estás haciendo que dude de mi propia decisión, ¿sabes?

-Yo… -parecía arrepentida-. Yo, lo siento, en serio… me he puesto un poco celosa…

-¿Un poco? –yo seguía histérica-. Mira, deja de pensar en él como un rival, Jake es mi amigo, es como mi tío, al igual que Seth… al igual que cualquier otra persona que no seas tú… -Suspiré, estaba ahora resignada de ver su falta de confianza en mí-. En serio… ¿crees que sería capaz de engañarte? ¿Tan poco confías en mí?

-Yo… mira… lo siento, ¿vale? Es sólo que me vuelve loca el pensar que puedas acabar con don musculitos… siempre me has hablado tanto de él, más que de cualquier otro de tus amigos de Forks…

-Pero me da igual, ¿si ahora comenzara a hablar más de cualquier otra persona?

Me miró y alzó una ceja. Seguro que se pondría igual… Suspiré y ella se acercó y me abrazó. La correspondí y estuvimos así durante unos minutos. Pronto comenzamos a besarnos, atrancamos la puerta con nuestros cuerpos mientras mis labios recorrían los suyos, su cara, su cuello… ella tiró de mi pelo y me besó apasionadamente en los labios, bajó y me besó el cuello, los hombros y volvió a subir a mi boca, mordiendo mi labio inferior. Mi garganta se cerró e intenté apartarla, pero me malinterpretó e hizo el beso más intenso. En ese momento sentía mi garganta arder, me quedaban pocos segundos de autocontrol así que la empujé y me miró raro. Me encerré en uno de los baños y cogí aire. Pero el aire estaba demasiado cargado de su olor, mi piel tenía su olor. No sabía qué hacer para salir de la situación, así que salí de nuevo y mojé mi cara ante su atónita mirada. Salí a la calle mientras ella me seguía.

-¿Qué pasa?

-Creo que no me encuentro bien, necesito irme a casa…

-Pero qué…

Entré directa a clase, el profesor me miró mal, llevaban ya más de quince minutos de clase… cogí mis cosas y me excusé.

-Lo siento, me encuentro mal, creo que debo irme a casa… -Allison entró en ese momento. Algo debió cambiar en mi cara, su expresión era ahora de preocupación-. ¿Puedo irme?

-Claro… ¿quiere que avise a la Señora Cullen o a su hermana para que la lleven? –el profesor Scott era muy amable-. No creo que…

-No importa, ya he avisado a mi cuñado, vendrá en seguida… -salí de clase casi híper ventilando, mala acción dado que su olor era intenso al estar en mí-.

-Señor Scott… voy a acompañarla, no creo que deba estar sola…

-Está bien, vuelva en cuanto su cuñado la recoja.

-Claro profe…

Allison me alcanzó corriendo. Me paró y me giró, me miró fijamente y me acarició la cara, su muñeca pasó demasiado cerca de mi boca.

-Tienes mal color… -dijo haciendo una mueca-. ¿Quieres tomar el aire?

-Sí, mi cuñado llegará enseguida, vuelve a clase, no te preocupes… -me solté y salí, quería estar lejos de ella, no quería dañarla-.

-Estás loca si piensas que te voy a dejar sola…

-Es por la regla, ¿vale? –ya no sabía qué decir para que se marchara-. En serio, estoy bien…

-En serio… no te voy a dejar sola.

Suspiré y me senté en el banco, me tumbé, ahora me empezaba a marear. Ella colocó mis pies en alto, no entendí bien porqué. Saqué mi móvil y busqué el número de mi padre.

-¿Nessie? –papá parecía preocupado.

-Edward, ¿te importa recogerme? No me encuentro bien… me quema la garganta y creo que tengo fiebre…

-¿Sed? ¿Edward? ¿Estás sola?

-Sí, así es… -mi padre sabía qué era sed…-. Estoy con Allison…

-No deberías estar con ella… menos si ha sido ella por la que… bueno…

-Sí papá… -mi tono era ligeramente sarcástico, para que Allison no sospechara-. Intentaré hacerlo, pero dudo que consiga que mejore algo…

-No se irá hasta que llegue… -oí cerrar la puerta del coche-. Llego en cinco minutos, aguanta todo lo que puedas.

Efectivamente llegó en cinco minutos. Bajó del coche corriendo y me ayudó a levantar, obviando prácticamente a Allison. Me llevó al coche y me metió en el asiento delantero. Cerró la puerta y se acercó a Allison, bajé la ventanilla para escuchar.

-Gracias por cuidar de ella… -Ella ahora estaba sonrojada, se limitó a negar con la cabeza-. Ya se encontraba mal esta mañana, ya sabes… -mi padre estaba rígido, parecía incómodo-. Bueno, creo que deberías volver a clase… gracias de nuevo… -dijo mientras se alejaba y se metía en el coche-.

Allison me miraba y se despidió con la mano. Yo hice lo mismo e intente sonreír. Hizo un gesto para que la llamara y asentí mientras mi padre salía disparado con el coche. El rostro de Allison cambió, se sorprendió al ver cómo conducía mi padre…

-Se preocupa por ti… eso me gusta… -dijo mi padre con media sonrisa-. Pero dudo que esos besos que recordaba sean buenos para tu autocontrol… -ahora su gesto era serio-. Sé de lo que hablo, tu madre me lo hacía pasar muy mal cuando…

-¡Papá! –Me miró alzando las cejas-. No quiero saberlo…

Vale, era demasiado ver que Allison recordaba mis besos, peor que mi padre pudiera leer su mente en ese mismo momento… pero que ahora me cuente cómo él y mamá se besaban… demasiado…

Mi padre aparcó en el arcén de la carretera, metió el coche un poco más para ocultarlo y bajó.

-Creo que ir de caza hoy no estaría mal... además, creo que el viernes tienes de nuevo otra cacería complicada… será mejor que practiques… -Le miré atónita, no había pensado en ello desde la conversación, y Jake estaba lejos…-. El chucho me ha avisado…

-Papá… -le miré mal, él sabía que no me gustaba que le dijeran chucho…-. ¿Te ha avisado?

-Lo sé… pero no puedo evitarlo. Bueno, técnicamente, me ha llamado Seth para pedirme permiso para venir, pero al decirme que Jake venía… no caben en casa y dudo que Rose quiera tenerlos… en casa de Carlisle va a haber demasiada gente… así que le he dicho que mejor en otra ocasión…

-¡Vaya! Lo siento… -sabía que mi padre quería a Seth…-.

-Fue al primero al que le cogí aprecio… luchar juntos une… -dijo riendo y pasando un brazo por mis hombros-. Ahora huele… -dijo parándome y sonriéndome. Olfateé y llegó a mí un aroma a… ¿felino?-. Sí, voy a enseñarte… no quiero que ataques animales peligrosos sin tener ni idea… al parecer los herbívoros se te quedan pequeños… Mira y aprende…

Salí corriendo tras mi padre y observé cómo le atacaba. Después corrí a ayudarle y me cedió la presa mientras sonreía. Después atacamos un par de ciervos que había más arriba, quedando satisfecha.

-Ya que te has picado las clases… debes ir a entrenar con Eleazar.

-Está bien… vamos…

Cuando llegamos a casa todos se sorprendieron de que llegáramos tan temprano. Usé mi don para mostrarles lo ocurrido, obviando el momento de sed por amabilidad, no me apetecía que ellos sufrieran lo mismo. Además tampoco quería que se enteraran del porqué…

Jasper en ese momento me infundió miedo, pero en seguida me controlé y noté que él estaba sorprendido.

-¡Vaya! -Dijo mi padre-. Tenías razón, pero es algo muy sutil… no lo habría notado de no estar prestando atención…

-¿Qué? –Los miré, parecían compinchados-.

-Has captado las emociones de Jazz y… -miró a Eleazar-. No, aún no, prefiero que siga siendo Jasper.

-Sí, lo sé… una idea peregrina… Nessie, concéntrate… cierra los ojos y simplemente concéntrate en tu emociones.

Sentí cómo Jasper me mandaba oleadas de confusión, luego miedo, luego sorpresa… Eran como corrientes en mi cuerpo, que descargaban en mi nuca. Intenté recoger toda esa energía, desviarla hacia algún sitio. Pero no veía, así que…

-¡Basta! –Tania chilló y abrí los ojos. Todos me miraban atónitos-.

-¿Cómo has hecho eso? –Kate me miraba confusa-.

-¡Vaya! Cariño… ha sido… ¡vaya! –Carmen me sonreía. Yo estaba confusa-.

-Has hecho que ellos sintieran miedo, sobre todo a Tania… he visto en tu cabeza cómo lo has hecho, el problema ha sido el enfoque. Tus ojos estaban situados a la derecha, en dirección a Tania… quizá eso tenga que ver…

-Muy bien hecho pequeña… -Jasper parecía satisfecho-.

-Curioso… -se limitó a decir Eleazar-, muy curioso…