Capítulo XIII: Nueva rutina.

12:24 0 Comments A+ a-



Cuando llegamos a Monroe fuimos directos a casa de mis abuelos, tras la tormenta de besos y abrazos, mi abuelo me llevó a su estudio. Comenzó con las pruebas, ya rutinarias, para concluir que había crecido algo menos, aunque parecía ya una niña de trece años, a partir de ahora mi crecimiento sería casi normal, algo más acelerado de la media, pero a menor ritmo que hasta ahora. Después de todas estas pruebas rutinarias y de estar un rato especulando sobre mi acelerado crecimiento, me dormí en el sofá, entre mi abuela Esme y mi tía Rose.
Me desperté al lado de Nahuel.
-Buenos días –dijo con algo de… ¿miedo?-. ¿Estás despierta de verdad esta vez?
-¿Esta vez?
-Sí, bueno… te has despertado unas cuantas veces esta noche, llorando y gritando. Estábamos realmente preocupados, ninguno quería irse, pero tenían mucho trabajo. ¿Tanto los echas de menos?
-La verdad… no recuerdo nada. ¿Qué gritaba?
-El nombre de tu abuelo, y el de Jacob... además nos gritabas por mentirte… ¿Qué es lo que te ha pasado estos días desde mi visita? Parecías muy feliz cuando fui.

No tenía palabras suficientes, un nudo taponaba mi garganta. Simplemente le toqué y dejé que todos mis recuerdos y emociones pasaran a través de mi piel.
-Vaya… No sé que decir. Pero creo que deberías dejarlo correr. Como tu abuelo dijo, fue hace muchos años. Además… creo que Jacob está enamorado de otra persona ahora… -se quedó callado durante un instante-. En serio, no pienses cosas, creo que tienes que ocupar tu tiempo en otras cosas…

Eso era cierto, si seguía con la rutina de este año, acabaría perdiendo la cabeza. Debía hacer algún cambio, debía establecerme una rutina nueva, que no me dejara demasiado tiempo libre. Decidí tocar mi violín, eso me hacía pensar solo en las notas que tocaba, dejaba mi mente en blanco. Nahuel se sentó y se puso a estudiar.
Quizá era el momento de hacerlo. Recordé el instituto de Forks, donde mi madre y mi padre se habían conocido. Quizá debería ocupar mi tiempo libre con alguien más que no fuera con mi familia, debía conocer gente, hacer amigos y poder distraerme. Además, no era mala idea el comenzar a estudiar como el resto de los humanos… Nahuel me miraba curioso, había dejado de tocar. Le sonreí, me había dado más de lo que podía imaginar, me había dirigido hacia lo que quería desde hace un tiempo. Claire iba a la escuela, me había contado muchas historias de sus nuevas amigas, lo que me había provocado algo de envidia. Sonreí a Nahuel de vuelta y seguí tocando, mientras él volvía a sumergirse en su libro. Dejé la mente en blanco y me centré en las nuevas melodías que podía construir con mi violín.

La familia fue llegando poco a poco, besándome y preguntándome cómo me encontraba. Bloqueé mi mente cuando se acercaba la hora de que papá volviera. Él se dio cuenta y me miró muy raro, pero no me dijo nada. Cuando volvió el abuelo Carlisle, les dije que tenía que pedirles algo.
Toda la familia se sentó y todos me prestaron atención. El tío Emmett se sentó en el suelo, a los pies de mi tía Rose. Parecía mucho más impaciente que el resto.
-¿Qué ocurre pequeña? ¿Tenemos que romperle la cabeza a alguien? ¡Suéltalo ya y no me tortures así, niña!
-Tranquilo tío Emmett, no quiero que asesines a nadie… -todos se rieron y se relajaron un poco, aunque creo que tío Jazz ayudó en eso-. Sólo quería plantearos un ligero cambio de situación.
-Nessie… -interrumpió mamá-. Debemos esperar un poco más a mudarnos, no podemos volver a Forks…
-Mamá, no me interrumpas, no es eso. Sólo que todos estáis muy atareados siempre, me aburro mucho cuando estoy sola. Los entrenamientos y los partidos son muy divertidos, pero todos tenéis una vida más allá de eso –mi padre me miró raro, dejé de bloquearle y resopló, parecía estar meditándolo, pero no me interrumpió-. Según el abuelo mi ritmo de crecimiento está disminuyendo, los cambios que voy a comenzar van a ser más pausados, casi como los de una humana normal…
-Pero sólo casi, Nessie… -interrumpió mi padre-. Además, nunca has convivido con tanto humano, no era lo mismo que en Forks, no es lo mismo con Claire y los demás, estábamos contigo por si acaso, pero… ¿y si no puedes controlar tu sed?
-¡Siempre la he controlado!
-No siempre... –dijo ahora algo más enfurecido-. Que tú ahora puedas bloquearme no quiere decir que puedas tener secretos… pude leer la preocupación de Jacob, no te dije nada, porque actuaste bien al pedirle parar, pero… no puedes controlarte siempre. ¿Qué pasa si ocurre algo así en el colegio y no estamos ninguno de nosotros para ayudarte?
-Bueno… -interrumpió Nahuel-. La verdad es que a mi se me está quedando grande la Antropología. Me faltan bases, quizá debería ir también al instituto, así ella no estaría sola. Podría apuntarme a penúltimo curso, pero…
-¡No! –Rugió mi padre-. Tú tampoco puedes controlarte bien aún, ¡no podéis ir solos! ¡Es una locura!
-Hijo… -interrumpió Carlisle-. Quizá no sea tan mala idea… -se quedó callado, pensativo. Seguro estaba mostrando alguna teoría a papá. Él se dio cuenta que todos queríamos saberlo también-. Bueno, tu tía Alice podría…
-¡Lo veo! –interrumpió mi tía muy emocionada-. Puedo hacerlo.
-Alice… no sé si…
-Edward, no seas cabezota… confía un poquito más en tu hermana, voy a ser una maestra perfecta, lo sabes, puedo hacerlo.
-¿Maestra? –mi mamá empezó a reírse-. ¿Qué vas a enseñar, como ir a la moda gracias a un diablillo despeinado? –todos nos reímos, pero Alice se enfadó-. No iba en serio, Alice, solo que imaginaba que irías como alumna de último año.
-Ya, pero así será más fácil, estaré allí durante los tres años…
-¿Vas a darme clase tía? ¿De qué?
-Hay una vacante, un profesor está a punto de jubilarse… así que tendrás que acostumbrarte a tu nueva profesora de literatura y de francés, las dos asignaturas que imparte el profesor. Jasper, voy a necesitar certificados para llevarlos mañana, el diploma de Literatura, con un año cursado en Francia, aunque con mi presentación en francés será bastante.
-¡Caray! Habéis aprovechado mucho mejor los años que yo… -susurró Nahuel-. Imagino que el no tener que estar todo el día en casa y buscar una fuente de… -me miró y enmudeció-. Bueno, vuestra manera de vivir os da más tiempo libre…
-Entonces… ¿Podré ir al instituto?
-Sí cariño -susurró mi abuelo Carlisle-, no veo motivo por el cual no puedas comenzar con tu educación como uno más.
-Sólo que… -comenzó Emmett-, da pena que te hagas tan mayor, ahora no tendrás tiempo para los partidos…
-Claro que sí, tío Emmett… No te preocupes por eso, siempre puedo sacar tiempo para ganarte a la consola o al béisbol… -dije mientras reía-.
-Entonces… -dijo mientras se levantaba- ¡habrá que celebrarlo! –Emmett me levantó en el aire mientras me abrazaba y toda la familia se unió.

El resto de la semana pasó muy rápido, entre los papeleos para mi admisión y la de Nahuel, al igual que las tres entrevistas que le hicieron a tía Alice… y quedaban las compras.
El jueves por la tarde fuimos al centro comercial con Nahuel. Había hecho bastantes progresos, era capaz de aguantar su sed mejor, incluso en un sitio tan abarrotado como en el que estábamos. Rose y Alice estaban emocionadas mirando los uniformes mientras Emmett, Jazz y Nahuel miraban los nuevos video juegos dos tiendas más abajo.
Me aburrían los uniformes, así que decidí ir por mi propia cuenta a otra tienda de ropa, para mirar ropa adecuada para las clases. Iba a empezar el instituto, ya no podía vestir como una niña pequeña. Ahora parecía una niña de trece años, y debería aparentar al menos un año más. Me faltaba poco para aparentarlos, eso era seguro, pero debería adecuar mi vestuario para disimularlo. Escogí unos vaqueros, unos pantalones pitillos negros y otros vaqueros de aire más desgastado, además de otros pitillos en blanco. Decidí que de momento valía de pantalones. Quizá debería comprar un par de faldas. Una falda vaquera desflecada y desgastada, otra negra. Cogí una cesta, porque ya no me cabían tantas perchas en las manos. Ahora tocaba elegir camisetas, pero me decante por lo básico: una sudadera negra, otra morada, un jersey en cuello de barco en rosita, una blusa azul, una camisola estampada en tonos violeta y un jersey blanco de cuello alto.
-Creo que deberás usar también algún que otro complemento, además de zapatos –dijo tía Alice asustándome-.
-De momento iré a por unas zapatillas deportivas y a por un par de bailarinas. No creo que sea bueno ponerte tacón ahora, además de que tu madre nos mataría –dijo tía Rose-. Ciertamente los uniformes eran bonitos, pero me alegra no tener que verte con la misma ropa todos los días.
-Sí, bueno, pero unas botas no serían mala elección tampoco –Rose asintió-. Yo te buscaré un par de bufandas, medias y mallas para las faldas y… quizá un par de abrigos no estarían mal. Ves probándote toda esa ropa –dijo Alice mientras iba en busca de dos abrigos-.
Me metí al probador resignada, creía que podría hacer esto sola, pero no me daban opción a hacerlo. Todo me iba bastante bien, así que cuando salí ya me esperaban con los abrigos y los complementos. Todo me quedaba bien, por lo que enseguida volvimos a buscar a los chicos. Pareció que ninguno se sorprendía de ver los bolsones que traíamos, bueno, Nahuel quizá un poco. Decidí que tenía que hacer una última compra. Sólo quedaban cuatro días para mi cumpleaños, por lo cual quedaba una semana para el de mamá. Debía comprarle algo bonito.
Mis tías dijeron a los chicos que llevaran las bolsas al coche mientras me ayudaban. Me llevaron a una tienda de Victoria Secret. Había pijamas preciosos y ropa interior muy cara.
-Esto le gustará… -dijo Alice enseñándome un conjunto negro-. Creo que le traerá buenos recuerdos… Por cierto, ya que estamos aquí, deberíamos comprarte algo, ¿no?
-¿A mi?
-Créeme, en poco tiempo necesitarás algo de esta tienda…
-Creo que esto estaría bien –dijo tía Rose mostrando un conjunto de algodón en rosa-. ¿Te gusta? Es deportivo y juvenil, no te vamos a comprar algo como lo de tu madre… de momento –dijo mientras me sonrojaba y ellas dos reían-. Mira aquí tienes más de este estilo, cómprate unos cuantos… Todos los que quieras, de hecho, será mi regalo de cumpleaños –dijo mientras sonreía-.
-Hermana, a veces eres muy poco original… mi regalo será mucho mejor –dijo Alice sacando la lengua y guiñándome un ojo-.
Llegamos al coche y tuve que soportar la charla que me dio mi tío Emmett sobre los chicos de instituto. ¡Por Dios! Menos mal que llegamos pronto a casa…
Mamá había vaciado casi por completo todo el armario, dejando espacio para mi nueva ropa. Llenamos todo en el armario que hizo tío Jacob, ordené mis cajones para dejar todo lo que había en sólo uno y así hacer hueco a los nuevos libros, escondiendo el regalo de mamá en uno de ellos.
Saqué el móvil y llamé a mi abuelo Charlie.
-¡Nena! ¡Qué alegría me da oírte!
-¡Hola abuelo! ¡Qué ganas tengo de verte! Menos mal que vienes ya mañana, te estoy echando muchísimo de menos… esto del instituto es más estresante de lo que creía.
-Hablando del tema, cariño… mañana no puedo ir, tengo que quedarme a trabajar este fin de semana. Lo siento muchísimo, iba a llamarte después de cenar para avisarte… Además Rachel celebra una cena por su compromiso con el chico este… ¿Paul?
-Sí, con Paul.
-Bueno, Billy y Sue quieren que vaya… y no sé… Sé que te prometí que iba a ir, e iré aunque sólo sea el domingo si tú me lo pides…
-No abuelo –le corté-. No quiero que hagas un viaje tan largo para un día. Además, debes estar ahora con Billy, debe sentirse algo solo… Y Sue merece pasar un fin de semana contigo, siempre vienes aquí y casi no pasas tiempo con ellos. Lo entiendo abuelo, no te preocupes.
-Nena, eres la mejor nieta del mundo. Quiero que sepas que te echo muchísimo de menos, cada día, te quiero mucho. Lo sabes… ¿verdad?
-Sí, lo sé. Me quieres casi tanto como yo a ti.
-Créeme que me hubiera gustado estar ahí para desearte suerte en tu primer día de instituto, pero no la necesitas. Sé que lo harás genial y que… –pude oír como su ayudante le llamaba-. Nena, hay una urgencia, debo colgar. Hablamos más tarde ¿vale?
-De acuerdo abuelito, ten cuidado, te quiero.
-Siempre lo tengo cariño, yo a ti también te quiero. Un beso.

Bajé las escaleras y mi madre me dio un beso en el pelo.
-¿Qué te apetece cenar?
-No tengo mucha hambre… -soné bastante triste-.
-Sigues… ¿enfadada? –preguntó cuidadosamente-.
-No sé mamá, yo nunca... Siempre había pensado que papá era el único amor que habías tenido… Además, os he visto juntos, os abrazáis y os lleváis tan bien que… no sé…
-Lo entenderás cuando seas mayor, cariño. Ten en cuenta que los quiero a los dos, pero a tu padre le amo, a Jacob lo veo como a mi hermano pequeño, siempre ha sido así… el problema fue cuando tu padre se fue para intentar protegerme, me sentí tan sola… y tu tío Jake estaba allí siempre, como antes lo había estado tu padre… simplemente me confundí…
-¿Y él?
-Él… -mi madre resopló y torció el gesto-. Algún día podré explicarte mis teorías, pero… ahora no. Además, es posible que tú sola lo entiendas en un tiempo. Ya verás cariño –dijo acariciándome el pelo y besándome en la frente-, en un par de años te reirás de esto. No estés tan triste, no me gusta verte así y mucho menos por algo que no puedes comprender ahora, no debes preocuparte por ello, ¿vale?
-Está bien… pero no es sólo por eso… El abuelo me ha dicho que no puede venir este fin de semana, tiene mucho trabajo y la cena de compromiso de Reich y Paul.
-Sí, lo sé. Me llamó cuando estabais de compras, pero le dije que le dejaría que él te lo contara. De todos modos Jacob me ha dicho que vendrá.
-Tú crees… no sé, quizá se haya enfadado conmigo por cómo me comporté el último fin de semana, le estuve ignorando y no me despedí como otras veces…
-Cariño, nunca se enfadará contigo… -me dio un beso en la cabeza-. Ves a vestirte con algo de lo nuevo que te has comprado. En cuanto vuelva papá iremos a casa de los abuelos… tenemos unos cuantos puntos que detallar.
-¿Dónde ha ido?
-A por un… regalo, o algo así… Es para Nahuel.
No quise preguntar más. Subí y me puse las mallas negras con la falda vaquera y la blusa violeta. Decidí ponerme las bailarinas, mejor que las deportivas. Bajé a cenar y mi madre me hizo un gesto, indicando que le gustaba como iba. Me senté y me dejó la cena en la mesa, mientras corría a la puerta. Mi padre llegaba, podía olerlo. Entró y me besó en la coronilla, acariciando mi pelo.
-Está ya muy largo… tendremos que cortarlo a menudo para que no se note en la escuela… Cuando termines nos iremos, creo que te gustará mucho el regalo que le voy a hacer a Nahuel…

Llegamos a casa del abuelo, había reunión familiar. Emmett y Rosalie llegaron riendo, indicándonos que el regalo de Nahuel estaba en su casa. Fuimos a casa de mis tíos y a Nahuel casi se le desencaja la mandíbula.
-Se que te hubiera gustado más un deportivo, pero… creo que llamaremos un poco menos la atención con él… ¿Te gusta? –Era un todoterreno, un Dodge Nitro.
-Es… ¡genial! Me encanta, en serio.
-Bueno, solo quiero que lleves a mi hija a clase lo más segura posible, tiene todos los extras, la radio funciona con el mp3 y... –mi padre se embarcó en una conversación con mis tíos y Nahuel sobre coches. Rosalie comenzó a explicarle que le haría un par de arreglillos para el martes. El martes. ¡Solo quedaban cuatro días para empezar la escuela! No podía ser, no podía creerlo. Los nervios me embargaron.-. Tranquila cariño, todo ira bien –mi padre se materializó a mi lado y me abrazó-. No tienes razones para estar nerviosa, todo ira bien. ¿Quieres que volvamos a casa?
-Sí, por favor, no me encuentro muy bien…
-Déjame llevaros, así lo estrenamos y te acostumbras a mi coche, ¿te parece bien, Nessie? –Me preguntó Nahuel, colocado ya en el asiento del conductor-. ¡Por favor!
-Vale, me parece bien, así me voy acostumbrando al nuevo coche.

Nahuel conducía bastante más lento que mi padre, ligeramente tenso. Seguramente fuera la primera vez que conducía…
-No, de hecho es la segunda. Cogió el coche de Carlisle por primera vez para ir a verte a Forks –contestó mi padre a mis pensamientos-. Pero va más nervioso por cómo te encuentras y va despacio para que no te pongas mala.
-Tranquilo Nahuel, estoy mejor. Sólo han sido los nervios, el martes… bueno, no sé si haré amigos, los profesores… me imagino que es lo normal… ¿no?
-Lo es cariño, cuando llegué a Forks estaba histérica, no conocía a nadie… pero ya verás como en seguida haces amigos. Los hice yo, que ya me conoces… así que tú mucho más fácil.
-Seguro que sí, además, estaré yo cerca por si acaso… -Nahuel me guiñó un ojo-. Todo irá bien, no te preocupes.

Una vez en casa subí a mi cuarto. No podía dormir, sentía un hormigueo por todo el pecho, debían ser los nervios… así que decidí contar estrellas hasta que me durmiera. Todo se tornó oscuro, pero un destello de luz a lo lejos iluminó un sendero. Caminé por él hasta llegar a una playa que conocía muy bien, le busqué, seguro que estaba allí. Lo encontré, pero no estaba solo. De lejos parecía mi madre, así que corrí. Él la abrazo muy fuerte y no me veía llegar. Pude oír como le decía que la quería, que nada podría separarles y ella le contesto que le amaría siempre. No era mi madre, no era su voz, ni su rostro, no tenía rostro. Pero era la novia de Jacob, el cual ahora me miraba como si fuera un estorbo. Me sentí tan mal que corrí de vuelta llorando.
Su olor me quemaba la nariz, podía sentir como corría detrás de mí, como me llamaba. Empecé a notar su olor y su calor más cerca, por lo que mis lágrimas aumentaron su ritmo de salida, al igual que mi sollozo, que se hizo más potente.
-¡Nessie! Despierta por favor, pequeña, no llores –sus cálidos dedos limpiaban mis lágrimas, le miré, él estaba aquí y aún no había amanecido-. ¿Un mal sueño?
-No, ya no –le dije mientras le abrazaba. Pero no podía abrazarle como antes, ya no era como antes, algo había cambiado-. Me alegra que estés aquí… ¿qué hora es?
-Muy pronto, pero anoche no podía dormir, así que decidí venir para verte antes de dormir –acarició mis mejillas-. Pareces cansada, será mejor que vuelvas a dormir. Si te despiertas antes que yo, avísame, ¿de acuerdo?
-Vale, pero despiértate rápido o desayunaré sin ti –le dije sonriendo mientras se dirigía a las escaleras-. ¡Tío Jake! -¿por qué le llamaba? No tenía sentido. Pensé que lo necesitaría conmigo, pero… no podía pedírselo, no podía decirle que se quedara… ya no era algo natural-.
-¿Sí, pequeña? –me miraba esperando algo, pero no podía…-.
-Buenas noches, descansa.
-Igualmente, estaré abajo si me necesitas.

Era algo que debía asumir. Mi nueva rutina. Debía asumir que él tendría su vida en Forks, yo había perturbado su vida durante todo el verano. ¿Cómo no me había dicho que estaba enamorado? Según Nahuel así era, pero en todo el verano me había dicho nada. Además, él ya no estaba aquí siempre, no podía permitir que mi tío viajara cada fin de semana para verme. Casi cualquier recuerdo que tenga él esta en ellos, siempre ha sido así, siempre ha sido lo natural. Pero ahora él debía tener tiempo para su vida, su novia, sus sobrinos… pronto los tendría.
Me desperté cuando el sol estaba comenzando a salir. Cogí ropa limpia, bajé a la ducha y casi no podía abrir los ojos. Estaba muy cansada. Abrí el grifo para llenar mi bañera y me quité el pijama. Me quedé helada. No podía ser. ¿En una noche? Intenté chillar pero no pude. Chillé en mi mente pidiéndole a papá que mandara a mamá y bloqueé mi mente. No quería que viera lo que me preocupaba.
-Nena, ¿Qué ocurre? ¿Puedo pasar?
-No papá, por favor, necesito que venga mamá.
-¿Qué le pasa? Me va a estallar la cabeza con tanto miedo, confusión y… ¿vergüenza?
-¡Tío Jazz! ¿Está Alice?
-Creo que deberíais dejarnos solas. ¡Largaos de aquí ahora! ¿Puedo pasar, cielo? –Mi tía, al menos era ella…-. Como no contestas voy a entrar ¿vale? –Cogí una toalla rápidamente para taparme, mientras ella asomaba la cabeza-. ¿Qué ocurre, peque?
-Ayer… ayer yo no… -me costaba mucho articular las palabras-. Creo que voy a necesitar algo de mi nuevo vestuario... –me miró confundida-. El regalo de tía Rose…
-¡OH! ¿Qué? ¿Ya? Pero si ayer tú no… -hizo una mueca-. Está bien, ahora te lo bajo… ¿necesitas algo más?
-¿Puedes… pedirle a Jazz que se quede cerca de la puerta? Creo que voy a necesitar un valium…
-Bueno… -mi tía se echó a reír-. Sí, vale. Voy a decirle que se quede cerca, luego llamaré a Carlisle, que te traiga un valium para ti y algo para el dolor de cabeza de Jazz… -desapareció mientras se reía, y volvió a los segundos riéndose aún-. Aquí tienes… iré a hablarlo con tu padre y con Carlisle.

Me metí en la bañera, intentaba no pensar en lo que esto suponía. Por una parte no estaba mal, mis pechos comenzaban a crecer, así podría ser más creíble la edad con la que se supone que empezaba el instituto. No habían crecido demasiado, pero sí era perceptible de un día para otro… estos cambios empezaban a resultarme molestos, no iba a poder hacer una vida normal si de un día a otro mi talla de sujetador aumentaba dos tallas… Oí como mi tío Jazz resoplaba, seguramente por el dolor de cabeza que le estaba provocando.
-No lo sientas… lo empeora más.
-Lo sé… pero no puedo evitarlo –me sentí más relajada, se estaba esforzando al máximo-. Gracias tío Jazz, te quiero –no podía hacer otra cosa más que dejarme llevar por la calma, no podía pensar en nada más, si no le perturbaría demasiado-.
-Gracias, yo a ti también. Lo estás haciendo muy bien, en unos minutos estarás casi dormida como sigas así –dijo riendo y yo me uní a sus risas-.

Pasaron unos diez minutos y decidí que ya había estado lo bastante a remojo. Salí y me miré al espejo, al menos en este tiempo no había cambiado. Tomé el conjunto amarillo que mi tía me había bajado, una talla 80, nada muy sospechoso... Me costó un poco averiguar como funcionaba el cierre, pero lo conseguí. Me puse mis pitillos blancos y la sudadera morada, los calcetines y unas deportivas. Me miré al espejo, la sudadera disimulaba ligeramente mi cambio. Iba a empezar a acostumbrarme a llevar sudadera siempre. Me cogí una coleta, dejando un par de tirabuzones sueltos, dándole un toque despeinado. Me veía bien.
Salí y mi tío Jasper estaba apoyado en la barandilla, me miró de arriba abajo y lo notó… pero no dijo nada, ya que seguro estaba notando la vergüenza que sentía. Me sonrió y me sentí algo más calmada.
-Parece que empezamos a entendernos ligeramente mejor, ya no me cuesta tanto calmar ni captar tus emociones, te haces mayor… -le fulminé con la mirada. Si hacerse mayor implicaba acostarse plana y levantarse con dos bultos inesperados, lo odiaba-. Será mejor que me calle ¿verdad?
-Yo… -no sabía que decir, él me sonrió-. Creo que ya sabes que lo siento.
-Sí, lo he notado… tu padre te espera, te ha hecho el desayuno. ¿Vamos?
-Sí, ves bajando… debo despertar a Jacob –casi me olvido de él…-. En seguida bajaremos.
-De acuerdo –me dio un beso en la frente-. Creo que tu padre me necesita más que tú ahora mismo –dijo riendo mientras bajaba las escaleras-.
Seguro que mi padre había visto algo en mi mente. No podía bloquearle constantemente, me costaba mucho… y menos en una situación de estrés. Llamé a la puerta de Jacob y nadie contestó, abrí y me asomé, estaba dormido dándome la espalda. Dí la vuelta a la cama y parecía un ángel durmiendo, abrazando su almohada y casi sonriendo.
-Tío Jake –susurré, no quería despertarlo bruscamente-, tío Jake, es hora de desayunar –dije agitándole levemente. Se movió un poco y medio abrió los ojos-. Si no bajas te vas a quedar sin desayuno, así que levanta.
-Está bien, ya voy. Dame diez minutos ¿vale? Pero no empieces a comer hasta que no baje.
-Diez minutos –dije dirigiéndome a la puerta y mirando su gran espalda-, ni uno más.

Bajé y mi padre me miró raro, como asustado. Me acerqué y le abracé, pensando que todo estaba bien, sólo que no me esperaba un cambio tan rápido, que no debía preocuparse y que le quería. Me besó en el pelo, devolviéndome el abrazo.
-Lo sé. Me alegro que estés bien cariño, pero aún así le he dicho a Carlisle que venga a la hora de la comida. Quiero que te examine de nuevo por si acaso algo ha cambiado, ¿de acuerdo?
-Está bien, vale…
-Buenos días –dijo Jake desperezándose y bostezando. Llevaba unos vaqueros y una camiseta negra ajustada. ¿Desde cuando tío Jake tenía esos músculos? Parecía casi tan grande como Emmett. Se acercó y me besó en la cabeza-. ¿Qué os pasa? Os noto ligeramente tensos a todos.
-Es por tu olor, Jacob –bromeó papá-. Pero creo que tú mismo te pondrás más tenso que ninguno cuando te des cuenta…
-¿De qué? ¿Me has envenenado el desayuno? –su risa ronca hizo que yo también me riera, entonces me miró. Se le cayó el plato de las manos y se rompió, pero ni se movió. Frunció el ceño y suspiró-. Es… -miró a mi padre-.
-Sí, ya te dije que tu reacción sería la peor –dijo mi padre mientras se reía. De repente su risa cesó-. Va a verla Carlisle a la hora de comer, pero eso no quiere decir nada.
-Lo sé, lo sé… ideas tontas que me vienen, no hagas caso de todo lo que dice mi cerebro…
-Come y calla, perro.
-Perdón, pero… ¿Podéis traducirlo para los que no leemos mentes? –protesté, odiaba perderme en las conversaciones, era como si trataran de ocultarme algo-.
-Bueno, es que… -Jacob dudó me miró y bajó la vista al nuevo plato que mi padre acababa de ponerle, me dio la sensación de que mi padre le había hecho una mueca con la cara…-, los cambios tan… bueno, ya me entiendes… no sé si es buena idea que vayas al instituto estando tan… inestable.
-¿Qué?
-A Jacob le preocupa qué puedan pensar los compañeros, pero ya le digo que el cambio así no quiere decir nada, tu abuelo debe verte antes de tomar decisiones precipitadas… Terminad de desayunar, debemos ir a buscar a tu madre a casa de tía Rose -mi padre sonrió-.
-¡Genial! No veas lo que me apetece meterme con la Barbie…
-Jacob… -odiaba que se metieran el uno con el otro-.

Cuando mi madre, tía Rose y mi abuela me vieron se sorprendieron, pero enseguida me besaron y felicitaron y comentaron que estaba muy guapa. Mi padre siseó en dirección a tío Emmett que estaba parado y boquiabierto, gruñendo ligeramente.
-¿Qué es eso? –me hizo sentir mal, pero en seguida se paso… Jasper en acción-. Quiero decir… sabes… bueno, estás guapa, pero… -me resultó gracioso ver a mi tío Emmett noqueado-. Creo que deberemos escoltarte a la escuela…
-¿Qué pasa? –Nahuel salió de la cocina-. ¡Vaya! Bueno… creo que deberé escoltarte yo… -dijo mientras se acercaba, Jacob gruñó bajito, pero Nahuel le ignoró y me dio un beso en la frente-. Creo que pronto habrá peleas por tí en la nueva escuela.
Todos se rieron pero a mi no me hacía gracia que bromearan con mi nueva situación. Pasé la mañana jugando a la consola, hasta que Carlisle y Esme llegaron. Me llevaron a su casa, al estudio del abuelo. Me hizo una analítica y me midió y me pesó. La rutina de siempre. Odiaba que me hiciera análisis, me dolía mucho y me mareaba, pero había decidido cambiar mi rutina.
-Abuelo, ¿crees que podré mirar?
-Claro, no creo que tu propia sangre sea una tentación –dijo mientras me sonreía-. Es sorprendente ese cambio, quizá por eso nos hueles diferente. Pero no hueles como una adolescente normal, puedo oler las hormonas a distancia, pero es diferente. Quizá debí haberlo imaginado… -dijo mientras sacaba el material-.
-No es culpa tuya, no has conocido a nadie como yo –sonreí, odiaba que mi abuelo se culpara de no preveer mis cambios-.
-Lo sé –entonces la vi. Una aguja enorme y reluciente, no era de metal, era diferente-. Eres especial…
-Y esa aguja también ¿verdad? –me estaba empezando a aterrorizar-.
-Bueno, es de diamante, las pido por encargo. Las agujas normales no sirven para tu piel, pero estas de momento me sirven.
-¿Las encargas? ¿Qué clase de persona hace agujas de diamante?
-Bueno, tras tantos siglos haces amigos en todas partes. Un antiguo amigo europeo trabaja tallando diamantes. Se me ocurrió pedirle un par y funcionaron, así que se las encargo.
-Es… ¿de los nuestros?
-Sí, así es. Sería un poco raro pedirle a un joyero unas agujas de diamante… Pensarían que estoy loco –dijo mientras sonreía y montaba la jeringuilla-. ¿Estás segura de querer mirar?
-Creo que por hoy tengo bastantes traumas –dije girando la cabeza mientras mi abuelo se reía-.

Bajé a comer con Jacob y Nahuel mientras mi abuelo obtenía los resultados. El ambiente estaba muy cargado y papá parecía un poco tenso. Jacob estaba enfadado y Nahuel relajado, mientras Rose paseaba de un lado a otro y Emmett la seguía con la mirada. Esme me puso un plato en la mesa. Mientras me sentaba pude ver a Alice y Jasper en el jardín. Alice me vio y me sonrió, entrando rápidamente en la casa.
-¿Sabes? Tengo algo para ti, pero tendrás que esperar al lunes. Tu madre no me deja montar fiestas, así que prepararé la tuya a lo grande ¿qué te parece?
-Vale… pero… no te pases tía Alice…
Todos se rieron y el ambiente se relajó, pero Jacob seguía medio enfadado.

Pasamos la tarde jugando a béisbol y viendo una película muy triste que pusieron por la tele. La verdad es que nunca había llorado tanto por una película. Fue curioso como Jacob y Nahuel vinieron rápidos a consolarme. Cuando llegamos a casa Jacob seguía con la misma cara de amargura y enfado.
-Nessie, deberías irte a dormir –me dijo papá-. Jacob, debemos hablar.
No quise decir nada, les dí un beso de buenas noches a mi tío y a mis padres, subiendo rápidamente a mi cuarto. Decidí poner mi escudo, para que mi padre no viera que les estaba escuchando.

-Jacob, no puedes hacer eso. Aún le queda tiempo, no precipites todo. Sé lo que piensa en ese aspecto, no puede bloquearme durante todo el día. No puedes estar con esa cara, le preocupas. Ella quiere que seas feliz, que hagas tu vida en Forks… -hubo una pausa, imagino que escuchaba los pensamientos de Jacob-. No te puedo pedir que te alejes, ni lo voy a hacer… pero hasta tú lo has notado. No le digas nada, solo empeoraría las cosas. Ahora ha decidido estudiar y hacer algo con su vida aparte de añorarte. Haz lo mismo, por favor Jacob, al menos inténtalo.
-Lo pensaré, pero… sabes que no puedes pedirme que me aleje de ella… haré lo que pueda porque no sufra, intentaré hacer una vida en Forks, pero… no me pidas que no vuelva, porque no puedo hacer tal cosa.
-Jacob yo… -mi madre parecía tan apenada-. Espero que no culpes a Charlie, quizá deberíamos haber sido claros con ella desde el principio, pero ahora es mejor dejar las cosas como están, parece que empieza a ser feliz de nuevo, no tanto como cuando estábamos todos en Forks, te lo concedo, pero…
-Lo sé, lo veo. Nahuel es muy importante para ella ¿verdad?
-Jacob, no es lo que crees –mi padre bufó-. Él ha conocido a sus hermanas, pero no las ha visto crecer como a Nessie. La considera más hermana que a las de sangre, al igual que Nessie lo ve como alguien que no es de la familia como tal, sólo un amigo de fuera. Por eso quiere ir al instituto, para tener amigos y relacionarse con alguien más que no sea de la familia.
-Me voy a dormir… creo que tengo mucho en lo que pensar…
-Tomes la decisión que tomes, te ayudaremos Jacob, pero… No voy a pedirte que te alejes, te hará daño y a ella también, pero no me pidas que te deje contárselo, porque eso la hará sufrir aún más.
-Buenas noches…
-Descansa Jake… Te quiero –dijo mi madre-.

Me quedé mirando el cielo. Estaba demasiado preocupada como para dormir, harta de tantos secretos, de tener que sufrir por estar lejos de mi familia, de no poder ser como una persona normal. Por una parte agradecía mis genes paternos, me mantendrían en una eterna juventud, me aportaba
“mejoras” en los sentidos, pero también me daban estos (a veces molestos) dones, que hacían sufrir a mi familia. También me gustaba mi parte humana, según mi padre me hacían mejor por sentir cosas que a veces ellos no eran capaces de sentir, o no con tanta intensidad. Además me ayudaba a mi camuflaje, gracias a mis latidos y a mi tono de piel, también mis ojos. Pero no era ni una cosa ni la otra. En distintos momentos había odiado una de mis dos partes. Debía aprender a tener un equilibrio, a usarlas adecuadamente para no hacer sufrir a mi familia, no ser tan humana en algunos aspectos y no ser tan inhumana en otros. No sé en qué momento de mi patética reflexión sobre mi corta vida, me quedé dormida.
El resto del fin de semana fue más tranquilo, no hubo más cambios y todos estaban relajados. Jacob parecía más alegre, pero a mi no me podía engañar, seguía triste. Pero yo no sabía el motivo y me daba miedo preguntarle. El domingo estuvo muy ausente, ambos mirábamos la tele pero no sé ni lo que ponían. Esme estaba por casa y vino a sentarse conmigo un rato. Me acariciaba el pelo, me di cuenta que nos observaba. Mis tripas rugieron y los tres nos echamos a reír, al menos esa risa de Jacob fue sincera.
-¿Os apetece comer ya, chicos?
-¿Qué te apetece Nessie?
-No sé… la verdad –pensé en comida, pero pronto dejé de pensarlo. Lo único que me apetecía es volver a ver a Jacob sonreír. Así que me decidí en seguida-. Creo que hoy no me apetece comer nada… podríamos ir a cazar, si quieres –dije mirando a Jake-.
-¿Tienes sed?
-No mucha, pero me apetece ir de caza contigo.
-¿Cómo en Forks? –dijo sonriendo-.
-Sí, si tu quieres…
-¡Claro pequeña! –dijo emocionado-. Pero… esta vez nada de pumas ¿de acuerdo? –ahora estaba serio, pero no como antes. Me alegró verlo emocionado con la idea de cazar, así que asentí-.
-Bueno, pues yo voy a ir a trabajar en un diseño que tengo en mente… pasáoslo bien chicos –mi abuela me besó la cabeza y subió a su estudio-.

Corrimos por las afueras de Monroe hasta que vimos una manada de ciervos, que resultaron ser un gran aperitivo. Jacob se tumbó debajo de un árbol y yo apoyé mi cabeza en una de sus patas, acariciando su pelaje. Tenía la mirada perdida, seguía preocupado. Odiaba verle así.
-Jacob… ¿podrías volver como humano? Necesito hablar contigo…
Aquel lobo rojizo se levantó y desapareció, en pocos segundos volvió en su forma humana, con sus pantalones y poniéndose la camiseta. Me sonrojé al verle así, estaba acostumbrada a verle sin camiseta cuando era niña, pero hacía bastante tiempo que no lo veía así… me impacto.
-¿Qué te ocurre Nessie? –dijo mientras se sentaba apoyándose en el árbol, seguía serio-.
-A mí no, ¿qué te ocurre a ti? –me miró confundido-. Llevas todo el fin de semana ausente, no eres mi lobito. ¿Echas de menos a… -no pude decirlo directamente- alguien?
-Algo así –sonrió-. Es muy complicado de explicar, pero lamento que me hayas visto así. Siento haberte preocupado, pequeña.
-Si no estás a gusto aquí, ¿por qué no vuelves a Forks? Así podrás estar con la persona que echas de menos…
-No, no es eso. ¿Quieres que me vaya?
-No, bueno, si es lo que te hace feliz, deberías irte. No quiero que estés aquí por mí, entiendo que tú tengas que hacer tu vida en Forks… no quiero ser tan egoísta.
-No seas tonta, Nessie. No eres egoísta, el único egoísta en todo caso soy yo… Quiero tenerlo todo y no puede ser… tengo que asumir los cambios que hay en mi vida… no puedo estar pensando como un chico de veinte años, aunque sea lo que tengo. Tengo que madurar y hacer algo con mi vida, no puedo estar sin trabajar, viviendo de la pensión de Billy… pero no sé de dónde quitar el tiempo… Es complicado.
-¿Por qué es tan complicado? ¿Qué haces durante todo el día?
-La verdad… estoy ultimando los detalles de la casa de Reich, con la manada, reparo algún coche de algún vecino, y el viernes por la mañana vengo para aquí.
-Y… ¿por qué no montas tu propio taller? La mecánica se te daba bien…
-Ya pero eso supondría mucho tiempo, y no podría venir todos los fines de semana, por atender a las urgencias y el tiempo que me quitaría entre semana para la manada, tendría que hacerlo el fin de semana… Por lo que tendría que dejar de venir… -eso me dolió y sin poder evitarlo me salió una mueca extraña-. Ves como es muy complicado…
-Pero… -debía hacerlo, iba a doler, pero debía hacerlo-. No puedes dejar tu vida por querer verme. Es injusto. Además, no quiero ser la culpable de que tus sobrinos no tengan un tío decente. Debo acostumbrarme a no verte, me dolerá mucho, pero debes quedarte en Forks y hacer lo que debes. Si os quedáis solos Billy y tú, deberás cuidar bien de él, y para eso necesitas un buen trabajo. Al igual que a tu novia le gustará estar con alguien responsable…
-¿Mi qué? Yo no tengo novia… no puedo tenerla.
-Pero… Nahuel dijo que estabas enamorado.
-¿Qué te dijo qué? –Se había enfadado algo, pero cambió su cara rápidamente intentando que no me diera cuenta-. Bueno, sí, algo así. Pero… no puede ser…
-¿Por qué? No es justo que no puedas ser feliz…
-Es cuestión de tiempo, cosas que no puedes comprender… Cuando seas mayor lo entenderás -¿otro igual? Odiaba esas palabras… resoplé algo enfadada-. ¿Qué ocurre?
-Odio que me digáis eso… Siempre con “cuando seas mayor…”. ¡Ya soy mayor!
-No, aún eres una niña… sólo tienes cuatro años, de hecho hasta mañana no los tendrás… -sonreía, eso calmó ligeramente mi enfado, pero no demasiado-. Eres una mocosa… -bromeaba-.
-¡No! ¡Para nada! ¡Esto –dije señalando mi pecho- no es de una mocosa…!
Se puso rojo como un tomate y después estalló en carcajadas. Al principio no le veía la gracia, pero acabé riéndome con él. Éste si era mi Jacob, mi lobito. No pude evitar abrazarle cuando acabamos de reír. Me gustaba su olor, su calor… era cómodo, me resultaba familiar, era como mi hogar.
-Prométeme que montarás el taller y que harás tu vida, Jake, no quiero que por mi culpa nadie sufra. Aunque tengas que venir menos veces, pero quiero que tengas una vida lejos de... –no, no podía decirle que quería que tuviera una vida lejos de mí porque no era verdad-. Una vida.
-Prometo intentarlo, no puedo hacer más.
-Pero inténtalo de verdad, no te rindas a la primera. Llámame siempre que te sientas mal, yo te ayudaré a conseguirlo, ¿vale? Quiero que me llames, al menos oír tu voz aunque no vengas…
-Prometo llamarte, prometo intentarlo… y te prometo que vendré siempre que pueda. No voy a dejarte sola con todos esos tarados de tu familia –noté que se reía, el temblor de su pecho me lo confesó-. A veces me dan miedo con esos planes tan descabellados que tienen…
-A mí también, sobre todo Alice –reímos-. Va a ser mi profesora… ¿lo sabías?
-Sí –se reía con ganas-. Pagaría por verla…

Seguimos bromeando hasta que la luz comenzó a desvanecerse. Me encantó pasar toda la tarde con él, como cuando era más niña, como cuando no estaba ofendida con él… Cuando llegamos a casa me fui casi directa a la cama, estaba realmente cansada, pero algo me desveló, era su olor... Vi como se movía lento y sigiloso, intentando no hacer ruido y dejaba algo en mi mesa. Justo cuando iba a bajar las escaleras le llamé.
-¿Qué es eso? –Dije encendiendo la luz-.
-Bueno… yo… -era un paquete, no estaba ni siquiera envuelto…-. Quería hacerte un regalo bonito, pero ya sabes que soy un desastre envolviendo regalos… Quería que fuera el primero que abrieras en tu cumpleaños…
-Gracias Jake… -miré el reloj, solo quedaban veinte minutos para la media noche-. ¿Por qué no te quedas hasta las doce? –Dije sin pensar, quería que se quedara, podía notar como me salía natural, como antes-. Así lo abro delante de ti, y será el primero del día de mi cumpleaños…
-Está bien… ¿Quieres hacer algo mientras?
-No sé… -lo pensé, di mil vueltas pero sólo quería hacer una cosa…-. No me apetece hacer nada, solo me apetece estar aquí tumbada, viendo el cielo…
-¡Vale! ¿Te han enseñado algo de astronomía? –Dijo mientras se sentaba en mi cama-.
-No mucho… -era mentira, Carlisle me había enseñado muchas cosas, pero quería que Jacob me las contara-. ¿Me vas a enseñar?
-Claro… mira, ¿ves aquella estrella…? –Jacob me hablaba y me contaba cosas, pero no como cuando era más niña… antes siempre me abrazaba cuando me contaba algo, pero ahora se había sentado y no era capaz ni de tumbarse a mi lado, el rato pasó volando…- Y ya no sé que más contarte… -miró su reloj-. Excepto felicidades.
-¡Gracias! –le abracé-. Veamos tu regalo… -cogí la caja y la abrí. Era un lobo tallado en madera con una niña en su lomo, era precioso. Me emocioné-. Es precioso tío Jake… Muchas gracias.
-Quiero que tengas siempre presente que estaré aquí siempre que me necesites, a tu pies para llevarte donde quieras… -dijo sonriendo-.
-Gracias… me encanta.
-Me alegro que te guste –me besó la frente-. Que descanses pequeña.
Estaba viendo como se marchaba, al igual que el calor que sentía cuando estaba cerca. Me dio un escalofrío. Le necesitaba cerca…
-¡Tío Jake!
-¿Si?
-¿Puedes hacerme otro regalo hoy?
-Si puedo conseguirlo... –dijo sonriendo-.
-¿Puedes quedarte esta noche? –se quedó parado, en silencio, pensativo-. Aunque sólo sea hasta que me duerma…
-Vale, vale… hasta que te duermas –dijo sonriendo y tumbándose sobre mi cama, con los brazos cruzados-. ¿Quieres que te lea algo?
Negué con la cabeza, con su presencia me bastaba. Apoyé mi cabeza en su hombro, intentando que me abrazara, pero no se movió. Le rodeé con mis brazos y al fin me abrazó. Me gustaba estar así, me hacía sentir protegida… además se estaba calentita. Le abracé más fuerte y noté como se reía, al momento me empezó a acariciar el pelo. Eso me relajaba mucho, así que no tardé mucho en quedarme dormida.
Sentí un escalofrío, mis brazos rodeaban algo blandito… Mi almohada. Se había marchado. Aún era de noche, miré el reloj. Eran las cuatro de la madrugada. Bajé las escaleras y mis padres estaban en su habitación, haciendo que dormían, aunque seguro que me habían escuchado bajar. No me importó. Llamé a la puerta del cuarto de Jacob. Como nadie contestaba entré. Estaba durmiendo, abrazando la almohada. Roncaba, eso me hizo sonreír. Quité su almohada suavemente, se giró sin despertarse. La almohada estaba mojada, me fijé en sus ojos que estaban hinchados. Había estado llorando. No sé porqué me entraron ganas de llorar, así que me acurruqué en el espacio que había entre sus brazos. Él abrió los ojos y me miró, no sabía qué hacer, así que escondí mi cabeza en su pecho. Jacob suspiró y me besó la coronilla, comenzó a acariciarme el pelo a un ritmo lento. Así volví a quedarme dormida.
Seguía notando como sus dedos acariciaban mi pelo, pero esta vez había algo de luz en la habitación, también pude oír que mis padres estaban despiertos preparando algo en la cocina. Apreté mi cabeza en su pecho, no quería levantarme, no quería salir del refugio que se habían vuelto sus brazos.
-Buenos días, Nessie. Feliz cumpleaños –dijo besándome en la cabeza-.
-No me apetece levantarme aún… ¿Podemos dormir un poco más?
-Sí, duerme un poco más si quieres… -dijo soltándome-.
-¡No! No te vayas -dije aferrándome a su camiseta-. Hace frío –no se me ocurrió otra escusa. Él me sonrió y se estiró-. Sólo media hora más.
-Vale, vale… -dijo riendo-. Al menos deja que me estire, se me están quedando los brazos dormidos… -se estiró y se recolocó, tumbándose boca arriba y abriendo los brazos-. Ven…
-Gracias –dije echándome en su pecho. Inspiré profundamente, captando su delicioso olor y su calor. Mi padre rugió en el piso de abajo-. ¿Qué le pasa?
-Creo que se ha enfadado porque duermas hoy aquí… -hizo una mueca-. Estás creciendo, y ya no lo ve tan… normal. Está enfadado conmigo por permitírtelo.
-Lo siento… no quiero que os enfadéis por mi culpa… No volveré a hacerlo, lo prometo.
-No pasa nada pequeña… -me besó la cabeza-. Duerme un ratito más si quieres, habrá tiempo después para que tu padre me arranque la cabeza –su pecho retumbó ante su risa-.
-No volveré a hacerlo más –volví a prometer-. Pero lo echaré mucho de menos, me siento mejor cuando duermo contigo, mejor que con nadie.
-Me alegra oír eso…
Siguió acariciándome el pelo pero ya no me podía dormir. Era la última vez que podía estar así con tío Jake, odiaba que tuviera que reconocer que mi padre tenía razón. Mi cuerpo ya no era el de una niña tan niña como para tener que dormir con su tío. Le abracé muy fuerte y me entraron ganas de llorar, pero no quise estropearlo así que simplemente le apreté fuerte, muy fuerte. No quería que se acabara este momento nunca, odiaba pensar que no podría volver a dormir en este refugio, quería tenerlo por siempre cerca… Apreté más. Oí un chasquido y un grito desgarrador de Jacob. Le solté en el mismo instante que mis padres aparecían en el cuarto, boquiabiertos.
-¿Qué es lo que has hecho? –Decía mi madre asustada ante los gritos de dolor de Jake-. ¿Jake? ¡Jake! ¿Qué ha pasado?
-Yo… -balbuceé, ahora sí quería llorar ¿Qué le había hecho?-. No sé…
-Tranquila –mi padre me abrazó fuerte-. Sólo le has abrazado demasiado fuerte – ¿se estaba riendo?- Pero el perro es fuerte, su costilla se curará en un par de horas…
-Yo… yo… ¿le he roto una costilla? –No podía creerlo ¿tanta fuerza tenía? Miré a mi padre horrorizada, este asintió. Me sentí tan mal, miré a Jake que sonreía, ¿cómo podía sonreír? ¡Le había roto una costilla!-. ¡Lo siento mucho, tío Jake! Yo… ¡no quería! ¡Lo siento!
-No pasa nada, Ness… -hizo una mueca de dolor-. Se curará en seguida.
-Vamos cariño, baja a desayunar mientras llamo a Carlisle para que le vea la fractura –mi padre me empujó pero no quería moverme, no quería dejarle solo habiendo sido yo la causante de su dolor-. Déjalo, mamá le cuidará, además tienen mucho de qué hablar…

Bajamos a la cocina y llamamos a mi abuelo, el que estuvo en casa en menos de dos minutos.
-No es nada grave, creo que en media hora estará bien, no se ha roto del todo, solo ha sido una leve fisura… ¿Quieres un calmante?
-No, no importa Doc, estoy bien… -dijo mientras hacía una mueca-.
-Voy a por un calmante, seguramente te esté doliendo hasta cuando respires… Te quedarás dormido un rato, para cuando te levantes ya estarás bien… no tienes porqué sufrir…
Mi abuelo sacó una jeringuilla de su maletín. No quise mirar. Jacob protestó por el pinchazo, pero en unos minutos estaba durmiendo como bien había dicho mi abuelo. Me sentía mal, bueno fatal… No quería separarme de él.
-Nessie… -dijo mi padre, mirando hacia la puerta-.
-Sólo un rato, papá… no puedo dejarle solo… lo sabes.
-Edward… -mi madre le miró a los ojos, seguramente le estaba mostrando sus pensamientos. Mi padre suspiró y se marchó, mientras mi madre se sentaba a mi lado-. No fuerces las cosas Renesmee… No está bien que hagas sufrir a tu padre… está realmente preocupado por vosotros… -le miré raro-. Lo sé, bueno… ya lo entenderás… por ahora solo evita este tipo de situaciones –dijo mirando como acariciaba a Jacob-. Sé que te resulta inevitable, pero a tu padre no le gustan, no las entiende. Piensa que él tiene principios de un hombre de principios de siglo…
-Está bien, mamá. Haré lo que pueda…

Nos quedamos las dos cuidando de Jacob. Mi madre me contó todo lo que había preparado tía Alice para hoy. Me iba dar una fiesta sorpresa, no tan sorpresa ahora, así que teníamos que ir a casa de los abuelos a comer. Jake se empezó a mover, llevando su mano, la que tenía entre las mías, a su pecho. Mi madre le acarició la frente, lo que hizo que se espabilara en seguida.
-Bells… esa temperatura no es sana… deberías hacértelo mirar… -dijo mientras se reía con mi madre y me miraba-. Estoy bien, no te preocupes…
-Lo siento… -me entraron ganas de llorar, quería retenerlo conmigo y en vez de eso le había hecho daño…- Yo no quería…
-¡Calla! –Dijo poniendo un dedo en mi boca, me hizo sentir algo extraño-. Estoy bien, así que no hay nada que lamentar.
-Deberíamos ir ya a casa de Carlisle, Alice debe estar desquiciada, es un monstruito demasiado impaciente…

Salí disparada a mi habitación y me puse los pitillos negros, con unos botines y la camiseta blanca de cuello alto. No me gustaba esa camiseta, era más ceñida que la sudadera. Abrí el armario y me miré en el espejo interior. Pude ver a Jacob boquiabierto en el principio de la escalera.
-Estás muy guapa…
-¿Tú crees? Me veo muy rara con esta ropa, algo ridícula…
-No, para nada. Estás preciosa.
No pude evitarlo. O quizá no quise. Sonreí y le miré. Seguí mi impulso. Salí corriendo y me abalancé sobre él, abrazándolo por el cuello. No sabía el motivo pero estaba muy feliz de tenerle ahí.
-Vale, vale, no me rompas nada más por hoy… -dijo riendo-. Estás muy rara… las hormonas cambian demasiado rápido tus estados de ánimo…
-Yo… -me sonrojé. Tenía razón. Me sonrió y negó con la cabeza, no quería que me disculpara-. Ahora mismo bajo… tengo que arreglarme el pelo…
-Yo lo veo bien… -dijo cogiendo un mechón y poniéndolo detrás de mi oreja-. Pero te esperaré abajo…

Volví a mirarme en el espejo. La verdad es que ya no parecía tan niña como cuando estuve en Forks… ahora parecía una adolescente al menos. Medía ya un metro y cuarenta y ocho centímetros, mi cuerpo ya no era tan recto… mi pelo estaba precioso, era cierto. Cerré el armario y bajé corriendo dejando mi pelo suelto.

Cuando llegamos a casa de mi abuelo Carlisle me emocioné. Noté su aroma. Bajé del coche tan rápido como pude y ahí estaba, se giró y me miró boquiabierto.
-¿Cómo es posible? ¡Nena, estás… estás guapísima!
-¡Abuelo! –corrí hasta mi abuelo al que abracé, pero débilmente, no quería romperle nada a él también-. ¿Cómo has venido? ¿Qué tal el fin de semana? ¿Por qué no me dijiste que venías?
-Calma, nena, calma. Déjame primero verte, has cambiado muchísimo… ¿cómo ha sido? –tomé su mano y le mostré el shock que me supuso, las reacciones y toda la historia en diez segundos. Él sonrió cuando le mostré la reacción de Emmett-. No te dije que venía porque era una sorpresa… ¿Cómo iba a perderme un cumpleaños de mi única nieta? ¡Felicidades cariño! –Dijo abrazándome y besándome en la mejilla-.
En ese momento el resto de la familia hizo lo mismo, felicitarme, abrazarme y besarme. Me senté en el sofá con el abuelo, me contó cómo había ido la cena de Reich, acusando a Jacob por perdérsela. Nos trajo las invitaciones para la boda, la iban a celebrar poco antes de Navidad. Estuvimos hablando hasta que nuestros estómagos rugieron al oler la deliciosa comida que mamá y la abuela preparaban. Nos sentamos a comer y después me dieron los regalos. Emmett me había regalado una consola para mi casa, mis abuelos me compraron una bici y libros para la escuela, Jasper me regaló otro móvil (me susurró que podía regalárselo a quien quisiera) y un portátil, Nahuel me regaló un colgante precioso, Alice me dio una caja más grande que Emmett.
-¿Qué es eso? –dije separando casa sílaba-.
-Nessie… te estás haciendo mayor… eres muy guapa, no necesitas nada de esto, pero sé que todas las jovencitas sueñan con uno así… -me dirigí a abrir la caja, me daba miedo, pero la caja estaba vacía. Todos se reían-. Está en el baño de tu casa, cariño. Lo verás a la noche…
-No vale, odio que os riáis de mí…
Mi abuelo se acercó lentamente y me tendió una caja bastante grande.
-Dudo que sea tan bueno como el resto –dijo algo apenado-.
-Abuelo, será el mejor, sólo porque me lo das tú –le di un beso y cogí la caja con una mano mientras le arrastraba al sofá con la otra. Me senté encima de mi abuelo con la caja, intentando no echarle mucho peso, pero quería que viera mi emoción en el rostro. Abrí la cajita y había varios paquetes dentro-. ¿Todos son para mí? –mi abuelo asintió sonriendo levemente. Abrí el primero, era una carpeta enorme, con las tapas de madera y anillas-.
-Quiero que lo uses como… diario, o lo que sea… que pongas fotos y escribas historias, como si fuera para mí…
-Abuelo… ¡me encanta! –Le dí un beso en la mejilla-. ¿Qué más hay? –Me hizo un gesto para que siguiera. Encontré una cámara de fotos, una foto mía, donde parecía más pequeña con él, y también había otro paquete al fondo de la caja. Lo saqué-.
-Ese es de parte de Sue –Lo abrí. Era una manta, una manta que olía a… él. Iba con una nota.
-Agradéceselo de mi parte abuelo.

Guarde mi nota para leerla más tarde. Jacob sonreía, su olor estaba en la manta. Pasamos la tarde en casa de mis abuelos. Aún no había anochecido, pero mi abuelo y Jacob tenían que marcharse, y yo tenía que ir a casa… mañana empezaba las clases.
Alice y Jasper vinieron con nosotros a casa, no se querían perder mi cara ante mi regalo. Cuando llegue entré directa al baño. Y allí estaba, un tocador precioso, lleno de cosméticos y de pinceles, cepillos, complementos para el pelo, maquillaje… Todo un estudio de belleza en mi cuarto de baño.
-¡Tía Alice!… esto es… ¡Demasiado!
-Es todo para ti, no necesitas ni la mitad de las cosas, pero ya que eres una adolescente que va a empezar el instituto… creí que sería buena idea hacerte un regalo más hum… -miró a mi abuelo-, más concordante a tu nueva situación…
-¡Gracias! –dije mientras la abrazaba.
-Te enseñaré a usarlo, pero ahora debemos irnos…
Alice y Jasper se marcharon, así me quedé con Jacob y mi abuelo y mis padres. No quería separarme de ellos pero sabía que debía hacerlo. Me acerqué a Jacob y le recordé que me había hecho una promesa mientras cazábamos. Me abracé a Charlie… Tenía el móvil en el bolsillo… debía dárselo a uno de los dos, eso estaba claro… pero, ¿a quien? Charlie decidió marcharse antes, por lo que no me separé de él hasta que se fue. Me prometió regresar el viernes.
Después. Jacob me consoló hasta que paré de llorar ante el día tan cargado de emociones. Pero él se iba a ir, no había consuelo posible… No quería que se marchara, él lo sabía, así que se quedó hasta la noche. Estaba nerviosa, mañana era un día importante y él no iba a estar, pero debía irse, tenía que empezar su vida en Forks, se lo había hecho prometer.
Llegó la hora de ir a dormir, pero no quería hacerlo, sabía que si me dormía cuando despertara el no estaría.
-Jacob, ¿podemos hablar? –Dijo mi padre-. Sólo un momento…
-Vale, vale… vete a la cama, ya es hora pequeñaja…
-¿Vendrás a darme las buenas noches antes de irte?
-Por supuesto, no lo dudes.

Me subí a mi habitación y miré al cielo. Mi mente pensaba tan rápido que me costaba retener las conclusiones de mis propios pensamientos… Entonces apareció subiendo las escaleras. Se tumbó a mi lado y me abrazó.
-Tengo que marcharme pronto… me necesitan en Forks.
-Lo sé… pero quédate hasta que me duerma, al menos…
-Vale… -dijo mientras acariciaba mi pelo. Sabía que sólo tenía unos minutos antes de dormirme…-
-Tengo un regalo para ti…
-¿Para mí?
-Sí, me lo dio tío Jasper, para que se lo diera a quien quisiera… -Me levanté y busqué el móvil, se lo dí-. Es para que estemos más en contacto. Ahora, con esa nueva vida que me has prometido empezar –recalqué-, no vas a poder venir tanto, pero al menos podremos hablar. Si quieres…
-¡Gracias pequeñaja! Es un regalo estupendo –dijo besándome en la cabeza y acariciando mi pelo-. Buenas noches… Descansa…

Sentía una mano cálida acariciando mi mejilla, pero no tan cálida como me hubiera gustado…
-¡Buenos días Ness! –su sonrisa me hizo sentir algo mejor-. He venido a desayunar con vosotros… estaba ansioso por el primer día.
-¿Qué hora es?
-Aún es pronto, puedes dormir un poco más si quieres… Tu tía Alice está abajo, irá antes que nosotros, pero quiere estar contigo el máximo tiempo posible…
-Ahora mismo bajo… Dame quince minutos…
-Está bien, no hay prisa.
Me levanté, llevaba puesta la misma ropa que ayer… En el bolsillo noté algo, la nota de Sue.

Querida Nessie:
Mi regalo es algo que me pediste hace tiempo, pero no pude conseguir darte. Por ello, hice esta manta y se la entregué a Jacob, pidiéndole que durmiera con ella unos días. Te la mando con tu abuelo, me gustaría estar allí pero tengo que quedarme para ayudar a Billy con la boda de Rachel… Espero que ya sepas que te quiero.
Sue.

Olí aquella manta. La guardaría con mucho cariño para que no perdiera un ápice aquel agradable tacto y su olor. De momento era el mismo que el que había en mi almohada. Suspiré. Guarde la manta en el cajón, saqué el conjunto rosa que me había regalado Rose y busqué que ponerme en mi armario. Era el primer día, así que me decidí por los vaqueros y la camiseta rosa, con unas deportivas. Algo muy normal…
-¿Acaso me odias? –Susurró mi tía Alice desde las escaleras-. No puedes llevar eso tu primer día –la miré. Ella llevaba un vestido en rojo, con cuello de caja, unos zapatos negros y una chaqueta en el mismo color. Estaba preciosa-, van a pensar que….
-¿Qué soy una chica normal? –Terminé su frase-. Eso es lo que quiero…
-Está bien, al menos… ¿me dejarás enseñarte a usar el tocador? –Puso cara de corderito-. ¿Por favor?
-Está bien, pero no te pases… algo que no se note demasiado…

Bajé al baño y me preparé la bañera, lo necesitaba. Tía Alice me ayudó y me dejó sola para bañarme. Cuando ya estaba vestida me sentó en el tocador y comenzó a maquillarme. Recogió media melena, dejando la parte recogida lisa y la parte suelta rizada. Unos tirabuzones caían a los lados. Mis ojos tenían una ligera sombra rosa, muy discreta, con un poco de rimel. Los labios también estaban ligeramente rosados y brillaban mucho. Me veía guapa.
-Gracias tía Alice…
-De nada, no te hacía falta…
-Lo sé, lo sé… tengo una belleza natural… -siempre me decía lo mismo-. Pero es lo que hacen todas las jovencitas ¿no?
-Exacto.

Bajé a desayunar con Nahuel, Alice se marchó diez minutos antes de lo que debería. Quería llegar antes que nosotros. El verla marchar me puso ansiosa, ya quedaba menos. Nahuel me sonrió, intentando calmarme, mi padre me besó en la cabeza y me dijo que todo iría bien, mientras se marchaba a la facultad. Mamá se quedó conmigo, iría un poco más tarde a trabajar… decidí ir a ver la tele, necesitaba relajarme, distraerme. Al momento Nahuel apareció por la puerta.
-Debemos marcharnos ya, tenemos que ir a la oficina antes de las clases. No podemos llegar tarde el primer día.
-Vamos… pero prométeme que no te separarás de mí en toda la mañana…
-Eso es imposible, voy a penúltimo curso, tu vas a primero… nos tenemos que separar… pero te prometo que comeremos juntos ¿de acuerdo? –dijo con esa sonrisa. Me calmaba-.
Montamos en el coche, olía a nuevo. No hablamos en todo el viaje, estábamos muy nerviosos. Cuando llegamos paramos el coche pero ninguno de los dos se movió.
-Podemos hacerlo, Nahuel. Los humanos lo hacen mucho, pero nosotros somos mejores evolutivamente, por lo que… no será tan difícil…
-No sé… me da miedo el tener tentaciones…
-Nahuel, ayer fuiste de caza, te alimentaste mucho, demasiado según Carlisle. Puedes aguantar, lo sé. Vamos… -bajé del coche y él me siguió-. No estés tan tenso, en serio… todo irá bien.
-¿No era yo el que debía consolarte a ti? –Me dijo sonriendo y pasando su brazo por mi cuello-. Eres especial, me agrada tenerte cerca. Me cuidas mejor que ninguna de mis hermanas…
Entramos a la oficina y nos dieron los horarios y nos explicaron cómo llegar a nuestras clases. Nahuel me acompañó a la puerta de la mía.
-Todo irá bien, no te preocupes, estaré aquí cuando salgas para acompañarte a la siguiente clase…
-Gracias. Muchas suerte…

Me metí en la clase y sentí cómo me miraban. Era la nueva, era evidente. Me senté en la tercera fila, intentando no escucharles, pero no pude evitarlo.
-¿Es nueva verdad? –Decía un chico moreno, de ojos verdes-. No está nada mal… -eso me sentó bastante mal-.
-¿Qué dices? Parece una cría –eso me sentó peor-. A ti todas te parecen guapas Ryan… -decía el chico de pelo castaño y ojos azules-.
-Kevin, Ryan, dejad de discutir por la nueva, siempre perdéis la cabeza con esas hormonas vuestras… es una chica más, ni siquiera la encuentro guapa… -dijo una chica rubia, de ojos marrones y muy bien peinada. Iba también maquillada y con una ropa muy… tipo Alice-.
-A mi me da pena, la pobre no debe conocer a nadie… -dijo una chica morena de ojos marrones, con tez pálida. No era tan esbelta como la chica rubia, pero su cara inspiraba confianza. Me pilló mirándola y retiré la mirada, ¡genial!, debían de pensar que era una cotilla. La chica se acercó-. Hola. Me llamo Darlene. Ellos son Megan, Kevin y Ryan. –Dijo señalando a los chicos-. ¿Eres nueva en la ciudad?
-Sí, vine este verano… Yo me llamo Re…-lo pensé-, bueno, me llaman Nessie.
-Encantada –me tendió la mano y justo entró la profesora… ¡genial! Mi tía…-. Nos vemos luego.
-¡De bons jours aimés des élèves. Je suis Alice Cullen, la nouvelle professeur de français et de littérature! J'aimerais que tous vous présentassiez pour vous connaître mieux…
¡Genial! Lo único que me faltaba. Todos fuimos pasando por la mesa de la profesora y nos presentamos en un estricto francés, ella corregía nuestro pésimo acento, que yo forcé a salir inadecuado, aunque supiera hablar francés tan bien como mi tía… pero había que disimular…
La siguiente clase era biología, después matemáticas. Nahuel vino para acompañarme a biología pero le pedí que ya no me viniera a buscar hasta la hora de comer, quería intentar socializar con Darlene, parecía buena persona. En la clase de biología me senté sola, iban por parejas y Darlene siempre se había puesto con Megan. Un chico alto y fuerte, que me recordó un poco a Seth se puso a mi lado.
-¡Hola! Me llamo Sullivan. Tú nombre era raro, ¿cierto? Creo que dijiste que te podíamos llamar Nessie –asentí-. ¿Qué tal está siendo el primer día aquí?
-Bien, la verdad es que estaba muy nerviosa, pero imagino que lo normal.
-Sí, bueno, todos los comienzos son difíciles. ¿Qué tal llevas biología?
-Bueno, el novio de mi hermana está estudiando medicina, así que creo que lo llevaré bien… -exacto, esa era la nueva historia. Era la hermana de mi madre, vivía con ella en casa de su novio, estaban aquí estudiando y mis padres quisieron mandarme con ellos para que pudiera acostumbrarme al ambiente de esta ciudad, ya que yo iría a la universidad pronto… Carlisle y el resto de la familia casi no cambiaban, pasaban de ser mis abuelos a los padres del novio de mi hermana, Jasper y Rose eran los hermanos de mi padre y Emmett y Alice sus parejas. Nahuel era el hijo de un amigo de Carlisle que quería estudiar aquí y no tenía con quien quedarse, por lo que le habían acogido. Había memorizado la historia, no podía liarme-. Además su padre también es medico… así que lo tengo fácil –sonreí-.
-¡Genial! A mi me gusta mucho, la chica con la que iba en el colegio era un poco torpe, pero no me importaba ayudarla… Ella me ayudaba también en mates… el problema es que se ha mudado, así que no tengo compañero… ¿No te importa que nos pongamos juntos?
-La verdad te lo agradecería.
Estuve hablando toda la hora con aquel chico. Era muy simpático y agradable, además me recordaba a Seth, y eso me recordaba a Jacob. Ahora le iba a ver menos, estaba claro, pero al menos tendría alguien que me recordaría a él.
En matemáticas Sullivan se sentó en el pupitre de al lado, y me miraba a veces, como si se estuviera perdiendo en las lecciones. Yo me reía. Darlene estaba sentada detrás de mí, Megan detrás de Sullivan. No paraba de mirarle mordiéndose el labio. Miré a Darlene señalando el gesto con la mirada, ella sonrió y comenzó a escribir. Me pasó la nota.
‘A Megan le gusta Sullivan, pero tiene algo raro con Ryan… Creo que a Sullivan le gustas tú, porque nunca había hablado con nadie a parte de otra chica que se ha mudado. ¿A ti te gusta? Lo digo por ir haciendo a la idea a Megan, para que no se enfade…’
‘No, no me gusta. Y dudo que yo le guste a él, creo que simplemente echa de menos a la otra chica, por eso ha hablado conmigo. Es agradable, la verdad, ¿no habláis con el?’
‘No, a Ryan no le cae bien. La verdad es que no me parece mal chico… mejor que Ryan. Pero adoro a Megan y a Kevin… ‘
‘¿No hablas con Sullivan por Ryan? ‘
‘Sé que suena mal, cruel, pero me he criado con ellos tres, Sullivan vino más tarde y discutió con Ryan… así que no me queda otra…’
‘Pero si a Megan le gusta y a ti te cae bien…
¿por qué no le habláis? Es injusto que los prejuicios de Ryan os afecten así… ‘
‘Lo sé, pero no me atrevo a enfrentarme a Ryan y perder a Kevin y a Meg… no puedo.’

La profesora me llamó a la pizarra a que hiciera un ejercicio. Guardé la nota con cuidado y resolví el problema de la pizarra haciendo que dudaba de vez en cuando.
-Sorprendente. Es un problema de último año…
-Bueno, es que… mi abuelo es muy bueno dando clases –me sonrojé, había dicho mi abuelo… tenía que tener más cuidado-. Él enseñó mucho a mi hermana, y ella me ha enseñado a mí… -intenté arreglarlo-.
-Está bien, pero no te distraigas en las clases, por favor.
Me senté y el resto de la hora pasó rápido. Nahuel me esperaba a la salida. Me acompañó a la cafetería y cogimos algo de comer. Estábamos buscando mesa, Sullivan estaba sólo. Me dio pena. Nos sentamos con él y le presenté a Nahuel, que estaba bastante tenso. Debía ser duro para él. Al momento entraron Darlene y Megan, que me miraron sorprendidas. Les hice un gesto con la mano para que vinieran, se acercaron y se sentaron con nosotros. Kevin y Ryan aparecieron a los dos minutos y se sentaron en otra mesa, lo que hizo que Megan y Darlene entristecieran levemente.
Después de comer tocaba ciencias, filosofía y literatura. Ryan estuvo enfadado todo el día, pero Megan y Darlene estaban contentas de haber hablado con Sullivan, les parecía un chico encantador… a Megan sobretodo.
Cuando íbamos a Literatura Darlene y yo caminábamos a la par, detrás de Megan y Sullivan. Kevin se acercó a Darlene.
-Ryan está que trina, se ha ido a casa por no aguantar esto más. Menos mal que la profesora es nueva y aún no se ha quedado con las caras de todos… -yo sabía que se equivocaba, pero no diría nada-.
-Es su problema. Sullivan es un chico muy majo, no sé porqué no habéis venido a sentaros, a sido un gesto feo, no sólo a nosotros, también a Nahuel…
-¿Nahuel?
-No se ha molestado, tranquila –intervine-. Nahuel es un amigo de mi familia… también es nuevo, va a último curso. Es muy tímido, por lo que no creo que le resulte fácil hacer amigos…
-Lo siento, no queríamos ser groseros contigo… –dijo Kevin-. La verdad es que Ryan tiene mucha manía a Sullivan por no se qué rollos con Mary…
-Mary es la chica que se ha mudado… -me explicó Darlene-. Era la mejor amiga de Ryan, pero un día él y Sullivan discutieron, entonces Mary no se separó de Sullivan.
-¡Vaya! Menudo culebrón…
Entramos a clase de literatura y no podía parar de pensar en porqué habrían discutido Sullivan y Ryan… esa chica debía de ser importante para ellos…
Cuando salimos Nahuel me vino a buscar, me levantó por los aires en un abrazo y me besó en la frente al dejarme en el suelo.
-¡Por fin libres! –dijo con mucho entusiasmo… demasiado. Darlene y Megan me miraban con curiosidad…- ¿Vamos a casa?
-Claro… pero… -me acerqué a su oreja-. Evita ser tan efusivo delante de ellas… acabarán pensando algo raro…
-Pequeña… -empezó a reír-. Me da igual lo que piensen, me apetecía darte un abrazo y celebrar que por fin se ha acabado, ¡todo ha salido bien!, ¡he podido soportarlo! –dijo emocionado. Tenía razón. Había pasado casi todo el día solo y había reprimido la sed. Le sonreí y le abracé-.
-Tienes razón… ¡enhorabuena! Deberíamos ir a celebrarlo…
-¿Qué tal si vamos de compras? Te dejaré elegir lo que quieras, no seré como Alice… -dijo sonriendo en su dirección. Alice venía por el pasillo y le sacó la lengua discretamente-.
-Me parece bien… te importa si… -miré a Meg y a Darlene que cuchicheaban paradas en la puerta-.
-¡Darlene, Megan! ¡Esperad! –dijo Nahuel mientras me arrastraba rodeándome con un brazo hacia ellas-. ¿Tenéis algo que hacer? Quiero llevar a Nessie de compras, pero creo que se lo pasará mejor con vosotras… ¿Os apetece venir?
-¡Claro! No tengo nada mejor que hacer… -Darlene me cogió del brazo-.
-Lo siento, pero yo debería ir a ver a Ryan… Me encantaría ir, en serio…
-¿Ir a donde? –Dijo Sullivan detrás de mí-.
-Vamos a ir de compras, Nahuel nos lleva. ¿Te apetece venir?
-¿De compras con chicas?
-Bueno, siempre podemos hacer algo tú y yo mientras ellas miran ropa…
-Bueno, me apunto.

Megan se despidió y se fue con Kevin a ver a Ryan, mientras nosotros cuatro íbamos de compras. Al final los chicos nos acompañaron y se lo pasaron bien, ya que nos probamos muchas prendas distintas y algunas eran muy feas. Compramos patatas fritas y fuimos a la tienda de ropa de tía Rose. Salió corriendo a darme un beso.
-¿Que tal el primer día de clase? ¿Todo bien? –dijo mirando a Nahuel.
-Todo bien. Estábamos por aquí mirando tiendas, creo que voy a necesitar ropa…
-¿Quieres que te enseñe algo de lo que me han traído nuevo?
-Vale, está bien.
Mi tía comenzó a sacar ropa, varios pantalones, varias faldas y camisetas, un par de camisolas y mallas. Comencé a probarme ropa mientras Nahuel, Sullivan y Darlene se sentaban a comer patatas y a verme los modelitos.
-Ése me encanta –dijo Darlene-. Es un conjunto precioso… -Se trataba de un vestido con manga de tres cuartos en blanco, con unos detalles en negro y las mallas negras, con unos botines en gris marengo-. Te queda genial… -Nahuel y Sullivan dejaron de comer y de masticar al verme, así que imaginé que también les habría gustado-.
-¿No te vas a probar nada? –le dije a Darlene-.
-No, creo que a ti te queda mucho mejor eso de ir de compras que a mí… -me sonrió mordiéndose el labio-. No creo que haya nada que me quede tan bien como a ti…
-No seas tonta… Seguro que con las prendas adecuadas estás guapísima… -dijo Rose-. Ven conmigo, te enseñaré algo.
No pude evitar seguirlas mientras Nahuel y Sullivan se miraban sorprendidos. Se encogieron de hombros a la vez y siguieron comiendo repantigados en el sofá. Darlene no se quiso probar nada de lo que Rose le enseñó y no se porqué se puso muy colorada. Al final me llevé el conjunto que le había gustado a mi nueva amiga, además de unos vaqueros en negro y un jersey beige con cuello vuelto que llegaba a mitad de mis muslos.
Después de las compras dimos un paseo por el centro comercial, entrando a las tiendas de videojuegos y a las tiendas de deporte. Hablamos de hacer una acampada un día de estos.
El miércoles fue mucho más fácil, ya había intimado con algunos de mis compañeros, aunque Ryan solo me hablaba cuando Sullivan no estaba cerca. Le pedí que comiéramos todos juntos, aunque no hablara con él. Le expliqué que Megan y Darlene lo pasaban mal… pero no aceptó mi oferta. Estábamos comiendo cuando mi móvil sonó. Era un mensaje.
Quería haberte llamado ayer, pero no me atrevía, pensé que estarías muy liada en tu primer día. Espero que todo esté bien. Besos. Jacob.
-¡Vaya sonrisa! –dijo Megan mirándome-. Eso es el novio, seguro…
-No, qué va… es… un amigo de la familia. Me conoce desde que nací… -sonreí ante tal recuerdo-.
-¿Qué te cuenta Jacob? –Preguntó Nahuel como si nada-.
-Sólo me pregunta qué tal…

‘La verdad es que está yendo muy bien. He hecho amigos en seguida, Nahuel también lo lleva muy bien… lo peor son las clases de Alice… ¿Cómo va tu nueva vida?’ –le dí al botón de enviar y dejé el móvil en la mesa. No tardó mucho a sonar.
‘He estado mirando locales para montar un taller. Billy me ha dicho que está orgulloso de verme tan decidido… y todo es gracias a ti… te echo de menos pequeña.’

Me alegré. Jacob estaba cumpliendo su promesa.
‘Espero que elijas un local muy grande, ya que seguro que tendrás muchos clientes. Yo también te echo de menos… Cuando llegue a casa te llamo, me apetece oír tu voz…’

-¿Estás segura que es sólo un amigo? No paras de sonreír…
-Sí, Megan… Es como… mi tío, o mi hermano, no sé. Es como de la familia…
-Bueno… entonces… -miró a Nahuel-. ¿No tienes novio?
-No, no tiene novio, es muy joven para eso –contestó Nahuel por mí-. A vuestra edad no deberíais pensar en esas cosas, solo en las clases y quizás en alguna excursión…
El ambiente se quedó tenso por el tono de Nahuel. Me tuve que reír para deshacer esa tensión… me hubiera encantado que tío Jasper estuviera aquí ahora mismo.
El timbre sonó y volvimos a clase. A la salida nos despedimos y llamé a Jacob nada más entrar al coche, pero no me contestó.

El jueves fue parecido al miércoles, pero sin mensajes de Jacob. Odiaba echarle tanto de menos, pero mis amigos ahora llenaban parte de ese vacío que sentía cuando él no estaba. Me divertía mucho con Sullivan, era muy gracioso. Darlene cada día parecía algo más callada, como avergonzada. Megan miraba siempre a Sullivan, calculaba cada movimiento cuando él la miraba. Kevin vino a saludarnos, dejando a Ryan solo en la mesa durante unos instantes.
El viernes llegó y nada más amanecer salté de la cama. Bajé corriendo a la habitación de mis padres para felicitar a mamá… Ella me sonrió y me besó. Le dí mi regalo y cuando lo abrió se empezó a desternillar. Papá me miró un poco raro, pero se acabó riendo cuando me acordé de la compra.
Esa mañana estaba nerviosa, tenía muchas ganas de salir de clase. Cuando me preguntaron sobre ese nerviosismo les dije que venía mi abuelo. Me equivoqué, pero no podía arreglarlo ya… Charlie parecía joven para ser mi abuelo y mayor para ser mi padre… pero bueno, ya estaba hecho y era mejor poder decir algo que fuera verdad y que pensaran que mi abuelo se conservaba muy bien. En el almuerzo mi madre me llamó para avisarme de que Charlie no podía volver hoy, se le había estropeado el coche y Jacob había dicho que tardaría un par de días en arreglarlo.
Sonó el timbre que señalaba la salida, me levanté corriendo pero algo pasaba en el pasillo. Me asomé junto con Darlene y Megan.
-¡Vaya! –dijo Darlene.
-¡Qué pedazo de tío! –dijo Meg mientras él se acercaba…-. ¡Quiero uno así! ¡Se acerca! –dijo poniéndose colorada y mirando hacia otra parte. El chico se reía conforme me miraba y me abrió sus brazos… no podía negarme a abrazarle… Salí corriendo y me levantó.
-¿Qué tal tu día pequeña? ¡Tengo una sorpresa para ti! –Dijo tío Emmett con una sonrisa deslumbrante-. Creo que te gustara… -dijo poniéndome en el suelo y dándome dos entradas para un partido de béisbol para esta noche-.
-¿Me vas a llevar al partido? –Dije emocionadísima-. ¡Eres genial Emmett! –dije abrazándole-.
-No, yo no… él –dijo señalando hacia la puerta. Allí estaba mi abuelo... Sonreí a Emmett-. Ves, corre… Creo que casi lo mato de un infarto, lo he traído en tres horas cuando a él le cuesta casi seis…
Corrí a abrazar a mi abuelo, que estaba ligeramente pálido. Me abrazó mientras Nahuel sonreía y saludaba a Emmett. Mis amigas salieron con los ojos abiertos y se despidieron de mí algo perturbadas. Se suponía que no debíamos llamar la atención, pero realmente ver a mi familia conmigo no ayudaba en nada, eran demasiado efusivos conmigo, excepto Alice que lo llevaba muy bien, al menos en clase.
La fiesta que Alice había montado a mamá era como una cena normal, los regalos fueron más comedidos, ya que no le gustaban nada… Sonó el móvil de mamá. Jacob la felicitó y hablaron por más de veinte minutos. Después me lo pasó. Se limitó a decirme que estaba muy liado, que me echaba de menos y que estaba contento de ver que las clases iban bien.
El fin de semana fue genial. Mi abuelo me contó que Jacob ya había conseguido un local, que lo estaba arreglando y había pedido las licencias que necesitaba. El sábado le llamé unas cuatro veces, pero tampoco me lo cogió. Debía estar muy ocupado, por eso no me contestaba. También me contó que Reich y Paul ya se habían mudado a la casa nueva, y que Billy le llamaba cada dos por tres, ya que les echaba de menos. No me separe de él casi para nada.
Me emocionaba estar con mi abuelo, no podía evitarlo. La marcha fue dura, no pude evitar llorar cuando Emmett se lo llevaba atado al Jeep…
Esa noche dormí con mis padres, no me sentía con ganas de dormir yo sola. Nahuel me despertó, como ya era costumbre, para que desayunáramos juntos. Era aún muy temprano, así que decidimos que hoy desayunaríamos algo que se moviera. Papá y mamá nos acompañaron. Me recordó a cuando íbamos los cuatro, solo que con Jacob en vez de con Nahuel. De camino a clase mandé un mensaje.
‘¿Estás bien? Mi abuelo me ha contado que andas muy liado. Espero que estés bien… si no es mucho pedir… mándame un mensaje para saber cómo estás. Te añoro. Te añoro muchísimo ’

Estuve ausente durante toda la mañana. Era la hora de matemáticas y estaba muerta de sueño… triste y desganada. No dejaba de pensar en Jacob. ¿No era capaz ni de contestarme a un mensaje? ¿Tan ocupado estaba? No podía reprocharle nada, yo se lo había pedido. Una nota cayó sobre mi mesa.
‘¿Qué te pasa? Llevas todo el día mustia… ‘
‘Es… bueno… -no podía engañar a Sullivan, sería mejor ser sincera por una vez…-, el amigo de la familia, lleva desde el viernes sin contestar. Estoy preocupada… ‘
‘Es un idiota si ignora a una chica como tú. Debe estar loco… ¿Seguro que no es tu novio ni nada parecido? Te veo realmente apenada…’
‘Seguro, no te preocupes. Es sólo que estamos muy unidos, me ha visto crecer y vivíamos muy cerca, así que ahora le extraño mucho, me resulta duro estar lejos de él… ¿No te pasa a ti con Mary?’
‘Sí, la verdad es que también la echo de menos… pero es distinto. Me alegro que realmente no sea tu novio… Está bien saber que estas libre… :P ‘

Le miré mal. No me apetecía nada que me tomara el pelo así…

La semana pasó más calmada. Kevin venía todos los días a saludar en la comida, hasta que el jueves por fin convenció a Ryan para que se sentara con nosotros. Me alegré de ver que no había demasiada tensión, era algo no muy cómodo, pero soportable.
El viernes estaba de nuevo nerviosa ante la visita de mi abuelo. Esta vez les había pedido a todos que no hicieran un espectáculo tipo “tío Emmett el forzudo deja sin habla a las compañeras de su sobrina”. Me alegró que me hicieran caso. Nahuel me llevó rápido a casa para que pudiera ver a mi abuelo lo más rápido posible.
Nos pusimos al día en seguida, así que el sábado decidí pedirle que me llevara a pescar, me apetecía mucho. Pasamos el día en el campo, estaba toda la familia con mi abuelo.
-Nena, ¿prometes que si te cuento algo no se lo dirás a nadie? ¿Ni siquiera a tu madre?
-¿Qué pasa abuelo?
-Bueno… yo… la boda de Rachel se acerca, es antes de navidad… sólo quedan un par de meses. Estaba pensando en… bueno… en pedirle a Sue que me acompañe. ¿Qué opinas?
-Ella también va, es una tontería eso de que te acompañe… -mi abuelo se reía a carcajadas-. ¿Qué me he perdido?
-Me refería a que me acompañara como pareja, nena...
-¡Vaya! Eso me parece… ¡genial! ¡Por fin!
-¿Por fin?
-Bueno, creo que deberías haberlo hecho antes, pero más vale tarde que nunca. ¿Cuándo vendrás con ella? Me apetece darle la enhorabuena en persona…
-Bueno, creo que va a ser difícil… ahora está muy pendiente de Billy, ya que Jacob está trabajando mucho… En una de las tardes que pasamos con Billy me decidí. Y cuando se lo comenté a Billy también se alegró. Me da miedo la reacción de Leah y de Seth… pero… no puedo soportar más el verla sólo como amiga…
-Me parece muy bien, abuelo, de verdad. Tengo ganas de veros juntos. Sé que vais a ser felices, lleváis mucho tiempo esperando a estar juntos…
-¿Lleváis?
-Sí, abuelo. ¿No te has dado cuenta? Ella hace mucho tiempo que te mira de otra manera, está esperando a que te decidas… -mi abuelo intentaba digerir las palabras-. Todo irá bien –le abracé-, ya lo verás…
-Eso espero nena, eso espero…

El domingo le pedí que me llamara en cuanto hablara con Sue. Ya no me sentía tan triste como otras veces, quizás porque sabía que ahora iba a ser feliz, que ahora mi abuelito había encontrado algo que le hacía feliz, pero feliz de verdad. Pensé en lo que me hacía feliz a mí, eso que hacía semanas no tenía… mi lobito. Seguro que él ya había encontrado su felicidad…
El lunes por la mañana comenzó mi nueva rutina con más bien pocas novedades. El ambiente estaba más relajado a la hora de comer. Sullivan y Ryan no se hablaban, se ignoraban, pero eso era mejor que tenerlos enfadados uno en cada punta de la cafetería. Sullivan comenzó a hacerme bromas como las de las notitas, algo que me enfadaba, aunque de alguna manera me halagaba… Darlene seguía igual, Megan ahora se debatía entre Sullivan y Ryan.
El jueves mi teléfono sonó, me emocioné, pero no era quien yo quería.
‘Cariño me ha llamado el abuelo, no puede venir, me ha dicho que tenía que hacer algo que te contó, y que debía hacerlo este fin de semana. ¿Qué le está pasando? Debes contármelo todo en cuanto llegues a casa… Te quiero. Bella.’

No pude evitar llamar a mi abuelo para que me contara. Le había planeado un fin de semana romántico a Sue para declararse. Me alegré por ellos, pero me entristecí. ¿Qué iba a hacer ahora todo el fin de semana?
-¿Qué tal si vamos este fin de semana de acampada? –Propuso Sullivan-. Han dicho que va a hacer buen tiempo, podemos ir al lago.
-¡Me parece genial! –Dijo Nahuel-. El problema será si nos van a dejar ir a todos…
Decidí que era el momento de recurrir a mi tía más alocada. Estaría dispuesta a hacer todo lo que yo le pidiera, no sería difícil de convencer…
-Dejadlo en mis manos…
Al llegar a casa llamé a mi tía Alice, le pedí un favor…
Al día siguiente a primera hora, tocaba francés. Todo el mundo se sentó en sus sitios y se callaron. Alice cogió un montón de papeles y los repartió por toda la clase.
-Veo que vuestro francés es algo limitado, así que he propuesto a dirección hacer una salida escolar. El que quiera venir, debe acudir mañana a las nueve en punto a la puerta del colegio con esta autorización firmada, nos iremos de acampada. Sé que os resultará pesado hablar todo el fin de semana en francés, por lo que he decidido que sólo lo haremos en las horas de reunión. El resto podréis disfrutar del fin de semana en el lago… ¿Alguna pregunta?
-¿Qué debemos llevar? –Preguntó Meg-.
-Bueno, sólo ropa de abrigo y sacos de dormir. Las tiendas de campaña y el transporte lo pone el instituto. Las comidas las preparará un catering que he contratado… Así que sólo debéis preocuparos por la ropa de abrigo y los sacos. ¿Algo más? –Nadie dijo nada-. Está bien, commençons avec la classe…
¡Genial! Mi tía era simplemente genial. A la hora de comer todos comentaron lo bien que había salido el plan… como si alguien hubiera movido los hilos. Me abstuve de hacer ningún comentario.
El viernes Meg, Dar y yo fuimos de compras, para coger un saco de dormir y botas de montaña…
-Es una pena que el viaje sea sólo para los de primero… me da pena Nahuel –dijo Darlene-. Además me da miedo que Ryan y Sullivan vuelvan a discutir… me da mal rollo el viaje, no sé porqué…
-¡Siempre tan positiva, Dar! Por favor, no empieces con tus paranoias…
-Bueno, de acuerdo Meg, pero reconóceme al menos que te dan malas vibraciones solo de pensar en un viaje con Sullivan y Ryan… Además, ¿te has decidido ya?
-Bueno yo… -me miró-. No sé…
-¿Qué me he perdido? –interrumpí-. ¿Hay algo que no sepa?
-Verás, es que a mí… me gusta Sullivan, pero también me gusta Ryan… Estoy algo confundida…
-Meg, en serio, deja de darle vueltas al tema de novios… -me ponía enferma el verla tan desesperada, ni que tuviera cuarenta años…-, eres demasiado joven.
-Además, eres muy guapa, no tienes que preocuparte por eso, cuando el hombre de tu vida aparezca lo sabrás y se te declarará… -Pobre Dar… siempre tan inocente y creyendo en los cuentos de Disney… pero he de reconocer que a veces pasaba, sólo había que verme a mí, era fruto de un amor muy profundo…-. No te des tanto mal… al menos tú y Nessie los lleváis de calle…
-¿Yo? ¿Yo qué tengo que ver en todo esto?
-Vamos, ¿no me digas que no te has dado cuenta como te miran todos? –Meg se quedó parada en pleno centro comercial-. Kevin está loco por ti, me lo ha dicho. Y creo que Nahuel y Sullivan también. Espero que al menos no me quites a Ryan…
-En serio, chicas, dejadlo ya…
-Meg, ¿podías guardarte tus comentarios? –Dar parecía muy ofendida-.
-Yo me voy a decidir por Ryan, se lo voy a decir en la acampada… Quizá deberías lanzarte ya, Dar, creo que ya es hora de que saques a la loba que llevas dentro… -eso me recordó a alguien…-.
-¿Otra vez me pierdo?
-Ness… deberías empezar a plantearte bajar al mundo real de nuevo… Dar está loquita por Nahuel, ni siquiera es capaz de hablar cuando él está cerca…
-¡No digas tontadas Meg! ¡Vale ya!
-Chicas, en serio, dejadlo. No quiero saber más líos de culebrones…

Nos pegamos toda la tarde en el centro comercial, mi padre vino a buscarnos, aunque se suponía era mi cuñado. Mis amigas se quedaron del mismo modo que cuando vieron a Emmett, pero esta vez se ahorraron los comentarios… ¡menos mal!
Papá las dejó en casa y luego me llevó a casa del abuelo. Fuimos de caza, para que pudiera pasar el fin de semana tranquila. Nahuel vino con nosotros, estaba apenado pero no se atrevía a pasar dos días seguidos rodeado de tentación… era suficiente por ahora…
Me alegré cuando llegué a la escuela y estaban todos allí, iba a ser un fin de semana perfecto.
Cuando llegamos pude ver el lago en todo su esplendor, era precioso. Acampamos a unos cien metros de la orilla del lago, hubiera sido perfecto para bañarse si no hiciera tanto frío… Decidimos ir de caminata, encontrándonos con otros jóvenes que estaban de acampada por allí. Una chica rubia, alta, muy guapa se acercó a Sullivan con ciertas pretensiones. Me molestó, pero él la ignoró.
¿Por qué me molestaba? Nunca me había pasado algo así… Era ridículo. Pasamos la tarde del sábado con los chicos nuevos, Meg estuvo con Ryan, no paraban de abrazarse y besarse… me dio algo de envidia. La rubita no paraba de rondar a Sullivan. Me enfadé y me fui a sentar a una roca, dejando a Kevin y Dar algo descolocados. Miré al horizonte y el sol comenzaba a ponerse. Lo fulminé con la mirada.
-¿Tan enfadada estás que odias la preciosa puesta de sol? –me susurró una voz de campanillas, sólo me faltaba que ella viniera a incordiarme. La quería, pero a veces resultaba algo molesta-. Deberías dejar de poner cara de niña de cuatro años… y contarle a tu tía qué demonios te pasa…
-¿Demonios? ¡Vaya! No creo que les guste a mis padres que uses ese vocabulario conmigo…
-Tampoco creo que les guste que me manipules para montar un viaje genial y que te quedes en una roca, amargándote tú sola… Estás horrible con esa cara de odio… no te pega…
-No sé, es que… -no sabía como decir esto, pero seguro que podía ayudarme…-, verás, Sullivan lleva un par de semanas haciéndome bromas, diciendo que le gusto. Yo me lo tomaba como eso, como broma, pero ahora no sé… una chica le ha estado diciendo cosas… y creo que me ha molestado, no sé por qué, pero me ha molestado…
-¿Tienes celos?
-¡No! ¡O sí! ¡No lo sé! –comencé a sollozar, estaba realmente confundida. Sullivan me vio, abrazada a Alice… se levantó dejando a la rubia sola y vino conmigo. Eso me agradó-. ¿Qué le voy a decir?
-¿Qué te pasa? –preguntó algo preocupado-. ¿Por qué lloras?
-Creo que está enamorada de alguien –dijo mi tía mientras me daba un leve pellizco-. Seguramente tú puedas comprenderla mejor…
-¿Enamorada? ¿De quién? –se sentó a mi lado mientras mi tía se marchaba. ¡Genial! Me tira al acantilado y suelta el arnés…-. Es por el chico ese, ¿verdad?
-No, no es por él… Aunque también, es de las pocas personas que me consuela con sólo un abrazo…
-¿Es eso lo que necesitas? –dijo riendo. Le miré confundida-. ¿Un abrazo?
-Bueno… -no sabía que decir, ciertamente lo necesitaba, pero no era cuestión de pedírselo de ese modo, era como arrastrarse por un abrazo… nunca había tenido que hacerlo-. No hace falta, creo que estoy mejor…
-¡No digas tonterías! –me abrazó. Me acariciaba la espalda como a una niña pequeña, estaba consolándome, al igual que hacía Jake… no era un abrazo tan cálido, pero… los movimientos eran iguales. Me recordó muchísimo a él-. No quiero que sufras, odio verte triste… Sé que te acabo de conocer, pero no puedo evitar el se…
-¡CHICOS! ¡LA CENA! –mi tía Alice le interrumpió. Él suspiró y me tendió la mano para ayudarme a levantar-. Il est temps de parler chez notre français aimé…
-¡Genial! Será cuestión de no hablar durante toda la cena… -dijo Sullivan mientras nos reíamos.
Fue cierto, casi nadie hablaba durante la cena… esta excursión para aprender francés estaba resultando todo un desastre… además de lo evidente, me había causado un gran aturdimiento. ¿Qué estaba pasando con Sullivan? ¿Acaso me gustaba? No paraba de mirarme durante la cena, algo que me ponía nerviosa y me quitaba el apetito. Me sonrojé mucho cuando me guiñó un ojo. Meg, Dar y yo fuimos al lago, donde algunos chicos de clase habían encendido una hoguera. En seguida Ryan se sentó al lado de Meg y la abrazó. Kevin se sentó a los pies de Dar mientras ella jugaba con su pelo. Nos reíamos cuando noté unos brazos rodear mi cuello y su barbilla apoyada en mi cabeza. El corazón se me disparó. Dar me miró de reojo intentando preguntar, pero yo seguí opinando sobre qué hacerle a Kevin en la cabeza. Era admirable ver la paciencia que podía llegar a tener Kevin, no se molestaba nunca por nada, trataba genial a Dar, no como Ryan… Sullivan se unió a nuestras opiniones y Kevin sólo nos pidió que le dejáramos guapo. Nos lo pasamos bastante bien, hasta que Meg y Ryan se fueron a dar un paseo, Kevin se fue a jugar un improvisado partido y Dar me miró. Estuvo con nosotros como diez minutos, hasta que fingió un bostezo y dijo que mejor se iba ya a dormir. ¡Genial! Mi amiga me traicionaba…
-¿Estás mejor? –Me había vuelto a abrazar como si nada hubiera pasado-. ¿Por qué te has puesto a llorar así antes? ¿Tanto te gusta ese chico?
-En realidad no sé ni si me gusta… pero según –no podía decir Alice-, una amiga, estaba celosa… Pero no sé, es muy majo y le aprecio mucho. Pero quizá todo se complicara demasiado. No quiero perder una amistad así, ya he perdido una y sé lo difícil que es… -Odiaba haberme distanciado tanto de mi tío Jake, ahora entendía que no era tanto mi tío, sino mi mejor amigo-. No quiero volver a pasar por eso…
-Todo el mundo ha pasado por eso alguna vez… pero es mejor hacer las cosas cuando se te presenta la oportunidad… -se quedó pensativo-. Cuando Mary se fue me arrepentí muchísimo de no haberle dicho lo que realmente pensaba. Ella estuvo durante años detrás de Ryan, pero él la ignoraba, siempre le ha gustado Meg. Pero un día ella se le declaró, y le dijo que era tonta si creía que podía estar con alguien así… cuando me lo contó me enfadé muchísimo, casi me pego con él. Era una chica encantadora, pero me daba miedo perderla… aún así la he perdido, pero si me hubiera arriesgado hubiera ganado un tiempo muy valioso con ella, ya que todo el mundo me dice que ella me quería.
-¿Y por qué no se lo dijiste? ¿O ella a ti?
-Por miedo. Miedo a perder lo que teníamos y miedo a no saber qué pasaría si estuviéramos juntos… al menos por mi parte.
-Es un asco… el miedo nos impide ser felices…
-Lo sé –dijo mientras buscaba mi mirada y me levantaba la barbilla con la mano-, es injusto que tengamos miedo a decir a la persona que nos gusta la verdad, ¿no crees?
-Yo… -no sabía que decir, me estaba hipnotizando con la mirada, sus ojos me traspasaban, sentía ganas de abrazarle, no soltarme de él nunca-. Creo que es mejor que me vaya a dormir -¿Qué estaba diciendo?-. Es tarde… y mañana tenemos que ir de caminata.
-Sí, es lo mejor… -dijo bajando mi barbilla y besándome en la frente-. Buenas noches…
-¡Espera! –dije a la vez que se levantaba, ¿por qué siempre tenía que hacer eso? Nessie tonta…-. ¿Puedo pedirte un favor? –Puso cara rara-. No es gran cosa…
-Claro, dime qué necesitas… -me abracé a él, no podía hacer otra cosa. Sólo necesitaba su abrazo…-. ¿Esto es todo? –dijo sonriéndome, una sonrisa arrebatadora… no sabía qué estaba haciendo hasta que tuve mis labios a un centímetro de los suyos-. Ness…
-Creo que será mejor que… -algo me cerró la garganta. ¡Genial! Ahora le daba por salir a mi lado inhumano…-. Me voy a dormir –dije separándome de él bruscamente y echándome a correr hacia la tienda. Tía Alice “dormía” un poco más alejada, pero sabía que podría oírme-. ¡Tía Alice! ¡Te necesito!
-¿Qué pasa? –Dijo desde fuera de la tienda-.
-Necesito… un momento familiar…
-¿Qué? ¡OH! ¡Vale! Llamaré a tu padre.
-¡No! A él no, llama a mamá –no quería que mi padre leyera mis pensamientos ahora, estaba muy nerviosa e iba a ser incapaz de bloquearle. Era muy posible que se enfadara tanto que le arrancara la cabeza a Sullivan-. La necesito a ella.
Mamá estuvo allí en cuestión de quince minutos. Me daba miedo, pero sabía que a Dar no le haría daño. Fuimos de caza lejos, para evitar posibles distracciones. Le dí la mano a mi madre, craso error. Cuando me preguntó cómo era posible que tuviera sed tan pronto, me puse tan nerviosa que le mostré lo que había pasado…
-¿Qué demonios?... ¡Nessie!
-Lo siento mamá, pero… no sé que hacer… yo… -comencé a llorar, estaba perdida-. Es tan amable conmigo, y la verdad es que no entiendo qué es lo que siento, pero este sentimiento me pide cosas, como que llore ahora mismo, o que le abrace, o incluso que… -no pude decirlo pero le mostré la imagen. Mi madre puso mala cara cuando le mostré como había imaginado besarle, pero no dijo nada-.
-Cariño, creo que deberías esperar. Es tu amigo, pero no lo conoces de tanto tiempo… eres aún muy niña para afrontar sentimientos como ése… Prométeme que antes de hacer nada lo consultarás conmigo, por favor.
-Yo…
-Nessie, es muy importante para mí esto que te pido. Consúltame todo antes de hacer nada, por favor… No quiero ver como sufres pudiendo evitarlo…
-Está bien mamá, intentaré controlarme mejor…

Mi madre me dejó a escasos cincuenta metros del campamento, besándome en la frente antes de irse. Me dirigí hacia la tienda y me metí en mi saco de dormir. El domingo en la caminata estaba demasiado ausente, Darlene estaba preocupada, no cesaba de cogerme de la mano para devolverme a la tierra. Sullivan y Kevin iban detrás de nosotras, hablando sobre el partido de anoche. Meg y Ryan iban delante de nosotros cogidos de la mano y besándose cada pocos pasos. Darlene volvió a apretar fuerte mi mano y se aproximó.
-Deja de llorar, o voy a patearle el culo a Sullivan, seguro que es por su culpa…
-No… es cosa mía… -no me había dado cuenta de que lloraba. Una mano distinta me cogió del brazo y me retiró del camino-.
-¿Qué te pasa ahora? Sigues igual que anoche… ¿Quieres decirme qué demonios te pasa? –me miraba enfadado, Darlene y Kevin se quedaron parados mirándonos. Él se dio cuenta de que nos miraban y se relajó un poco-. Esto es por… bueno… ¿lo de anoche?
-Yo… -no tenía palabras, así que me limité a asentir-.
-No estés mal por eso, si quieres que pase pasará, si no, no me importa. Pero no estés llorando por eso, ¿de acuerdo? Me hace sentir realmente mal… -le abracé, no quería que él se sintiera mal por mi culpa. Aprovechó tenerme cerca para susurrar-. Me gustas mucho Ness, lo sabes desde hace días. Pero si por cualquier motivo no quieres yo… lo entenderé.
-No es eso… -le dije mirándole a los ojos-. Es que no sé si estoy preparada para algo más que un amigo… nunca he pasado por algo así… ¿entiendes?
-Bueno… -miró hacia Darlene y Kevin, que estaban avanzando lentamente para no rezagarse-. Hablaremos de eso en otro momento, pero será mejor que corramos para no perdernos…
-Vamos…
Caminamos y nos juntamos con Darlene y Kevin. Darlene me miraba curiosa, de vez en cuado me empujaba de manera juguetona… debía estar muy seria. Empecé a pensar en lo que me pasó ayer, nunca había sentido tanta sed… bueno sí, el día que íbamos a la feria con Jake, el abuelo, Seth y Sue… Vino a mi cabeza como aquel lobo rojizo me salvó del puma, como Jake me gritó y… tropecé. El brazo de Sullivan me agarró, gracias a eso no me estampé contra el suelo…
-Gracias…
-Deberías dejar de pensar ahora, pon más atención a por donde andas o no podré separarme de ti… -dijo mientras sonreía ¿era una invitación?
-Pues… mejor no te separes –dije cogiéndole la mano-. Sólo por si acaso…

Llegamos de nuevo al campamento y Sullivan no me había soltado la mano ni un momento. Darlene iba agarrada al brazo de Kevin, ya que también había tropezado. Mi tía Alice me fulminó con la mirada cuando nos vio de la mano… Pasé por su lado mientras soltaba a Sullivan la toqué a ella y le mostré un flash de imágenes, la conversación con mi madre y con Sullivan, la casi caída… en fin, un resumen. Se limitó a suspirar y sonreírme.

Comimos sin casi hablar nada, nadie se terminaba de arrancar a hablar en francés. En el autobús de vuelta, Darlene decidió sentarse con Kevin, para así dejarme a mí con Sullivan. No sirvió de mucho porque se durmió a los diez minutos de salir…
Miré el paisaje, me encantaba, me recordaba a los bosques de Forks. Mi móvil sonó, seguro que era mi madre para regañarme por lo que había hecho, porque seguro que Alice se lo había contado.

‘Siento la tardanza, pequeñaja. Yo también te echo mucho de menos, tengo unas ganas tremendas de verte. He estado arreglando el taller, ayudando a Reich con la boda y la verdad es que… me daba pereza escribirte. Sabía que si paraba a escribirte acabará queriéndote contar cada detalle y no acabaría. Quiero que[…]
[…]sepas que estoy haciendo lo que te prometí, pero sigo sin ser feliz. Espero que tú lo seas, al menos eso me consolaría, no sería capaz de seguir si me dijeras que me añoras de nuevo, me estoy volviendo loco sin ti, necesito escapar y correr contigo, como el día de la caza. No sé que más contarte, sólo que te añoro.’

Mi corazón se disparó. Jacob no era capaz de escribirme por ¿pereza? Había estado dos semanas preocupada, él simplemente no quería parar… ¡Vaya amigo! Yo que estaba pensando que era mi mejor amigo… no podía creerlo…
‘Querido tío Jacob, me alegro que todo vaya bien. Me he ido de excursión y me lo he pasado muy bien. Espero que tu negocio vaya sobre ruedas pronto. Dale un beso a Billy y a Rachel de mi parte. Nos veremos en la boda.’

Lo envié. Era cruel el decirle que no viniera hasta la boda, le odiaba por haberme dicho que tenía pereza de escribirme ¿pero qué se ha creído? Sería mejor dejarle hacer su vida, yo tenía ya medio formada la mía, mis nuevos amigos, Nahuel, mis estudios… sí, echaba de menos a mi abuelo y a Jacob, pero ellos estaban haciendo sus vidas con Sue, el taller o lo que fuese… Es ley de vida, debes elegir entre dos caminos que se te presentan, no quería ser egoísta, pero todos habían tomado su camino. Era hora de que yo tomara el mío.
Esa noche papá vino a mi cuarto, quería hablar conmigo. Había visto lo que había sucedido en la mente de Alice…
-Sé que crees que eres muy mayor ya, pero piénsalo seriamente. Tienes cuatro años, aparentas trece, quizá catorce… ¿Crees que un chico de catorce o quince años va a poder hacerte feliz? No creo que debas pensar ahora en novios Ness… Además… eso llevaría a que quisieras… -puso una cara muy rara, se quedó mudo-. Además está tu sed…
-Lo sé… ¿prometes no enfadarte si te enseño algo?
-Sabes que sí –le levanté una ceja-. Bueno, al menos lo intentaré…
Le toqué la cara y le enseñe la sed, el casi beso, la huída… Se puso rígido y puso morritos raros… como si quisiera gruñir o algo por el estilo… Suspiró y me miró. Pasaron unos segundos hasta que su semblante cambió.
-A eso me refería… es difícil soportar besar a alguien cuando te da tanta sed como te ha provocado él… Hablo por experiencia… Deberías aclararte realmente. Si me pides mi opinión –me miró y yo asentí-, creo que buscas algo que nadie te puede dar, excepto una persona… Está bien que te apoyes en alguien, pero no confundas tus sentimientos…
-Está bien papá… lo pensaré mucho.
-Pero no ahora, debes dormir… -me besó en la frente y se marchó parándose un momento en las escaleras-. Buenas noches.

El lunes fue algo tenso, muy extraño. Nahuel y yo llegamos por la mañana y nos encontramos con Meg, amarrada a Ryan, y Kevin y Sullivan hablando. Darlene me mandó un mensaje.
‘Iré a segunda hora, estoy algo así como mala… luego te explico.‘

La primera hora fue un tanto aburrida ya que mi tía nos puso un texto en francés para traducirlo y yo lo había terminado en quince minutos. Se acercó a mí para repasarlo.
-No te acerques mucho hoy a Darlene y evita que Nahuel se acerque también…
-¿Qué… -hizo un gesto para que bajara la voz-, ocurre?
-Cosas de humanos… te lo contará ella misma, pero debes ir a casa si no puedes controlarte. Me encargaré de hablar con Nahuel.

Mi tía me dejó con la duda durante toda la hora. Llegamos a clase de biología y Kevin estaba solo. Meg se había cambiado y se había puesto con Ryan, así que supuse que Darlene se pondría con Kevin. Darlene llegó con algo de retraso y se puso con Kevin mientras le pregunté con la mirada. Se sonrojó y bajó la mirada. Olía distinto, olía muy… apetecible. Me asusté. La clase se me hizo eterna, Sullivan parecía no querer mirarme, estaba distante. El profesor de biología nos dejó salir cinco minutos antes y me acerqué a Darlene con cautela, con miedo por lo que mi tía Alice me había dicho. Su olor me causaba algo más de sed que otras veces, pero no tanto como lo hizo Sullivan el otro día.
-¿Qué te ha pasado?
-Yo… -se sonrojó-. Me ha venido la regla. Y me he retrasado porque mi madre me ha dado una charla exhaustiva sobre todas las cosas que esto conlleva… ¡no veas que mal rato!
-Pero… bueno, es algo normal, ¿no? –quizá por eso olía diferente… igual que yo para mi familia. Estaba entrando en la adolescencia y mis hormonas andaban algo revueltas como las de Darlene-.
-Sí, pero no esperaba que fuera así… Meg me contó cómo era, ya que la tiene desde hace un par de años… fue precoz…
-Bueno… ¿felicidades? -¿qué es lo que se dice en esta situación?-. Creo…
-Sí, bueno… -las dos nos reíamos-. Algo así…

A la hora de la comida se veía algo rara a Darlene. La verdad, iba vestida un poco desafortunada, con ropa demasiado ancha que no le favorecía mucho. Kevin se sentó con nosotras.
-Dar, en serio, deja de usar la ropa de tu hermano, te va demasiado ancha… -le pegué una ligera patada por debajo de la mesa, dudo que lo que le haga falta ahora sea eso-. ¡Au!
-No le hagas caso Dar… -Meg la miraba comprensiva-.
-Tiene razón… -dijo apenada-. Pero no me sentía cómoda con nada, sé que me veo ridícula pero… -parecía que iba a llorar-. Da igual…
-Si quieres podemos ir de compras luego, para que te compres algo de ropa cómoda para… -no supe si seguir y le hice un gesto-. Bueno, ¿te apetece?
-Está bien… cuando salgamos de clase vamos.

Conversamos sobre los planes y observé a Nahuel entrar a la cafetería. Se quedó quieto y rígido cuando se acercó. Él lo había notado. Usé mi don para mostrarle qué era lo que pasaba y que si no podía soportarlo se debía ir a casa… no podía poner en peligro a Darlene… Sin embargo me sorprendió. Se empezó a reír y se sentó a mi lado observando curioso a Dar, mientras me quitaba patatas de mi plato.
-¡Vaya Dar! Te veo distinta… -dijo en tono socarrón. Le dí una patada pero al contrario que Kevin no se quejó y se rió, haciendo que Dar se sonrojara aún más-. No, en serio, te veo bien.
-Ya… déjalo…
-En serio, no te enfades… estas guapa –dijo sonriéndole y haciendo que se sonrojara aún más-. Creo que deberíamos hacer algo después de clase…
-Ya tenemos planes –le miré mal-. Nos vamos de compras.

Alice entró acompañada del profesor de Biología y nos miraba desde el otro extremo de la cafetería, escuchando nuestra conversación. Todos se giraron a mirarla, debí de quedarme algo obnubilada al ver a mi tía.
-Ella sí que viste bien –suspiró Dar-. Me encantaría vestir tan elegante como ella…
-Es una paranoica de las compras –sentenció Nahuel mientras nos reíamos y los demás nos miraban. No les habíamos dicho que era la novia del hermano de mi cuñado… la versión para humanos, claro. Miré a Nahuel preguntando qué hacer con la mirada. Se limitó a sonreírme-. Ella es la novia de Jasper, el hermano de Edward. Vive en casa del doctor Cullen conmigo… -dijo mientras levantaba la mano para saludarla-. Es muy… graciosa.
A lo lejos podía ver como Alice se acercaba a nuestra mesa. No, por favor… que no lo haga… por favor…
-¡Hola chicos! ¿Qué tal? ¿Cansados después de la excursión?
-Más bien cansados por el examen… -dijo Kevin riendo-.
-Bueno, no ha sido para tanto. Darlene, si quieres puedo hacerte el examen mañana…
-Se lo agradecería Señora Cullen…
-Ness… dile a tu hermana Bella que esta tarde debemos ir de compras, hay que buscar un vestido para la boda de Rachel… ¿querrás venir? Pueden venir tus amigas, si quieren…
-No sé si…
-¡Sería genial! –dijo Dar entusiasmada-. Íbamos a ir de compras nosotras, esta tarde también. No estaría mal… -mi tía Alice se quedó concentrada, como si estuviera meditándolo seriamente… me entró la curiosidad por saber qué veía-. ¿Señora Cullen?
-Sí, perdón, estaba pensando dónde podríamos ir –dijo sonriente-. Creo que será mejor ir al centro comercial donde Rose tiene la tienda, ¿os parece? Luego podríamos pasarnos por tiendas con ropa menos formal, para que os compréis lo que queráis…
-Me parece bien, la tienda de Rosalie me gustó mucho el otro día.
-Yo no he estado, ¿cómo es? –dijo Meg-.
Se embarcaron en una descripción de la tienda de tía Rose, mientras Alice miraba satisfecha. Le pregunté mediante mi don qué había visto pero negó ligeramente con la cabeza sin perder el hilo de la conversación de Meg y Darlene.
Nahuel se marchó antes que el resto diciendo que tenía que revisar unos ejercicios antes de clase. Cuando pasamos por su clase de camino a la nuestra lo vimos hablando con una chica morena, esbelta, muy guapa… él le sonreía fervientemente. ¿Estaba enamorado de esa chica? ¿Por eso se había ido? Algo removió mis entrañas, como cuando veía a Sullivan con la chica rubia. ¡Genial! ¿Qué me pasa? ¿También me gusta Nahuel? ¡Dios! Me estaba volviendo loca…
La tarde de compras con Alice fue todo un éxito. Mi tía las “asesoró” y acabaron comprando mis dos amigas un par de conjuntos cada una, muy favorecedores, todo hay que decirlo. Alice era una sabelotodo de la moda, tenía que concedérselo… Mamá suspiraba mientras Rose y Alice le enseñaban vestido tras vestido. Pero hubo uno que me impactó. Era negro, de corte muy básico, ceñido, pero con la falda en pico. Tía Alice resopló porque decía que no era muy original, pero yo veía a mamá preciosa. Aún así eso no convenció a mi tía Alice, pero Rose sacó otro vestido, esta vez en un color chocolate. Era realmente precioso. Un vestido de corte corazón, en satén, con un bordeado dorado a la altura de la cintura donde entraban en juego una tela de gasa en el mismo tono, llegando la gasa hasta la rodilla, quedándose el satén unos centímetros por encima. Era precioso.
Al día siguiente Darlene hizo su examen, Sullivan seguía algo distante, pero parecía más relajado. Nahuel vino tarde a la hora de la comida y se fue pronto. Debía hablar con él… quería saber todo sobre esa chica.
El jueves fue el mejor día de todos. Nahuel me había contado que la chica se llamaba Sayen, y que por eso le había llamado tanto la atención. Su nombre significaba dulce, por lo que le hacía mucha gracia. Se llevaban muy bien y estando con ella hablaba de muchas cosas sin pensar en querer morderla. Me alegré al ver que por la mañana la chica esperaba su llegada en las escaleras del instituto. Se les veía bien, feliz el uno con el otro. Ese sentimiento de ira que sentí al verla el primer día desapareció. Darlene estaba más animada, llevaba uno de los conjuntos que había comprado con Alice y se había maquillado un poco. Meg aferraba a Ryan, y Sullivan y Kevin hablaban animadamente, así que me uní a ellos al igual que Darlene. La tensión que notaba estos días con Sullivan iba desapareciendo y ahora bromeábamos como si nada hubiera pasado. La mañana pasó rápido y la hora de comer fue divertida. Nahuel trajo a Sayen para que la conociéramos y resultó una chica de lo más singular, muy extrovertida y divertida, inteligente también. Mi móvil sonó.
El taller está listo. He hablado con Bells, me ha contado que ya estáis buscando vestidos para la boda de mi hermana. Sólo quedan 34 días para poder verte en la boda… No puedo ni pensar en ello, porque te extraño muchísimo.
-¿Qué ocurre? –Sullivan me miraba atento, no me había fijado en mi cara-.
-Nada… nada importante –sonreí y me devolvió la sonrisa-.
No le contesté… no podía. ¿Qué le iba a decir? ¿Qué no paraba de pensar en él y que seguía soñando cada noche con verle? Y no solo con verle… sino verle feliz.

El resto del día pasó muy rápido, por la tarde fui directa a casa e hice mis tareas. Fui a casa de mis abuelos a cenar, toqué un poco el violín para tío Jazz… nada fuera de mi nueva rutina. Cuando llegué a casa estaba realmente cansada, así que subí a mi cuarto. Comencé a mirar las estrellas, viendo una de ellas caer. Pedí un deseo, ver a Jacob feliz. Entonces recordé aquella noche en la que Jake me despertó de aquella pesadilla. También había pedido un deseo, algo ligeramente diferente. ¿Se cumplirían alguna vez mis deseos?
El pasillo estaba vacío, salí corriendo a las escaleras del instituto. Su olor impactó en mi nariz y ahí estaba. Jacob. Corrí hacia él pero algo me lo impidió, el abrazo de Sullivan. Me giré, pero estaba furioso, me agarró fuertemente y me besó, me besó y me perdí en su beso, deseaba a ese chico, a ese niño, realmente… Pero eso era lo natural, estar con alguien de quince años. De repente se esfumó. Me giré y miré como Jacob se marchaba a toda velocidad en su moto. Me desperté llorando mientras papá y mamá me consolaban de aquel mal sueño.
Le necesitaba, no podía volver a verle marchar. Me rompía el alma. Lo añoraba, muchísimo.
-¿Por qué me pasa esto? No quiero que venga para hacerme feliz y que destruya su vida en Forks. No quiero que venga porque verle marchar me angustia. Pero quiero que venga para tenerle cerca, le añoro tanto… es el único que me consuela con solo una sonrisa… Es…
-¿Cómo tu sol? –me preguntó mamá. Ella sabía a qué me refería. Asentí-. Cariño, si lo añoras díselo, es lo más sencillo. Él también te echa de menos.
No podía hacer eso. Él ahora era feliz, ya tenía su taller, estaba preparando la boda de su hermana, tenía a la manada, pronto tendría sobrinos e incluso puede que ya tuviera novia. No podía destruir la vida de Jake como había hecho con la del abuelo, que había tardado tanto en declararse a Sue por mi culpa, por venir cada fin de semana a visitarme…
-¡Basta! –me gritó papá-. No te tortures así, me vas a volver loco a mí. Tu abuelo no se ha declarado a Sue antes por miedo a Leah y Seth, pero ahora que ve a Leah feliz y se lleva bien con Seth lo ve más fácil. Además siempre ha tenido miedo a que Sue le rechazara, pero tú le diste la pista y él encontró el valor necesario cuando tú le dijiste que ella lo amaba. Así que tú le ayudaste. Jacob no sabe que hacer en Forks, se siente perdido, sólo hace lo que tú le pediste para hacerte feliz a ti. La manada le da muchos problemas, al igual que el negocio, pero lo que peor lleva es tu ausencia. Debes saber qué es lo que quieres, si lo añoras debes ser clara y decírselo. Él cree que ya no le necesitas y por eso se ve tan angustiado últimamente. Lleva peor que nosotros tu acelerado crecimiento…
-¿Debo decirle que le extraño?
-Sólo si es eso lo que sientes… No pienses que por decir a alguien que le añoras vas a descolocar su vida entera… puede que le ayude el saber que tú también le echas de menos.
-Cariño… -mamá me miraba con amor-. Haz lo que tu corazón te dicte, sé egoísta, pide lo que necesitas… es la única manera –me dio un beso en la frente y tomó de la mano a papá para irse-. Descansa.

Lo pensé fríamente. Realmente estaba expulsándole de mi vida para evitar el sufrimiento de su partida, pero me quedaba sin todo el tiempo que pasaba con él y que me hacía tan feliz. Saqué la mantita de Sue que aún tenía su olor. Me dormí pensando en él.

A la mañana siguiente Nahuel me despertó.
-¡Ey! Ness… tus padres me han contado lo que pasó anoche… ¿quieres hablar?
-Yo… no sé… -no entendí la razón por la cual empecé a llorar. Nahuel me abrazó-. Le añoro muchísimo pero tengo miedo a perderle. Algún día deberá irse… ¿qué haré entonces?
-No creo que se vaya, pero aunque se fuera… No pierdas el tiempo que puedes estar con él… Carpe Diem… No pierdas eso.
Me abrazó durante un largo rato mientras me tranquilizaba. Después comencé a levantarme y él me dejó a solas para que cogiera mi ropa. Me dí un baño caliente y me relajé un poco. Bajé a desayunar y nos metimos en el coche de Nahuel. Saqué el móvil y tenía otro mensaje.
‘¿Estás bien? Bella me ha llamado y me ha dicho que habías pasado mala noche… estoy muy preocupado por ti, pequeña… ¿Algo va mal? ¿Puedo hacer algo?‘
Nahuel me sonrió y yo de vuelta. Levantó una ceja como indicando que estaba dejando pasar un momento… un Carpe Diem, como había dicho. Me decidí a contestar.
‘Anoche tuve una pesadilla… mamá es algo exagerada. No sé realmente cómo estoy, confundida seguro. Me alegra que el taller esté ya casi terminado…’ Nahuel carraspeó. Capté la indirecta y seguí escribiendo. ‘Te extraño muchísimo. Es lo único que tengo claro.’

Cuando llegamos al instituto el móvil sonó.
‘¿Qué te pasa? En serio, me estás preocupando. ¿Ha pasado algo en el instituto? ¿Qué puedo hacer?’

¿Preocupado? No se porqué un chip en mi cabeza hizo saltar una chispa de enfado, no se porqué todo comenzó a arder y me entraron ganas de llorar, de pegar a Jacob, no sé qué me pasaba.
‘No te preocupes tanto. Si me llamaras cada día como prometiste, quizá no te echaría tanto de menos. Quizá si no tuviera a mis amigos del instituto no podría soportar el no verte hasta la boda de Rachel… así que el instituto está bien, lo único que puedes hacer es cumplir tu promesa…’

No sé porqué rompí a llorar. En menos de dos segundos Nahuel me consolaba, me abrazaba y me besaba el pelo.
-Has hecho lo correcto, debe saber qué es lo que sientes.
-Ya, pero he sido dura, muy dura.
-Llevas mucho tiempo reprimiéndote Ness… no es justo que te culpes porque lo que vas acumulando tiene que salir por algún sitio, ha salido así, pero lo necesitabas. No pienses que has hecho algo malo, sólo te has desahogado y le has dicho lo que sentías, no es nada malo.
-Gracias Nahuel, gracias por todo…
-Vamos pequeña, no quiero que llegues tarde a clase…

Mi tía estaba muy seria cuando entré con dos minutos de retraso a clase. Me senté y me fulminó con la mirada. Siguió su clase y me esperó a la salida.
-No seas tan masoquista como tus padres, ¿quieres? Estás muy fea cuando lloras, así que no te tortures más –me besó en la frente, algo raro en el instituto y me sonrió-. Pasa buen día, nos vemos a última hora.
En el cambio de clase todos vinieron a preguntar qué me pasaba. Yo no sabía qué decirles, así que me ceñí lo más posible a la realidad.
-La mudanza me ha vuelto un poco loca, hecho de menos a mucha gente y bueno… -no pude seguir porque Darlene me estrechó entre sus brazos. Se sentía bien-. Gracias.
-Sé que no puedo reemplazar a nadie, pero puedes contar conmigo para lo que sea…
Todos asintieron y entramos a biología. Sullivan me pasó una nota.
‘No me lo trago. A ti te pasa algo más. No creo que sea sólo porque echas de menos tu ciudad, hay algo más, ¿verdad?’
No podía negarlo…
‘Así es. Desde hace unos días noto que me falta algo, más bien alguien. Hecho de menos sus brazos, su manera de consolarme y de tratarme tan dulce… sé que suena raro, pero no estaba muy indecisa por decírselo o no…’
Sullivan se limitó a asentir y a guardar la nota. El profesor nos miraba ligeramente ofendido y no pude evitar sonrojarme y hacer un gesto de disculpa. A la hora de la comida saqué el móvil para ponerle el sonido, pero había un mensaje.
‘Lo lamento. Soy un estúpido. No quería hacerte sufrir con mis llamadas y lamentos, creía que sería más fácil para ti si no te molestara tanto. He sido un idiota. Te voy a recompensar con creces, te lo aseguro.’

Estaba demasiado emocionada para saber qué contestar, así que me limité a comer y a seguir con mi rutina. Las clases pasaron y veía como Sullivan me hablaba más que de costumbre, me hacía más bromas. Era un buen amigo, quería animarme. Cuando sonó el timbre salí deprisa, sólo quería llegar a casa y distraerme… recorrí el pasillo medio vacío de la escuela, pero algo me retuvo. Me giré y Sullivan me sonreía.
-Creo que deberíamos hablar… -sonreía pero no como antes, era una sonrisa pícara. Entonces sin mediar palabra me abrazó, me abrazó fuerte-. Te abrazaré siempre que lo necesites.
No pude evitar el comenzar a llorar de nuevo. Sus brazos no eran tan cálidos pero me consolaban. Me aferré a él mientras la gente comenzaba a salir y nos miraba comentando si éramos la nueva pareja del instituto del que todo el mundo hablaba. Me sentí mal por ello pero me sentía bien en sus brazos. Entonces algo me quemó la nariz. Me zafé del abrazo de Sullivan y salí corriendo. Ahí estaba, con la moto de tía Rosalie, apoyado en ella, con cara apenada. Me miró y sonrió, pero no era una sonrisa sincera. Me quedé parada, estupefacta, sin poder reaccionar.
-¿Qué te pasa? Creí que lo de antes era una declaración… ¿ahora huyes? –me dijo Sullivan agarrándome de la mano. Todas las chicas de último curso chismorreaban sobre Jacob, que ahora estaba con una expresión enfurecida mirando el agarre de Sullivan. Siguió la dirección de mi mirada y me soltó-. ¿Tú también te vas a volver loca por un montón de músculos y una moto?
No podía hablar, me sentía completamente paralizada por tantas sorpresas y confusión, parecía como mi sueño. Él había creído que yo me estaba declarando. Jacob estaba ahí, había venido por mí, le había hecho sentir tan mal que había venido a verme. ¡Tonta! ¡Era una tonta! ¿Cómo podía crear tanto barullo en una sola mañana?