Capítulo V: Mi cóctel ₪ Jasper POV.

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La luz del sol bañaba cada centímetro del cuerpo de mi querida Alice, refractándose en millones de rayos de distintos colores. Era un día extraño, hacía sol en Forks. Miré hacia el cielo, sintiendo el calor del sol en mi piel de piedra. Miré mi cuerpo y las heridas de guerra se acentuaban a la luz del sol. Entristecí.
-Eres aún mas bonito con esta luz –me sonría mi pequeño monstruito.
-Pareces un ángel tallado en el diamante más grande del mundo –le besé en el cuello.
Ella me abrazó y besó mi pelo una y otra vez. No necesitábamos nada más para saber lo mucho que nos queríamos. Estuvimos allí abrazados durante unos segundos, parecía que nada podía perturbarnos, pero su aura cambió. El miedo recorrió cada poro de su piel, y en un primer momento me asusté. En seguida pude controlarme y conseguí cambiar ligeramente su aura, intentando calmarla.
-¿Qué sucede, mi amor?
-No sé, no puedo ver con claridad. Es algo muy
lejano. Sé que es algo que debo evitar, pero no puedo evitarlo si no lo veo con claridad.
-No te preocupes, antes de que suceda lo verás, podremos evitarlo.
-Eso espero.
Algo la perturbaba seriamente, podía notarlo, pero ella no me lo contaba. Nunca me había ocultado sus visiones.
-¿Quieres…?
-No, no es que no quiera, es que no puedo. No veo nada claro, simplemente presiento que algo va a pasar, algo que nos hará sufrir, sobre todo a Bella.
-No te preocupes, intentaré estar más pendiente del aura de Bella, igual conseguimos saber que es lo que le perturba.
-Eso espero, Jazz, eso espero.

El sol empezó a dar más calor del habitual en esta zona de Washington. Y allí seguíamos los dos, abrazados, tumbados mientras la luz se convertía en arco iris en nuestros cuerpos. De repente un efluvio conocido me hizo que ardiera mi nariz. Un aura llena de felicidad se acercaba. Y allí estaba ella, sonriendo, como si estos dos años no hubieran pasado por ella. Me incorporé, su aura estaba llena de vergüenza, alegría y arrepentimiento. Alice se puso en pie de un salto, dejándome a mi aún tirado en el suelo. La figura lejana se perdió, yendo en dirección contraria a su casa. Ahora solo podía percibir miedo.
-¿Por qué huye?
-Por miedo, no se que ha sido lo que le ha perturbado, pero, quizá necesite más tiempo.
-¿Deberíamos informar al resto?
-Quizá, no lo sé. Solo sé que deberíamos volver a casa.

Cuando llegamos un aura de incertidumbre se reflejaba en la casa, curiosidad en gran parte, miedo por otra. Al entrar hayamos a Sam y Emily en el sofá, y se oían los latidos de su hijo en el piso de arriba. Recuerdo el día que nació Ephraim, fue un día difícil para mí.
Estábamos en casa, como cualquier otro día, cuando Embry apareció corriendo diciendo que Emily estaba de parto. Carlisle le dijo que la llevaran a casa. Habían pasado sólo cuatro meses desde que se había quedado embarazada, nadie comprendía nada, ni siquiera el propio Carlisle. En seguida llegó toda la manada y Carlisle subió con Emily y Sam a la habitación que había preparado. Todos los Cullen salimos de la casa, evitando así volvernos locos con el olor a sangre. Al volver, vimos al nuevo miembro de la manada. Era un niño pequeño, como un prematuro de siete meses. Carlisle le hizo todo tipo de pruebas y lo puso en una incubadora que había improvisado en unos minutos. Se fue al hospital y volvió con una de las incubadoras que estaban estropeadas, la cual Rosalie reparó en unos momentos. Lo cambiaron a la nueva incubadora y lo dejaron descansar, mientras Carlisle seguía con las pruebas, haciendo un test de ADN, confirmando que era humano. La sala se llenó de incertidumbre por parte de Ed y Carlisle, amor por parte de sus padres y alegría del resto. Entonces Nessie entró con Jacob, más amor que sumarle, mientras observaba al pequeño. Una oleada me sobrepasó, esta niña iba a acabar conmigo. Devoción, amor, confianza, celos, ansiedad, alegría, esperanza… Todo eso en menos de dos latidos. Me provocó un mal estar que nunca antes había sentido. Era como un cóctel de sentimientos, el cual produce malestar… resaca lo llamarían los humanos. Pero sin embargo ese cóctel me hacía sentir vivo, era algo grandioso sentir todas esas cosas en un momento, me hacía feliz, más perceptivo.
El niño crecía no tan rápido como mi pequeño cóctel, mi sobrinita, mi adoración. Pero su ritmo de crecimiento era ligeramente superior al de los humanos normales.
Carlisle seguía haciendo pruebas cada par de meses, por lo que me imaginé al ver ese aura de preocupación que hoy tocaba revisión. Carlisle bajó por las escaleras algo confundido con el bebé en brazos.
-Realmente, es algo extraño. Es un bebé totalmente normal, algo más grande que la media, pero normal.
-Pero, ¿por qué solo cuatro meses de embarazo? –la angustia de Emily se palpó en su voz y se reflejó también la de su marido.
-Es posible que no te dieras cuenta antes, pero no creo que fueran cuatro, quizá seis. Quizá la primera falta no fuera evidente. Nació prematuro, con un desarrollo de un sietemesino, pero no le veo ninguna explicación salvo ésta. Quizá estamos tan acostumbrados a lo sobrenatural que le damos vueltas a algo humano, raro sí, pero humano, al fin y al cabo. Quizá te hubiera podido comunicar antes tu embarazo, después de tantos años, huelo las hormonas fácilmente.
-Entonces, ¿Ephraim está bien?
-Así es –dijo entregándoles el pequeño a sus padres- está bien. Muy grande, sí, pero sano. Lo del tamaño vendrá de familia –dijo observando a Sam mientras sonreía-.

Nessie apareció, se acababa de despertar. Fue corriendo a ver al pequeño Ephraim. Parecía que tenía ya unos nueve años, sin embargo en una semana celebraríamos su tercer cumpleaños.
-Será guapísimo de mayor. Puedo verlo. Se parecerá mucho a Emily –dijo mirándola mientras la sonreía.
Nessie nunca se había sentido incómoda mirando fijamente a Emily, ni siquiera molestaba a Sam, al cual si que le molestaba que otros lo hicieran. La inocencia de mi pequeño cóctel no veía feo el deformado rostro de Emily, podía ser capaz de verla y mostrarla como antes del desgraciado incidente.
-¿Puedo mostrarle algo al pequeño? –suplicó Nessie.
-¿Puedo verlo yo también?
-Claro, si te gusta, lo puedo mostrar a todos –dijo mientras sonreía.
Puso una manita en la cara de Emily, en la que noté felicidad, nostalgia, tristeza y agradecimiento. Esto sólo podía provocarlo mi cóctel.
-Es precioso, puedes hacerlo si quieres.
Nessie miró al pequeño y se paró a un centímetro de su piel. Se acercaba una travesura, podía sentirlo. De repente todos nos vimos sumergidos en las imágenes, allí estaban Emily y Sam de espaldas, se volvían con Ephraim en brazos. Emily tenía su antiguo rostro y Sam sonreía mientras su pequeño que ya estaba más mayor, saludaba a Nessie acariciando el rostro de su madre.
-¿Por qué has…?
-Lo siento Emily, pero creo que esto también les podría gustar a los demás. -Miró a Sam que estaba muy serio-. Espero que no te haya ofendido, sólo quería mostrarte cómo seria.
Una ola de culpabilidad y admiración le inundó y lo sustituí por alegría y agradecimiento. Él me miro, sonrió y asintió.
-Gracias pequeña, ha sido una bonita imagen. –Miró a su mujer y a su hijo-. Serás hermoso como lo es tu madre.

Sam se fue con su familia despidiéndose de todos. Ed se puso a tocar el piano y Nessie se fue a su habitación, volvió corriendo y le entregó a su padre una partitura.
-¿La has hecho tú?
-Sí papi, siempre me compones canciones, así que he decidido hacer yo una para mamá y para ti. Tócala a ver si te gusta.
La canción sonó preciosa, y mostró unas imágenes llenas de emociones, admiración, amor, agradecimiento, comprensión, alegría, cariño, nostalgia… Era ella con sus padres en mil y una situaciones. La canción terminó y ella puso una imagen paseando ella en medio cogiendo las manos de sus padres y paseando los tres por la playa.
-Pero, nunca hemos ido a la playa cariño.
-Lo sé, pero me gustaría que pasara.
Bella apareció muy emocionada y besó la cabeza de su hija. La abrazo y besó una y otra vez. Luego miro a su marido… y tuve que irme porque el ambiente me empalagaba demasiado.
Alice se acercó y me sonrió. No necesitaba nada más. Ella se paró y su gesto cambió.
-¿Qué?
-Ya se cual va a ser tu regalo para Nessie. Acabo de verlo, y le encantará.
-Y va a ser…
-No… no puedo. Tienes que pensarlo tú, aunque, creo que ya lo has decidido, si he podido verlo. Quizá no seas consciente, pero lo sabes.
Cuando ya casi anochecía el efluvio de Jacob me llegó, junto con su ansiedad por ver a Nessie. Ésta también lo olió, y empezó mi particular fiesta… siempre que Jacob estaba era como si bebiera constantemente, y cuando se iba la resaca aparecía… acababa extenuado.
-Alice, cariño, te apetece dar una vuelta –sabía que a ella también le provocaban dolor de cabeza alguna vez…
-Sí, me parece bien.

Dimos un paseo que duró varias horas, cuando el efluvio de mi cóctel personal me llegó. Estábamos cerca de la casa árbol, así que debía estar allí. Pero no estaba sola, otra vez el mismo olor que esta mañana. Alice y yo corrimos hacia la casa. Mi sobrina estaba sentada en las escaleras, mirando un paquete en sus manos.
-Cariño, ¿has visto a alguien?
-No tita Alice, pero esto estaba en la puerta. Su olor me resulta familiar, pero no puedo recordar con claridad. Nadie ha estado aquí desde mi cumpleaños pasado, nadie excepto Claire y yo.
-Lo sé cariño, pero ese paquete lo ha traído alguien que os conoce a ambas. –miramos el paquete, en el que había una tarjeta que ponía “felicidades”- tu primer regalo, ¿verdad?
-Sí, no sé, creo que debería esperar a abrirlo al día de mi cumpleaños.
-Claro, el domingo será un gran día, puedes estar segura. Pero, si lo han dejado aquí es algo para ti, quizá…
-Igual deberías abrirlo sola, o quizá mejor con tu mejor amigo. –terminé la frase de mi amada.
-Sí, creo que sería lo mejor. Mañana me iré de caza con Jake, así que podríamos venir a abrirlo con él.
-Sí cariño, pero ahora es bastante tarde, deberías estar en casa.
Otro cóctel… Pena, rabia, ira, frustración, ansiedad, desesperación.
-¿Qué es lo que ocurre mi pequeño cóctel?
-Lo siento tito Jazz… es que… -comenzó a llorar- Había quedado aquí con Jake hace una hora, y no ha venido. Seguro que se ha olvidado que tenía que venir, ha ido a ver a Billy, que estaba en una reunión con las novias de la manada, y ya no ha vuelto. No sé porque no ha venido, pero me lo había prometido. Seguro que ha ligado con alguna de las chicas de allí, se habrá ido con alguna chica que haya conocido de su tribu. Me ha dejado sola.
-Nena, ha tenido que pasar algo grave –le dije intentando consolar- para que ese perro no venga. Él no puede fallarte, cualquier cosa que le pidas va a hacerla, así que no llores, seguro que se ha retrasado por alguna razón importante.
-No sé porque va a hacer eso. Yo sé que le quiero mucho, es mi hermano mayor, mi mejor amigo. Pero igual el se aburre ya de tener una hermana pequeña.
Aquello me dolió, ver a mi sobrina sufriendo, no podía. Alice tocó mi mano, y dirigió una mirada a Nessie para volver a mirarme. Intenté hacerle pasar algo de esperanza, alegría, pero no podía, solo sentía rabia. Nunca me había pasado algo así. Su efluvio me llegó y gruñí, algo instintivo al ver a mi sobrina llorando por él.
-¡Nessie! ¡Nessie, pequeña! –venía gritando.
Me envaré. Salí disparado por las escaleras para atacar a ese personaje que hacía sufrir a mi pequeña. Alice me agarró justo cuando abría la puerta y mi sobrina se puso en medio. Miré a Jacob, estaba casi llorando, su aura estaba completamente consternada.
-Pero, ¿qué demonios te ha pasado? –dije muy contrariado. Él ni me miró, se arrodilló y miró a Nessie a los ojos.
-Perdona cariño, lo siento muchísimo. Pero mi padre… -comenzó a llorar y Nessie se asustaba por momentos.- mi padre ha tenido un infarto. Lo he tenido que llevar al hospital y llamar a Carlisle. No he tenido fuerza de dejarle hasta que no han llegado Charlie y Sue, entonces he venido corriendo. Lo lamento de veras pequeña.
-¡Jake! –ella lo abrazó, lo beso en la mejilla y le secó las lagrimas mientras lo miraba a los ojos.- ¡Vamos! Tenemos que ir con tu padre, no sé porqué has venido, deberías estar con él. Vamos a verle.
-¿No estás enfadada?
-Claro que no, lobito. Vamos a ver a Billy, ¿de acuerdo?
-Jacob, yo… lo lamento… ella estaba sufriendo y no pensé en que tú… lo
siento mucho. –no sabía como disculparme pero mi cóctel particular me hizo sentir mejor, no me explico cómo.
-Jacob, tu padre va a mejorar –dijo Alice mirando hacia el infinito, estaba viendo el futuro- El domingo estará en el cumpleaños, en un par de días le van a dar el alta y en un par de horas va a despertar –miró a Jacob y se acercó, poniéndole una mano en el hombro-. Deberías estar allí cuando despierte.
-Os acompañaremos. –sentencié. Sabía que mi sobrina quería ir con él, pero si
se dormía sería mejor que estuviera en casa y era cruel hacer separar a Jacob de su padre para llevar a Nessie. Ella llevaba meses sin mostrar imágenes, pero de vez en cuando aún lo hacía. No era seguro tenerla en un lugar lleno de gente mientras dormía, y mucho menos si las vidas de la gente estaban en juego.

Llegamos al hospital en media hora, mi padre me llevó a su despacho.
-Jasper, será mejor que no te muevas mucho por el hospital, hay muchas heridas y debemos evitar riesgos. Sé que desde que Nessie nació te controlas mucho mejor pero… -un aura de vergüenza, precaución, lástima…
-No sientas lástima. Lo entiendo. He venido por algo parecido. Nessie siempre puede fallar al dormir, y más estando sometida a la presión de ver a Jacob sufrir. Me parecía cruel pedir a Jacob que la regresara al dormir. Por eso estoy aquí. No saldré de este despacho hasta que Alice venga con Nessie.
-Yo… lamento haberte hecho sentir mal… pero…
-Lo sé, precaución ante todo. Ella depende de nuestra discreción.
-Eres muy comprensivo, hijo. –Carlisle rara vez nos llamaba por nuestro nombre, pero su última palabra hizo que me inundara una inmensa alegría.- Si quieres, tienes muchas revistas para pasar el rato.
-Gracias. Ve a cuidar a Billy y tranquiliza a Jacob, estaba muy alterado.
-Lo haré. Luego regreso a informarte.

Me senté en el sofá del despacho de mi padre. Comencé a ojear revistas. Había un catálogo de juguetes, seguro que él buscaba algún regalo para Nessie… Me puse al ordenador y entré en la página de unos grandes almacenes de Port Ángeles. Juguetes insulsos e inútiles que aburrirían a mi sobrina llenaban la página. Pero uno llamó mi atención. Un teclado infantil. A ella le gustaba la música, pero ya tenía un piano, el de su padre, y nunca lo tocaba. Sin embargo, había compuesto una canción. Recordé la canción e intenté reproducirla en mi cabeza con diferentes instrumentos. Hubo uno que me agradó de sobremanera. Sabía que le gustaría. Busqué en los cajones de Carlisle una hoja y un bolígrafo y escribí una nota.
Alice, amor, ya sé cual será mi regalo. He ido a buscarlo, así que iré directamente a casa. Siento dejarte sola con Nessie, pero quiero darle mi regalo esta noche. Te explicaré todo más tarde.
Te quiero Jazz.

Salí corriendo del hospital y me metí a través del bosque a velocidad humana, una vez allí comencé a correr como cuando luchaba en el Sur. Al llegar, el señor de la tienda de instrumentos estaba echando el cierre.
-Disculpe, señor, sé que ya es tarde, pero ¿podría atenderme un momento, si no es mucha molestia? –dije mientras sonreía de oreja a oreja.
-Hace un buen rato que he cerrado. Sólo he venido a recoger unos documentos que me había dejado. Vuelva mañana.
-Disculpe mi atrevimiento, pero, ¿y si le diera una buena recompensa? –dije sacando mi billetera. El hombre me miró con los ojos abiertos, sorpresa, avaricia… se esfumó todo y apareció la curiosidad.- Verá, mi sobrinita está bastante triste y pronto es su cumpleaños. Quiere un instrumento que sé que usted puede venderme. Me gustaría poder darle mi regalo esta noche.
-Está bien. Pase.

Comencé a mirar y allí estaba, solo en foto. Un violín Stradivarius, el regalo perfecto.
-¿Eso es lo que buscaba? ¿Un violín? Le mostraré algunos más asequibles, ése es…
-No, quiero ese. Quiero un Stradivarius. –el hombre me miró desconcertado.- ¿Tiene alguno?
-Bueno, tengo… tengo ese de la foto. Pero, lo compré para mí, como un capricho y no creo que… bueno, quiero decir, le tengo mucho cariño…
-Sí, me imagino –cariño al dinero, más que al violín-, pero le pagaré lo que me pida.
-¿Está seguro?
-Sí, segurísimo. Solo quiero tenerlo ya para poder dárselo a mi sobrinita.
El dependiente entró en la trastienda y sacó un maletín. Cuando volvió lo dejó en el mostrador y lo abrió casi con devoción.
-Verá, no sé si debo vendérselo, y más para una niña. Es un instrumento demasiado valioso… me daría mucha pena venderlo para que acabara destrozado…
-No, se lo aseguro. Mi sobrina es muy especial –no podía imaginar cuanto-. Su padre es músico, así que él le enseñará muy bien, lo cuidará se lo aseguro. Si quiere incluso, le mandaré alguna grabación.
-No sé si…
-Pida la cantidad que usted quiera –le corté-. Solo quiero llevárselo a mi sobrina.

Sabía perfectamente cual podía ser el precio del instrumento, sabía que era caro, muy caro. Le intenté sumar un gran pellizco que se querría llevar el vendedor, sumando a esa cifra que se dio cuenta de lo desesperado que estaba. Cuando me dijo el preció me sorprendió. No era tan mala persona como yo creí en un primer momento. Al salir el hombre me llamó.
-Disculpe pero… Dígale a su sobrina que lo cuide. Esperaré esas grabaciones con interés… Además me gustaría añadir que su sobrina tiene mucha suerte al tener un tío tan preocupado por ella y tan elocuente como usted.
Me dejó sin habla. No esperaba que la despedida se tornara en un halago.
-Muchas gracias. Le enviaré una grabación lo antes posible.

Me dirigí hacia casa y Alice me esperaba sentada en las escaleras con una sonrisa. Se levantó y me abrazó, me besó en la mejilla y me revolvió el pelo.
-Eres único y especial, cariñoso y bondadoso. Por todo ello eres el mejor tío del mundo. Y por todo ello te quiero. –me besó en los labios.
-Vaya, esta noche creo que mi ego crece por momentos –dije sonriendo-, me gustaría ver a mi pequeño cóctel, a ver si ella lo agranda algo más –dije mientras nos reíamos.
-Está dentro, pregunta por ti.

Cuando entré Nessie me sonrió y vino corriendo hacia mí, me abrazo la pierna y tomó mi mano para mostrarme que se había preocupado al ver que había huido del hospital.
-No he huido cariño, he ido a buscar algo que necesitaba.
-¿El qué?
-Algo que te hiciera feliz.
Mi sobrina me miró desconcertada, sentía una gran emoción al verme, y tenía mucha curiosidad por mi regalo, así que no la hice esperar mucho.
Cuando vio el regalo, me abrazo muy fuerte, muy fuerte. Me besó en la mejilla y me lo agradeció.
-Papi, ¿me enseñas?
-Si claro, pero mejor en casa, ¿vale?
-Vale.

Mi sobrina se fue con Ed y Bella a su casa, mientras nosotros pasamos la noche hablando con Carlisle por el móvil. El padre de Jacob se había recuperado muy rápido, mañana le darían el alta como bien dijo mi monstruito.
A la mañana, muy temprano, Nessie volvió con sus padres.
-Tito Jazz, ven, tengo que enseñarte algo.
-Hemos estado casi toda la noche ensayando, le ha gustado mucho tu regalo. –Me miro y se acercó a mi oído-. Casi no ha pensado en Jake en toda la noche, solo pensaba en la música y en sorprenderte. Gracias –me susurró mi hermano.

Yo sonreí feliz y seguí a mi sobrina. Ed se sentó en el piano y Bella acercó la mesita de café al lado del piano. Nessie se subió encima dispuesta para tocar. Comenzaron a tocar una melodía que nunca había escuchado. Era preciosa. Alice se puso a mi lado, agarrándome del brazo y mirándome a los ojos. Ella podía ver lo mucho que me estaba emocionando. Todos acabaron alrededor, escuchando a padre e hija tocar una canción que habían compuesto ¿para mi?
Edward me miró y asintió. Se volvió para mirar a su hija, que con los ojos cerrados tocaba muy emocionada. Mi brazo notó un cambio de presión. Me giré para mirar a Alice. Edward estuvo a nuestro lado sujetándola en menos de una décima de segundo. Mi sobrina dejó de tocar y miró con pánico a mi amada.
-Alice, ¡Alice! ¿Qué te pasa?