Capítulo XIX: Bienvenida a casa.

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Me asomé para ver a Jacob conduciendo, estaba realmente concentrado, no era ni de lejos el rostro que solía ver cuando venía solo con la moto. Me miró y sonrió, pero en seguida miró al frente.
-Estás demasiado serio…
-No me gustaría que nos estrelláramos…
Mi falda voló ligeramente, así que la agarré con las dos manos, apretando mis piernas contra las de Jake para no caerme. Me miró asustado y yo me reí. Me giré para ver el taller, ya habíamos llegado. Paró su moto, tendiéndome una mano para ayudarme a bajar. Ciertamente era complicado hacer esto con un vestido. Suspiró y se giró, me levantó y me dejó en el suelo. Yo me sonrojé y él rodó los ojos.
-Definitivamente, hoy no sobrevivo… -suspiró de nuevo-. Vamos.

Andamos unos doscientos metros y pude verla. Una casa blanca de dos pisos, con valla blanca incluida, un árbol enorme se situaba en un rincón de la valla, colga
ndo de él un columpio. Sonreí y corrí hacia el columpio. Me senté en el columpio observando la casa mientras Jake venía caminando.
-¿Quieres verla por dentro o prefieres quedarte sólo con la fachada?
-¡Tonto! Corre, abre tu casa…

Subimos los cuatro escalones del porche, me fijé en la rampa que había al lado derecho. En porche era pequeño, pero acogedor, con un banquito de madera en el lado izquierdo. Jacob sacó las llaves de su bolsillo y abrió la puerta. A la derecha había un arco separando la cocina del resto de la estancia. La cocina era muy amplia y tenía una mesa enorme con muchas sillas. Salimos de la cocina y volvimos a la estancia principal. Había un sofá en forma de L pegado a la pared derecha de la casa, una mesa de madera un poco más pequeña que la de la cocina y un televisor. En frente del sofá había una puerta, me hizo un gesto para que la abriera. Era una habitación con una cama grande, una cómoda y un cuarto de baño. Me recordó al cuarto de invitados de mi casa. Salí de nuevo al salón, mirando las escaleras que había pegadas a la pared de la habitación. Me hizo un gesto con la mano para que pasara delante de él.
-Esta va a ser mi habitación… -estaba al lado izquierdo de las escaleras, había dos puertas y a la derecha una. Al fondo había otra, la cual señaló-. Allí tengo una mini lavandería… -se rió y se dirigió al lado izquierdo. Abrió una de las dos puertas. La habitación era grande y luminosa, con un pequeño armario y una cama enorme-. Vamos, te enseñaré el baño, el de abajo es pequeño… pero este… -abrió la segunda puerta y asentí. Era bastante grande, con una bañera ovalada. Estaba embaldosada hasta el techo con colores tierra-. ¿Te gusta?
-Me encanta… Es muy luminoso… -me acerqué a la ventana, se veía el jardín vallado y un poco de bosque, después la carretera, después más bosque-. Unas vistas preciosas.
-Espera a ver tu cuarto… -dijo sonriendo-.
-¿Mi cuarto? Pensé que… -había pensado que el cuarto de invitados era el mío-.
-Sígueme –dijo sonriendo-. Bueno, no sé si te gustará, puede pedirles a tus tías que cambien lo que quieran… ellas tienen mejor gusto que yo para estas cosas…
Abrió la puerta y me quedé maravillada. El suelo era una moqueta en color tierra, las paredes blancas excepto la del cabecero de la cama, que era beige. La cama era de madera clara, con la cubierta en blanco con rombos beige, con tres filas de almohadones, dos grandes en blanco, dos medianos en beige y dos pequeños en color marrón rojizo. Pegado a la pared de la puerta había un tocador con un espejo y una cómoda al lado. La pared de al lado era de madera y tenía un escritorio pegado a ella, que ocupaba media pared. En la pared del fondo había una puerta corrediza de cristal. Le miré y él me sonrió. Salí corriendo y había un balcón, con un banco acolchado y una mesita. Me senté y me acomodé. Jake me miraba apoyado en la puerta.
-En serio… ¿es para mí?
-Esa era la idea… también he pensado en Alice…
-¿En Alice? –él se echó a reír-.
-Acompáñame…
Entré corriendo y se acercó a la pared de enfrente de la cama, la de madera. Metió los dedos en una rendija, la cual no había visto, y me miró sonriente. Tiró de ella y se abrió la puerta. Entré, había un armario enorme, más bien un vestidor. A la izquierda había una puerta, donde había otro cuarto de baño.
-Es todo tuyo… -había un lavabo con un gran espejo y dos armarios pequeñitos a los lados, un armario más grande al lado de la bañera con un cristal en la puerta, que dejaba ver un albornoz gris dentro… todo embaldosado en blanco y gris claro-. He instalado aislante en todas las paredes para que sean las estancias más cálidas, así no pasaras frío mientras eliges qué ropa ponerte… -se echó a reír-. Seguro que Alice se emociona con este armario y con la redecoración de tu habitación…

-No creo… con el armario tiene suficiente… -le sonreí-. No quiero que toque nada de la decoración, todo es perfecto.
-Nessie…
-¡Calla! Es precioso, los colores, la cubierta, el baño, ¡el balcón! –Salí corriendo y me asomé a la barandilla, viendo aquel bosque sin fin-. ¡Todo es perfecto! –grité mientras noté que se reía parado en la puerta-. Me encanta…
-¿En serio? –dijo alzando una ceja-. No me voy a ofender porque cambien los colores o… -puse un dedo en su boca y me miró. Me acerqué lentamente, sus ojos estaban clavados en los míos. Me puse de puntillas y lo acerqué a mí, rodeándole con mis brazos. Apoyé mi cabeza en su hombro y le atraje lo más posible junto a mí. Me retiré levemente y miré de nuevo sus ojos, poniendo mi mano en su mejilla. Sus ojos brillaban, me llamaban… miré sus labios, nunca me había fijado detenidamente en ellos. Eran gruesos, carnosos, seguramente tan cálidos como él. Le miré de nuevo a los ojos y parecía contrariado. Dejé fluir mis pensamientos, le mostré lo mucho que me había emocionado el ver en lo que había estado trabajando, ver que no había dejado de pensar en mi, cada detalle de esta habitación me había llegado al alma-. Me alegro que te guste…
-¿Crees que se enfadarán mucho si tardamos un poco más?
-Sí, bastante.
-Cinco minutos… -miré aquel sofá del balcón, tan cómodo…-. Por favor…
-Está bien… -dijo suspirando-. ¿Qué quieres hacer?

Me puse a dar saltitos y le cogí de la mano, arrastrándolo al silloncito donde nos sentamos. Me acomodé en su pecho, mientras me abrazaba. Podía oír el latido de su corazón a toda velocidad.
-Me da pena Seth… -dije al cabo de unos minutos-.
-¿Por?
-Bueno, todos… -me sonrojé, estaba asumiendo que yo era la mitad de Jake y no podía, pero era lo que Seth me había dicho, así que recalculé mis palabras-. Me ha dicho que todos habéis encontrado vuestra mitad… pero él no…
-Es muy joven, mira a Embry… -dijo riendo-.
-Creí que ibas a morderle o algo parecido…
-No… -suspiró-. Sé lo que es… al que casi mordí fue a Paul… pero a Embry no podría. Aunque va a ser un fastidio el oírles pensar en besar a mis hermanas… da grima…
-¿Cómo… -no sabía si debía preguntar… pero lo hice- es besar a alguien?
-No sé…
-La morena te ha besado… algo sabrás…
-Pero eso no es así… me ha besado ella, yo no la he besado… hay un matiz distinto…
-¿Nunca has besado a alguien?
-Sí, pero fue hace mucho… -pude imaginarlo. A mi madre. Me dio un escalofrío y me descontrolé, enseñándole como imaginaba que había sucedido-. No es lo mismo.
-¿Qué?
-No será lo mismo, ella no era mi destino… sino el de tu padre. Yo la amaba por una razón distinta, sólo amaba una parte de ella… Era más joven e impulsivo… nunca debí hacerlo…

Me callé e intenté controlarme. No debía volver a descontrolarme. Saqué de mi bolsito la cámara de mi abuelo e hice una foto al paisaje. Me acomodé de nuevo en los brazos de Jake y saqué una foto. La miré, salíamos serios, ausentes… La borré.
-¿Por qué la borras? Salías muy guapa.
-Salíamos demasiado serios… no me gustaba…

Me levanté y saqué una foto de la habitación, otra del armario y otra del baño. Jake me miraba sonriendo apoyado en la puerta. Le saqué una foto a traición, salía guapísimo y sonriendo. Me arrebató la cámara y me cogió con el otro brazo de la cintura, levantándome y haciendo una foto. La miramos y salíamos guapísimos. Los dos vestidos de boda y felices en un cuarto perfecto. Me dejó en el suelo y yo le quité la cámara con una mano mientras le acercaba a mí con la otra y le daba un beso en la mejilla. La foto era muy graciosa, salía riendo y con los ojos abiertos por la sorpresa, mientras que mi cara reflejaba felicidad mientras le besaba. Salí de nuevo al balcón arrastrándole conmigo, puse sus manos alrededor de mi cintura, posando mi brazo en los suyos y tomando una foto. Salía apoyado en mi cabeza y sonriente, irradiaba felicidad al igual que yo.
-Me encanta esta foto, sales guapísimo… -dije mientras se sonrojaba-.
-Tú sales bien en todas… -dijo besando mi mejilla aún abrazados-. Quiero tener una foto tuya… me ha gustado verte ahí sentada, mirando al infinito…
-Toma –dije tendiéndole la cámara y relajándome de nuevo mirando aquel paisaje. No era difícil desconectar mis pensamientos allí. El sol empezaba a caer. Él tomó la foto y se sentó de nuevo a mi lado-. Deberíamos volver… ¿no?
-Sí… ya es muy tarde…

Bajé las escaleras mirando el columpio mientras Jake cerraba la puerta. Posó sus manos en mis hombros, poniendo la chaqueta de nuevo encima. Me agarró y me guió hasta la moto mientras me abrazaba, empezaba a hacer frío. Llegamos a la moto y me levantó de nuevo, poniéndome delante.
-Creo que empieza a hacer demasiado frío, no deberíamos haber venido en moto… -dijo mientras me ponía el casco. Hice mención de arrancar y nos reímos-. ¿Quieres llevarla?
-¿En serio? -dije emocionada-.
-No… -dijo rodando los ojos-.
-¡Por favor! –puse morritos de nuevo mientras el negaba-. ¡Por favor! Jake…
-Eres… -resopló-. Sólo la dirección, de la velocidad y de lo demás me encargo yo…

Se sentó detrás de mí y arrancó la moto. Me adelanté un poco para que pudiera llegar al manillar. Hubiera tumbado mi cabeza en su pecho, pero era muy incómodo con el casco…
-¿Lista? –dijo mirándome. Entonces me di cuenta de mi falda… La sujeté como pude para que no saliera volando… él se sonrojó-. ¿Quieres volver a ponerte atrás?
-No, yo me encargo de la dirección, tú de que no se levante mi falda… -se sonrojó y rodó los ojos. Suspiró y sonrió, bajándose de la moto-. ¿Dónde vas?
-Ahora lo verás… -dijo riendo mientras se metía en el taller. Salió con un mono azul en la mano. Me ayudó a bajar y se dio la vuelta-. Póntelo, ya te lo quitarás en casa…
-Vale… -Me puse el mono encima de las medias-. Ya está…
-¿Ya? –dijo sorprendido y se giró para verme. Se empezó a reír-. Menudas pintas… entre la chaqueta, el mono y el vestido… ¡Déjame hacerte una foto! –Me sonrojé muchísimo y negué con la cabeza-. Va, por favor… prometo no enseñársela a nadie… -volví a negar con la cabeza pero él me sujetó mientras la sacaba de mi bolso y la ponía en alto-. Puedes posar, o puedo hacerla a traición… decide…
-Está bien… -suspiré y me quedé quieta, no sonreí, sino que lo fulminé con la mirada. Él empezó a reír-. ¿Contento?
-Mucho… -dijo riendo-. Sales preciosa con el casco, roja y enfadada… -siguió riendo y yo me sonrojé más… no pensé en el casco-. Va, venga, si no se hará tarde y tenemos que llegar a la cena…

Me volvió a levantar para sentarme en la moto, él se sentó detrás y arrancó. Seguía riendo cuando nos cruzamos con un coche que nos pitó, lo que hizo que aún se riera más… Aparcamos en casa de Billy, entramos a casa para dejar las llaves y el mono…
-Rose te va a matar… -dijo riendo y señalando mi cabeza-. ¿Quieres intentar arreglarlo?
-Sí, ayúdame…

Me acompañó al baño y comenzamos a quitar horquillas. Él bromeó sobre que no podría pasar un arco de metales con tanto pasador en la cabeza. Mi pelo había formado tirabuzones y formas extrañas… Suspiré al ver el desastre pero Jacob saco un cepillo. Comenzó a peinar mi pelo rápido, pero delicado, como cuando lo hizo en casa.
-Creo que me haré un moño normal…
-No sé… -siguió cepillando mi pelo, después dejó el cepillo y jugó con mi pelo entre sus dedos, haciendo formas de tirabuzones-. Así no queda del todo mal…
-¿Tú crees?
-Estás muy guapa… -cogió unos mechones delanteros y los puso detrás, frunció el ceño y cogió un pasador, colocándolo presionando fuerte contra mi cráneo… me quejé-. Perdón… no sé colocar estas cosas…
-Anda, déjame… -miró cómo colocaba el pasador y cómo separaba las puntas de aquel improvisado recogido-. No es tan difícil…

Miró mi reflejo en el espejo mientras sonreía. Rodeó mi cintura con sus manos y besó mi hombro, apoyando después su barbilla en el mismo.

-¿Desde cuando la pequeña Nessie es una adolescente preocupada por su pelo? –su sonrisa había aumentado. Yo me miré en el espejo y le acaricié la mejilla, lo que hizo que ladeara la cabeza hacia mi mano-. Añoro ver cómo crecías, cada día veía algo nuevo en ti… ahora son mil detalles nuevos cada vez… Sin hablar de cómo aguantas cosas que ninguna adolescente sabría manejar…
-¿Cómo por ejemplo?
-Bueno… -se sonrojó y desvió la mirada. Luego de repente sonrió de nuevo y volvió a mirar nuestro reflejo-. Cosas del viejo Jake… -levanté una ceja-. Me sorprenden tus reacciones… tan pronto te enfadas por una chorrada, como asimilas algo por lo que deberías enfadarte de verdad… -suspiró-. Pero bueno, debemos irnos o no llegaremos a la cena…

Salimos y corrimos hacia la carpa. Mi padre y mi madre aparecieron en la rendija de la carpa.
-Creí que sólo iban a ser unos minutos… -mi padre parecía enfadado… De repente su cara cambió a asombro y después a furia-. ¿La has llevado en moto? -¡Oh, oh! Se va a liar gorda…-.
-Papá… yo…
-¡Cállate! ¡No quiero saberlo! –Se acercaba a Jake-. Perro rastrero…
-¡Papá!
-Eres un estúpido y asqueroso chucho, imbécil, podría haberse hecho daño, además de que la has puesto en una situación que no era necesaria… ¿Era eso lo que querías? –comenzaba a perderme…-.
-No es lo que tú…
-¡No me digas eso porque puedo ver tus pensamientos! ¿Crees que ella lo necesitaba?
-No he hecho nada malo, no… -se calló y le miró mal, seguro que estaba pensando algo que no quería que oyera-. No puedes reprocharme nada.
-¿Qué no? –un rugido salió del pecho de mi padre que se acuclilló. Iba a atacarle. Jake comenzó a convulsionar. No me había enterado, pero estaba a punto de luchar ¿por qué me había llevado en moto? ¡Dios! Esto era una locura…-. No voy a consentir que vuelva a verte, ¿me oyes? Pasarán años antes de que te deje si quiera olerla… -mi padre desvariaba-.
Jake se alejó de mí, suficiente espacio para entrar en fase, no podía evitarlo… Miré a mi madre que los miraba aterrada, mi tío Jasper y Emmett aparecieron poniéndose junto a papá, sin intención de atacar, pero tampoco le iban a parar.
-¿Qué has hecho ahora? –dijo Emmett cruzando los brazos sobre su pecho-.

Comencé a sentir que todo daba vueltas, mis piernas flojearon y caí al suelo sentada. Mi padre y Jake estaban sujetándome antes de que el resto del cuerpo tocara el suelo.
-No entiendo qué os pasa… ha sido culpa mía, yo quería ir en moto, ha sido culpa mía… no nos hemos hecho daño, sólo me ha cuidado… Perdóname Jake, debí haberte hecho caso, me lo avisaste, sabías que se enfadaría… lo siento…
-No está enfadado por eso, Nessie, no te preocupes… -dijo acariciándome. Me dejé caer sobre su pecho, agarrando la mano de mi padre-. Se le pasará, no pasa nada…
-¡Nena! –Mi abuelo se arrodilló delante de mí, dejando a Sue y a Esme abrazando a mi madre-. ¿Qué tienes? ¿Otra vez te has mareado? –dijo fulminando a Jake-.
-No, estoy cansada, sólo es eso –le sonreí soltando la mano de mi padre para tocar la mejilla de mi abuelo-. En cuanto coma algo estaré mejor… ya verás.
Me aferré a la mano de mi padre y a Jake para levantarme. Entramos en la carpa y había gente bailando, gente sentada en la mesa y gente cantando en el escenario. Seth me saludó desde la pista riendo y bailando con la morenaza de Jake… Rodé los ojos y le sonreí. Me senté en mi sitio y Sue me trajo un poco de refresco. Me lo bebí rápido y enseguida me encontré mejor. Seguía teniendo a todos preocupados alrededor.
-Ya estoy bien, dejar de preocuparos. Es una fiesta, hay que bailar… -miré a mi padre-. ¿Bailas con tu hija? -Él asintió serio y me ayudó a levantarme. Cuando llegamos a la pista me levantó y me puso sobre sus pies-. ¿Qué me he perdido de tu reacción? No debes culpar a Jake, he sido yo la que ha insistido…
-No era por eso… no veo conveniente haga según qué cosas…
-¿Ha hecho algo malo? A mi no me ha ofendido nada de lo que ha hecho…
-A tu padre no le gusta que Jake sea tan… expresivo –dijo mi madre abrazándonos-. Nunca le ha gustado ese temperamento impulsivo que tiene…
-En serio, no entiendo…
-Seguro que ha visto algún gesto de Jake que no ha visto apropiado para su gusto… -levanto una ceja-. ¿Me equivoco?
-No… pero no creo que tampoco te gustara a ti…
-¿Qué ha sido? –Estaba perdiéndome de nuevo y no quería-.
-Te ha besado… -mi madre se puso rígida-, estaba pensando en cuando te ha besado en el hombro, frente al espejo…-ahora se limitó a bufar-.
-Antes también lo ha hecho, estaban bailando y lo has visto… -mi madre defendía a Jake-.
-Pero estábamos delante, odio que haga esas cosas sin que estemos, no… no es natural…
-¿Acaso es natural que un vampiro mire dormir a una humana durante cientos de noches seguidas? –Levanté una ceja-. Para ti hay cosas naturales y para Jake otras. Mientras no haga nada que me ofenda personalmente, no debes enojarte con él. A mi me gusta que sea así de espontáneo, de hecho, yo también le he besado muchas veces porque sí –le mostré el beso de la foto-. Y no es nada malo. Deja de pensar en los tiempos de la guerra… no es bueno.
Mi madre se reía mientras mi padre parecía disgustado y yo… no sabría decir que cara tenía en ese momento. Mi padre negó con la cabeza y eso hizo saltar una chispa en mí. Me solté y me dirigí al asiento de Jake. Él me miraba raro mientras iba directa a él, parecía casi asustado. Se estaba levantando cuando llegué, cogí su cara y le miré a los ojos. Ahora parecía confundido. Le mostré la conversación con papá y él sonrió cuando dije que me gustaba que fuera espontáneo. Me levantó por los aires y me abrazó, mientras yo le abrazaba y le besaba en la mejilla, haciendo sonar el beso, tanto, que Jake se estremeció.
-¿No sabes que los oídos de los perros son demasiado sensibles? –dijo con una sonrisa-.
-¡Quejica! –rodé los ojos y me reí. Me acerque a su oído y dí un ligero beso, sin hacer ruido. Se volvió a estremecer-. ¡Ahora no digas que he hecho ruido!
-No… -dijo riendo-, han sido cosquillas… -dijo dejándome en el suelo-. Pero ahora, deja de picar a tu padre, no quiero que se enfade más. A mí me da igual lo que diga, no voy a cambiar… -dijo sonriente-. A no ser… que te moleste. Entonces… -Me abalancé sobre él como respuesta-. Vale, ahora ya sí que no más muestras de cariño… si no el jefe Swann me arrestará…
Mi abuelo estaba rojo, casi morado, no sé, un color muy raro. Sue estaba intentando calmarlo mientras mi padre y mi madre estaban en una situación parecida. Quizá me había excedido ligeramente.
Miré a Seth, que estaba hablando con Embry, Quil y Jared. Miraban algo y se reían, mientras Quil hacía un gesto de ofensa. Entones dirigí mi mirada a la misma dirección, Leah estaba jugando a cucú con Ephraim, mientras Sam y Emily miraban tiernamente la escena.
-Lleva así como una hora, creo… -dijo Jake riendo-.
-Es algo tierno, no sé porqué os reís…
-No nos reímos del acto, sino de que ella se metía con Quil y conmigo cuando… -me miró de reojo-. Bueno, cuando hacíamos lo mismo. Y la verdad es que choca bastante verla así, sabiendo lo arisca que ha sido siempre…
Fulminé con la mirada a Seth que seguía riendo, mientras Quil bailaba con Claire. Embry se acercó a Rebeca y comenzaron a bailar mirándose profundamente, retiré la mirada al sentir que estaba viendo algo demasiado íntimo. Al girarme observé que Jake me miraba, me sonrojé y le cogí de la mano para sacarle a bailar.
Poco después sirvieron la cena y después de la misma comenzaron a poner canciones más movidas, empezaba la fiesta de verdad. Billy salió de la carpa y Jake le ayudó, mientras pude ver como Rebeca y Rachel salían con ellos. Paul, Embry y yo les seguimos, aunque no pintaba mucho ahí, tuve curiosidad. Se pararon frente a la lápida de su madre y las gemelas se abrazaron, mientras Jake les abrazaba a ambas y ponía una mano en el hombro de su padre. Me acerqué despacio, mientras Paul y Embry se quedaban a unos cuantos pasos de distancia. Abracé a Billy, quien me miró sorprendido y después miró a su hijo.
Rebeca rompió a llorar y acudió a los brazos de Embry, Rachel puso una mueca triste, mientras Paul se acercaba para apoyarla. Billy tenía los ojos brillantes y Jake estaba muy serio. Puse mi mejilla contra la de Billy, preguntándole muchas cosas a la vez, por lo que se puso lo más erguido que podía.
-Chicos… -dijo mirando a sus hijos-. ¿Podéis… dejarme a solas?
-Claro… -Rachel cogió a Jake de la mano, que me miró y me tendió la mano. Quería cogérsela, quería consolarle, pero debía hacerle muchas preguntas a Billy-.
-Ahora irá, Jacob. –Jake miró a su padre y asintió sin volver a mirarme. Metió las manos en los bolsillos alejándose de Rachel que intentaba tocarle para consolarle-. A veces me recuerda a ella, su carácter… -dijo mirándome nostálgico-. Tienes un montón de preguntas, pero no puedo respondértelas a la vez… elige el orden y las iré contestando…
-Seth me ha explicado algo de la imprimación… pero… no me ha explicado porqué sucede…
-No se sabe en realidad, creemos que tiene que ver con la genética… -dijo sonriendo-. Los miembros de la manada se enlazan con la mejor persona que puede dar descendencia con el gen…
-Genética… -dije sonriendo y mostrándole la broma que antes no había entendido-. Tú… bueno, ¿fuiste también lobo?
-No llegué a entrar en fase, pero es evidente que tengo el gen…
-Entonces… -miré la tumba de Sarah Black-. ¿Ella era… tu “mitad”?
-Sí… -dijo sonriendo-. Rotundamente sí.
-Las mujeres… quiero decir… -me sonrojé, no sabía cómo explicarlo con palabras… pero no quería volver a usar mi don, así que lo medité-. ¿Ellas se sienten tan atadas como ellos?
-Sí, pero en parte… pueden escoger. No encontrarían nunca a nadie como su… “mitad” –dijo sonriendo ante mi descripción-. Pero ellas tienen elección, no como nosotros.
-Pero si ellas no… -no sabía cómo continuar-.
-Es un dolor intenso. Cuando alguien pierde a su mitad, no está vivo del todo. Su corazón no late con la misma
energía, por así decirlo… -hizo una mueca de disgusto-. Puedes atarearte, puedes distraerte, pero ella siempre está en tu mente. No necesitas fotos ni nada que te la recuerde, su imagen está clavada en ti a fuego…
-¿Cuándo supiste que era ella?
-Siempre lo supe, pero esperé paciente a que ella se diera cuenta… ahora sólo me queda su recuerdo… -entristeció y miró hacia la carpa-. Si no fuera por ellos hace mucho tiempo que me hubiera reunido con ella. Mi corazón sigue latiendo porque ellos me necesitan, pero dejará de hacerlo cuando ellos tengan su propia vida…
-Billy… no digas tal cosa. Ellos siempre te van a necesitar…
-Lo sé… es algo egoísta, pero sé que cuando mi corazón deje de latir me reuniré con ella… y es algo que ansío, pero no puedo dejarles solos. Se lo prometí a ella, que cuidaría de ellos hasta que fueran felices… y así lo haré…
Me sentí mal por hacerle hablar así. Él sonreía, pero sus ojos mostraban tristeza, la tristeza de la pérdida. Le abracé fuerte, le mostré fotos que había visto de Sarah en su casa, del día en que se casaron, de lo felices que se les veía. De cómo Jake me hablaba de ella, aunque hubieran sido pocas las ocasiones. De cómo Jake sufría por ver a su padre decaído…
-Gracias por mostrarme esas imágenes tan nítidas de mis recuerdos… -dijo sonriendo-.
-Billy… -mostré mis recuerdos de Jake, y mi deducción sobre que yo era la mitad de Jake-. ¿Es cierto? ¿Él sufre por mi culpa?
-Es cierto, eres su mitad. Pero él sólo sufre por tu felicidad, no por tus elecciones. Si tus elecciones te hacen feliz, él también lo estará. No creí que fuera capaz de hacer tantas cosas, tú le has hecho feliz. Ahora tiene un negocio y una casa, tiene algo a lo que aferrarse, te tiene a ti. Está cambiando, puedo notarlo, es mucho más maduro, pero no por fuerza, como años atrás, ahora quiere ser mejor. Siempre he estado orgulloso de él, siempre ha cuidado de mí, de sus hermanas… siempre ha cuidado de todo el mundo excepto de él… y ahora lo está haciendo, ahora me siento aún más orgulloso si cabe.
Miré hacia la carpa, Jacob se acercaba. Le di un abrazo a Billy, mostrándole lo feliz que me había hecho con sus palabras, lo feliz que me sentía al verle hablar tan orgulloso de él.
-Billy… vamos dentro, empieza a hacer frío… -Billy me miró, evidenciando lo que había dicho… siempre cuidando de todos-. Aún queda mucha juerga…
-Sí, así es… ves a por el aceite, tengo que darle marcha a las ruedas… -dijo estallando en carcajadas con su hijo. Yo sonreí-.
Puse mi mano sobre la de Jake, que me miró y retiró la vista enseguida. Estaba triste, intentaba evitar mostrarse así, pero no podía ocultarlo, al menos no a mí. Cuando llegamos, todo el mundo estaba bailando y yo me sentía mal. La familia Black echaba de menos a alguien especial. Pasaron varias canciones, pero Rebeca seguía llorando, abrazada a Embry y a Billy. Jake abrazaba a Rachel, al igual que Paul. Me acerqué a Collin y busqué la canción que me vino a la mente. Mi padre se acercó y me susurró al oído.
-Dame diez minutos, sé lo que has pensado, y creo que debes acompañarte de algo que tengo en el coche –dijo sonriendo-. Estoy orgulloso de ti…
Mi padre salió disparado con una sonrisa y sonaron tres canciones más, mientras Collin me miraba impaciente. Mi padre llegó con aquel estuche que hacía un tiempo que no veía. Collin comenzó a desenroscar cables, mi tío Emmett acudió a ayudarle por una señal de mi padre, mientras yo me preparaba. Me subí al escenario y saqué mi violín. Todo el mundo me miraba mientras la música había dejado de sonar y Jacob me miraba confundido, como todos los presentes. Le hice un gesto a Collin, sonreí a la familia de Jake. La música comenzó y comencé a cantar, no sabía si desafinaría, pero no me importaba, sólo quería que escucharan la letra. Llegó el estribillo y comencé a tocar mi violín, parando sólo para cantar aquella preciosa canción… “Angel”.
Billy me sonreía mientras miraba a su hijo, que estaba completamente emocionado. Rebeca y Rachel se cogieron de la mano y se sonrieron. Todo quedó en silencio tras la última nota, todos miraban a la novia, que soltó la mano de su hermana para empezar a aplaudir, mientras se acercaba hacia mí.
-¡Gracias! –dijo mientras me abrazaba-. Ha sido precioso, te lo agradezco.
Jacob se acercó y me abrazó, me aferré a su cuello, mostrándole que no quería verle triste, que ella no querría verles así en un día tan feliz. Collin comenzó con música de nuevo mientras le mostraba las imágenes, mientras el resto de los Black se acercaban para abrazarme. Comenzó a sonar “Without you”, de Mariah Carey, cuya letra parecía escrita para que él me la dedicara. Jake cogió mi mano, llevándome fuera de la carpa y cogiéndome en brazos para bailar. Me aferré a su cuello, noté que las lágrimas salían de mis ojos sin poder remediarlo. Me acunaba al ritmo de la música, acariciaba mi pelo haciendo que mis lágrimas intentaran salir con más fuerza. Cerré los ojos para evitar que salieran más.

Noté una brisa fresca recorriendo mi cara, abrí los ojos y una tenue luz entraba por mi cuarto en la cabaña. Tenía mi pijama puesto, me levanté cerrando la ventana y volví a meterme en mi cama calentita. Oí a mi padre reír. La puerta se abrió y mi madre asomó su bello rostro.
-Buenos días… -dijo sonriendo-. Bueno, mejor dicho… buenas tardes…
-¿Tardes? ¿Qué hora es?
-Son las cinco de la tarde, no te hemos querido despertar… parecías muy cansada. ¿Quieres comer algo? –Negué con la cabeza-. Tu móvil ha sonado un par de veces…
Cogí el móvil de mi mesilla, en él había una nota, enganchada con la tapa del teléfono.

Reconozco que mi ritmo no es muy bueno… pero ¿cómo para que te quedes dormida? Espero que descanses, avísame cuando te despiertes… Jake.

Abrí mi móvil y tenía dos mensajes.
‘¿Qué tal ha ido la boda? Espero que muy bien, nosotras ya te echamos de menos por aquí. Espero que nos llames pronto. Besos. Dar.’
‘La boda genial, acabó muy tarde y me acabo de despertar. Vuelvo en diez días, al menos eso me han dicho mis padres. Tengo ganas de veros, yo también os echo en falta. Un beso.’ Contesté y me dispuse a leer el siguiente mensaje.

‘Quiero saber qué era la sorpresa… ¡no me dejes así! Cuéntamelo rápido… ‘
‘La sorpresa fue que se ha comprado una casa, es preciosa, al lado del taller. He hecho un montón de fotos, si puedo te enviaré un correo con unas cuantas, así verás que vistas y… ¡mi cuarto!’
Mi móvil no tardó mucho a sonar.
‘¿Tu cuarto? ¿Tienes un cuarto en su casa? Quiero amigos como los tuyos repartidos a lo largo del mundo… En serio, quiero que me mandes el correo, ¡ya!’

Me levanté y comencé a descargar todas las fotos de la cámara en el portátil de papá. Envié un correo a todas mis amigas de Monroe, mandando casi todas las fotos. Mamá sonreía viéndolas, alabando la casa de Jake. Cuando mandé el correo escribí un mensaje.
‘Realmente como bailarín no tienes mucho futuro… Yo también quiero darte una sorpresa. Te espero en dos horas en mi refugio… ¡dos horas! No vengas antes o te dejaré en la calle… ‘

Mamá me indicó el camino a la cocina, si quería salir debía comer algo. Comí un poco de pollo frito y un poco de helado de frambuesa. Sólo me quedaba hora y media. Salí corriendo al máximo de mi velocidad y entré en aquel lugar que era mi preferido cuando era niña. Saqué la cámara de fotos y mis acuarelas. Comencé a dibujar aquel paisaje que se veía desde el balcón, la foto en la que Jake y yo salíamos abrazados y otra más que saqué de mis recuerdos. Aquel día de caza en Monroe, cuando aparentaba unos once años y él estaba como lobo, yo apoyada en su pata acolchada mirando a los ojos a aquel lobo rojizo. Los dibujos eran mucho mejores que cuando era niña, pero no como los de una artista. Me avergoncé de mi misma, estuve a punto de romperlos pero su olor me llegó. Tapé los dibujos y me planté en la puerta.
-Has venido pronto, aún quedan tres minutos… -dije con una mueca-.
-¿Quieres que vaya a dar un paseo mientras? Aunque igual cuando vuelva estás dormida de nuevo… -dijo riendo-.
-¡Vale! Estaba muy cansada… no hace falta que os estéis riendo de mi para el resto de la eternidad…
-Bueno… ¿Y mi regalo?
-Yo… -miré al suelo avergonzada. Era una chorrada, no debía haberle dicho nada, seguro que él se esperaba algo grandioso, lo que merecía después de aquella preciosa habitación… y yo le había hecho tres cuadros como una niña pequeña… ¡Idiota!... Jake me miró con impaciencia-. Es una tontería… olvídalo… -me sentí tonta, triste… él cogió mi mentón y me miró-.
-Nada de lo que tú me des es una tontería… -dijo sonriendo-. ¡No me dejes sin saberlo!
-Está bien… pero es una tontería… -dije destapando mis dibujos. Él levantó una ceja y se quedó serio-. Ya te he dicho que era una tontería… en comparación con lo que tú me has regalado esto es…
-Precioso… -dijo sonriéndome. Sus ojos tenían un brillo especial, miró el paisaje y miró el dibujo de mi recuerdo. Después se quedó mirando fijamente el de nuestra foto, la que salíamos abrazados-. Sé dónde colocar cada uno… -dijo sonriendo-.
-No hace falta que… -me miró fijamente y me dejó sin palabras-.
-¿Me acompañas a colgarlos?

Asentí, no pude hacer otra cosa. Corrimos hasta la casa de Billy, quien se alegró mucho de verme. Le encantaron los cuadros y los miraba como si en ellos hubiera algo que le trajera buenos recuerdos. Fuimos en el coche de Jake, y entramos a la casa. Hice una foto de la fachada, algo que olvidé hacer el otro día, sentada en el columpio, mientras Jake abría la puerta. Entré corriendo tras él, mientras me sonreía sujetando la puerta. Colgó el paisaje en las escaleras, el cuadro del lobo encima del sofá y me llevó a su habitación para colgar el de nuestra foto.
Entré a mi cuarto y salí al balcón, viendo de nuevo el paisaje. Jake se apoyó en la barandilla a mi lado. Apoyé mi cabeza en su hombro y el respiró profundamente. Yo bostecé.
-¿Todavía tienes sueño, dormilona? –dijo riendo-. En serio, has dormido doce horas…
-Ya… pero no sé… estoy cansada. Quizá sea hambre…
-¿Quieres ir a cenar? La verdad es que yo también tengo un poco de hambre… Podemos ir a Port Ángeles, si quieres, hay muchos restaurantes dónde cenar…
-La verdad es que… no me apetece cenar rodeada de extraños…
Jake sacó su móvil y marcó el número de mi madre. Le miré extrañada mientras él sonreía y me hacía un gesto para que esperara.
-¿Bells?... No, no, todo está bien. Sólo llamaba para pedirte permiso… ¿Puedo quedarme a Nessie esta noche? –su sonrisa se ensanchó, al igual que la mía-… ¿El plan? Bueno, voy a ir a casa de Billy a saquearle la nevera, quiero estrenar la cocina, prepararé algo de cena y veremos un par de películas, después te la devuelvo… -mi cara hizo una mueca sin poder evitarlo y Jake pasó su dedo por mi cara para recomponerla-… Vale, de acuerdo… -me tendió el teléfono-.
-¿Mamá?
-Nessie… -noté cómo el viento corría, seguramente se alejaba de papá-. ¿Vas a venir a dormir?
-Yo… sí, claro… supongo…
-Ya, claro… más te vale, no quiero tener que agarrarlo… no fuerces las cosas cariño…
-Lo sé, mamá, no te preocupes… -Jake me arrebató el teléfono-.
-Bells, si se va a quedar más tranquilo podemos ir a saquear tu nevera, así hará eso que hace tan bien, para que esté más tranquilo… Lo sé, lo sé… Ahora nos vemos…

Cuando llegamos a casa papá estaba de morros. Mamá había preparado una bolsa de comida y una mochila para mí.
-Será mejor que vayas preparada por si acaso… -mi madre hizo una mueca a mi padre-. Hasta mañana… -se despidió mientras me daba un beso y mi padre gruñía. Me acerqué a papá y le di un beso, pero él estaba enfadado-.

Llegamos a casa de Jake y se puso a cocinar mientras yo escogía las películas. Me llamó cuando la cena estuvo lista. Había hecho unos espaguetis y de postre había helado de vainilla con chocolate. Me puse a fregar, pero él no me dejó hacerlo sola, así que me molesté. Le salpiqué, y él me salpicó, acabamos haciéndonos cosquillas y él se cortó en el brazo. Yo me asusté, pensé que iba a perder el control. Él se tapó la herida y se fue a la otra punta de la cocina. Le miré con preocupación y me acerqué lentamente.
-¿Estás bien? Lo siento… yo…
-No te preocupes, no ha sido culpa tuya… -me acerqué-. Espera… no hace falta, en serio…
-Jake, puedo controlarme…
-Lo sé… pero no quiero que hagas esfuerzos por mi culpa. Sé que la sed te provoca dolor…
-¡Tonterías! -Me acerqué y le cogí el brazo. El corte estaba ya casi cicatrizado… levanté una ceja-. ¡Quejica! ¡No era tan grave! –me acerqué y besé aquella marca rosácea-. Cura sana…
-¿Crees que tengo cuatro años?
-Tú no… -me miró levantando una ceja y nos echamos a reír-. Déjame terminar a mi sola, no quiero que acabes mal herido hoy…

No me hizo ni caso y me ayudó, pero esta vez sin hacer el tonto. Nos fuimos al sofá y vimos una película de dibujos. En el descanso a Jake le entró hambre y cogió un bol enorme de helado. Le miré mal, pero al final acabé robándole la cuchara y comiendo yo también.
-Oye, si quieres uno cógete el tuyo… -dijo aferrando el bol como los niños pequeños-. Me vas a dejar sin nada, encima que te ríes, me robas…
-En serio, ahora sí empiezo a pensar que tienes cuatro años…
-¿Ah, sí? –dijo levantando una ceja. Yo asentí-. Me las pagarás…
Se levantó y puso la película. A los diez minutos me apoyé en su hombro, olvidando su venganza. Estaba metida en la película y no me dí cuenta de lo que hacía hasta que su mano pringosa tocó mi cara. Había metido la mano en el bol del helado y me había manchado toda la cara. Me separé de él lentamente intentando parecer muy ofendida mientras él seguía riendo. Me levanté y cogí mi chaqueta. Salió disparado pidiendo disculpas y cuando ya llevaba unos dos minutos suplicando me empecé a reír. Él se hizo el ofendido pero empecé a hacerle cosquillas, por lo que me levantó por los aires para devolvérmelas. Caímos en el sofá, dejando el bol al alcance de mi mano, así que se la devolví. Su cara ahora tenía una ligera crema de vainilla y chocolate, me empecé a reír mientras me lamía el dedo. Él abrió la boca y me miró fingiendo estar ofendido, pasó su cara por mi hombro limpiándose con mi camiseta, yo hice lo mismo y comenzamos a forcejear, hasta que acabé tirada en el suelo y él haciéndome cosquillas.
-¡Tregua! –grité mientras no podía parar de reír-. ¡Tregua!
-¿Qué? –Dijo acercándose, manteniéndome inmóvil contra el suelo-.
-Por favor… tregua…
-No sé… dijo haciéndome unas pocas cosquillas más y parando, fingiendo estar pensando-. ¿Prometes portarte bien? –Asentí-. ¿No más venganzas? –Volví a asentir-. Bueno… -Sus ojos me miraban con ternura, sonreía, me miraba fijamente y sonreía. Me dí cuenta que cada vez estaba más cerca de mí. Mi corazón se aceleró. Cuando estaba a cinco centímetros de mi rostro hizo un movimiento rápido y me dejó descolocada. Sacó su lengua y la pasó por mi mejilla, chascando la lengua como si estuviera saboreando-. No está mal…
-¡Asqueroso! –dije pegándole mientras él se reía a carcajadas y yo recuperaba mi ritmo cardiaco-. ¿Qué haces? –dije pasándome el reverso de la mano por mi mejilla, dándome cuenta que aún tenía helado. Él seguía riendo mientras se levantaba y se sentaba-. No le veo la gracia…
-Anda… -dijo tendiéndome una mano para levantar-. Ven conmigo y vamos a ver la siguiente película… -rodó los ojos de un modo extraño. Respiró profundamente y se sentó en la otra punta del sofá, mientras miraba la mochila que estaba allí-. ¿Qué te ha puesto tu madre en la bolsa?
-Bueno… ya sabes como es… ha pensado en mi virtud de quedarme dormida incluso de pie… así que por si acaso me ha puesto un pijama y ropa limpia… lo cual agradezco… -dije mirando mi manchada camiseta-.
-O sea, ¿te da permiso para que te quedes? –dijo sonriendo-.
-Bueno… imagino… pero no quiero molestarte, seguro que tenías planes con la manada…
-No, la verdad es que hoy no tengo guardia. ¿Quieres estrenar hoy tu habitación?
-Luego... ahora quiero ver la película…

Pulsó el botón del “play” y se sentó algo más cercano a mí, pero no como antes. Yo aproveché y me tumbé, posando mi cabeza en su pierna. Él comenzó a ladearse hacia mí, jugando con mi coleta. Me erguí y él también, parecía asustado y preocupado. Le miré con la duda en la cara y él negó con la cabeza. Solté mi coleta y me tumbé de nuevo, cogiendo su mano y llevándola a mi cabeza. Noté cómo se reía.
-Muy sutil… -dijo riendo-.
-¡Calla! –dije riendo también-. Ya sabes que me encanta que me acaricien el pelo…
-Lo sé… -dijo suspirando-. Y a mí me encanta hacerte feliz…
-Yo… -me sonrojé y él reía bajito-. ¿Es por eso que me ha dicho Seth?
-Sí… Siento no haber sido yo el que te lo contara… pero no quería que te sintieras…
-¿Atada? –Asintió-. Pero hay muchas cosas que no entiendo… eso quiere decir que tú y yo… -me sonrojé y él hizo una mueca-. ¿No hay elección?
-Sí… siempre puedes elegir…
-Pero eso te haría sufrir… -hicimos una mueca-. ¿Y si yo sólo quisiera ser tu amiga para siempre? Odio eso de los novios… -él comenzó a reír-. En serio, me parece repulsivo…
-Bueno… pues seré tu amigo para siempre, nada más, si es lo que quieres… -acarició mi pelo-. Como te he dicho yo sólo quiero hacerte feliz, por lo que, si eres feliz simplemente siendo mi amiga, eso seré. Pero no debes preocuparte de todas esas historias, es por lo que no quería que lo supieras, aunque por lo que me cuenta tu madre no tiene mucho sentido… yo no quería decírtelo para que no sufrieras, no quiero que estés en Monroe sufriendo por mí.
-¿Sufres tanto como yo?
-Bueno… -hizo una mueca rara-. No le des vueltas a esas cosas, quizá sólo sea… no tienes porqué ser así. Son todo viejas leyendas, no le des más vueltas, ¿vale?
-Vale…

Viejas leyendas… quizá todo era simplemente eso. Nos mirábamos preocupados, mirándonos el uno al otro esperando que nos rompiéramos por el dolor que nos provocaba el estar separados. Pero al fin y al cabo, íbamos a estar unos días juntos, así que sería mejor aprovecharlos… Le abracé fuerte y él a mí, después volví a la misma posición y coloqué su mano en mi pelo, notando una suave risa saliendo de su boca. Me encantaba notar sus dedos cálidos por mi pelo.

Noté cómo unos cálidos brazos me llevaban, pero no quise abrir los ojos. Noté cómo me dejaban en unas sábanas heladas en comparación, me arropaba y me besaba el pelo, acariciándolo. Suspiró y se alejó. Me levanté en la madrugada, estaba muy incómoda con la ropa. Bajé sigilosamente al piso de abajo, para coger mi pijama. Me cambié y salí al pasillo, oyendo los ronquidos de Jake, me eché a reír. Abrí la puerta y estaba durmiendo destapado, con la espalda descubierta reflejando la luz de la noche. Me entraron ganas de dormir con él, pero hacía tiempo había prometido no volver a hacerlo. Volví a mi cuarto y salí al balcón, sentándome en aquel silloncito. Abracé mis piernas y miré aquel cielo, tan parecido al de Monroe. Suspiré…
-Vas a coger un pasmo… -di un brinco, no le había oído llegar-.
-Bueno, es que tus ronquidos me han despertado y he aprovechado para ponerme el pijama y tomar el aire… -dije sacando la lengua-.
-¿Te he despertado?
Negué con la cabeza. Me fijé en su brazo, ahora medio cubierto por una camiseta negra. No sé porqué lo hice, no me dí cuenta de lo que estaba haciendo, creo que tardé como medio segundo en hacerlo… estaba colgada de su cuello, rodeándole con brazos y piernas. ¿Por qué había hecho esa estupidez? Quería bajar, pero me daba vergüenza mirarle a la cara ahora. Noté su risa, me abrazó acunándome, acariciando mi pelo. Lo último que sentí fueron sus labios en mi frente y un susurro.
-Bienvenida a casa…