Capítulo VI : Comienza la despedida ₪ Esme POV C.E,

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El miedo me invadió, todos mis hijos miraban a Alice, allí parada, en shock, no podía creer que mi hija estuviera así. Mi marido apareció de la nada y se acercó a ella.
-¿Nos está escuchando al menos?
-No, su mente está completamente en blanco, no es como cuando no podía leer a Bella, es que no hay nada que leer. ¿Qué crees que le ha pasado?
-No tengo ni la menor idea hijo, no lo sé.
-¿Qué podemos hacer? ¿Cómo podemos despertarla? ¡Se tiene que poder hacer algo! –Jasper, estaba desesperado. Siempre podía manejar las emociones del resto, pero sin poder controlar las suyas propias ¿Cómo controlar las demás? Todos sufríamos.
-No lo sé, hijo, no lo sé. Creo que está en shock, o algo parecido. A los humanos les pasa cuando algo les traumatiza, quizá haya sido alguna visión.
-Ella estaba comenzando a ver algo, pero… -Edward temblaba, estaba aún más nervioso que Jasper, si cabe.
Mi nieta se acercó a Alice, y toco su manita. Edward sonrió, y de repente vimos una pradera, en la que Alice le peinaba el pelo y daba forma a sus rizos… Un intento de tranquilizarnos a todos.
Pasaron minutos, pero todos seguíamos en la misma posición. Un olor algo desagradable llegó a mi nariz, pero ni siquiera la moví, no quería ser desagradable, pero m
i hija Rosalie murmuró.

-Lo que faltaba, ¡el perro!
-¡Rosalie! Debes ser educada, además… -pensé que cuando toda la casa era un caos, Alice siempre estaba cerca de Jacob, que por su condición dejaba “ciega” a Alice… aunque ahora era distinto…
-No, para nada, puede que funcione. –me dijo Edward mientras salía a toda prisa al encuentro de Jacob. Mi nieta se quedó al lado de Alice, sujetando su mano, mostrando la misma escena una y otra vez, intentando llamarla. Estaba sufriendo por su tía.
-Doc, ¿qué le ha pasado? –dijo mientras Jacob entraba corriendo y cogía con su gran mano las manitas de mis pequeñas.
-No lo sé, esto se escapa de mis conocimientos. Solo puedo esperar…
-¿Esperar? ¿A qué? –el tono de Jacob subía conforme veía a Nessie llorar, las lagrimas caían silenciosas por sus rosadas mejillas. La sentía afortunada, yo estaría llorando desesperadamente si no fuera porque no puedo.
-Esme has tenido una buena idea –dijo mi hijo mientras me besaba la frente y se acercaba a Alice. La escena era… extraña, como poco. Jasper la cogía de una mano, y de la otra mi nieta y Jacob. Edward cogió a su hermana de la cara, y le sonrió. – Nos has dado un susto de muerte. Sé que me estás escuchando, puedo oírte… ¿qué?... sí claro… -se giró y miró a Jasper- no te preocupes, le asusta mucho verte así, creo que necesitaría que la calmases.
-Está bien. ¿Crees que podríamos llevarla arriba?
-Si, eso estaba pensando ella también. –mi hijo comenzó a reírse muy divertido. Jasper le miró algo enfadado- solo es que no le hace ninguna gracia que tengamos que llevarla como a una niña pequeña… -Jasper se unió a las risas-

Jasper cogió en brazos a Alice, subió las escaleras y todos los seguimos.

-Creo que solo deberíamos subir Jasper, Carlisle y yo. Bueno, quizá… Nessie y Jacob pueden hacerle bien. El resto esperad aquí… -Mi hijo nos cortó el paso-.

Podía oír la conversación de Nessie y Jacob. Bueno, solo oía a Jacob.
-Sí, mi padre está mucho mejor. Seguramente le den el alta en un par de días… No, yo estoy bien… Si es que he dormido allí… no podía dejarle solo… No, no estoy triste, es sólo que me asusté, y más aún cuando creí que te habría hecho daño, siento lo que pasó.
-Jacob no fue tu culpa, así que deja de lamentarte, lobito…
Todos dimos un brinco al escuchar esa voz, las risas siguientes, entre ellas esa risa de campanas repicando. Subí corriendo y abracé a mi hija, besé su pelo, y la miré a los ojos.
-Os pido perdón, lo siento, no sé que me ha pasado. No quería asustaros. Podía oíros pero no podía pensar nada, ni hablar, no sé que ha pasado.
-No importa mi vida, no importa –la abracé, me alegré de verla y oírla, pero su rostro parecía contrariado-. ¿Necesitas algo?
-Sí, creo que debería ir de caza… ¿puedes venir Esme?
-Claro cariño, vamos.

Jasper vino detrás pero Alice le pidió que se quedara. Alice cogió a Nessie en brazos y la estrechó fuertemente y le beso el pelo.
-Eso pasará, y estarás preciosa, te comprare un vestido como el de nuestra visión ¿te parece?
-¡Sí tía, uno igual!
-De acuerdo pequeña.

Salimos de la casa por el jardín y cruzamos el río. Corrimos rápidas hasta la frontera con Canadá. No solíamos ir tan lejos de casa, así que era muy probable que lo que realmente quisiera fuera hablar conmigo. De repente se detuvo, me miró y me sonrió. Un olor cálido que me encantaba llegó a mi nariz, hacía mucho que no olía uno… búfalo. Dejé que mis sentidos me guiaran, mi hija me siguió y cazamos un par de machos. Después mi hija me llevó a las orillas del lago Ross, y se sentó conmigo, ya casi anocheciendo.
-Creo que deberíamos montar una gran fiesta este año. Sé que ha pasado antes, he visto la reacción de Edward antes de ver la visión, intente bloquearlos y me descontrolé, pero pude verlo claramente. ¿Crees que podrás guardar el secreto con Edward cerca?
-No lo sé, dímelo tú… -le sonreí.
-No, no lo vas a poder esconder, pero sólo tú puedes ayudarme con la fiesta. Le haré el vestido a Nessie, ese será mi regalo.
-¿Querrás que te ayude a hacerlo?
-No, tú debes hacer algo más importante. Debes amueblar nuestra nueva casa. Después del cumpleaños nos mudaremos.
-¿Qué? ¿Eso era lo que veías?
-No. Nahuel vendrá el año que viene a visitarnos, se va a sentir muy solo, así que vendrá para ver a la niña. Eso no será nada bueno, ya que no sigue nuestra dieta… será un problema par la manada. Va a querer instalarse con nosotros, y tu y tu compasión haréis que se quede con nosotros por una larga temporada. Así que ya que vas a ser tú la que haga que se quede, tendrás que pensar en irle enseñando nuestra dieta, además de conseguirnos una casa lejos de Forks y de la manada.
-Pero… si nos vamos de Forks…

-Sí, lo sé, Charlie, Jacob, Sue, Claire… Pero no hay otra solución. Podremos volver cuando Nahuel se controle, pero hasta entonces permaneceremos lejos. No podríamos soportar la pérdida de ningún humano, ni nosotros ni la manada. Nuestra marcha causará dolor, pero no a tanto nivel como si nos quedamos y algo sale mal.
-Está bien… ¿Dónde iremos?
-Creo que Monroe sería un buen lugar. Busca una casa a las afueras, el resto es cosa tuya.
-De acuerdo.

Cuando llegamos a casa era una noche cerrada. Todos estaban en la planta de abajo, esperando nuestra llegada. Carlisle me miró y vino corriendo a besarme, me había echado de menos tanto como yo a él. Jasper abrazó a Alice y se miraron a los ojos de tal manera que no quise mirar más.
Miré a mi nieta, tumbada en el sofá, con la manta a los pies. No le hacía falta manta alguna, estaba tumbada sobre Jacob. Edward miró la manta cuando cayó al suelo, la recogió y los miró resignado. Seguramente preferiría que ella tuviera una manta que a su calefactor…
-Así es Esme, créelo… Odio verlos así, pero sé que ella está feliz.

-Me parece encantador. Serán muy felices, ella ha crecido con él, y él va a ver sus cambios y estará con ella en cada etapa. Me parece muy romántico.
-Sí, claro… -dijo rodando los ojos. Me recordó a Jacob y me fulminó con la mirada mientras yo me reía.
-Eres demasiado romántica, pero me encanta –me susurró Carlisle.

Nos fuimos a dar un paseo, nos besamos hasta que algo de luz aclaraba el cielo.
-Debo irme a Monroe, vamos a mudarnos allí. Puedes pedir un trabajo en el Valley.
-Sí, podría ir allí, he oído que necesitan pediatras. Veré que puedo hacer… pero… ¿y los chicos?
-No lo sé, ellos pueden hacer lo que quieran, quizá sea hora de hacer una reunión. Dales a elegir, pero estando Nessie, no creo que ninguno se vaya.
-Está bien, volvamos a casa y hablemos con ellos.

Mi marido se sentó en la mesa de comedor, todos acudieron.
-Jacob, te importaría llevar a Nessie a casa de Charlie, tenemos que hablar sobre algo.
-¿Algo importante que deba saber?

-Bueno… -miró a Nessie-. Creo que deberías decirle que esta noche está invitado a cenar.
-Claro, claro.

Se marcharon y comenzamos la discusión.
-Se ha pensado que vamos a planear la fiesta de mañana…
-Tranquilo, estará todo listo Ed. Imagino que tu ya sabes porqué estamos aquí, pero el resto no. –mi hija me miró y me sonrió mientras Edward bufaba.- Bueno, el caso es que en unas semanas, vendrá a visitarnos Nahuel. Yo creía que tardaría un poquito más, pero al parecer su tía se ha enamorado y no soporta a su nuevo tío. Lo rechaza por ser un híbrido y no hace más que recordar lo bien acogido que fue aquí, y también empieza a echar de menos a Nessie. Será un problema tenerlo aquí por su dieta, así que debemos mudarnos hasta que él aprenda a controlar su sed.
-Espera, espera… -interrumpió Rose- ¿Ese chico se va a quedar con nosotros?
-Rose, cielo, no tiene a nadie más, se siente solo y perdido. No podemos abandonarle… -le dije
-Pero no es de la familia.
-Yo tampoco lo era, Rose –protestó Bella-. No ha tenido a nadie, sólo a su tía, y ahora se siente perdido.
-Pero ser tantos será un grave problema. Levantaremos sospechas si vivimos todos en la misma casa, será imposible justificar tantos lazos familiares. ¿Qué vamos a inventar ahora? No pienso separarme de Nessie. Creo que ninguno lo hará.
-Podemos irnos por separado. Vivir todos en Monroe, pero en distintas casas. No sería tan raro así. Todos podríamos estar cerca y Charlie podría venir a visitarnos.
-Charlie… ¿y Jake? –dijo Bella. La cara de Edward fue una mezcla de dolor e irritación, también algo de celos. Bella no quería ver sufrir a su mejor amigo-. No podemos separarles, están muy unidos. Tampoco podemos pedirle que venga, no en el estado que se encuentra Billy. ¿No hay posibilidad de seguir aquí?
-Bella, si nos quedamos aquí el peligro para cualquier vecino de Forks es muy grave. Debemos enseñar a Nahuel, además alteraríamos muchísimo a la manada. Debemos irnos si queremos que Nahuel se quede. Jacob puede tomar sus propias decisiones, es una situación difícil para todos. Yo no creo que deba venir, va a ser duro para él estar separado de Billy y de la manada, y ver a Nahuel en su proceso, además volveremos en cuanto Nahuel aprenda, quizá un año o dos… creo que en un año podríamos volver –dijo Alice-. Es solo un año…
-Esme elegirá las casas, sólo que debéis pensar como vamos a vivir.
-Creo que sería oportuno que Rose y Em vivieran por un lado –comenzó Alice-, Esme y Carlisle con Jasper y conmigo, Nahuel se quedará con nosotros, así tú podrás enseñarle y Jasper controlarle. Bella y Edward podrán irse con Nessie, es el reparto más coherente que se me ocurre para no levantar tantas sospechas.
-Está bien, cada uno puede hacer lo que quiera respecto a trabajos y vidas. Será extraño vivir separados, pero es lo mejor.

Todos estuvimos de acuerdo. Comenzamos a distraernos preparando la comida. Jacob había llamado para decir que venían a comer con Charlie, así que preparé la comida para ellos junto a Bella, que hacía movimientos mecánicos, meditando, triste.
-Cariño… sé que no quieres ver sufrir a Jacob, que echarás de menos a Charlie… pero es lo mejor. No podemos arriesgarnos, y luego todo será más fácil.
-Sí pero no quiero que Nessie sufra, los echará de menos mucho más que yo, mucho más que ellos a ella. Además no me gusta que Nahuel venga, no quiero ser cruel y dejarle solo, pero tampoco quiero que ponga en peligro todo lo que hemos hecho.
-Lo sé, es complicado. Pero si nos quedamos la manada atacará a la familia, e incluso puede que Charlie acabe herido. Alice se asustó mucho, así que creo que es hora de irnos aunque sea un tiempo. Además Carlisle cada día llama más la atención, no puede pasar por un hombre de casi cuarenta…
-Lo sé, quizá sea lo mejor. Pero tengo la sensación de que no volveremos. ¿Cómo volveremos?
-No lo sé, Bella, no lo sé. Pero ahora debemos poner buena cara para ellos, si nos vamos en unas semanas hay que decírselo, al menos que sepan que pueden venir cuando quieran… hay que hacérselo más fácil a ellos y a Nessie.
-Está bien. No creo que tarden mucho, puedo oler a Jacob desde aquí -dijo torciendo la nariz mientras nos echamos a reír.

Serví la cena y me puse al ordenador, buscando tres casitas en Monroe. Hice unas cuantas llamadas y quedé con ellos para la tarde.
Mi marido me acompañó, las casitas estaban en muy buen estado, excepto una. La más alejada, la que había elegido para mí. Tendría un montón de cosas que hacer mientras Carlisle estaba en el hospital, odiaba tenerle lejos. Él me sonrió y llamó por teléfono. Estaba anocheciendo cuando volvíamos por la carretera, bastante más rápido de lo habitual. No queríamos perdernos el cumpleaños de Nessie.
Cuando llegamos estaban todos allí, solo faltaban Billy que estaba descansando y Sue que se había quedado a cuidarle. Alice había decorado la casa con gran elegancia, como siempre. Yo llevaba la cámara con la que había tomado imágenes de las tres casitas, mi regalo para Nessie. Su casa tenía un gran árbol en el jardín, algo que le recordaría a Jacob.
Claire, ahora era más pequeña que Nessie, jugaba con ella y con sus chicos. Seth comía mientras miraba el partido con Emmett y Charlie. Rose y Emily contemplaban al pequeño Ephraim, así que me uní a ellas. Bella vino conmigo, mientras Jasper y Alice bailaban en la sala de al lado donde Edward tocaba el piano. Carlisle salió para jugar con Claire, su nieta y los licántropos.
Iba a echar todo esto de menos.
Alice le había dado el vestido a Nessie, estaba preciosa. Rose le había regalado unos zapatos y pincitas para el pelo a juego con el vestido. Le habían dejado el pelo suelto, solo recogido a los lados por las pinzas. Edward le había regalado un equipo para que grabara las canciones y pudiera componer con él. Emmett le regaló un bate de béisbol. Charlie le había comprado un juego científico, y le dijo que esperaba que tuviera un buen futuro, que fuera una gran doctora como su otro abuelo. Carlisle sonrió y le regaló un atlas de anatomía de su última licenciatura. Los dos sonrieron pensando en el futuro de su nieta.
Cuando acabaron de cenar, les contamos que debíamos irnos. Toda la manada se entristeció, pero Sam nos lo agradeció, no quería que se perturbara más La Push. Sólo hubo una queja, la de Charlie. Jacob miraba al infinito mientras intentaba procesar la información.
-¿Es totalmente necesario? No quiero saber nada más que eso…
-Sí papá, lo es. Pero quiero que sepas que puedes venir siempre que quieras, en casa hay una habitación para ti. ¿Verdad Esme?
-Así es. Nessie, ven, voy a enseñarte mi regalo.
Se sentó en el sofá mientras yo le enseñaba las fotos. Charlie se sorprendió cuando vio la casa de Bella, era muy parecida a la de Charlie, y tenía una habitación para él. Nessie me sonrió y me lo agradeció, pero se le notaba triste. Ella no quería irse. Miró a Jacob, parado, no se había movido, seguía mirando el infinito. Edward gruñó bajito, pero no le hice caso.
-También he pensado en Jacob, podrá ir cuando quiera, mira su habitación.
-Qué cama tan grande yaya, ¿y la mía?
-Mira, esta es la de tus padres, lo único que llevaremos todos los muebles de vuestra casa allí, ¿seguirás durmiendo con tus padres, o querrás una habitación de niña mayor?
-Me gusta la que tengo, pero creo que ya no entro en la cuna, se me ha quedado pequeña… -dijo sonriendo-. ¡Soy una niña grande!
Mi nieta no se había desecho de su cuna, la que había tallado Jacob. No quería cambiarla, así que dormía en la cama de Edward y Bella, cuando no dormía en brazos de alguien.
-Entonces, te compraré muebles nuevos para tu cuarto ¿quieres?
-No sé, me gusta mi cuarto… -dijo mirando a Jacob, que seguía pensativo.
-Te haré un cuarto nuevo, si quieres. Creo que me dará tiempo… -dijo sin moverse. De repente se levantó y le dio un beso en la cabeza a Nessie-. Luego te veo ¿vale? Debo ir a hablar con Billy.
-Pero tito Jake… ¿no me vas a dar un regalo este año?
Jacob se quedó parado. Tocó su bolsillo y miró a Edward, que negó con la cabeza.
-Está bien… -dijo quitando su mano del bolsillo y rascándose la cabeza-. Lo siento pero tu regalo será la habitación, no me ha dado tiempo de pensar en nada estos últimos días. Lo siento.
-No, no pasa nada –le sonrió mi nieta mientras le abrazaba, ya le llegaba por la cintura-. Simplemente con que estés aquí me vale –entonces comenzó a llorar-. Te voy a echar mucho de menos, espero que vengas a menudo a vernos, prométemelo.
-Pequeña, debo hablar con Billy, no creo que le importe que me vaya. Rachel volverá pronto así que…
-No Jacob Black, no lo harás –dijo Nessie-. No puedes irte, debes quedarte. Tu padre y la manada te necesitan más que yo, así que debes quedarte.
-Pero yo te nec…
-¡Jacob! –interrumpió Edward-. Deberías marcharte ya.

Jacob se enfureció, pero se volvió a la pequeña. Ella estaba intentando hacer lo correcto, aunque tuviera que sufrir. Era como sus padres, no cabía duda. Jacob sonrió a Nessie, le dio otro beso en la cabeza y se marchó.
-¡Espera! Quiero que me hagas un regalo más –gritó Nessie-.
-Pide lo que quieras –dijo Jacob-.
-Acude luego a la casa árbol, quiero que me ayudes con una cosa. ¿Vendrás?
-Claro pequeña, iré. –Jacob suspiró y miró a Edward, que volvió a negar levemente. Jacob hizo un gesto de súplica, pero mi hijo gruñó, así que le reprendí con la mirada mientras Jacob se iba derrotado.
Le seguí al jardín y le acompañé lo más lejos que pude para que no nos oyeran.
-¿Qué ha sido eso? ¿Qué ha pasado con Edward?
-Esme, no quiero ser desagradable contigo, siempre te has portado genial, así que no preguntes más, no quiero pagar mi enfado contigo –me dijo muy abatido-.
-Quiero saberlo Jacob, quiero intentar ayudar. Sé que esto va a ser duro para ti, pero es necesario. Si Nahuel no pudiera controlarse, sería un caos para la manada, sería la guerra. Además, si Charlie sigue viniendo como hasta ahora… No hay que correr riesgos. Sé que quieres a Nessie, pero ella tiene razón. Puedes venir siempre que quieras, solo son unas horas de coche, no es necesario que dejes a tu padre y a la manada. Quédate Jacob.
-Mi manada se reduce a Seth, que puede irse con Sam de nuevo, Rachel volverá pronto y cuidará de Billy, pero yo no puedo seguir sin Nessie. Ella no sabe aún toda la verdad, llevaba unos días pensando en decírselo pero tu hijo dice que aún es pronto. Pero si ahora os vais… quiero que ella sepa todo antes de que se vaya.
-Es demasiado joven para que sepa todo, es cierto. Tampoco es bueno engañarla, pero te prometo que el día que ella quiera saber, yo se lo diré, no me importará lo que diga mi hijo. Pero ahora ella no tiene porqué saber nada.
-Va a sufrir, Esme, lo sé. Sé que podría soportar que ella no quisiera estar conmigo, pero si ella sufre yo no puedo alejarme.
-Pero ella quiere que te quedes, aunque sufras. Se enfadaría mucho si vinieras y algo fuera mal. Perteneces a este sitio, a estas tierras, Jacob, debes quedarte. No hagas sufrir a Billy y a la manada, ni a tu familia… sufrirían si te marcharas como Leah…
Entonces Jacob comenzó a temblar, olisqueaba. Yo le imité y percibí un efluvio conocido.
-Mienta al diablo…
-¡Leah! ¿Ha vuelto?
-Eso parece... lleva unos días merodeando por aquí, pero no sé qué quiere. Parece que espere alguna señal. No sé… no quiero entrar en fase ahora…
-¿Puede oírnos?
-Es posible, ¿por?
-Debería saber cuánto se la echa de menos, para que volviera junto a Sue y Seth… junto a ti, su alfa, que ahora necesita un beta.
-Seguramente, pero eso ya lo debería haber sabido antes de irse… en fin, tengo que ir a ver a Billy.

Cuando llegué de vuelta mi hijo y mi nieta discutían.
-Es muy tarde para que vayas sola a la casa árbol, o voy contigo o no vas. No estarás segura ahí tu sola.
-Pero tito Jake vendrá, así que iré.
-Peor aún, no quiero que vayas sola ¿me oyes? Si vas, será conmigo.
Nunca les había visto discutir, no había visto a Edward enfadado con Nessie nunca.
-Edward, iré con ella. –dije. -No te preocupes por nada, él no se lo va a decir delante de mí, y yo estaré allí para cuidar de Nessie…luego la llevaré a la cabaña ¿de acuerdo?- Pensaba mientras le miraba.
-Prefiero que vengas tú abuela –me abrazó y me mostró que era la única que la entendía y que su papa era un terco, que odiaba a Jacob.
-Está bien, irás con tu abuela.
El ambiente se calmó, pero antes de que tuviéramos que irnos Edward me avisó de las intenciones de Jacob, algo que ya sabía, pero lo que no sabía era que mi nieta pretendía quedarse en la cabaña hasta que nos marcháramos con su “tito Jake”. No me pareció tan descabellado que la niña quisiera pasar el mayor tiempo posible con su tío antes de irse, algo que enfadó a mi hijo pero no me retracté de mis pensamientos.
Marchamos hacia la casa árbol, y en las escaleras encontramos un paquete envuelto.
-Quería abrir el regalo de Leah con Jake. Pero pasó lo de Billy y no pude, creía que le haría ilusión que le esperara para abrirlo.
-Seguro que sí cariño…
-¿Va a volver?
-No lo sé, cariño, no lo sé. Espero que sí, ha tenido un año para pensar muchas cosas. Cuando pasan tantas cosas a la vez, a veces no se sabe qué hacer… Tomar distancia a veces es bueno para tomar decisiones.
-Entonces, ¿es mejor huir para tomar una mejor decisión?
-No siempre cariño, no siempre. Lo mejor es afrontar las cosas tal y como vienes, pero un poco de distancia también hace que pienses mejor. De todos modos, irse así nunca es bueno, siempre hay que volver.
-¿Nosotros volveremos?
-Eso espero cariño, eso espero.
-Yo también, no me gustaría tener que huir como Leah.
-No, por Dios, cariño, tú nunca debes huir. Siempre que necesites tomar perspectivas, acude a mí, cariño, pero nunca huyas. ¿Lo prometes?
-Sí, te lo prometo. Nunca huiré de nada.

El olor de Jacob me quemó la nariz. Apareció dos segundos después. Nessie le contó la historia del regalo, y nos dispusimos a abrirlo. Dentro de la caja había una nota y otra cajita envuelta. Sacamos la nota:
Querida Nessie:
Espero que no leas esta nota delante de todos. Me siento muy mal por cómo me marché, pero necesitaba pensar. No quería seguir sufriendo, porque hacía sufrir a mi familia también. Pero estando lejos sólo he pensado en ellos, sobre todo en ti. Jacob me ha enseñado a quererte como a nadie, él piensa en ti a cada segundo, eres su niñita. No sé porqué razón he vuelto, había algo que me impulsaba a hacerlo, y cuando me fijé en el día que era, sabía que quedaban pocos días para tu cumpleaños. Espero que te guste mi regalo.
No sé si seré capaz de volver, no quiero hacer más daño, pero siento que no debo alejarme de vosotros. Estaré allí en el momento que me llames.
Leah.

Mi nieta comenzó a llorar levemente. Unas lágrimas de felicidad, por leer cómo una persona más bien arisca, le mostraba cuanto sufría y quería. Abrió el regalo y era un llavero, con un peluche pequeño de un lobito. Miró a Jacob, pensativo, que secó sus lágrimas rápidamente. Nessie se abrazó a él, mientras cogía mi mano. Cuando se calmó un poco más, se levantó y gritó hacia el cielo.
-¡Leah! ¡Leah, vuelve! –se giró hacia nosotros-. Creo que deberías ayudar, lobito. –Jacob se levantó y se puso un escalón más abajo. Entonces los dos comenzaron a gritar.- ¡Leah, vuelve!
Decidí unirme a ellos, quería que Leah volviera para ver a todos juntos de nuevo antes de partir. Quería ver como Sue recuperaba a su hija, que era feliz por completo.
Cuando mi nieta se cansó de gritas se volvió a sentar en la escalera, mientras se dormía Jacob subió a la sala y bajo una mantita.
-¿La subo arriba o la llevo a casa?
-Creo que deberías llevarla a casa, a Edward no le hará mucha gracia que se quede aquí después de ver lo que querías decirle, aunque esté yo con vosotros.
-No quiero que pienses mal, Esme, no quiero tenerla ahora de esa manera. Sólo quiero explicarle la historia, que sepa la verdad, es lo que se merece.
-Pero no creo que sea adecuado siendo tan joven. Aún es una niña, te ve como a su tío, su mejor amigo… posiblemente se decepcionaría si supiera la verdad. Además, algún día ella se dará cuenta por sí sola, no hay razón para hacerla sufrir.
-Quizá sea mejor que se de cuenta ella, no lo sé, sólo quiero que sea feliz, no quiero que sufra.
-Lo sé… -su rostro parecía tan triste, no pude evitar poner mi mano en su hombro y mirarle fijamente intentando consolarle. Su tacto me quemó y el tembló al frío de mi mano, pero no me rechazó, me miró y me sonrió-. Ella estará bien, te lo prometo. Será muy feliz contigo.
-Gracias… -miró a la niña-. Creo que deberíamos volver antes de que tu hijo quiera arrancarme la cabeza. Vamos.

Cogió a Nessie del suelo, me apetecía mucho cargarla pero sabía que dentro de poco los separaríamos, así que le deje llevarla. Parecía muy pensativo, seguía triste. Cuando llegamos Edward abrió la puerta y le advertí que dejara a Jacob pasar y que estuviera el rato que quisiera, no era justo separarlos, así que no podíamos negarle nada ahora. El asintió con la mirada y entramos a la cabañita. Esperamos a que el licántropo pusiera en la cama a mi nieta, posó su barbilla en el colchón y la observaba dormir. Edward se estaba poniendo nervioso, pero se levantó y vino hacia la salita.
-Creo que deberíamos hablar. No sé si quieres que esté toda la familia delante o…
-Yo ya lo sé –interrumpió Edward-, quizá sería buena idea que se lo dijeras personalmente a Bella. Me alegra que las palabras de mi madre te hayan hecho recapacitar.
¿Mis palabras? Mi curiosidad aumentaba… ¿Había herido a Jacob?
-No mamá, al revés. Creo que deberías hablar ya, Jacob.
Jacob miraba al infinito, buscando las palabras adecuadas, imagino.
-Bien, la cosa es que Esme me ha hecho pensar, quizá si ella no lo supiera, bueno, si cuando ella…
-Habla Jacob –dijo Bella medio enfadada medio curiosa.
-Está bien, creo que es mejor que no le digamos nada. Si ella no conoce la razón por la que está tan unida a mí, quizá pueda llevar mejor la distancia que nos separará por un tiempo. Es algo poco probable, porque es mucho más lista que Claire, pero ambas están en la misma situación, y ella puede sobrellevar el no ver a Quil durante un par de días. Así que me gustaría pactar… bueno o pediros, no sé muy bien… ¡Vaya! Que no le digáis nada de la imprimación.
-Eso esta hecho Jacob, si eso os evita dolor a ambos, dalo por hecho –le dije sonriente, intentando infundirle confianza y calma-. Creo que debería irme ya, seguramente Carlisle se pregunte porqué tardo tanto.
-Sí, yo debería irme con Billy también.

Estábamos llegando a la puerta cuando algo hizo girarnos y nos dejó helados.
-¡No te vayas Jacob! ¡Vuelve! –mi nieta lloraba mientras gritaba, Edward frunció el ceño pero Bella salió corriendo-. ¡Mami! ¿Dónde está Jake?
-Se iba ahora a ver a Billy
-Aquí estoy pequeña –dijo mientras entraba a zancadas a la habitación-.
-Prométeme que vendrás a verme todos los días, que alguna vez vendrás con Quil y Claire, prométemelo –sollozaba mientras le abrazaba-. No quiero que te olvides de mí –los ojos de Jake se abrieron por completo y se cerraron lentamente mientras unas lágrimas caían por sus pronunciadas mejillas-. Prométemelo.
-Pequeña, nunca podré hacer tal cosa, nunca podré olvidarte. Me tendrás cerca siempre, no lo olvides.
Decidí marcharme en ese instante, no podía soportar el dolor de una despedida. No podía ver sufrir a Jacob, pero mucho menos a Nessie. Volví a casa y me arropé en los brazos del hombre al que más amaba, intentando en vano olvidar aquella escena.