Capítulo 3: La estructura ₪ Emmett POV - C.E.

13:45 0 Comments A+ a-

La tarde era tranquila, perfecta para ir de caza. Le pedí a Rose que viniera conmigo, sabía que acabaríamos cazándonos el uno al otro. Pero todo se tuvo que estropear. Jacob estaba cerca de nuestra posición, podíamos olerlo. Rose montó en cólera recordando todas las cosas que han pasado éste último año. La verdad no había sido fácil para ninguno, pero hubiera sido peor si no hubiera estado allí la manada. Eso era lo que más le molestaba, que hubieran quedado además como héroes.

Todo ocurrió en verano. Hubo una semana muy soleada, por lo que tuvimos que permanecer en nuestra casa. Charlie venía a visitarnos, Jacob se pasaba las tardes enteras allí y el resto de la manada, excepto Leah, se pasaban de vez en cuando.
Jasper decidió ir a ver a Charlotte y Alice le acompañó, evidentemente. Seguramente si ella hubiera estado allí, podríamos haber evitado algo de esto. O quizá no, quién sabe.
Durante toda esa semana, no pudimos salir de caza, pero para ninguno de nosotros suponía gran esfuerzo, aun estando Charlie y Jacob por allí. Pero la niña, por más que se alimentaba de carnes, empezaba a tener algo de sed. Carlisle pensó que sería una buena manera de enseñarle algo de autocontrol. Todos confiábamos en nuestro padre, pensando que siempre lo sabía todo. A pesar de lo sucedido, aprendimos que la familia Cullen pierde habilidades si no está unida, así que mejor no correr riesgos estando separados.

Realmente hacía calor esos días. Nosotros apenas lo notábamos, pero la pequeña sí. Otra razón más no prevista.
El sábado de aquella semana, vinieron todos a casa a ver a Ness. Últimamente estas reuniones se hacían muy frecuentes. A mi no me molestaba del todo, era divertido tener a alguien como Charlie para ver los partidos, aunque me molestaba tener que hacer los partidos Quileute contra Cullen a espaldas de él, seguro se asustaría, o igual lo pasaría bien. Le había tomado cariño a ese insignificante humano padre de mi nueva hermana.
Bueno, de algún modo, ése sábado creo que fue el último en el que todos nos reunimos. Vino toda la manada y sus imprimadas, además de Sue, Charlie y Billy.
Ness y Claire estaban en el patio con Sue y Emily. Nadie pudo llegar a intuir que pasaría.
Emily les propuso a las pequeñas echar una carrera, así que Charlie y yo salimos para animarlas y ver quien ganaba, al igual que Jacob, Seth, Quil y Sam.
Me acerqué a las pequeñas y le sugerí a Ness que no usara todo su potencial, algo que captó enseguida y asintió.
-Tres, dos, uno,… -me quede callado sonriendo mientras las niñas miraban ansiosas-. ¡Ya!
Las niñas empezaron a correr por el patio dando un gran rodeo. Ness iba ganando, pero debió de recordar lo que le dije y aflojó la marcha hasta que Claire la sobrepasó. Ambas reían sin pensar en nada, sin poner atención al camino. Esto hizo que Claire cayera.
Quil se quedó petrificado, Sam miró a Emily que reflejaba el pánico en su cara. Jacob miró a Ness, negando con la cabeza, mientras Seth se acercaba despacio a Ness. Yo dejé de respirar, había olido la sangre de la niña, no podía dejar que la sed me dominara. Edward se materializó al lado de Embry y se abalanzó contra Ness. Embry cogió a Claire y yo entré en casa corriendo con Edward y Ness, sabiendo que Embry le entregaría la niña a Quil, que estaba demasiado cerca de mí.
Nunca habíamos visto a Ness así. Parecía enferma. Entonces pasó.
Todos, incluidos los lobos, pudimos ver la imágenes que Ness nos mostraba. Veía la herida sangrante de su amiguita, se veía succionándola como a un ciervo cualquiera y después llorando por su pérdida. Intentaba salir corriendo, o morderla, no lo sabía pero algo paralizó todo su cuerpo, el miedo de aquella escena, el pánico y el desconcierto de todos los presentes. Charlie mirándonos a todos intentando entender. Entonces Ness empezó a llorar, algo que nunca antes había sucedido. Era algo muy molesto, un grito de desgarro, una sensación extraña que nos hizo ponernos nerviosos a todos. Todos los lobos entraron en fase, todos menos Jacob.
Edward salió disparado al umbral de la puerta.
-Quil, llévate de aquí a Claire. Charlie, lleva a Sue y a Emily con ellos y esperad a que Seth vuelva a casa. El resto, tranquilizaros y salid de fase. –dijo Jacob de una manera muy extraña.
-No va a servir Jacob, creen que Ness es una amenaza, se sienten contrariados –dijo Ed.-. No saldrán de fase a no ser que se lo pidas como alfa.
-No puedo hacer eso. La tribu es lo primero para un alfa, no puedo hacerlo como alfa. Y para mi humanidad lo primero es Ness, así que sólo puedo intentar calmarles como amigos.
-Al menos deberías entrar en fase para hablar con ellos, mostrarles tus pensamientos.
-Edward, no puedo. Si entro en fase la psique de la manada me volverá loco, y puede que incluso mi espíritu alfa crea que tienen razón… y no me perdonaría atacar a Nessie, no puedo.
Entonces la pequeña salió corriendo de la casa dirigiéndose a Jacob. Abrazó su pierna y siguió llorando, pero era de una manera distinta. Otra vez nos vimos cegados por imágenes de mi sobrina.
Ella nos mostraba cómo la manada atacaba a Jacob y ella perdía a Jacob. También imaginaba como Jacob entraba en fase e intentaba atacarla y toda la familia se enfrentaba a la manada. Mostraba el sufrimiento que sentiría si perdiera a cualquiera de nosotros, y pedía que Jacob la llevara lejos, donde no pudiera hacer daño a nadie. Echaría de menos a todos, pediría perdón a Claire, nos escribiría pero no quería perdernos a ninguno y mucho menos a Jacob.
La imagen cesó. Mi sobrina estaba sentada, agarrada a la pierna de Jacob, mientras éste seguía paralizado. La manada comenzó a salir de fase, y todos estábamos mucho más relajados, cada vez más. Jasper y Alice se acercaban. Aparecieron corriendo al lado de Edward. Alice se acercó a nuestra sobrina, y la acarició. La cogió en brazos y la abrazó.
-Nessie, mi pequeña, no hubieras hecho nada, hemos venido corriendo, pero no hubieras hecho nada. Sé que estás asustada y confundida, pero visualicé a toda la familia destrozada por tu marcha así que no pude evitar volver. Claire está bien, te perdonará, no habrá problemas, te lo prometo. No llores más mi pequeña.
-Alice… ¿hubiera hecho mal si me la hubiera llevado?
-No puedes llegar a imaginar cuánto. Por eso hemos venido. Nos estamos enfrentando a un nuevo problema. Ella crece, al igual que sus poderes. Es cuestión de tiempo que se enteren los Vulturi. Si te la hubieras llevado no podrías haberla escondido de ellos, y ella no hubiera podido controlar sus poderes. Debemos enseñarle a controlarlos, para que no sea una amenaza para los vampiros. Si no los Vulturi no tendrían más remedio que actuar.
-Tía Alice, ¿por qué me pasa esto? ¿No puedo volver a enseñaros cosas?
-No cariño, no es eso. De momento es mejor que no lo hagas, a menos hasta que sepamos cómo puedes controlarlo. Jasper y tu padre podrán ayudarte mucho. Cuando aprendas podrás usarlo y será mejor, porque no será necesario usar el tacto. En cuanto a porqué te pasa, creo que tu abuelo no piensa bien en que no tienes ni dos años, aunque aparentes más. Además Claire algún día se caería o cortaría delante de ti, estáis muy unidas, pero sé que podrás sobrellevarlo, al igual que con Charlie. No tienes que tener miedo por ese aspecto. Ese estrés que te ha supuesto la situación ha hecho que tus poderes aumenten de manera muy brusca, como cuando tu madre comenzó a usar el suyo. Es algo muy obvio, no se porqué habéis liado todo esto… -dijo Alice mirándonos como si todas esas suposiciones hubieran tenido que ser obvias para todos nosotros y a la vez sonriente, muy satisfecha de sus deducciones.

Desde entonces todo ha cambiado bastante. Charlie pasa mucho menos tiempo con nosotros. Sue tiene miedo de venir a casa, al igual que Quil tiene miedo de traer a Claire. De la manada, solo vienen Seth y Jacob, algo que hacen con menos frecuencia desde hace un tiempo. De hecho, hacía casi una semana que no venían a casa. Edward me dijo que iba por la noche a su casita a ver a Ness, pero que se quedaba dormido enseguida y que estaba muy raro. No paraba de canturrear en su cabeza como si escondiera algo y lucía cansado y contrariado, realmente parecía enfermo y esto también preocupaba mucho a mi pequeña sobrinita.

Jacob se asomó a través de unos árboles. Rose estaba muy nerviosa, como si quisiera pegarle.
-No se qué estás tramando Jacob, y me importa un bledo, créeme. Pero tienes que dejar de hacerlo. No puedes hacer esto.-le recriminó.
-No es cosa tuya, rubita. No puedo evitar hacer estas cosas.
-Chicos, no creo que sea buen momento para que os pongáis a discutir. –he de reconocer que Rose a veces se ponía demasiado nerviosa, que Jacob a veces tenía razón e incluso gracia, pero no podía dejar que se pusieran a discutir ahí. Rose era mi mujer, debía defenderla y se liaría parda si yo me enfadara.
-Es verdad, tengo mucho trabajo. Os pediría por favor que no pasarais en un radio de 500 metros a la redonda. No quiero que me estropeéis la… sorpresa.
-¿Qué? Nos estás prohibiendo que pasemos, ¿es eso?
-No Rose, cielo, nos lo pide por favor.
-A ver, como puedo explicar a una rubia las cosas que hasta un niño entendería.
-¡Jacob! No te pases ni un pelo, te lo advierto –manda narices que sea yo el que tenga que mediar…-
-Está bien. Pero es una sorpresa para Ness. Ya queda poco para su cumpleaños, así que debo terminar pronto.
-¿Es por eso? ¿Sabes que ella piensa que estás enfermo? No haces más que dormir cuando estás con ella y está sufriendo por verte así. A mí me da igual lo que te pase, perro, pero no hagas sufrir a mi pequeña o lo lamentarás.
-Jacob, si quieres puedo ayudarte. –sugerí-
-¿Qué? ¿Estás ofreciéndole tu ayuda al perro? -¡Ups! La cagué.-
-Cariño, entiéndelo. Lo hago por Ness, no por él. Si le ayudo necesitará menos tiempo de trabajo, podrá descansar y Ness no se preocupará.

De repente se mezclaron dos olores muy familiares. Eran Seth y Alice viniendo a toda velocidad.
-¡Hola chicos! Rosalie me alegro de que hayas accedido a colaborar con nosotros, necesito algo de ayuda para la decoración. Va a quedar genial, va a ser preciosa. ¡Nessie no querrá ir a dormir nunca más!
-¿Qué se ha metido? Va como una moto tío.-le dijo Jacob a Seth.
-No sé, me ha dejado noqueado. Estábamos cogiendo distintos materiales y de repente me ha tirado todo y me ha pedido que lo trajera y ha salido corriendo… he dejado todo y he ido detrás creyendo que era algo importante –explicó Seth, sin darse cuenta de que todos les mirábamos ya.-
-Y es muy importante Seth. Rosalie va a dar un punto de vista distinto, así que tendremos que trabajar más.
-¡Perfecto! La rubia se adhiere para dar órdenes. ¿No os dais c
uenta de que quiero hacerle un regalo sólo mío? En todos los regalos que le haga vais a estar vosotras –dijo mirando la cara satisfecha de Alice- ¿verdad?
-Créeme, la decoración no es lo tuyo, así que hasta que aprendas algo, debemos ayudarte. A no ser que quieras que Nessie vea las chapuzas que haces…
-Está bien, pero la estructura es mía, con lo demás haced lo que queráis. Seth vamos a necesitar más –miró a Alice que subía su mano hacia arriba-, vale, de acuerdo…
-¡Bien! Más espacio.
-Necesitaremos mucho más material, creo que agrandaremos la escala un poco.
-Oye –interrumpió mi Rose-. Creo que si, supuestamente –miró mal a Alice-, voy a colaborar, debería saber al menos en qué voy a colaborar.
-Está bien, te enseñaré el plano. Me ha costado bastante diseñarlo, he recogido todos los materiales y he hecho los cimientos. Tengo todos los detalles que Alice me ha pedido en el garaje, así que queda terminar la estructura y luego decorarla.
-Lo veo, veo a Emmett, Seth y Jacob hacer la estructura, nosotras decorando y… ¡ah!
-¿Qué ocurre Alice? ¿Qué va mal?
-Nada perrito, es algo bueno, una sorpresa de última hora.
-Bueno, está empezando a anochecer… así que debo ir a ver a Nessie. Mañana a primera hora nos reuniremos y comenzaremos.
-Mañana no podremos trabajar, vendrá Sue y Charlie de visit
a a casa, será mejor que estéis en casa.
-Mi madre… ¿va a ir a visitaros? No me ha comentado nada…
-Esta noche lo hará Seth, tranquilo. Te explicará sus razones, al igual que lo hará con nosotros mañana. Debemos regresar para decírselo a todos.
-Yo se lo diré a Edward y a Bells, pero… si vais a formar parte de esto, debéis ser discretos cuando vuestro hermano esté delante, por favor.

Todos nos fuimos a casa. Mi padre estaba hablando con Jasper sobre los progresos de Nessie, mi madre estaba restaurando un cuadro del siglo XVI que mi padre tenía en su estudio. Alice los reunió para contarles la visita de Sue. Rose y yo nos dirigimos a la orilla del río, necesitábamos estar tranquilos.
-Em, ¿tú crees que el regreso de Sue va a ser bueno?
-No sé, me imagino que sí. Alice nos avisaría si fuera algo malo ¿no crees?
-Sí, pero, no sé. La pequeña lleva mucho tiempo sufriendo, echa de menos a su amiga humana, me lo enseña constantemente. Eso me trastorna.
-Cariño, créeme, todo va a salir bien. Nunca te había visto tan implicada con alguien hasta que nació Nessie, exceptuándome a mí, claro.
-Monito, sabes que te amo, ¿verdad?
-Lo sé. Sólo que me gustaría que supieras que me encantaría poderte dar un hijo, te veo con Nessie… y no se, siento que necesitas algo más, siento que no eres feliz.
-Mi monito, nunca fui feliz hasta que entraste en mi vi
da. Tenlo siempre presente.
-Tú me salvaste de la muerte, me diste todo lo que soy ahora… odio no poder darte lo que más ansías…
-Te equivocas, puedes dármelo –su mirada tornó de cariñosa y comprensiva a muy sexy-. Sólo te quiero a ti.
Entonces dejé de pensar, me besó tan apasionadamente que sólo podía pensar en cogerla en brazos y llevármela lejos de cualquier mirada, darle todo de mí. Así fue como vimos amanecer, abrazados el uno al otro y besándonos.
-Deberíamos volver a casa, Alice dijo que Sue vendría…
-No quiero ir, quiero quedarme aquí contigo, mi monito, no separarme de ti ni un solo milímetro. –comenzó a besarme de nuevo.-
-Rose, no deberíamos… -siguió besándome.- Está bien, tú ganas, pero debemos ir antes de que llegue Sue…
-Te amo.
-Y yo a ti –dije mientras la besaba y rodábamos por la hierba mojada de rocío.-


Cuando llegamos vimos el coche de Charlie en la puerta. Perfecto. Alice iba a matarnos por llegar tarde. Cuando entramos mi madre estaba sirvien
do café para Charlie y Sue, por lo que no debían de llevar mucho rato.
-Nos alegra tenerte por aquí de nuevo, Sue. Mi nieta se volverá loca cuando te vea, te ha echado mucho de menos. –dijo mi madre.
-Sí, bueno. En parte por eso he vuelto. La echo de menos, al igual que a todos vosotros, pero Emily no me dejaba venir. Sé que suena estúpido, pero tiene mucho miedo.

Entonces Bella y Edward llegaron con Nessie en brazos. Charlie sintió un escalofrío, como cada vez que veía a su nieta desde aquel accidente. Recuerdo la conversación del día después con Charlie. Él no quería saber nada desde el principio, pero acabó preguntando.
Carlisle fue muy prudente y le explicó que Nessie era especial. No usó el término vampiro en ninguna frase, sólo dijo que le gustaba la sangre y que tenía un don como bien había podido comprobar. Le dijo que estaba sana, que sabía que era lo que estaba bien y lo que no, que nunca le haría daño a el ni a nadie, sólo que era la primera vez que veía cómo alguien sangraba y que todos se asustaron.

Nessie pidió que la bajaran al suelo, cuando estuve de pie se acerco a su abuelo con cara triste. Nos desconcertó a todos. Ella misma había guardado la distancia con Charlie desde aquel día por precaución, por lo que creímos que hoy sería la misma rutina o más exagerado dado que venía también Sue. Charlie miró a mi sobrina y sus ojos reflejaron un brillo distinto. No sabría explicar muy bien sus emociones, ¿era la misma que cuando su equipo ganaba un partido?

-Abu, ¿puedo acercarme y sentarme con vosotros?
Charlie miró a Sue. Una lágrima caía de su ojo izquierdo y otra estaba a punto en el derecho.
-Cariño, siéntate aquí en medio. –le dijo Sue.
-Abu, ¿te importa?
-No cariño, ven a sentarte con nosotros –dijo mientras lloraba.-
-¿Por qué lloras? Si no quieres que me siente no lo haré, no quiero que me tengas miedo, no quiero que creas que te voy a hacer daño –mi s
obrina comenzó a llorar. Rose hizo amago de ir a cogerla, pero me sentí en la obligación de retenerla.- Sé que tienes miedo por aquel día, no me porté bien.
-No cariño, lo hiciste bien… es solo que… tengo miedo, pero no de ti, si no de qué es lo que te va a pasar. Te veo crecer muy rápido, cada vez más. Sé que dije que nunca querría saber nada de lo que… de lo que… bueno, de lo que sois realmente, pero ahora me siento tan implicado contigo que no puedo seguir ignorando todo, quiero saber qué te pasa.
-Papá –interrumpió mi nueva hermana-, no creo que realmente quieras saberlo. No sería bueno para ti ni para nadie que lo supieras. Creo que lo único que debes saber es que tu nieta te quiere, que está aprendiendo muy rápido y que te necesita. Llegará un momento en que dejará de crecer…-miró a Carlisle-, creo que él puede explicarlo mejor.
-Así es Charlie, cada día su ritmo de crecimiento es levemente más lento. Va a crecer muy deprisa, es algo que estamos calculando, pero sabemos por otros de sus… iguales que dejará de crecer llegada la madurez.
-Tiene… ¿una enfermedad? ¿Parecida a la que… tuvo mi hija?
-Podríamos decirlo así. Tu hija también sufrió muchos cambios en poco tiempo, así que sí, algo así. Pero en vez de cambiar de… rasgos, tu nieta cambiará de estatura.

La pequeña seguía parada a tres pasos de su abuelo, esperando a que él la invitara a sentarse con ellos. Miraba a todos intentando buscar una respuesta, miró fijamente a Alice que no cambió el gesto y después a su padre que se quedó serio unos instantes para acabar haciendo una mueca, algo así como una sonrisa.
-Nena, ¿por qué estás ahí parada? –dijo Charlie sonriendo a la pequeña. Está sonrió y se echó a los brazos de su abuelo.- Cariño, pase lo que pase siempre tendrás a tu abuelo, siempre. Perdona que haya estado tan raro contigo, mi pequeña, solo estaba preocupado. ¿Me lo podrás perdonar?
-No hay nada que perdonar abuelo, siempre serás mi abuelo y siempre te querré.
-Y yo a ti pequeña, siempre para ti.

Sue sonrió, y acarició a la pequeña en la cabeza contemplando sus preciosos rizos.
-Has crecido mucho desde la última vez que te vi, querida. –dijo Sue.
-Me ha crecido mucho el pelo ¿verdad?
-Sí, así es. Estás muy guapa. Siento no haber venido antes, pero… -hizo una pausa-, te he echado de menos.
-Yo también os echo mucho de menos. Me gustaría pedirle perdón a Claire y a Emily.
-Ellas no están enfadadas, sólo se asustaron un poco, pero estoy aquí para convencerlas de que no hay ningún problema. De hecho Claire quería venir conmigo, pero no ha podido ser.
-Bueno -decidí intervenir al ver a Jasper desesperado por la atmósfera emocional de la habitación-, si no hay nada más que decir, me voy a ir a ver el partido que empieza en cinco minutos.
-¿El de béisbol?
-Sí, han dicho que iba a ser muy emocionante, las probabilidades estas 50-50.
-Abu, ¿puedo verlo con vosotros?
-Claro cariño, vamos a ver como batean.
-¡De mayor voy a ser jugadora de béisbol profesional! ¿Verdad?, mi lobito –creo que en ese momento a Jasper le clavaron un cuchillo o algo parecido, no se como pudo contener la ira de todos nosotros y la suya, sobre todo la de Charlie y Edward. Jacob tragó saliva al ver la mirada de Charlie y asintió débilmente-. Seguro que al final algún día te ganaré jugando a béisbol, ¡siempre acabo ganando yo a todo!
Me reí con ganas. No solo por la gracia que tenía mi sobrina, si no porque además llevaba razón. Sólo de imaginarme la escena me reí. Era muy divertido ver a Jacob jugar con ella, siempre hacía el payaso y se dejaba ganar, parecía más crío que ella. Rose se me unió a lo lejos y poco después todos sonrieron ante, supongo, la misma imagen.

He de reconocer que cada día comprendía algo mejor a Jacob, pero me sorprendía ver a Nessie tan desenfadada con él. Por ejemplo, cuando nos sentamos a ver el partido, la niña se sentó entre Jacob y su abuelo. Abrazó a su abuelo, pero luego, cuando notó a su abuelo más calmado, se apoyó sobre Jacob. Éste se reajustó a otra postura, sentándose como un indio. Mi sobrina acabó sentándose encima de él, el cual se recostó para que ella estuviera más cómoda. Cuando Charlie vio la escena creo que se quedó tan atónito como el resto. Ella se comenzó a dormir y él simplemente la rodeó con los brazos y la comenzó a acunar mientras ambos sonreían.

-Quizá estaría mejor en la cuna, ¿no crees? Te va a dar un calambre como estés así demasiado rato. –dijo Charlie.
-Da igual, estoy bien. Seguramente si me levanto se despertará, así que será mejor que no lo intente y que descanse. Luego ya me preocuparé de si me duele algo o no.
Charlie se quedó contrariado. Lo miró muy atentamente, frunciendo el ceño.
-¿Qué demonios…?
-Charlie –Ed se materializó detrás asustando un poco al susodicho-, Jacob tiene razón. Además no ha pasado muy buena noche. Te aseguro que ésta es otra de las cosas que prefieres no saber.
-¿Quieres decir que este… este… -miraba cada vez más rabioso a Jacob, parecía que le iba a estallar la cabeza-, qué demonios quieres decir?

-Ella siente que Jacob es su hermano, y él no le puede negar nada que ella le pida, así que actúa como tal. Es algo muy extraño. Yo que tú lo dejaría correr, es difícil de entender.
-Charlie, si no fuera tu nieta no lo verías tan mal –intervino Sue y levantó una ceja-. Tú mismo dijiste que es lo mejor que puede pasar, cuando Emily te lo explicó.
-No… pero no es lo mismo… esto…
-Es lo mismo Charlie, ahora entiendes porqué Emily a veces se enfada. Pero a ella le pasó lo mismo con Sam, ya lo sabes, y sin embargo es muy feliz.
-Pero Nessie… ella no es una Quileute.
-Ni Claire tampoco, pero… bueno, ya lo entenderás…
-No, no quiero entenderlo, siempre pensé que todas las historias de Billy eran pura patraña… pero cada vez…
Nessie se removió en los brazos de Jacob y le tocó la cara. Por alguna extraña razón puso cara de estúpido ante este hecho. Seguramente mi sobrinita le estaría mostrando sus sueños.
-Mira Charlie –dijo Jacob mientras ponía la manita de Nessie en la de su abuelo-.
-¡Vaya! Esto es… no puede ser que esto es lo que esté soñando. ¿Tanta imaginación tiene?
-Sí, lleva ya días con esa historia en la cabeza.

Perfecto, el perro vigilaba los sueños de mi sobrina. Me entraron ganas de partirle el cráneo, pero mi hermano me paró.
-Ella está soñando con partidos de béisbol, se ve como se imagina de mayor y juega con vosotros mientras su abuelo intenta seguir la bola. Bateas tú y Jacob no puede coger la bola. Ella se enfada y le da con el bate a Jake en la cabeza, pero con cuidado de no hacerle daño. Tú estas riendo conmigo y con su abuelo…

Realmente el que nos viera creería que éramos tontos. Teníamos un partido en la tele, un partido de verdad, sin embargo todos nos centramos en el partido que mi sobrina imaginaba.
Tuve una sensación muy extraña, como si quisiera que ese día llegara. Mi sobrina me veía como un gran jugador, me quería y me apreciaba y quería aprender de mí. Fue algo que me hizo sentir de una manera que nunca me había sentido. Me gustó la sensación de ser querido por esa cosita tan pequeña que dormía en los brazos de aquel lobo y que era mi sobrina.
Estuvimos casi toda la mañana mirando como la niñita de casi dos años, con apariencia de seis, dormía plácidamente con sus ricitos caoba cayendo por su angelical rostro.

Llegó la tarde y decidimos escabullirnos a ayudar a Jacob en su regalo. Había visto los planos, pero me parecía imposible llegar a imaginarme la estructura. Seth vino corriendo cargado de maderos y de helechos.
-Gracias Seth, todo un detalle. Emmett, creo que deberías saber que ya que estás aquí he decidido aumentar un poco más las dimensiones. –cuchicheo Jacob.
-¿Cómo? ¿Aún más grande? Chico, yo no se que manía tienes con hacerla más grande… si es una niña, no un gigante de ocho metros…
-Sí, lo sé, pero crece rápido, y quiero que este sea un lugar especial para ella, que pueda guardar todo lo que desee. De pequeño siempre soñé con encontrar los escondites de mis hermanas, así que eso me dio la idea…
-Y cómo va a ser su escondite si nosotros sabemos que está aquí. No tiene mucho sentido.
-Sí, ahora no lo tiene… -dijo mientras sonreía-. Créeme, aquí estará completamente a salvo de quien quiera estarlo.
-¿Incluso de ti? –parecía que insinuaba que todos molestábamos a mi sobrina, y eso si que no lo podía consentir.
-Sí, incluso de mí, si algún día quisiera.
-Bueno, creo que tenemos mucho trabajo por delante, solo quedan unos días… -di por terminada la conversación, y me puse a trabajar rápidamente.

La verdad es que habíamos logrados grandes avances en sólo dos días, estaba casi terminado. Alice nos dijo que solo necesitarían una tarde. Ella y mi Rose habían estado planeando los detalles más decorativos por las noches, mientras Ed estaba lejos. Por el día Rose me acompañaba para poder tener una coartada ante mi hermano.
Al tercer día, Jacob dijo que no nos necesitaba, que había unos últimos detalles que debía hacer él solo, así que nos quedamos en casa. La mañana fue muy entretenida, observé a mi sobrina practicar con Jazz y Ed la intensidad de su poder. Era curioso ver los pensamientos de mi sobrina cuando fallaba, se veía a ella misma intentando no mostrar a nadie sus pensamientos, hasta llegó a imaginarse con mi fuerza, algo que me derritió. Nunca creí poder querer a una personita tan diminuta, realmente la sentía como si fuera de mi sangre.
-A efectos prácticos lo es –me dijo Edward sentándose a mi lado.- Para mí siempre habéis sido mi familia, así que ella también lo es.
-Lo sé, pero, es algo distinto, ligeramente más intenso… no puedo explicarlo con palabras. Imagino que puedes entenderlo ¿no? –dije tocándome la cabeza.
-Sí –dijo entre carcajadas-, últimamente me desconcertáis todos mucho. Jazz y nuestros padres parecen ser los únicos normales. Bueno, realmente Jazz también está preocupado porque, al igual que yo, os nota algo raros a los tres. Es como si nos ocultarais algo. ¿Estoy en lo cierto?
-No, ¿Cómo podríamos hacer tal cosa, hermanito? –dije entre carcajadas-. Es imposible estar todo el día ocultándote algo.
Sin querer, en ese momento me vino un flash de cómo me escabullía con Rose para ayudar a Jacob. ¡Mierda! Se enteró. De repente mi hermano cambió de cara.
-¿Eso es lo que me intentáis ocultar? El regalo de Jacob… Lo imaginaba cuando él tarareaba y controlaba sus pensamientos cerca. Realmente pensé que era algo malo, pero cuando me di cuenta de que todos actuabais parecido, me relajé.
-Te relajaste… sí, claro... no, no lo entiendo.
-¿En serio? –mi hermano comenzó a reír-. Cuando me di cuenta que todos estabais en el ajo, sabía que era algo bueno. Me volvía loco pensar en qué demonios estaría metido ese perro. No notaba cambios en sus pensamientos respecto a Nessie, pero me daba miedo que quisiera acelerar las cosas. Pero si vosotros le estáis ayudando, debe ser algo bueno.
-Ed, créeme, si fuera algo malo, ya le habría arrancado la cabeza.
-¿Tú? –dijo mientras se reía-. Creo que Rosalie se te habría adelantado –intentó decir entre carcajadas. Yo también me reí, tenía toda la razón.
-La verdad es que no quiero hablar del tema más, me gustaría que también fuera una sorpresa para vosotros.
-Está bien, no insistiré e intentaré no husmear demasiado.
-Gracias.

Mi sobrina nos miró y se despistó. Nos mostró una escena de camaradería entre Ed y yo. Ella tenía envidia porque también quería relajarse y hablar, estaba cansada de tanto entrenamiento.
-Nessie, pequeña, prefieres que… ¿jugamos un partido de béisbol? –le sugerí recordando su sueño de la otra tarde.
-Tito Emmett, pero yo no sé jugar a béisbol.
-Yo podría enseñarte, si tu padre me deja.
-¡Papi! Di que sí, por favor. Deja que me enseñen. Si aprendo rápido, ¡pronto podré ganar a tío Emmett! –era evidente cómo la pequeña ya conocía a su padre, él intentaría cualquier cosa por verme perder.
-Está bien, pero con una condición… ¡Yo también juego! –salió corriendo y cogió a su hija en brazos haciéndole cosquillas. Me hubiera encantado tener un hijo con Rose, poder disfrutar de él como lo hacer Bella y Ed. – Puedes disfrutar con ella, si quieres. Para algo eres su tío.
-Vamos allá. Voy a coger los bates.
-Emmett, sólo una cosa, ten en cuenta que aunque sea más fuerte que una niña normal, es más débil que nosotros.
-Lo sé, tranquilo. No te pongas tan protector.

Cogí los bates y nos pusimos a jugar. Paramos para que mi sobrinita descansara, comiera algo e insistimos en que practicara un poco más con Jazz y luego jugaríamos. A media tarde comenzamos a jugar, esta vez con Jazz en el equipo. Se nos unió toda la familia y acabamos jugando todos de manera muy relajada por miedo a dañar a la pequeña. Pero todo acabó en el momento que el olor a licántropo invadió el jardín. Mi sobrina soltó el bate y sin pensarlo echó a correr en dirección a él.

Jacob salió de los árboles saltando en modo lobuno, y mi sobrina corrió para intentar montarse en él, que agachó su cabeza y salió corriendo más despacio que de costumbre para darle un paseo a mi sobrina. Me encantaba verlos, siendo honesto. No me gustaba la idea de que estuvieran predestinados, pero al verlo era distinto. Era obvio que habían nacido para estar juntos.
-Y créeme, a mi me molesta mucho más. –respondió mi hermano tras leer mis pensamientos.