Capítulo XIV: Visita inesperada.

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Nahuel apareció de la mano de Sayen y se quedó quieto. Ellos eran la nueva pareja, mi amigo Nahuel tenía novia, ya no iba a prestarme tanta atención. Sullivan me había malinterpretado y ahora estaba enfadado, ya no me hablaría jamás. Y Jacob seguía ahí parado, había venido hasta aquí porque yo le echaba de menos y no era capaz de mover un solo músculo para abrazarle o saludarle… nada. Darlene salía por la puerta y ahí tuve mi solución. Me aferré a ella, la abracé. Se quedó quieta por un instante, imagino que confundida pero me abrazó.
-Nessie, ¿qué pasa? –me abrazaba y me acariciaba el pelo.
-Ness… ¿qué pasa? –Nahuel me besaba el pelo. De fondo oí un gruñido de Jacob, sentía su olor más cercano, me mareaba, sentía que no podía controlarme-. ¡Ness! ¡Ness!
Abrí los ojos en la enfermería del instituto. Darlene me sonrió, Nahuel estaba muy preocupado.
-¡Qué pena que te hayas desmayado! Te has perdido a un tío bien macizo… -dijo Meg riendo-.
-¿Qué ha pasado? –Preguntó Darlene con su sonrisa-.
Le conté toda la historia, ella había sido mi refugio, bien merecía una explicación. Le conté que aquel chico era Jacob.
-¿Chico? A mi me parece más bien un hombretón bien tremendo… -¡Meg y sus hormonas! Suspiré-. Creo que seguía en la puerta, los profesores no le han dejado pasar.
-Creo que deberías calmarte antes de salir –dijo Nahuel mientras me sujetaba cuando intentaba levantarme-. Estaba muy asustado, he hablado con él y he tenido que calmarlo, pensaba que había sido culpa de Sullivan… que te había hecho algo.
-¿Calmarlo?
-Ness… -me miró fijamente-. Estaba temblando -Sabía que significaba eso. Iba a entrar en fase. Me preocupé aún más, no podía calmarme después de lo que Nahuel me acababa de decir-. Cálmate, o le diré que se largue.
-¡No! –casi chillé, asustando a Dar y a Meg-. Necesito verle.
Salí corriendo de la enfermería zafándome de la jaula que habían creado los brazos de Nahuel. En la puerta de la enfermería estaban todos los demás, Kevin, Ryan, Sullivan… incluso Sayen. Hice un gesto, mostrando que estaba bien y sonreí. Debieron de pensar que estaba loca cuando volví a salir corriendo. Recorrí el pasillo ahora ya vacío en dirección a la salida. Seguía ahí, pero esta vez no me paré, seguí corriendo y me lancé encima de él. Me agarré a su cuerpo con brazos y piernas, el suspiró en mi pelo y me abrazó.
-Lo siento, Nessie, en serio. Siento haber venido así, siento no haberte llamado, no sé ya qué hacer contigo. Intento hacer lo posible por hacerte feliz, pero siempre acabo cagándola. Lo siento pequeña… en serio.
-¡Cállate, perro! ¡Cállate y abrázame fuerte! –dije con emoción en la voz. Él lo percibió y sentí como se reía, su cuerpo temblaba ligeramente por su risa. Eso me lo recordó-. ¿Qué demonios te ha pasado? ¿Aún no sabes controlarte bien? –me miró muy confundido-. No creo que entrar en fase en plena puerta del instituto con todos los estudiantes presentes sea una gran idea…
-Ya, bueno… -me sonrió-. Creí que ese chico te había hecho algo, me entraron ganas de arrancarle la cabeza –dijo mientras me ayudaba a bajar al suelo-. Lo siento.
-¡Deja de decir lo siento!
-Vale, vale… lo… -le miré mal y se empezó a reír-. No puedo evitarlo… -sin previo aviso me cogió en el aire y giró sobre nuestro eje un par de veces-. ¿Estás bien? Me tenías muy preocupado.
-Mejor no me des muchas vueltas por si acaso… -los dos comenzamos a reír-. No hacía falta que vinieras… en serio. Seguro que tienes mucho trabajo ahora.
-Bueno, no importa, necesitaba también un respiro y ansiaba verte, pequeña… Seth se ha quedado allí al mando… se me ha hecho raro que Leah no pataleara… -dijo mientras se reía-.
-¿No se ha enfadado?
-No, le ha parecido hasta bien. Ella quiere estar más tiempo con… sus cosas. Seth quiere salir de ese ambiente de amor que se ha generado en su casa, así que todo está bien.
-¡Vaya! Creo que tienes mucho que contarme…
-Cierto, al igual que tú… pero creo que ahora deberíamos ir a casa, tu tía Alice te espera.
Me giré para ver como tía Alice estaba bajando la escalera en nuestra dirección con los brazos cruzados y gesto serio.
-Jovencita, creo que deberías ir a casa… Nahuel se ha marchado a llevar a Sayen a casa… así que tienes que venir conmigo… ya hablaréis luego… ¡andando!
Cuando llegamos a casa bajé corriendo del coche para tomar del brazo a Jake, que nos había seguido con la moto. Mamá le abrazó fuerte y papá le mostró una gran sonrisa mientras me revolvía el pelo.

Pasamos un fin de semana genial, nos pusimos al día en todo. Me contó que había puesto un taller entre la reserva y Forks, ya que era la mejor situación que podían encontrar. Se había asociado con Seth, Embry y Quil para poder hacerlo bien. Rachel y Paul ya estaban viviendo juntos, mientras Rachel se volvía loca con los vestidos de novia y porque Rebeca no iba a llegar hasta un par de días antes.

También me contó como había oído desde su cuarto como mi abuelo le contaba emocionado a Billy cada detalle de las citas con Sue. Estaban realmente bien, muy felices y Seth estaba contento por su madre. Incluso Leah les había dado su bendición. Claire estaba cada vez más grande, al igual que Ephraim. Me dio una carta que Claire me había escrito, contándome lo mucho que me echaba de menos y que le encantaría que lleváramos el mismo vestido a la boda, como damas de honor, con Kim. Le escribí otra que entregué a Jake para que se la diera, poniéndole que le pediría a Rose y a Alice que los hicieran.
El sábado fue un día genial. Fuimos a dar una vuelta por el centro comercial, viendo las tiendas de videojuegos y compramos una película para verla por la noche. También estuve oyendo unos cd’s que había en la tienda, mientras Jake se reía de cómo cantaba una canción que me encantaba, Wonderful World de James Morrison.
Cuando me empezó a entrar hambre le propuse ir de caza y le encantó la idea. Papá le dejó el volvo, porque no quería que me llevara en la moto, así que le propuse ir al lago donde habíamos ido de acampada. Cazamos por un par de horas, hasta que decidí que sería mejor descansar un poco. Me senté en la misma roca que la última vez, pero esta vez no fulminaba el horizonte.
-Preciosas vistas, la puesta de sol debe ser genial…
-Lo es… ¿podemos quedarnos?
-No sé… deberíamos avisar… no creo que a tus padres les haga mucha gracia que te tenga por ahí hasta tan tarde…
-No es la primera vez que no duermo en casa…
-Has dicho ver la puesta de sol –dijo levantando una ceja y yo me reí-. ¿Acaso quieres quedarte a dormir al raso?
-No… pero estaría bien… -dije riendo-. Me gustaría ver la cara de papá si le digo que nos quedamos a dormir aquí –dije sacando el móvil y Jake me lo quitó-. ¿Pero qué…?
-Ni se te ocurra… me mataría.
Yo me empecé a reír y le intenté quitar el móvil. Se levantó y puso el móvil en alto, con esa estatura no llegaría más que trepando, así que le hice cosquillas, pero ni siquiera se inmutó, solo se alejó un par de pasos. Guardo el móvil en el bolsillo trasero de sus vaqueros y me miró amenazante…
-¿A eso jugamos? –dijo mientras cambiaba a una cara muy cómica mientras yo me reía. Entonces se abalanzó y me empezó a hacer cosquillas, sabiendo que sólo tenía cosquillas en la cintura-. ¡Toma esa! ¿Qué? ¿Te rindes?
-¡Sí! ¡Para, para Jake! –dije riendo mientras él me soltaba. Aún híper ventilando, pude quitarle el móvil y salí corriendo mientras me perseguía-. ¡Soy más rápida que tú!
-¡Ahora verás! –Jake entro en fase y empezó a aullar, se le veía muy feliz, pero entonces me paré de golpe y él me lamió toda la cara. Yo empecé a reír mirando en el sitio en el que había entrado en fase-.
-¡Genial Jake! ¡Seguro que ahora papá si que te mata…!
Sus ropas estaban hechas trizas en el suelo, mientras yo me reía, él resoplaba y rodaba los ojos.
-¡Yo no tengo la culpa! –dije aún riendo-. ¡Aprende a controlarte mejor! –No podía parar. Cuando me calmé un poco pensé qué podíamos hacer…- Lo único que se me ocurre es que vayamos a ver si en el coche hay algo para que puedas taparte…
El lobo resignado rodó los ojos y se dirigió hacia el coche.
-Ahora si que papá te matará –intentaba aguantarme la risa pero no podía. El lobo se paró y me miró rabioso. Se acercó y me lamió toda la cara de nuevo-. ¡No seas cerdo Jake! –El lobo ahora parecía más contento por haberme mojado to
da la cara-. ¡Ojala no haya nada en el coche y tengas que ir andando! –me miró muy sorprendido, conocía esa miraba, era cuando decía alguna incoherencia. Entonces lo pensé mejor… mejor que hubiera algo porque si no tendríamos que ir los dos andando…-.
Cuando llegamos al coche solo encontramos una mantita que llevaban mis padres en el coche para cuando me tenían que tapar en el viaje y una chaqueta, pero dudo que a Jake le sirviera una chaqueta de una niña de diez años, ahora no me cabía ni a mi…
Le acerqué al lobo la manta y él volvió a rodar los ojos, muy cómico. Cuando volvió tenía la manta atada a la cintura y el torso descubierto, no podía parar de reír, pero la verdad es que me sorprendió ver su torso al desnudo de nuevo. ¿Estaba más grande? Era imposible…
-Date prisa, no quiero que te enfríes… -dije mientras no paraba de reír, pero dejé de reír porque realmente parecía furioso-. ¿Qué pasa?
-¡Nada! –medio chilló-.
-Jake… lo siento, en serio… yo no quería que te enfadaras…
-No es por eso… -me cortó y resopló-. Eran mis únicos pantalones… -me empecé a reír muchísimo, casi me ahogo de la risa, no podía parar-.
El camino se hizo corto, entre que me reía y Jake resoplaba… al final acabó riéndose también pero paramos de reír cuando llegamos a casa de mis padres. Le expliqué a papá todo mentalmente mientras lo veía salir enfurecido junto con mamá. Estaban muy serios, mamá parecía ofendida, pero papá se empezó a reír, imagino porque estaba pensando en que Emmett le tendría que dejar unos pantalones. Jake se bajó del coche dando un portazo enfadado, mientras papá y yo reíamos sin poder parar y mamá le fulminaba con la mirada.
Mamá decidió ir a comprar ropa para Jake mientras él se daba una ducha, no quería darle motivos a Rose para reírse más de él… Vino con un pijama y un par de vaqueros y camisetas.
-¡Jake! ¿Puedo entrar? –Dije cargando con su ropa-. ¿No seguirás enfadado? –Nadie contestaba-. Jake, voy a entrar a dejarte tu ropa, ¿vale? –entré y la luz del baño estaba encendida, la puerta estaba entreabierta y salía vapor de agua. Se estaba duchando. Dejé la ropa sobre la cama y me marché. El vapor de agua me hizo querer un baño de espuma…
Cogí el pijama, ya que no íbamos a salir de casa. En el armario había un par de bolsas con una nota. De parte de la tía que más te quiere… Alice. Era un pijama precioso, rosa palo con mariposas superpuestas en color rosa fucsia, amarillo, naranja, rojo, un collage muy bonito. La camiseta era de tirantes, a rayas de los mismos tonos. Me encantó. En la otra bolsa había un conjunto de ropa interior en naranja y rosa claro. Me alegré al saber que mi tía había escogido los colores que más me agradarían.
Bajé corriendo al baño y llené la bañera con agua caliente y espuma, me sumergí del todo, mirando cómo mi pelo se alisaba dentro del agua. Oí cómo Jake llamaba a la puerta.
-¿Nessie?
-¡Dime! –Pude notar la vergüenza en su voz desde el otro lado de la puerta-.
-Voy abajo a cenar, ¿quieres algo?
-Bueno, no tengo mucha hambre, pero podías hacer palomitas para ver la película.
-¿Vas a cenar palomitas? –Hizo un ruido raro entre soplido y gruñido, sonó algo así como “airgns”-. Está bien… te espero abajo…
Eso me hizo sentir ansiosa. Vacié la bañera y dejé que el agua caliente aclarase los restos de jabón. Me sequé rápidamente con la toalla y me vestí. Me miré en el espejo del tocador de tía Alice… no sé cómo explicar lo que sentí. El pantalón del pijama se quedaba en mi cadera, la camiseta en mi cintura. Nunca había enseñado la tripa con ninguna ropa, pero me veía bien. La camiseta era ligeramente ajustada, así que mis pechos se notaban más que con la ropa normal. La chica del espejo hizo una mueca extraña y sonreía, parecía que le gustaba lo que veía. Me quité la toalla de la cabeza y peiné mi cabello. Sería mitad vampiro, pero eso no hacía que mi pelo cediese fácil ante el peine… eso era tarea de mamá. Bajé al salón y le dí el peine a mamá que me sonreía. Papá me miró con los ojos salidos de las cuencas.
-¿Qué es eso? –dijo señalando mi tripa ¿o mi pijama? No sé…- ¿De dónde lo has sacado?
-Edward, deja a la niña… -mi madre intervino mirando con una ceja alzada-. Dale las gracias a tu hermanita…
-Mataré a Alice… -me pareció escuchar en su siseo-.
Me senté a los pies del sofá para que mamá me peinara. Mi pelo ya me llegaba por la cintura y había que peinarlo durante mucho tiempo, algo que me desesperaba. Pero al resto de las mujeres de mi familia les encantaba. Incluso alguna vez mis abuelos o mis tíos lo había hecho, y mi padre cuando mamá no estaba. Creo que el único que nunca me había peinado era Jake.
-Deberías secarte el pelo… Tú si que te vas a enfriar –dí un respingo, porque mientras decía eso me tocaba con el dedo índice en la cintura-. ¿Tan vaga eres que te tiene que peinar Bella?
-¡Jake! ¡Edward! –Mamá interrumpió sus risas-.
-No es eso… pero tengo mucho enredones, y odio peinarme yo, acabo arrancándome la mitad del pelo –Jake empezó a reírse aún más-. A mí no me hace gracia…
-Anda, trae –dijo quitándole el peine a mamá-. Bella va a tardar siglos y quiero ver la película antes de ser viejo… -estuvo peinándome más rápido que mamá, pero igual de delicado-. ¿Ves Bells? No hace falta hacerlo tan despacio…
-¿Te trae recuerdos de tus años de joven rebelde? –La frase de mamá hizo que no riéramos todos-.
-Anda, ve a secarte el pelo…
Me sentí muy a gusto mientras Jake me había peinado, así que intenté alisar mi pelo… fue un desastre. Se quedó con mucho volumen, demasiado. Parecía una chica de las series de los ochenta. Jake apareció por la puerta y se empezó a reír. Se acercó a mí y cogió un peine. Comenzó a pasarlo delicadamente por mi pelo mientras me sonreía en el espejo.
-¿Ahora lo quieres liso? Creía que te encantaban tus rizos…
-Y me encantan, pero… quería verme distinta… -la verdad es que lo que quería conseguir alisándome el pelo era esto, que él siguiera peinándolo-.
-Distinta estás –dijo riendo. No sé porqué pero eso me molesto muchísimo y casi me enfadé-. ¡Eh! No te enfades… ¡picota! –Me miró raro-. En serio, aún con este peinado tipos ochenta estás guapa…
-¿Es un chiste? –Dije mirando su sonrisa, más bien fulminándola, aunque eso hizo que su sonrisa creciera dejándome pasmada-. Yo no le veo la gracia…
-No es un chiste, es un cumplido. Estás guapa, en serio.
-Gracias… creo –no pude evitar ruborizarme, lo que hizo que él se pusiera serio y mirara fijamente mi reflejo-. Deberíamos bajar si queremos ver la película este siglo, ¿no?
-Si… -dijo mientras reía suavemente-. No vaya a ser que me haga viejo mientras te peino… -eso me sonó bien, él estaba dejando el cepillo en el tocador pero lo intercepté y puse cara de cordero degollado-. Está bien… vamos.
Cogió el cepillo y bajamos al sofá, me cepillo el pelo durante toda la película. Cuando terminó me fui directa a la cama, me había entrado sueño con tanta calma que me producía que me peinara.
El domingo amanecí con pelos de loca, así que me hice una cola de caballo. Me sentía cómoda en pijama, así que baje tal cual a desayunar. Jake ya estaba empezando.
-¿Por qué parece que ayer metieras los dedos en un enchufe? –dijo mientras comía un bocado de tortita y se reía. Mi madre le dio una colleja y entonces reí yo-. ¡Eh! Sólo era una broma…
-Ya… claro Jake… yo también te quiero… -oí como se forzaba a tragar su bocado y mi padre reía-. Buenos días a todos, por cierto…
-Buenos días cariño –mi padre me besó el pelo mientras mi madre me daba el plato con el desayuno-. Te han llamado tus amigos, han dicho que iban a ir al parque de al lado del instituto a pasar el día. Te han llamado un par de veces al móvil también… Deberías ir.
Fui a la entrada y saqué el móvil de la cartera, tenía tres mensajes.
‘Vamos a ir todos a comer al parque mañana, ¿Te apuntas? Meg.’
‘Ness, ¿qué tal te encuentras hoy? Vamos a ir a comer al parque mañana, vendrás ¿verdad? ¡Dime que sí! Dar.’
‘Te he llamado a casa y me han dicho que dormías… estaba preocupada porque ayer no contestaste, ¿aún tienes visita? Podéis pasaros si queréis, estaremos en el parque, el que está cerca del instituto. Llámame cuando despiertes. Besos. Dar.’

-Jake, ¿te apetece que vayamos a comer al parque con mis amigas? No creo que les importe que lleve invitado…
-Claro…

-Deberías disculparte con Sullivan –dijo mi padre-. Creo que fuiste poco cortés con él el primer día… -Jacob gruñó bajito pero asintió.
-Entonces… ¿vamos? –pregunté emocionada-.
-Desayuna rápido, yo iré a cambiarme…
Jake ya había terminado de desayunar, no comía, más bien engullía… Terminé mi desayuno y me fui a vestir. Me puse unas mallas negras, la falda vaquera y un jersey blanco de cuello alto, con los botines gris marengo que me había regalado tía Rose. Bajé corriendo y Jacob ya me esperaba al final de las escaleras. Me miró atónito y luego sonrió.
-Estás muy guapa, incluso con ese pelo…
-¡Ya vale! ¡Deja mi pelo tranquilo! –suspiré, a veces me chinchaba como un niño de tres años. Pero me resultaba tierno…-. ¿Listo para conocer a mis amigos?
-¡Vamos!

Cuando llegamos al parque estaban los seis allí… ¿los seis? Kevin, Darlene, Ryan, Meg, Sullivan… ¿Quién era aquella chica rubia?
Darlene se levantó del césped y vino corriendo a mí. El resto se volvieron y saludaron, Sullivan fulminó con la mirada a Jake… Entonces pude ver aquel rostro, aquella chica. Era preciosa.