Capítulo IV: Amistad ₪ Rosalie POV. C.E.

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Odiaba a ese chucho. Le arrancaría la cabeza si no fuera porque Nessie, mi princesita, lo amaba tanto. No lo amaba como yo a Emmett, era distinto. Siempre lo mostraba como ese hermano mayor perfecto con el que toda niña pequeña sueña, como Claire y Quil. ¡Claire! Esa niña a la que tanto quería mi sobrina, su mejor amiga. Ella la echaba tanto de menos… sufría muchísimo. Todos los días mostraba algo sobre ella, y siempre entristecía.

Mi sobrina bajó del lomo de aquel perro gigante. Éste se refugió tras unos arbustos y volvió en su forma humana.
-¿Lo has pasado bien, Nessie?
-¡Sí lobito! ¡Quiero otra vez! ¡Otra vez, otra vez, otra vez…!
-Cielo, creo que es hora de merendar. Seguro que Jacob y tú estáis hambrientos, os prepararé algo. –sugirió mi madre, siempre tan compasiva.

Entramos todos en casa observando como los dos comían unas tortitas que mi madre y Bella habían preparado. Emmett se puso a ver un partido al que se unió Jacob, tirándose en el sofá como si estuviera en su propia casa, pero ¿qué se creía? Mi sobrina comenzó a reír al ver a Jacob tan desenfadado. Corrió y saltó encima del sofá, tumbándose al lado opuesto donde estaba el chucho. Ella nos mostró que tenía frío. Yo corrí a por una man
tita, pero cuando volví se hallaba tumbada encima del chucho, que con su alta temperatura había servido de radiador a mi sobrina. Al rato nos invadieron formas y colores muy vívidos, estaba soñando. Edward la movió y los colores desaparecieron.
-Deberíamos entrenar más con ella, sé que es muy duro para ella, pero… si no aprende a controlarse… -reflexionaba Jasper.
-Cariño, es muy pequeña, pero muy fuerte. El único problema es cuando ella duerme, lo sabes. Y eso dudo que haya manera de controlarlo… -Alice tenía mucha fe en ella, como yo-.
Todos nos quedamos en silencio, pensando si habría algún modo de solucionarlo. Yo me imaginé el poder de mi niña como un botón de encendido o apagado. Ella presionaba el interruptor en “on” cuando quería mostrar algo, y el resto del tiempo lo pasaba en “off”, pero cuando dormía no podía controlar ese botón, habría que buscar la manera de que ese botón se desconectara a la vez que su cuerpo dormía.
-No es mala idea, Rose. –me dijo mi hermano, el mentalista.
-¿Qué?, pero eso es casi imposible, ¿no?
-No lo sé… -mi hermano explicó mi estrambótica idea a mi familia, y empezaron el debate.
-Quizá, haya alguna manera de controlar su sueño. –sugirió Jazz.
-Quizá tenga que ver con las fases del sueño, es una teoría que llevo barajando…
-Carlisle, ella no sufriría en la prueba, ¿verdad?
-¿Qué prueba? –dijo Bella sobresaltada. – No permitiré que le hagáis nada que la pueda dañar, no quiero ver como ella sufre.
-No sufriría Bella, mi idea es monitorizarla mientras duerme, conocer las fases en las que sueña y –me miró- saber cuando sin querer le da al botón de… -suspiró- “on”. Una vez que conozcamos esto, será algo más fácil investigar cómo solucionarlo.
-Está bien, si no va a sufrir… ¿Cuándo podemos comenzar?
-Deberíamos despertarla, para esta noche poder tener reflejadas todas las fases.

Jacob puso mala cara cuando Edward fue a despertarla.
-Es por su bien, algún día querrá ir de viaje, y será muy raro si todos los ocupantes del hotel se quedan ciegos y comienzan a ver sus sueños.
-Está bien, pero déjame hacerlo a mí…

El perro acarició la mejilla de mi sobrina, y susurraba su nombre suavemente. La verdad, nunca habría imaginado a ese chucho siendo tan… tan…
-¿Dulce? ¿Cariñoso? –me sugirió Ed. El perro nos miró y comenzó a reírse tan fuerte que despertó a mi sobrina, que bostezó y nos miro algo enfadada.
-¿Bruto? –dije con una sonrisa triunfal.
-Nessie, cariño, no puedes dormir hasta la noche. Tu padre y el Doctor “abuelo-tarado” quieren hacerte unas pruebas esta noche y tienes que dormir la noche entera. –mi sobrina puso cara contrariada y puso su mano en la mejilla de Jacob. Mi hermano comenzó a reír viendo, imagino, la petición de mi sobrina.- Está bien, pequeña. Te contaré un cuento y me iré, ¿te parece bien? –mi sobrina asintió y mi hermano estalló en carcajadas mientras Jacob lo miraba con rabia y Nessie algo triste.
-¡Eh! ¿Qué pasa? Yo también quiero reírme del chucho. –dije mientras mi sobrina me miraba muy mal, así que corregí- Del chiste, quería decir.
-Es por el frío. Siempre que hace frío a Nessie le gusta dormir con Jake -¿Jake? ¿Desde cuando mi hermano tenía tanto aprecio al chucho?-, pero le ha pedido que si necesitan que Nessie duerma él solo se quede hasta que ella se duerma, porque si él se queda, no puedo dormir con… -comenzó a reír- …con ¡sus ronquidos!
Todos comenzamos a reírnos de aquel perro con cara desolada. Me alegré de que no pudiera dormir con mi sobrina, y de que a ella le molestaran sus ronquidos. Sonreí para mi misma.
-Siento quitarte la sonrisa, pero a ella no le molestan, al revés, le encantan. Pero si se despierta la prueba saldrá mal y quiere ayudarnos en todo lo posible –gruñí en mi foro interno-. Sí, a mi tampoco me gusta demasiado –me confirmó haciendo una mueca.

Todos nos reunimos en el piso de abajo mientras Carlisle, Edward, Bella y Jacob estaban arriba esperando a que mi princesita se durmiera.
-¿Crees que habrá solución para eso, Alice? –me dirigí a mi hermana.
-No lo sé. Por más que intento ver, no puedo. Me pone dolor de cabeza. Además, la presencia de Jacob tampoco ayuda.
-Lo siento… sólo que me preocupa mucho. Si no controla pronto esto… -Un escalofrío recorrió mi cuerpo pensando en los Vulturi.
-Lo sé, Rose, a mi también me preocupa.

De repente vimos a dos niñas, jugando felices por la playa en forma de media luna, corriendo mientras sus amigos, sus hermanos, corrían detrás de ellas avisándoles de que el agua estaba muy fría. A ellas no les importaba, así que se mojaron mientras los chicos se preocupaban pero a la vez lucían felices. Eran ellas, Nessie y Claire, con sus chuchos.
Me dolió. Ella seguía soñando con pasar un día feliz con su amiga. Jacob bajó algo triste, tampoco le gustaba ver cómo ella sufría. Era en los únicos momentos en los que podía sentir algo de cariño por él, cuando se molestaba y se preocupaba tanto por mi princesita. Edward bajaba detrás, también triste y asintiéndome. Imaginé que por esas cosas apreciaba tanto a ese chucho. Volvió a asentir.

Entonces algo rondó mi cabeza. Fue como un flash que mis hermanos con dones especiales pudieron apreciar. Y les gustó. Los tres nos sonreíamos.
-Voy a odiar decir esto, pero… Alice, verías mejor si me llevo al chucho, ¿verdad?
-Sí, seguro. Además, si vas, es mejor que él también vaya.
-Sí, es lo mejor. Además, será una gran sorpresa de cumpleaños para ella, además de eso que le estáis preparando… -Edward miró al chucho-. No, nadie me ha dicho nada, pero me lo imaginé con tantas canciones tarareadas y tanto secretismo.
-Y, ¿se puede saber donde vamos la versión tonta de Barbie y yo?
-Jake… -mi marido protestó algo desganado, casi por obligación.
-Necesito que hables con Emily. Quiero hablar con ella a solas, pero no quiero cruzar la frontera, no quiero faltar al tratado.
-No se si Emily querrá… Créeme, ya lo he intentado.
-Sí, funcionará –dijo Alice en un segundo, muy sonriente-. Rose, tenemos que hablar antes de que te vayas.

Mi hermana me comento algunos detalles que serían importantes en la conversación con Emily. La verdad es que no habíamos tratado demasiado, sólo lo estrictamente necesario por las niñas.
Llegamos a la frontera. El chucho se adentró en el bosque y yo me paré. Al rato apareció Jacob con Emily, pero no venían solos. Sam venía acompañando a Emily, algo de lo que ya me había avisado mi hermana.
-No vengo furiosa, ni siquiera dolida. Solo vengo a pediros algo. -El rostro de Emily cambió. Así que decidí seguir el consejo de mi hermana y ser sincera, hablar con el corazón por Nessie, por mi princesita.-
-Habla, Rosalie. Prometo escucharte.
-Sé que te asustaste mucho cuando Claire se cayó, pero debiste escucharla. Ella no quería hacerle daño, en seguida comprendió que generaría más dolor que beneficio. Pudo aguantar la tentación. No le hizo daño. Nunca le haría daño. Vengo a pedirte, no, a suplicarte, que dejes que se reúnan de nuevo. Sé que será difícil tomar la decisión pero créeme que la correcta es dejarlas estar juntas. Nessie está sufriendo y mucho –Jacob entristeció, lo que me hizo, no se porqué, sufrir aún más. Claramente su sufrimiento me recordaba al de mi princesita, no podía soportarlo-. Seguramente Claire también lo está pasando mal, solo que ella no puede mostrarlo como Nessie.
-En cierto modo –dijo Sam-, es cierto que Claire también sufre. Sé que ella no lo demuestra, pero oigo a Quil cuando está en mi mente. Siento que él sufre por ella.
-Pero… tengo miedo Sam. Además… -Emily dudó. Era obvio que mi hermana era increíble. Ni siquiera Sam lo sabía, solo Emily.- Veo a Claire ya casi como una hija, no quiero ver como puede salir dañada por estar con Nessie. Ella es un encanto, pero su naturaleza…
-Sí, pero su naturaleza es desconocida. No es como nosotros, no es como tú, es más bien como ellos, y como Ephraim. –Emily me miró, algo sorprendida. Bajó su mirada, parecía que sonreía.
-¿Así se llamará? ¿Te lo ha dicho tu hermana?
-Sí, así es. –Jacob y Sam nos miraban sorprendidos, preguntándose de qué estábamos hablando.- Pero es algo extraño, porque ella lo vio en el invierno, así que crece muy deprisa, algo parecido a Nessie. De hecho, ella me pidió que Carlisle estuviera al tanto, por si hay alguna complicación.
-Pero… eso es imposible…
-¿Qué es lo que ocurre? ¿De que estas hablando Rosalie?
-Sam… yo… no te he contado nada todavía por miedo a que… sé que estás muy ocupado con la manada, que sin Jacob todo es más complicado, así que… no sabía como decírtelo, además tampoco estaba segura. Pero si su hermana lo ha visto, es real. Tengo una falta Sam, estoy embarazada.

-¿Qué? –parecía enfadado, estaba temblando-. ¿cómo es posible?
-Vamos Sam –interrumpió Jacob algo sarcástico-, papá pone la semillita en el vientre de mamá y la cigüeña… todas esas cosas, ya sabes…
-Pero… -Sam comenzó a temblar, bajó la cabeza, creí que entraría en fase, pero de repente cayó al suelo de rodillas.- Quieres decir que ¿vamos a ser papás? ¿Vamos a tener un bebé? –Para más INRI el supuesto gran lobo comenzó a llorar como una niña de dos años. Sentí envidia, sí, era envidia. Me gustaría poder ver a Emmett llorar así por mi embarazo. Eso me dolió mucho.
-Sí Sam, por lo que Alice ha visto va a ser un niño.
-¿Ephraim?
-Sí, así es cariño.
Los dos se abrazaron y se besaron mientras Jacob y yo nos mirábamos. Él parecía muy feliz, pero cuando vio mi cara se quedó algo contrariado. Yo sonreí con una sonrisa demasiado falsa, por lo que él rodó sus ojos, gesto favorito de mi princesita, y miró a la pareja. Seguramente él creyera que me importaba un rábano la felicidad de sus amigos. Agradecí que Jacob, en cierto modo, no me conociera bien. No soportaría que un chucho sintiera compasión por mí, y sé que lo haría porque yo lo conocía muy bien, gracias a mi princesita.

-Imaginad que ahora, cuando él naciera, la madre de Claire no dejase que pasara más tiempo con vosotros por miedo a que él le hiciera daño por su naturaleza metamórfica, que le hiciera algo como lo que Sam te hizo a ti –él se envaró, no le había gustado nada mi comentario, pero reflexionó y comprendió-. O imagina que tu madre no hubiera dejado que Sam se te acercara más. Ella sabe controlarse, si pudo hacerlo una vez, lo hará siempre.
-No sé Rosalie, déjame pensarlo ¿de acuerdo? Necesito meditarlo y ya os diré algo.
-Sé que tomarás la decisión correcta.
-Eso espero, por el bien de las dos.
-Esperamos que acudáis el sábado a la fiesta de mi princesita, cumple dos añitos. Toda la manada puede acudir, sois ya de la familia –esto me dolió decirlo, y más con Jacob delante-, ya lo sabéis.
-Estaremos en contacto, no puedo contestar otra cosa. –Emily entristeció mirando a Sam, viéndolo meditar muy serio. Hubiera dado lo que fuera por saber que pensaba. Miré a Jacob y estaba en la misma situación.- Debemos volver.
-Esperaré noticias vuestras. Y, por favor, visitad aunque sea a Carlisle, él podrá ayudaros.
-Gracias, muchas gracias Rose. Te diré algo pronto.

¿Rose? Me había llamado Rose… Eso era señal de que cogía confianza, lo que no me gustaba en parte, pero también era bueno, ya que meditaría más mi petición. Volvíamos a casa cuando no pude evitar preguntar.
-Jacob, ¿puedo hacerte una pregunta? –Puso cara de sorpresa. Hasta yo me sorprendí de llamarlo por su nombre.
-¿Podré hacer yo otra, Rosalie? –Resaltó mi nombre al final, con una mueca graciosa. No pude evitar sonreír.
-Está bien. Me preguntaba ¿Qué estabais pensando Sam y tú tan seriamente?, por los gestos, imaginé que era lo mismo.
-Sí, era lo mismo. Pensábamos en Quil. –me miró pero yo no terminé de entender qué pintaba Quil en todo esto, así que negué con la cabeza. Él suspiró.- Bien, Quil está imprimado de Claire, y ella sufre porque no está con Nessie, pero bien, si ella vuelve a estar con Nessie él sufrirá por dos motivos. El primero es que no sentirá que Claire esté segura después de lo sucedido, así que no disfrutará de los momentos que estemos los cuatro juntos y eso nos hará sufrir a los cuatro. El segundo es que… -se calló y meditó, parecía que le dolía sólo de pensarlo-, si volviera a suceder algo parecido y Nessie no se pudiera contener… tendría que atacar, y yo también, y es algo que nos dolería a los dos.
-Entonces ¿no hay solución?
-Sí, pero no es muy fácil. Solo se puede esperar. Esperar a que Emily y Sam accedan, a que se lo expliquen a Quil, a que él acceda, a que él confíe en mí y en Nessie… así hasta que todo vuelva a la normalidad, si es que se puede.
-Pero tú… podrías hacer algo al respecto
-Por supuesto, y lo haré. Pero como te digo es muy complicado… -hubo un silencio-. Puedo hacer ahora mi pregunta ¿Rosalie? –dijo mientras se reía.
-Chucho, no intentes poner a prueba mi paciencia…
-Sólo me gustaría saber, porqué estabas tan rara cuando Sam lloraba… -¡MIERDA! Había sido más observador de lo que creía.
-Pensaba en Emmett. –le miré y parecía tan confundido como yo antes-. Verás, por mi condición nunca podré tener un hijo, y nunca podré ver a Emmett llorar así, ni de tristeza ni de felicidad. Simplemente me hubiera gustado ser ellos por un momento. Sam parecía un niño de dos años, algo patético, pero de haber sido mi Emmett, hubiera sido algo muy tierno.
-¡Vaya!
-Ni se te ocurra reírte, chucho.
-No, no iba a hacerlo, solo que me sorprende que la Barbie tenga su corazoncito y todo –me sonrió-, por muy pequeño que sea…

No pude evitar sonreír. Pero no me gustó mucho sentirme vulnerable ante ese chucho, era mi enemigo natural, aunque ahora en parte fuera de mi familia sin yo quererlo.

Cuando llegamos a casa pasamos la noche como otra cualquiera, intentando no hacer demasiado ruido para no perturbar el sueño de nuestra pequeña para que la prueba saliera bien. Nos vimos invadidos por imágenes un par de veces. Uno de los sueños salíamos todos juntos en un partido de béisbol. Ella estaba en un equipo con Bella y Ed, y ganaban ante los atentos ojos de Jacob y Charlie. Jacob se sintió muy bien al ver que su pequeña soñaba con él y se quedó dormido. Dí gracias porque él estuviera dormido cuando la segunda imagen vino. Ella soñaba con un día en el bosque, Jacob y ella estaban de caza solos y jugaban y reían. En sus sueños Jacob era muy atractivo, algo que nos desconcertó a todos.

La mañana llegó y nuestra pequeña se despertó. Esme había preparado un pastel de manzana y Bella había hecho un gran flan de huevo. Cuando se despertó parecía estar muy hambrienta pero solo comió medio pastel y medio flan. Después se acercó al sofá donde estaba Jacob roncando, y muy inocentemente le echó una manta por encima… como si el chucho necesitara manta.
Ella le observaba atentamente, emocionada. No podía entender como hacía eso, él solo sudaba y roncaba. Ella le destapó y secó el sudor de su frente, lo que hizo que Jacob desertara de un salto con una sonrisa en la cara.
-¿Sabes? Mamá y Esme han preparado un gran desayuno. Puedes comerte tu parte.
-¡Gracias niña! Tengo mucha hambre. ¿Desayunas conmigo?
-Es que yo… tenía mucha hambre y…
-No pasa nada, ven, vamos.

Se dirigieron a la cocina. Mi princesita miraba a su mascota comer llena de satisfacción. Carlisle bajó al primer piso.
-¿Se sabe algo? –preguntó una ansiosa Bella. Yo me acerqué corriendo queriendo saber.
-Sí, he detectado las fases de sueño donde la niña pierde el control, así que ahora solo tengo que investigar. Hablaré con unos compañeros del hospital, ya que hay un estudio sobre sonámbulos que se despiertan en esa fase. Quizá pueda hallar una solución.
-Cuenta con mi ayuda, para lo que sea –casi parecía que mi hermano rogaba poder ayudar en el caso de su hija.

El chucho se acercó al comedor algo triste y se dirigió a Emmett.
-Puedes acompañarme, aún queda algo en lo que necesito que me ayudes.
-Claro… -me miró dubitativo, yo asentí.- Vamos, me gustaría acabar pronto.

Mi marido me besó apasionadamente y se fueron. Yo me senté en el sofá, jugando con los rizos de mi sobrina y pensando en el recogido que le haría el sábado. Edward se acercó y se sentó junto a mí mirando como peinaba a su hija.
-Serías una madre estupenda –me dijo mirándome con algo de compasión-. Ya le dije a Emmett, que estoy encantado de que mi hija tenga unos tíos tan maravillosos. Sois la mejor familia que nadie puede tener.
-Muchas gracias, Eddie… -susurró Alice detrás del sofá.-
-De nada, monstruito…
Yo no pude decir nada. Mi hermano ya lo sabía. Me devolvió una sonrisa mientras yo seguía peinando a su hija. Alice se sentó en el suelo, en frente de mi princesita.

-Cariño, hay algo que me gustaría saber. Cada día me muestras un color distinto para vestir, pero… ¿Cuál es tu color favorito?
-El caoba, tita Alice.
-¿El caoba?
-Sí, es el color de pelo de mi lobito –sonrió muy inocente-. Me encanta. Además es suave, mullido, ¡es genial!
-De acuerdo, caoba. ¿Cuál es el segundo?
-Creo que el dorado, me encanta ese dorado que tenéis en vuestros ojos.
-¡Qué bien! Me hace muy feliz eso, cariño. –dijo Alice muy contenta. Yo la miré algo trastornada.- Bien, creo que Rosalie y yo nos tenemos que ir de compras.
-¿Qué te ocurre pequeña? –Jasper apareció de la nada, cogiendo por las mejillas a nuestra sobrinita.
-Que no quiero que se vayan. Si se van nos toca dar clases, y ya me aburren mucho –dijo haciendo un puchero.

-Está bien –dijo Jazz sonriendo a Ed, el cual asintió-. Hoy descansaremos y pronto acabaremos con esas lecciones y te enseñaremos a hacer más cosas, ¿de acuerdo mi pequeña?
-¿Qué cosas tito Jazz?
-Ya las verás, es una sorpresa. ¿Qué te parece si hoy nos vamos de caza?
-¿Puede venir Jake?
-No cariño, no está, pero podemos enseñarte para que cuando él pueda ir, le ganes siempre.
-¡Vale! Me parece genial.

Me fui con Alice a Port Ángeles, compramos muebles en color caoba y telas en tonos dorados. Habíamos cogido el Jeep de Emmett, pero no cabía todo, así que le dimos la dirección de Charlie para que lo llevara. Alice sabía que a él no le importaría. Antes de ir a casa fuimos a ver a Charlie, que se sorprendió mucho cuando le contamos el regalo de nuestra pequeña.
-Siempre me dejáis sorprendidos. ¿qué le regalaré yo ahora?
-Creo que sería una buena idea que le regalaras algo que pudiera llevar allí.
Charlie se quedó pensativo y Alice sonrió, él había acertado.

El viernes llegamos al lugar donde se supone estaba la estructura, pero nos encontramos algo que fue inesperado. Alice sonrió y se dirigió a Jacob.
-Ha quedado mejor que en mi visión, pero ahora tenemos que darle nuestro toque. Si quieres venir esta noche a verlo me parecerá bien, pero ni se te ocurra cambiar nada, ¿entendido?
-Lo intentaré, pero no te lo puedo prometer…
Todos nos echamos a reír. Alice le sugirió algo para ayudar al regalo de Charlie, y así Emmett se quedó para ayudarnos a Alice y a mí, mientras Jacob y Seth se marchaban. Cuando casi era de noche acudimos a la casa para pasar la noche con nuestra familia.

Al amanecer, toda la casa estaba llena de globos y de un olor a comida. Alice le había pedido a Esme y a Bella que prepararan bastante comida para Seth, Jacob, Sue y Charlie.
Bella se había ido a casa de su padre, para ir a recoger a Sue, Billy y a Seth. Cuando llegaron se escuchó la angelical voz de mi sobrina… pero reclamando a alguien que no me hizo mucha gracia. En menos de dos segundo Jacob apareció de la nada corriendo hacia el piso de arriba para más tarde bajar con la pequeña en brazos.
Todos la felicitamos y comenzamos a comer. Un olor muy especial vino desde el bosque. Todos nos levantamos y salimos corriendo al jardín. Apareció la manada casi al completo, casi. Faltaban Quil y Claire, algo que notó mi sobrina. Ella se alegro de ver a todos, abrazó a Emily a la cual pidió disculpas por lo ocurrido en la última visita.
La comida desapareció en menos de media hora. Edward se sentó en el piano y comenzó a tocar una nueva canción. La había compuesto para Nessie. Ella derramó un par de lágrimas y abrazó a su padre, mientras Jacob se levantó y abrió la puerta que daba al jardín.
-¿Quieres ver ahora mi regalo? –dijo dirigiéndose a mi sobrina.
-¡Sí, dámelo!
-Ven, acompáñame.
La pequeña tomó la mano del chucho y todos les seguimos y llegamos al lugar donde habíamos estado trabajando la última semana.
Allí se encontraba aquella estructura, con apariencia de árbol. Había una puerta medio oculta, y unas escaleras que se ceñían a lo que parecía un tronco. Entramos y subimos las escaleras, llegando a lo que por fuera parecía una copa muy frondosa, cubierta con miles de helechos. La estancia había quedado preciosa, con nuestros muebles y telas.
Habíamos creado una “casa de árbol” para nuestra sobrinita. Habíamos comprado unos muebles de color caoba, una mesita en el centro, con un sofá de telas doradas. Además Jacob había creado una estantería con forma de corazón en tono también caoba, llena de una colección de libros, estaba rodeada de un lazo dorado con una tarjeta colgando. Al lado había un escritorio y un sillón en blanco crudo con toques en dorado. Una alfombra blanca de gran espesor estaba en el centro de la estancia.
Mi sobrina corrió a la estantería y leyó la tarjeta.
-“Para mi gran pequeña nieta, espero que te gusten y que aprendas y te entretengas mucho con esta colección de libros. Te quiero. Charlie.” – la pequeña sonrió y abrazó a su abuelo- Gracias Charlie.
-Creí que la pondrían en tu casa, pero esa estantería es genial, al igual que esta…
-Este escondite. –terminó Jacob. Ahora miraba a la pequeña Nessie.- Mis hermanas siempre estaban escondidas en algún sitio y mi madre –dijo mirando a Billy- siempre me decían que estaban felices en algún lugar, como las niñas de las películas en su casita del árbol. Así que construí esto, y les pedí a tus tías que lo decorasen, para que tuvieras un lugar para ti. Espero que te guste.
-Me encanta Jake, es precioso. Gracias tías. Sois las mejores.
-Yo también ayude –dijo Emmett.
-Y yo… Tuvimos que ir casi hasta Canadá para recoger tantos helechos –dijo Seth mientras reía-. Espero que te guste.
-Me encanta, gracias a todos.
-Ahora, creo que será mejor que salgas. Mi regalo te espera a la entrada. –dijo Bella.
Todos nos miramos y salimos tras la pequeña que corría escaleras abajo. En la entrada del árbol se encontraba Quil y Claire.
Nessie salió corriendo a abrazar a su amiga, las dos saltaron y se abrazaron una y otra vez muy contentas. Quil sonreía, se acercó a su amigo Jacob y lo abrazó.
-Gracias Quil, esto… esto es…
-Amistad y confianza, Jake, no le des más vueltas. Yo no lo voy a hacer, no me voy a preocupar, así que tú tampoco.

Todos pasamos una velada encantadora, mientras las niñas jugaban despreocupadamente en el jardín con sus “hermanos mayores”.