Capítulo XXII: Sorpresas.

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Eran las siete y diez cuando llamaron a la puerta. Nos pusimos en nuestras posiciones y yo cogí el álbum de fotos que papá me había traído. El plan era sencillo, si salía bien podíamos entretenerle hasta que la familia de Denali llegara. Aquel chico desgarbado entró y se sorprendió al ver cuántos estábamos en la casa.

-Buenas noches Adam –mi abuelo hablaba solemne-. Soy Carlisle, ésta es mi familia… Esme, mi esposa –la abuela saludó asomándose por la puerta de la cocina-. Rose y Emmett, Alice y Jasper y Bella y Edward –ambos me miraron-. Creo que a ella ya la conoces…

-Cierto… mucho gusto –dijo con una gran sonrisa-. ¿Dónde está mi hermano?

-Es… una larga historia. Nos gustaría que te quedaras a cenar, tenemos una larga historia que contarte…

-Yo… -miró a Esme y los platos de comida que servía en la gran mesa. Hizo una mueca extraña, pero sonrió a mi abuela-. Haré un esfuerzo…

Nos sentamos todos en la mesa y yo me senté a su lado. Comencé a preguntarle muchas cosas, intentando que nos contara algo sobre él.

-Bueno, nací en Rosario, Argentina, en el año 1898. Estuve sólo durante mi crecimiento, me alimenté de algunos animales los primeros meses, no me movía mucho de la zona donde había venido al mundo, esperaba que aquella mujer a la que había mordido se recuperase, pero no lo hizo. Sabía que ella era mi madre, sabía que había muerto por mi culpa… Estuve alrededor de dos años viviendo en aquel inhóspito lugar, hasta que me cansé y aparentando ya unos seis años, decidí emprender un nuevo rumbo al norte, llevándome las pocas joyas que tenía como recuerdo de mi madre, una cruz de Caravaca y una pulsera con un nombre, Magdalena. Me alimentaba de las pocas personas que encontraba en mi camino. Algo me seguía llevando hacia el norte, hasta que me topé con una mujer –sonrió-. Era muy guapa, me recordaba al rostro de mi primera víctima… Ella me miraba muy extrañada, como si supiera que no era un niño vulgar, casi con miedo. Me dijo que se llamaba Guadalupe, que no quería hacerme daño, pero yo sabía que no era cierto, algo me lo decía. Mi reacción fue enseñarle los dientes, como cuando iba a atacar a alguien. Pero algo hizo que me quedara estático, paralizado. Ella se acercó a mí diciendo que la existencia de niños como yo había traído muchos problemas, sabía que había verdad en sus palabras –mi padre estaba tenso pero sonreía, no entendía su reacción-. Cuando estuvo lo bastante cerca se quedó paralizada, miraba mis mejillas, rojas por el esfuerzo de querer moverme pero sin poder hacerlo. Mi corazón martilleó, lo que hizo que ella se sorprendiera más. “¿Qué eres?” me preguntó… -él se reía ahora débilmente-. Cómo si yo tuviera idea por aquel entonces de qué era yo…

-¿Cuándo lo supiste?

-Bueno, el ver que no era muy normal despertó su curiosidad en mí. Al fin pude moverme y me ayudó a cazar, me enseño cómo hacerlo. Al principio me resultaba difícil, pero me explicó que algunos vampiros tenían poderes… me contó que cuando ella era humana tenía la peculiar virtud de sorprender a todo el mundo, siempre encontraba la frase adecuada para hacerles callar. Eso se había transformado en un peculiar don, el de parálisis. Me preguntó qué don tenía yo, pero… no lo sabía. Ella me ayudó las primeras veces, paralizaba a algún humano para que yo pudiera alimentarme. Estuvimos cómo tres o cuatro años más por la zona de Corrientes y Posadas, cambiando de país cada año, siempre pueblos cercanos a la frontera… nos era de gran ayuda. Estuvimos en Paraguay, Brasil y Argentina, hasta que yo ya era casi un adulto. Aparentaría tu edad cuando decidimos irnos al Sur. Vivimos una temporada en Puerto Madryn, en Comodoro, Puerto San Julián, incluso pasamos una gran temporada en las Islas Malvinas. Eran finales de 1978 cuando decidí volver a mi casa, empezar de cero. Volví a Rosario, comencé a preguntar a la gente de la zona si habían conocido alguna historia sobre una mujer amante de un mal espíritu. Fue entonces cuando perfeccioné mi don.

-Te debió ser muy útil… -papá le sonreía, pero sólo él podía saber su don-.

-¿Cuál es?

-Es, bueno, detecto cuando la gente me miente, me oculta cosas o simplemente las está inventando. ¿Cómo…? -miró a mi padre confundido-

-Mi don es algo parecido, pero yo puedo ver qué me ocultas sin preguntarlo… puedo ver todo lo que pasa por tu cabeza ahora mismo.

-¡Vaya! Es un don genial, mejor que el mío…

-¿Y qué paso? –insistí, quería conocer realmente su historia. Él me sonreía-. ¿Pudiste saber algo más de tu historia?

-Sí, después de pasarme por la residencia hubo una mujer que me contó una historia cierta. Tenía casi noventa años, pero su memoria estaba intacta. Me preguntó que porqué tanta curiosidad y le dije que había oído historias y quería saber si eran ciertas, quería conocer la leyenda. Ella sonrió, me dijo que la historia era completamente cierta, aunque la tomaran por loca. Aquella señora se llamaba Magdalena. Al parecer, cuando ella era muy niña, unos diez años, su hermana mayor era la que cuidaba de toda la familia. Su hermana Vilma tendría unos diecisiete años, y ayudaba a su madre y a sus hermanos que trabajaban durante demasiadas horas. Una noche Magdalena, se escapó de casa tras conocer la muerte de uno de sus hermanos. Se perdió en los bosques y un señor alto, muy guapo y con unos ojos extraños se acercó a ella. Vilma llegó y se interpuso entre ellos, llevando a Magda a casa, seguidas por aquel caballero. Ese mismo señor estuvo cortejando a su hermana durante meses. Una noche Magda pudo ver como Vilma se iba con aquel hombre extraño, por lo que la esperó hasta el amanecer. Cuando llegó estaba magullada, como si hubiera caído por un barranco, pero no quiso contar nada. A las dos semanas tenía barriguita, que ocultaba con ropas anchas, pero su salud empeoraba, estaba realmente mal. La madre y los hermanos de Magda echaron a Vilma de casa, ya que por aquel entonces era una deshonra para una familia que una mujer se quedara embarazada sin estar casada. La última vez que pudo ver a su hermana, fue para entregarle los últimos regalos que había recibido por su cumpleaños, la pulsera que le había regalado Manuel, el hermano que había fallecido, y la cruz que le había dado su madre… -volvió a sonreír-. Aquella venerable señora me había confesado sin quererlo que era mi tía… Sus ojos se tornaron demasiado brillantes, dos lágrimas cayeron y me confesó que la había echado de menos, que siempre estaría agradecida… en ese momento le di la mano y le puse la pulsera que le había arrebatado a mi madre en ella. Al verla aquella anciana se emocionó y sobraron las palabras. Nunca me preguntó quién era, en el fondo lo sabía, ni tampoco qué había pasado con su hermana, pues después de tanto años podía imaginarlo…

-¿Qué pasó después?

-Bueno, me quedé allí durante los siguientes tres años, hasta que mi tía Magda falleció. Aquella noche estuve con ella, sujetando su mano mientras me confesaba que me había odiado durante todos estos años, que había odiado a mi padre por llevarse a su hermana, pero ahora sólo quería estar con ella para contarle el hijo tan maravilloso que tenía. También me dijo que había oído historias parecidas sucedidas a lo largo del continente, en Chile, en Uruguay, en Panamá, en Amazonas… Horas después falleció abrazando una foto de mi madre que había conservado durante todo estos años y tomando mi mano.

-Qué triste… -tomé su mano para consolarle-. ¿Has estado sólo todo este tiempo?

-No, a los días de que Magda muriera la busqué, nada me retenía ahora en Rosario, así que localicé a Guadalupe en la frontera con Chile, le conté toda la historia y estuvimos buscando por Chile durante más de tres años sin hallar nada. Decidimos desistir y viajar a Uruguay, donde encontramos algunas pistas. Nos llevó cinco años poder encontrar a aquella joven. En 1991 nos dirigimos a Panamá, ya que mi nueva hermana, Asiri, había desistido de buscar allí, pero tenía pistas nuevas. Guadalupe nos ayudó, buscamos en Panamá y localizamos a mi siguiente hermana panameña un poco más lejos, en México. Se llamaba Ameyal. Ella sabía que había una hermana en Ecuador, seguimos más pistas, y por fin en 1998 encontré a mi siguiente hermana, Izel. Había ido una temporada a Isla Fernandina, por lo que nos quedamos allí hasta el nuevo milenio, cuando volvimos en busca de más parientes. Ahora éramos más, pudimos unir todas nuestras informaciones. Por fin localicé a mi hermana chilena, Martina, que nos ayudó a realizar la búsqueda por el Amazonas…

-Vaya, tardasteis muchos años…

-Sí, es complicado buscar a uno de los nuestros sin levantar sospechas… y la gente miente demasiado… menos mal que por ese aspecto no nos preocupamos, si hubiéramos tenido que seguir cada pista falsa que nos daban, creo que aún estaría buscando a Asiri…

-¿Fue fácil encontrar a las hermanas del Amazonas?

-Relativamente sí, ya que Asiri las había visitado y no se movían mucho de su territorio ya que no estaba muy cercano a ningún poblado… así que en seguida conocí a Achiyaku y a Alliyma.

-¡Qué nombres tan raros!

-Lo sé… por eso yo cambié el mío a Adam, es menos… llamativo. Guadalupe me había bautizado como Waynay… -le miré raro-. Quiere decir mi jovencito, mi amado…

-¿Has encontrado más hermanas?

-Sí, en el Amazonas también vivían Nina, Rawa, y Yachay. Yachay fue la que me habló de Nahuel, me indicó dónde encontrarle. Pero decidí quedarme un tiempo con ellas, aprendiendo sobre mi familia… Me hablaron de Nahuel y de Odamae. Por eso estoy aquí… sé que Odamae vive relativamente cerca, y Huilen me confesó la nueva situación de Nahuel, por lo que vine a buscarle. Era la primera vez que conocía la existencia de uno de mis hermanos… ¿Cuándo llegara?

El silenció llenó el comedor. Adam se puso muy tenso, podía notar lo que le ocultábamos.

-No vendrá… -mi padre habló, pero Adam seguía tenso, esperando-. Siento ser yo el que te dé esta fatal noticia, pero Nahuel murió en Abril… -me encogí ante el pensamiento y Adam me miró-. Ella estaba muy unida a él.

-¿Qué más? –Su mandíbula estaba tensa y me miraba. Las lágrimas brotaron por mi rostro, podía ver su furia, y no sabía que había sido asesinado. Debía proteger a Jacob, debía hacerlo, me había prometido a mi misma hacerlo, me había alejado de él para protegerle, no podía enviar ahora ese odio y esa furia de Adam hacia ellos… la manada-. Quiero saber la verdad…

-Tu hermano era mi mejor amigo… -dije abrazándole sin pensar-. Ten… -le tendí un taco de fotos en las que salía con Nahuel-. Era muy guapo y muy amable, siempre me consolaba. Siempre me apoyaba y me animaba. Por eso… -no podía hablar, el sollozo venía, así que recordé cada uno de los momentos de Nahuel, cuando se preocupaba por mí, cuando venía a recogerme y se impacientaba, todo mezclado con una canción que me hizo llorar mientras mostraba aquellas maravillosas imágenes-. Lo siento…

No pude evitarlo y salí corriendo, cogiendo mi mp3 y corriendo hacia el bosque, Alice vino conmigo. Puse a funcionar aquella canción por la que perdoné su último acto, en el que casi me ataca. “Leave out all the rest”… Había intentado ser como nosotros, casi lo había conseguido, pero era inevitable que fallara… ¿Verdad? ¿Fue realmente mi culpa? Quizá si no le hubiera llamado y no me hubiera visto aquel día hubiera hecho una buena transición…

-¿Estás bien? –Alice me abrazaba-. No te tortures.

-Fue mi culpa… si yo no le hubiera llamado…

-Hubiera pasado algún día, hubiera atacado a Sayen, o a cualquier otra persona cercana. Jasper estaba percibiendo su nerviosismo últimamente… Pensábamos que era por tu ausencia…

-He perdido todo, todo, tía Alice. Nahuel era mi único consuelo cuando Jacob no estaba, pero ahora no puedo recurrir a Jacob… temo hacerle daño. Debe estar lejos de mí…

-Pequeña… eso no es cierto. Has estado muchos años junto a él y nunca ha pasado nada, sólo era la situación… has ido de vacaciones con tus amigos y no ha pasado nada, de pequeña le mordías y no pasaba nada… No te tortures y habla con nosotros, tu padre está desquiciado porque no sabe cómo ayudarte… -limpió mis lágrimas-. Creo que será mejor que me acompañes a recoger a los de Denali, Jasper y yo llevaremos los dos coches… ¿Quieres ir mejor con él?

-No sé tía Alice…

-Ven pequeña… -Jasper me cogió por los hombros, su contacto provocó en mí una calma inimaginable hasta ahora, no sabía cómo lo había hecho-. ¿Sorprendida? Lo he practicado con Alice, con el contacto puedo mejorar, ¿sabes?

-Gracias…

-No se merecen… vamos a robarle el jeep a Emmett, no creo que le importe…

Nos fuimos al aeropuerto y recogimos a los de Denali. El avión llegaba puntual, pronto pude distinguir aquellas cinco bellezas. ¿Cinco? Me fijé bien… ¡No podía creerlo! Garret iba agarrado a la mano de Kate. Carmen soltó la mano de Eleazar para abrazarme mientras Tania ya me abrazaba.

-¡Pequeña cómo has crecido! –Dijo Tania elevándome por los aires-.

-Sí, estás hecha toda una joven dama… -Carmen me sonreía, abrazándome delicadamente-.

-Puedo ver que además has crecido también respecto a talentos… -Eleazar me sonrió mientras cogía a Carmen por la cintura-. Me alegro de verte, Nessie.

-¡Nessie! –Kate me cogió en brazos y descargó una leve corriente por mi cuerpo, pero nada molesto. Me hizo sentir genial-. Estás fabulosa…

-Veo que bien mereció la pena luchar por ti, encanto… -Miré a Garrett, sus ojos ahora eran dorados, había aceptado el reto que Kate le había propuesto. Se les veía felices-.

-Creo que debéis contarnos algo, ¿cierto? –Eleazar ahora estaba serio, mirando a Alice y a Jasper para que les explicara. Me adelanté, puse una mano en el brazo de mi tía cuando iba a empezar a hablar, para callarla. Me concentré y mostré la historia contada por mis recuerdos, les mostré las imágenes a nuestros cinco visitantes y a mis tíos-. Vaya… veo que además de ganar dones los sabes desarrollar…

-Creo que debemos regresar rápido, no me gustaría que la cosa se descontrolara, el dolor de Adam puede estallar en cualquier momento… no quiero una lucha en casa de Carlisle… -Jasper me miró y me puso las manos en sus hombros-. Creo que será mejor que regreses conmigo…

Tenía razón, el mostrar todas esas imágenes me había trastornado. Kate, Garret y Tania se fueron con Alice y Carmen y Eleazar con Jasper y conmigo. Estaba en el asiento del copiloto cuando un recuerdo sucesivo a lo que había contado que no había mostrado vino a mí. La cara de dolor de Jake, cuando dije que no podría verle más. Sentí una especie de agujero negro en mi pecho y en mi estómago, pero tío Jazz soltó una mano del volante poniéndola sobre mi hombro de nuevo. Era un valium genial.

-Lo lamento…

-Preferiría que no lo lamentaras… Podías pedirnos ayuda, consejo o lo que sea… al menos contarnos qué es lo que te preocupa tanto.

-Ataqué a Jacob, al igual que Nahuel a mí. Él me defendió, él mató a Nahuel por mi causa… ahora Adam es posible que quiera vengarse, seguro podrá sonsacarnos quién ha hecho eso, y fue Jacob. La manada lo mató para protegerme, y ahora la venganza va contra ellos. Me he separado de Jake para protegerle, no quería hacerle daño, pero aún así por mi culpa…

-¡Para! Mira, él no está en peligro a tu lado, él está feliz. Deja de torturarte por ello. Además, tú has olvidado esa parte de Nahuel, igual que Jacob habrá olvidado esos minutos de su vida… compensa mucho más tantos años de amistad y amor que un leve ataque, te hablo por experiencia… -no lo entendí-. Yo ataqué a tu madre cuando era humana, pero ella me perdonó, al igual que tu padre. Hay veces que es imposible controlarse, pero es algo que va pegado a nuestra naturaleza, algo comprensible y que no debe empañar nuestros verdaderos lazos. Ahora tu madre es una más de la familia, siempre lo ha sido, y ese pequeño incidente no nos ha perjudicado para nada.

-Pero sé que puedo dañarle, sé que sufre sin mí y yo sin él… pero no quiero hacerle daño por mi egoísmo, no puedo…

Carmen puso una mano en mi hombro, sosteniendo con la otra la de Eleazar, quien me miraba impresionado. Después suspiró.

-Mira, yo tuve la oportunidad y no la rechacé. En ningún momento me arrepiento de haber sido egoísta. Había riesgos de que los Vulturi me siguieran para reclutarme de nuevo con Carmen, incluso podían mandar a Chelsea para romper nuestros lazos… -miró a Carmen y le sonrió-. Pero nada de eso pasó, y aunque hubiera pasado, el breve tiempo que hubiéramos estado juntos, compensaba todo lo demás… -Me giré para enfrentarle… se veían realmente bien. Suspiré y eso atrajo hacia mí la mirada de Eleazar-. Sólo piénsalo…

Asentí. Cuando llegamos a casa Adam estaba en la misma posición que hace una hora, cuando habíamos ido a por nuestros invitados. Adam me miró y se levantó, dirigiéndose hacia la puerta.

-Puedo ver que realmente sientes la muerte de mi hermano, realmente le querías. Me alegra que hayas mostrado todo aquello que viviste junto a él, que me enseñaras su personalidad… Pero no quiero saber nada más, no de momento. Sé que hay algo que no has querido mostrarme, pero de momento no puedo saber más –miró el suelo y después se giró hacia el resto de la familia. Me di cuenta de cómo le observaba Eleazar-. Volveremos a vernos…

Se fue. Mi padre cruzaba unas intensas miradas con Eleazar.

-Creo que aún no lo sabe. Pero si consigue averiguarlo… además su compañera Guadalupe tiene un poder muy potente… puede paralizar a su presa.

-Sí, creo que la conozco… Aro estuvo interesado en ella, pero no quería someterse a Aro. Pero el chico… tiene un gran potencial –me miró-. Creo que los híbridos son muy especiales…

-¿En serio puede hacer eso? –mi padre me miró-.

-¿No lo has notado?

-No se ha manifestado así nunca… Me ha bloqueado alguna vez… pero…

-Creo que nuestra visita se va a alargar… -miró a su familia-. Debo ayudarles a entrenar a Nessie, antes de que pierda el control de ese gran poder…

-Me he perdido… -mi madre me abrazó asustada-.

-Creo que todos mamá… por favor, contadnos vuestra conversación…

-Edward, a veces eres muy molesto… el resto también queremos saber… -Emmett se había enfurruñado como un niño de cuatro años, lo que me hizo reír-.

-Bueno… -Eleazar sonreía-. Creo que el chico sólo se ha percatado de uno de sus poderes… al parecer los híbridos tenéis más de un don… Además de ser una útil máquina de la verdad… puede controlar el fuego –todos nos sorprendimos-. Eso puede ser un gran problema si sabe manejarlo… por lo que creo que debemos estar contentos de que ahora mismo no estemos ardiendo. No tardará mucho en manifestar ese poder…

-¿Y ella? –tío Emmett me miraba sorprendido-.

-Ella… es impresionante. Puede usar vuestros poderes, puede usarlos e incluso bloquearlos. No puedo saber muy bien cómo funciona, hay algo que no me deja usar bien mi don… es algo que nunca me había pasado.

-Ella… -Jasper me miró con curiosidad-. Cuando intentaba controlar su aura, ella me volvía loco… me costaba mucho poderla calmar, poder controlar sus emociones, pero ahora no lo hace.

-Seguramente sea porque no quiera bloquearte, ni usarlo contra ti.

-Es decir… -cogí del brazo a Eleazar-. Si bloqueo a mi padre, ¿puedo leer su mente?

-Sí, no sólo eso, dejaras a tu padre sin su poder, si es lo que tú quieres… aunque deberíamos practicarlo, para que pueda ver realmente cómo funciona.

-Yo… -estaba estática, incapaz de asumir lo que me decían-. ¿Es una buena arma?

-Una de las mejores… lo malo es que sólo lo incapacitarías mientras lo usas… si quisieras incapacitar a varios, deberías saber dominar todos los poderes a la vez, algo que es prácticamente imposible, nadie tiene tanta concentración…

-Creo que es hora de que volvamos a casa Nessie, mañana por la tarde podrás pedirle a Eleazar que te ayude a usarlo, pero ahora debes descansar. Ha sido un día duro…

Fuimos a casa y miré el cielo. Comencé a pensar en aquel temible don que acababa de ganar, bueno, descubrir. Ya lo había usado, pero… no entendía nada, no entendía cómo lo había hecho… No podía dormir así que bajé y me senté en el sillón con mi padre, que leía un libro de medicina.

-¿Qué ocurre?

-He estado pensando en lo que Eleazar me ha dicho… ¿Puedes leer la mente de mamá cuando yo te bloqueo? –Él se quedo ceñudo-. Se supone que si os bloqueo, perdéis vuestros dones, pero Jasper puede controlar al resto, al igual que tú puedes leer las mentes de los demás y mamá sigue bloqueándote. ¿Se ha equivocado Eleazar?

-No lo sé, no suele equivocarse, estaba muy convencido de ello… de todas maneras hablaré con él mañana y le expondré tus dudas. Por la tarde podremos hacer un entrenamiento, si quieres.

-Me parece estupendo… -besé a mi padre en la mejilla-. Hasta mañana…

Me tumbé y miré mi móvil, eran las doce de la noche. Me tumbé mirando aquella gasa que pendía del dosel cuando mi móvil sonó.

‘Hoy estabas preciosa, ¿te lo había dicho? Sé que no tienes intención de pensarlo demasiado rápido, puedo ver que tus dudas son demasiadas. Pero quiero que sepas que las mías están completamente aclaradas, no puedo dormir sólo pensando en ti. Te quiero, no me da miedo decirlo ahora…’

‘Sí, es posible que me lo hayas dicho, pero estaba muy ausente hoy… Demasiados recuerdos, ha sido un día intenso… la verdad es que no me apetece pensar en si quiero o no estar contigo de otra forma, no me apetece medir cada gesto que hago a tu lado. A mí tampoco me da miedo decirte que te quiero, pero eso no implica que esté preparada para nada más que ser tu amiga… dame un poco más de tiempo, por favor…’

Contesté rápido, me sentí como una estúpida cuando mi corazón había estallado de alegría al recibir su mensaje.

‘No hay problema, el tiempo es relativo. Voy a estar apoyándote siempre, pase lo que pase. Ante todo nuestra amistad es lo primero, no quiero que nada estropeé eso… ahora será mejor que vayamos a dormir, mañana será un largo día… tengo muchas cosas que hacer… Un beso.’

Tenía razón… en todo.

‘Opino del mismo modo, hemos tenido hoy visita, unos amigos del Doctor Cullen, por lo que mi hermana me ha dicho que estaremos toda la tarde en su casa… espero que descanses, mañana nos vemos… Te quiero.’

A la mañana siguiente mi padre me despertó. Me vestí rápido y bajé a desayunar. Mamá había salido con Esme pronto, querían estar en casa cuando volviera del instituto.

-Has tenido unos sueños… demasiado vívidos…

-Lo siento… -me avergoncé, recordando cómo mis labios rozaban con los suyos, con todo el deseo reprimido desde la noche de aquel viaje. Mi padre carraspeó-. Lo siento…

-¿De veras crees que estás enamorada?

-Eso creo… al menos… cuando recibo un mensaje suyo mi cuerpo tiembla de alegría, cuando miro sus ojos me pierdo en ellos… cuando me roza… -Mi padre puso mala cara y sacudió la cabeza, era mejor no continuar-. Bueno, eso creo.

-Déjame hacerme a la idea, vale… algún día te preguntaré cómo pasó todo… pero ahora no, por favor, no quiero tener que preocuparme por eso ahora…

-Está bien papi…

-¿Qué está bien? –Alice irrumpió como un tornado-.

-Cosas entre padre e hija, Alice…

-Está bien, padre… ¿me deja llevarme a su hija al instituto?

-Por supuesto, nos vemos luego en casa del abuelo, cariño –mi padre besó mi frente, yo le abracé. Cogí mis cosas y le miré antes de salir-. Ten cuidado…

-Siempre lo tengo… -eso me recordó al abuelo-.

Monté en el coche de Alice mientras llamaba al abuelo con el móvil. Le había visto hace un par de semanas, antes de irme de viaje. Esperaba que viniera este fin de semana, le echaba de menos.

-Jefe Swann –su voz sonaba ronca y seria, estaba trabajando-.

-Prefiero llamarte abuelo, si no te importa… -dije riendo y él se unió a mis risas-.

-¡Nena! ¡Cuánto me alegro de oírte! ¿Qué tal tu viaje?

-¡Genial! Estuvimos en la playa, la casa era preciosa y pasamos gran parte del tiempo jugando a un billar que había allí, viendo películas y haciendo barbacoas… ¡no veas qué carne más rica hace Allison! Además llevamos un montón de juegos, por lo que nos pasábamos gran parte del tiempo riendo… Me lo pasé genial…

-Me alegro nena, te oigo feliz, eso me gusta… estabas tan apagada últimamente…

-Lo sé abuelo… necesitaba el viaje, ha sido estupendo.

-¿No tendrá un chico nada que ver?

-No abuelo… Cuando haya algo que contar en ese aspecto te lo contaré la primera de mi boca… -eso me recordó algo-. ¿Qué tal el fin de semana con Sue?

-Muy bien, la verdad. Estuvimos en casa de Billy, luego Rachel nos llamó para que fuéramos a cenar… está enorme… tiene ganas de que nazcan los mellizos… Al chico le va a poner William, la niña debe decidirlo Jacob, por lo que me ha contado Billy –eso dolió-. Nunca había visto a los Black tan contentos desde hacía años…

-Me alegro mucho abuelo, me alegro por ellos. –Alice paró el coche, estábamos ya en el instituto-. Abuelo, acabo de llegar al instituto… -Allison y Mary se acercaron, Darlene me asustó por la espalda-. Tengo que dejarte, vamos a entrar enseguida a clase…

-Vale nena…

-Oye, ¿vendrás este fin de semana?

-Claro… de hecho… bueno, da igual. El viernes por la noche nos veremos… te quiero nena…

-Yo también te quiero abuelo…

Colgué y suspiré, mis tres amigas me sonrieron. Comenzamos a andar hacia el banco donde estaban Meg y Ryan comiéndose a besos. Kevin y Sullivan habían levantado un muro invisible ignorándoles.

-Aquí llegan las chicas más guapas del instituto… -dijo Kevin-. Hoy va a ser un día interesante… creo que algunos celebran meses estando juntos… -dijo riendo mientras miraba a Meg y Ryan, que se dignaron a saludar-. ¡No paréis chicos! Si por un poco más que nos ignoréis…

-No, debo hablar con las chicas… -Meg le dio un tierno beso a Ryan mientras se levantaba del banco y me encaraba-. Sólo quedan siete días… así que lo tenemos un poco difícil… más te vale que vayas pensando en qué quieres que te regalemos…

-Nada… no quiero que me regaléis nada… -tenían por costumbre celebrar los cumpleaños con una pequeña fiesta y ponían dinero para hacer un regalo, pero a mi no me apetecía celebrar nada este año-. No quiero fiestas ni regalos…

-¡Ni hablar! –Darlene parecía que se me fuera a comer en ese mismo instante-. ¡No vamos a pasar por alto un cumpleaños… no hay discusión!

Suspiré y rodé los ojos. Tomé el camino hacia la puerta, quería entrar en clase y olvidarme de todo. Pude ver cómo Mary y Allison se encendían un cigarrillo, habían comenzado a fumar al de irnos de viaje, al igual que Sullivan.

Todos se quedaron esperando a que ellos se acabaran su cigarro, pero yo entré a clase. Allison me siguió corriendo.

-Oye… ¿Qué mosca te ha picado? Ya sabes que un cumpleaños para ellos es lo más… así que sé algo compasiva… es el único entretenimiento que tienen…

-Ya, lo sé, lo sé… es sólo que hoy no estoy de humor para muchas fiestas… -me miró con una mueca y cogió mi mano-. Estoy bien, tranquila.

-Podemos picarnos la clase, si quieres… No creo que demos algo de mucho interés hoy en Historia…

-No… no quiero ser una mala influencia… -le sonreí pícaramente-.

-¿Mala influencia? ¡Por favor! –Rodó los ojos y cogió mi mano, aún quedaban cinco minutos para que comenzara la clase-. Vamos a hacer algo divertido, la historia ya está escrita…

Todos nos vieron salir corriendo, Darlene miraba divertida, el resto medio confundidos, medio envidiándonos. Fuimos al mismo parque que teníamos al lado, Allison soltó mi mano y dio un salto a los columpios. Parecía una niña de tres años, feliz…

-Estás de demasiado buen humor hoy… -le dije riéndome-. Es curioso…

-Bueno… es lo que tiene estar enamorada…

-¿Estás enamorada y no me lo has dicho antes? –Levanté una ceja y ella frenó el columpio de golpe. Me miró y levantó una ceja para soltar una especie de “¡Psé!” y volvió a columpiarse. Su reacción me hizo reír. Me senté en el otro columpio mientras la miraba feliz-. ¿Puedo preguntarte algo? –Hizo un ruido algo extraño, pero lo tomé como una afirmación-. ¿Cómo se sabe si estás enamorada? Quiero decir… ¿Puedes estar enamorada de dos personas a la vez?

-Carlie… no te andes por las ramas.

-No sé, después de lo que te conté de la boda, bueno… creí que el amor de mi vida iba a ser Jake. Pero después de las vacaciones de primavera… Después de perder a Nahuel, no he vuelto a hablar con él. Me enfadé con él y no ha vuelto a llamarme…

-Pero… ¿no fuiste tú quien le pidió que no te llamara?

-Sí, pero… no creí que fuera a hacerlo, creí que sería por un corto tiempo, ahora no sé qué pensar… todo a cambiado demasiado, siento que aunque le viera no sería igual… -su gesto era ahora serio, toda aquella felicidad había desaparecido-. Ahora hay alguien más, pero me da miedo verle y volver a sentir que no tengo otra opción que no sea él…

-No sé Carlie… no puedo ayudarte en eso. Eres la única que debe saber qué es lo que realmente siente… quizá debas verle para saber qué sientes por él, a quién quieres o necesitas más.

-No quiero verle… sé que ocurrirá si le veo…

Ella se levantó ahora medio enfadada. La seguí, no entendía su reacción. Se paró y me encaró, ahora parecía divertida. Eso me hizo enfadar a mí.

-Mira Carlie, es fácil. Si crees que sabes qué va a pasar, ve con él. Pero si no estás segura, es por algo. Deberías aclararte, a mí me da igual a quien escojas, si escoges bien, sabiendo realmente lo que quieres –Esa era la típica frase que me hubiera soltado Nahuel. No pude evitar que las lágrimas salieran de mis ojos-. Perdona… yo…

-No es tu culpa, es que… Nahuel hubiera dicho lo mismo…

-Lo siento… -me abrazó fuerte-. Odio verte así Carlie… odio que te culpes por algo que no fue culpa tuya, fue un accidente, deja de torturarte… A todos nos llega la hora, no hay manera de evitarlo. ¿Sabes? No quiero que pienses así, porque ese pensamiento llevó a mi madre a la depresión. Así que deja de torturarte por algo que no fue tu culpa –La miré fijamente, hablaba de ello como si no le importase-. Sé que soy muy fría al hablar así de ella… -Captó mis pensamientos enseguida-. Pero sabes que no puedo pensar en ellos como unos buenos padres…

Tenía razón. Recordé lo que me contó sobre sus padres aquella noche, sentadas en la playa. Yo le había preguntado porqué no había dudado en vender una casa y esta sí. Ella me contó que ésta era la casa a la que huía su madre después de las palizas de su padre. El primer día siempre era horrible, pero luego su madre y ella eran felices… hasta que volvían. La quería mucho, pero odiaba a su padre. A su madre, Karen, la odiaba también por no abandonarle, Allison le había suplicado millones de veces que se marcharan, pero era inútil. Karen era una mujer muy superficial, muy materialista, y sin Owen, su marido, no tendría nada de lo que había tenido hasta entonces. Al parecer Owen tenía muchos negocios, y a su muerte dejó muchas deudas, por lo que tuvieron que vender la mayor parte de los negocios para cubrirlas. Karen se veía sola, se culpaba porque debía estar ese día dónde su marido había fallecido. No pensó en la pobre Allison, que se quedó sola con una madre que estaba drogada todo el día hasta que falleció.

Esa noche fue la que Allison volvió a fumar, cuando Mary y Sullivan comenzaron.

-Lo siento… -no pude decir más-.

-No te preocupes, ya no duele apenas… -hizo una mueca-. El tiempo hace que todo cambie, los sentimientos se debilitan o se hacen más fuertes, todo cambia…

-Lo sé… -le sonreí, ella puso un mechón de mi pelo detrás de la oreja-. Deberíamos volver, no quiero llegar tarde a francés… Alice me odiará si me pico su clase…

Cuando llegamos todos habían salido a la puerta. Entramos todos menos Sullivan, Mary y Allison. Darlene se acercó a mí y me estrechó con un brazo, sonriéndome mientras yo asentía, no quería que volvieran a preocuparse por mí. Entramos al aula, quedaban dos minutos para que empezara la clase, era raro que Alice se retrasara. Entró y dejó sus cosas.

-Je reviens dans quelques minutes. Ouvrir vos livres par la page 22 et commencer à lire. Je vous demanderai un résumé quand je reviendrai.

Todos me miraron, no entendían qué había dicho, pero yo me sorprendí de su huída. Darlene se acercó, preguntando con un gesto qué había dicho.

-Ha dicho que vendrá en unos minutos, que leamos el texto de la página 22 y hagamos un resumen mientras vuelve… Lo pedirá después…

Todos suspiraron y se quejaron mientras yo leía y comenzaba a hacer el resumen. Allison, Mary y Sullivan entraron. Allison parecía realmente molesta mientras Sullivan y Mary intentaban calmarla.

-¿Qué ha pasado? –Darlene miraba a Mary-.

-El amigo de Nessie… -la miré sorprendida-. El chico moreno, el grandote… -no podía ser él, no iba a venir hasta después, se suponía que venía por la noche…-.

-¿Jake? –Mi corazón dio un vuelco-.

-¡Ese! –Gritó Mary-. Ha venido y bueno… mi hermana ya sabes cómo es… ha vuelto a ponerse histérico, menos mal que la Señora Cullen ha aparecido.

¿Mi tía Alice estaba hablando con él? Ella sabía que iba a venir, estaba a apenas cien metros de él, estaba bloqueada mientras todos me miraban atentos. No pude soportar la presión y salí corriendo. Me pareció oír un irónico “genial” de boca de Allison, pero me daba igual, necesitaba verle. Salí y allí estaba, parado frente a su moto, hablando con tía Alice. Mi mejor amigo, mi refugio… le había atacado. No podía ponerle en peligro. Cerré los ojos y recordé aquella noche, nos habíamos ido pero le pedí a mamá que me llevara de vuelta, me había dejado algo, le dije. Mi padre sospechó porque le había bloqueado. Les pedí que me esperaran en la puerta del taller, corrí a su habitación y le cogí la mano. No era suficiente y le abracé, dejando sus labios a escasos centímetros del mío, no pude evitar rozarlos suavemente. Le supliqué que nunca me dejara, a pesar de lo que había dicho, que le quería. Hizo mención de despertarse pero siguió durmiendo, era lo mejor. Debía dejarle, debía dejarle ser feliz. Cerré mis ojos, no quería que me viera llorar y bajé la cabeza. Pude oír sus cuchicheos, cómo mi tía le pedía que se marchara. Levanté la mirada, no quería que se fuera, aunque yo misma me había prometido no pedirle que se quedara nunca más. Oí sus pasos, me giré. Ella abrió la puerta y fulminó con la mirada a Jake, pero no quería que estuviera enfadada con él, yo tenía la culpa de todo, yo había sido la única estúpida y caprichosa. Me aferré a ella y lloré, no pude evitar llorar. Oí caer algo al suelo, Allison me empujaba al interior del instituto, miré por encima de su hombro y pude ver cómo Alice retenía a Jake, con los brazos abiertos y su casco en el suelo. Su rostro reflejó una mueca de impotencia y de dolor, seguramente quisiera venir a consolarme, pero no podía dejarle.

Alice vino conmigo, le pidió a Allison que se marchara, pero yo las abracé a ambas. Las necesitaba a las dos. Cada una de ellas comprendía una parte de mis sentimientos. Me calmé y me separé, no quería seguir llorando así. Se había alejado, pero seguía con la misma cara de dolor y sabía que si salía corriendo él me consolaría. Pero no podía, sacudí mi cabeza sacándome la idea de ella, salí corriendo sollozando, no podía hacerle daño de nuevo.

Me refugié en el baño, no quería que ninguna de ellas me viera así, así que intenté calmarme. Ambas esperaban en la puerta, estaban en silencio, pero estaban. Dejé de sollozar y comencé a respirar acompasadamente, debía calmarme.

-Carlie… ¿Estás bien?

-Sí… no os preocupéis, ahora iré a clase. Alice vete, sino no van a hacer ese resumen…

-Si crees que voy a ser capaz de dejarte aquí sola… la llevas clara. Sal de ahí ahora mismo, o no me marcharé. Deja al menos que te abrace antes de ir a clase… -Salí y pude ver mi reflejo en el cristal, estaba horrorosa. Mis ojos rojos, al igual que toda mi cara, ligeramente hinchada. La última vez que había llorado así fue aquellas estúpidas noches en Forks… Mi tía me abrazó y me aferré a ella. La empujaba hacia el lavabo, me lavé la cara y ella me tendió unas toallitas de papel-. ¿Estás al menos más tranquila? –Asentí-. Está bien, debo volver a clase… lávate un poco más la cara, cuando tengas los ojos bien, vuelve a clase. Vamos…

-No, me quedo con ella… -la miró seria-. No pienso dejarla así…

-Está bien… pero os quiero en clase en diez minutos.

Las dos asentimos y Allison se apoyó contra la puerta, atrancándola. Yo me apoyé contra el lavabo y me miré el rostro. Decidí que sería mejor mirar mis manos, si me veía de esa guisa seguro que comenzaba de nuevo a llorar.

-Lo siento… -la miré, su rostro ahora no era serio, sino triste, abatido-. No debimos haberte dicho que él había venido. Pero de algún modo me alegro, veo que él es lo que quieres y necesitas… por fin tienes tu decisión… -ahora su sonrisa era falsa, triste…-. ¿Más tranquila?

-Yo… -miré mis manos. Las llevé a mi cara y aparté el pelo de ella. Miré al techo y pensé detenidamente mis palabras-. Creo que sin querer… he tomado mi decisión –la miré, ella bajaba la cabeza-. Cuando le he visto he recordado miles de momentos, miles. Pero todos pasados. No puedo imaginarme haciendo un viaje maravilloso con él, como el que he hecho con vosotros, contigo… -me acerqué a ella y cogí su rostro entre mis manos. Me miró a los ojos y apoyé mi frente en la suya-. No son sus mensajes los que me hacen dormir tranquila por las noches, no es él con el que sueño ahora. Ya no.

Sus ojos ahora mostraban felicidad, puso sus manos en mi cintura y me abrazó, me abrazó fuerte, como yo a ella. Noté sus cálidos labios en mi cuello, en contraste con aquel pendiente frío. Me hizo cosquillas y me reí. Besé su frente y apoyé la mía en el mismo lugar.

-Debemos volver a clase… Alice es capaz de venir a por nosotras… -las dos nos echamos a reír-.

-Está bien… -se incorporó y me abrió la puerta. Le sonreí y comencé a caminar-. Pero antes… -tiró de mí y me atrajo a ella, cerrando la puerta de golpe con nuestro peso, mientras sus labios se amoldaban a los míos. Su mano izquierda atrancaba la puerta del baño, su mano derecha acercaba mi cuerpo al suyo. Me aferré a su melena y le devolví el beso. No era el primero que daba, pero sí el primero que me daban. Se apartó sonriente de mí, yo sonreí también y juraría que me había sonrojado muchísimo-. Al menos ahora te sonrojas de vergüenza y no de llorar… -Me mordí el labio mientras ella se reía apoyada en mi frente. Capté su pendiente entre mis labios, volviendo a besarla con ansia. Algo cerró mi garganta, era hora de dejar de hacer esto. Me alejé y la aparté ligeramente. Me miró confusa y divertida-.

-Debemos volver, Alice…

-Sí, sí… vendrá de un momento a otro… -las dos sonreímos y abrí la puerta, pero sus brazos me abrazaron y me besó el cuello, me mordió el lóbulo de la oreja lo que me hizo estremecer-. No olvides por este rato que te quiero.

Suspiré y me eché a reír, cogiendo su mano en el trayecto hasta clase. Antes de llegar la solté, aunque no quería. Las dos entramos y mi tía Alice me miraba raro. Posiblemente haya visto qué había pasado, pero no dijo nada.

-Estábamos terminando la traducción, dense prisa en hacerla, por favor… -fue lo único que dijo-.

Me senté, Darlene me miraba raro, medio preocupada medio intrigada. Yo le sonreí, no podía parar de hacerlo. Sólo recordar ese beso… me dio un escalofrío. Noté la risa de Allison detrás de mí. Alice me miró mal y bajé la cabeza, pero no podía parar de sonreír, parecería una lunática a ojos de los demás, pero estaba feliz.

La siguiente hora fue mejor, Biología. Allison y yo estábamos juntas en la mesa de trabajo, por lo que por cualquier excusa aprovechábamos para rozarnos la mano, o para sonreírnos, era una sensación extraña, pero me llenaba de felicidad.

Cuando fuimos a la cafetería Darlene se sentó a mi lado, Allison al otro. No hablé en todo el rato, hasta que los fumadores se salieron.

-¿Qué ha pasado? –Darlene miraba curiosa y divertida-. Y no me digas que nada, porque tus reacciones me están desquiciando…

-Vale, vale… -nos pusimos en posición cotillas, cuchicheando para que nadie nos oyera-. Verás, he visto a Jake y me he alterado mucho… quería abrazarle pero nada es igual ahora, todo a cambiado. Me he puesto histérica, he salido corriendo y llorando y Alice y Allison me han seguido al baño. Cuando me he calmado un poco Alice ha vuelto a clase… -me quedé callada y sonreí. Me erguí al ver que Meg intentaba escuchar nuestra conversación-.

-Voy al baño… ¿me acompañas, Nessie? –Darlene se levantaba divertida, yo asentí y la seguí. Cuando salimos de la cafetería comenzó a saltar-. ¡Cuéntamelo! ¿Qué ha pasado?

-Nada, ella creía que yo lloraba porque quería estar con Jake, pero lo único por lo que lloraba era porque sabía que no era posible que él y yo… bueno, el caso es que le he dicho que a la que quería era a ella, y bueno… -Darlene miraba emocionada, queriendo más información-. Nos hemos besado –dije sonriente y feliz-.

-¡Vaya! –Estaba feliz-. Se lo decía a Kevin en el viaje, los últimos días estabais inseparables y no parabais de tontear… pero Kevin decía que tú no tenías pinta de… bueno… Da igual.

-¿Tengo pinta?

-No, pero el caso es que se te veía feliz, y a ella también, ¡así que lo demás me da igual! Me alegro por las dos. –Cogió mis manos y empezó a dar saltitos de alegría-. Me parece genial.

-¿Qué te parece genial? –Mary nos miraba extrañadas, yo sonreía y Darlene miró a Allison escaneándola-. ¿Nos hemos perdido algo? –dijo mirando a Sullivan.

-Lo mismo que el resto nos perdemos contigo, hermanita… -Allison pasó por nuestro lado rebosando chulería y alegría, algo que me encantó-. Creo que las dos tenemos mucho que contar…

Me paralicé, pero en cuanto pude ver el rubor de Mary me di cuenta de que se refería a su hermana. Sullivan miraba la escena divertido, le interrogué con la mirada, igual que Darlene.

-Yo no digo nada… -pasó con los mismos aires que Allison, lo que me hizo reír-.

Las tres entramos corriendo detrás de los dos, preguntando qué pasaba. Allison se reía y me guiñó un ojo, luego me lo contaría, pero no podía esperar mucho… Mary nos miraba a Darlene y a mí, interrogándonos con la mirada también.

-¿Se puede saber que demonios os pasa a todas? –Kevin parecía indignado-. ¡Todas os vais al baño y cuchicheáis y el resto no nos enteramos de nada!

Darlene, Allison y yo intercambiamos unas miradas y comenzamos a reírnos a carcajadas. Me senté, pudiendo ver a mi tía Alice como me miraba sonriendo. Me hizo un gesto para que la siguiera, así que me disculpé y la seguí. Llegamos a una clase y cerró la puerta.

-¿Estás segura de tu decisión? –me sonrojé y sonreí, asentí, no podía hablar-. ¿Sabes que tu padre va a poner el grito en el cielo?

-No tanto… sabe algo… no sabe que la decisión está tomada, pero… sabía que había algo.

-¡Vaya! ¿Y tu madre?

-No sé tía Alice… me podías echar una mano con el resto… -puse la cara que me había enseñado a poner-. ¿Sí?

-Ese gesto lo inventé yo, ¿sabes? –Me esforcé para sacar lo más posible el labio inferior, dando aún más pena-. Esta bien… pero… Emmett creo que será el que peor lo lleve… -dijo suspirando-. Tengo esta hora libre, te daré un informe exhaustivo de cómo decírselo a cada uno… me deberás una enorme, lo sabes, ¿no?

-Sí, lo sé, pero para eso eres la mejor tía del mundo, la más guay, la más enrollada, la más…

-Deja de hacerme la pelota y vuelve a clase… -Me lancé a sus brazos y le di un beso enorme en la mejilla, salí casi saltando, o haciendo el avioncito… no sé, estaba feliz de que mi tía me ayudara y de que todo fuera bien-.

Cuando giré en el pasillo, mis amigos venían con mis cosas. Me miraron raro y algunos se rieron de verme hacer el inútil.

-¿Te has tragado una tonelada de felicidad para ti sola y no la has compartido? –Allison me miraba con una ceja levantada y una sonrisa que me hizo que quisiera besarla de nuevo, para rebosar el vaso de felicidad que estaba casi completo. Pero me abstuve-. En serio, el ácido no es bueno…

-Sí, ya… dejé de tomarlo en cuanto noté sus efectos en ti…

Todos se reían, me fijé en que Allison llevaba mi mochila. Fui a recogerla pero se alejó de mí rápidamente, la miré extrañada.

-Vaya niña más mal educada… ¿Así se piden las cosas? –Vale, como siguiera con ese comportamiento y esa sonrisa, me iba a dar igual que el pasillo estuviera lleno, iba a volver a besarla sin remedio-. ¿Cómo se piden?

-Dame la mochila, antes de que me canse y me monte yo sobre ti… Quizá así se te pasara un poco esa chulería innata que tienes…

-¡Ja! Eso habría que verlo… -me dio la mochila y siguió andando, esa forma rebosante de chulería… me iba a volver loca-. Ahora os alcanzo chicos… -dijo dirigiéndose al baño, su tono ahora era serio, como si se hubiera ofendido-.

-¿Se ha ofendido? –Miré a Mary-.

-Quién sabe… lleva unos días de lo más raro… -se encogió de hombros y siguieron el camino a clase-.

-Chicos ahora os alcanzo… -salí corriendo al baño.

Entré y miré por los huecos de debajo de las puertas, nada… pero su olor me indicó en cual estaba. Llamé a la puerta en silencio, oí cómo bajaba y se ponía detrás de la puerta mientras la abría. Me eché a reír y entré, mientras ella se abalanzaba sobre mí besándome apasionadamente.

-¿Este va a ser nuestro lugar de citas? –Levanté una ceja-. En serio… debemos buscar otro sitio donde escondernos…

-¿Escondernos? –Me miró casi ofendida-.

-Al menos de momento… además… es mucho más interesante.

-¿No quieres que lo contemos? –ahora estaba seria, casi enfadada-.

-A mí… me da igual… de hecho se lo he contado a Darlene, pero me hace gracia que los demás no lo sepan… quizá… no sé… es más divertido… -la acerqué a mi y la volví a besar. Ella sonreía-.

-¿Más divertido? –mordió mi labio inferior y lo soltó delicadamente-. ¿Quién se dará cuenta antes? –dijo besándome el hueso de la mandíbula. Negué, no podía pensar mucho…-. Creo que Kevin, o Meg… se aburren demasiado…

-¿Tu hermana y Sullivan?

-No… demasiado ocupados… -levantó una ceja como si no viera lo evidente, abrí la boca sorprendida y ella sonrió y asintió. Después volvió a besarme-. Creo que eso de esconder algo está bien… es entretenido pensar en quién se fija en esos pequeños detalles… -me mordió la oreja y volvió a besarme tiernamente. Mi garganta comenzaba a secarse peligrosamente. La aparté sonriendo, no quería que se sintiera mal. Alzó los ojos-. ¿Qué va mal?

-Debemos ir a clase… -le sonreí y abrí la puerta, saliendo al pasillo lo más rápido posible, necesitaba despejarme. Ella me siguió y entró a clase después de mí, pude ver su gesto serio cuando pasaba para sentarse justo detrás de mí. Me sentí culpable-.

Saqué mi móvil.

‘En serio, como vuelvas a hacerme alguna encerrona así me va a dar algo… Tú has sido la que me ha dado esa tonelada de felicidad que no he querido compartir… Te quiero.’

Me eché a reír al oír cómo presionaba las teclas de su móvil, estaba escribiendo alguna respuesta. Me sentí impaciente, no había oído que el profesor ya estaba comenzando la lección. Miró mal a Allison.

-Un segundo Señor Clower, estoy acabando… -toda la clase se echó a reír y el señor Clower le miró mal. Ella guardo su móvil y le miró divertida-. Mensaje enviado, puede seguir…

-Bueno… -todos se reían-. Gracias a Allison por su gran esfuerzo de escribir más rápido para que podamos comenzar la clase… -ella asintió-. Bien… comencemos…

Saqué mi móvil intentando que el profesor no me viera. Leí el mensaje.

‘Señorita Renesmee Carlie Swann, su mensaje me confunde. ¿Encerrona? No puedo creer que piense que soy capaz de hacer tales cosas solo por rozar sus labios con los míos… por sentir su aliento mezclándose con el mío… notar como se ruboriza cuando mis labios recorren su piel… ¡Qué poco me conoce! ‘

Me giré para sonreírle, ella me sacó la lengua y levantó las cejas. Suspiré, me entraron ganas de volverla a besar. Me dí cuenta de que había silencio, demasiado, el señor Clower me miraba. Hice un gesto de disculpa y él prosiguió.

Era ya la última hora del día, Alice nos daba clase la última hora. La verdad es que se me pasó rápido, pero no veía la hora de salir. Mi tía me miraba curiosa, al igual que a Allison. Entonces pensé en que cuando llegara a casa estaría él. Aunque no debía importarme, Allison era mi decisión, me tenía que dar igual él. Comencé a divagar en cómo iba a contárselo a mi familia… ¿Iban a ser comprensivos? Al menos tía Alice lo había sido… y papá… bueno…

Sonó el timbre y me asusté, no quería ir a casa. Me quedé parada en el sitio, no quería irme. Un gesto de Alice me ayudó a hacerme a la idea y me levanté. Nos despedimos todos como siempre, aunque a mí me hubiera gustado una despedida a escondidas. Monté en el coche de Alice e inspiré, puse la radio a tope, sin apenas escuchar lo que sonaba, pero hubo una canción que me llamó la atención. Rehab, de Rihanna.

Alice no dijo nada, pero me miraba. La velocidad disminuyó, pero aún no habíamos llegado a casa. Lo agradecí, debía prepararme para verle. Paramos el coche en la puerta. Bajé decidida y entré a casa, haciendo un barrido rápido, localicé a mi padre que me miró sorprendido cuando pensé en la noticia que debía dar, en Jacob, en todo revuelto.

Le miré compungida, me daba miedo que se enfadara, que estuviera decepcionado. Cogió aire profundamente, cerró los ojos y me miró de nuevo. Se limitó a asentir. Era más de lo que podía pedir, por lo que sentí que algo en mi pecho estallaba y me lancé a sus brazos. Me cogió y me abrazó como cuando era más pequeña, pudiendo ver a Jacob sentado al lado de mi madre, sorprendido de mi efusividad.

Pregunté a mi padre, no sabía cómo decir todo lo que había pasado hoy, todos estos días… mi padre hizo una mueca rara.

-Creo que será mejor que esperes un poco… -hizo una mueca, señalando con sus labios a Jacob-. Podrás contárnoslo mañana…

-Está bien… -mi padre me bajó de sus brazos, por lo que ahora estaba sin escudos posibles ante él, debía decirle algo… y rápido-. Siento lo de antes, no pensé que vendrías allí… -las palabras se atascaron en mi garganta-.

-No pasa nada, siento no haberte avisado… -hizo una mueca rara, medio preocupado, pero su rostro cambió rápidamente a una sonrisa nostálgica-. Me alegra verte feliz…

-La verdad es que ha sido un día genial… -sonreí fácilmente, no me costaba ahora-.

-¿Algún chico te ronda? –preguntó curiosa Carmen. Mi padre resopló y yo me reí-.

-No precisamente… -mi sonrisa jugaba en mi rostro sin poder evitarlo-. Pero creo que es algo... difícil de explicar… -miré a papá y asintió-.

-Ahora Nessie, será mejor que vayas con Eleazar, te está esperando… -papá hizo un gesto para que saliera-.